La fiesta del chivo y las fotos de EL PAIS
Es incomprensible que un líder como Berlusconi -que dice lo que dice y hace lo que hace- tenga el apoyo que tiene en Italia y eso se debe en buena medida al control férreo que ejerce sobre los medios de comunicación. Que un Primer Ministro sea el máximo empresario de los medios en su país es inaudito. Si eso sumamos que no hay un liderazgo claro en la izquierda italiana, la mezcla es explosiva.
La noticia de las fotografías en su jardín ha tenido un impacto global formidable y se trata sin duda de una gran exclusiva internacional. Pero la pregunta hoy estaba en la calle: ¿es moralmente aceptable que un diario publique las imágenes? Dificil cuestión.
Como el tema tiene ingredientes rosas: matrimonio roto, fiestas con chicas ligeras de ropa, quizá menores, teleobjetivos, etc… es muy pertinente la explicación del diario EL PAIS cuando señala en el Editorial:
«la publicación de las fotografías de sus fiestas privadas no obedece a ningún intento de enjuiciar su moral como ciudadano, sino al propósito de demostrar que él, como primer ministro, está intentando convertir el espacio de la política democrática en una simple prolongación de sus relaciones de amistad y de sus entretenimientos. […]
Transportar invitados a fiestas privadas no es tarea de los aviones oficiales, poco importa a estos efectos que se trate de bailarinas o presentadoras de televisión. Y el hecho de que el primer ministro hiciera aprobar en 2008 una ley que abría los vuelos de Estado a cualquier acompañante no le ofrece una cobertura jurídica, sino que evidencia un flagrante abuso de poder. [sigue]
A mi la moral de Berlusconi ni me va ni me viene, ni por supuesto la forma en que maneja su matrimonio. Pero las fotos retratan una conducta, una conducta que funde la actividad pública con la privada. Y en todo caso merecen por lo menos una explicación pues él había titubeado ante las informaciones: ¿se trataba de menores? ¿Puede presuponer que se ha cometido alguna clase de delito? Que lo explique, y si no tiene nada que ocultar que siga de fiesta. Los italianos sabrán.
Pero es una oportunidad que la sociedad le da. A él, a una persona que no ha titubeado cuando de enjuiciar la moral ajena se trata. Lo hace en persona -lo hizo con Eulana- y lo hace a través de sus medios de comunicación, campeones del mundo en sensacionalismo rosa y del corazón.
Ahora, de este asunto llaman la atención un par de cosas ¿no choca que la iglesia no salga a reprender a Berlusconi? y otra ¿donde están los padres de esas menores? ¿acaso son entregadas en una suerte de fiesta del chivo?
Sobre el debate ético, en un primer momento dudé si yo habría publicado tales fotografías. Las dudas se esfumaron cuando importé al personaje y pensé, ¿que nos parecería que Aznar fuera fotografiado en una fiesta rodeado de menores con poca ropa, tuviera un affaire con una joven de 18 años y hubiera llevado allí al personal utilizando nuestro dinero?..
Bueno, si seguimos extrapolando el caso y ponemos a ZP en esa tesitura, en milisegundos se le hubiese pedido la dimisión, lógico, pero para la moral religiosa de la derecha reprobar a los suyos no está bien visto, lo hemos visto con los curas pederastas, que tardan en asimilarlo y asumir públicamente los errores. De todas formas, más importante que las fotos es saber si ha habido delito por estar con unas menores, eso es lo más importante, sin impunidad para nadie en ese caso.