El PP recupera el discurso más rancio. Prefiere un país monocolor en lugar de uno rico, diverso. El miedo a lo diferente, la escasa piedad con la pobreza y la proximidad electoral hacen que la emprenda ahora contra los inmigrantes:

«Rajoy obligará a los inmigrantes a «aprender la lengua y respetar las costumbres» para poder residir en España»

No se refiere a los alemanes y británicos que han tomado las Baleares. No se refiere a Michael Douglas ni al Gadafi que viaja con sus vírgenes, duerme en tienda de campaña y cena con los Aznar. ¿Aprender la lengua no es algo que ya tratan de hacer? No.
El líder del PP propone medidas para demostrar al débil la superioridad moral que da nacer a este lado de la línea, una superioridad que nunca nos impusieron a nosotros en otros paises.  Lo hace en campaña naturalmente.

Habla también de nuestras costumbres. Me pregunto a cuales se refiere, a las suyas o las mías. Me pregunto si basta con ver el fútbol los domingos o es necesario hacerse socio del Madrid.  Me pregunto si es necesario fumar un puro habano después de comer o si vale con un pitillo. Me pregunto si habla de participar en las procesiones como Trillo, o es suficiente con bajar a tomar un carajillo.

Son nuestras costumbres las que son rancias pero la demagogia es lo que tiene, que puede ser ilimitada.