«La impotencia desnuda»
Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Al Qaeda copa la actualidad al comienzo del nuevo año. El atentado de Detroit, aun fallido, ha entregado al terrorismo el estrellato informativo de estos primeros días del dos mil diez. En todos los planos: en el de la seguridad, con el debate en torno al detector que nos desnudará en los aeropuertos; y en el de la lucha antiterrorista, que cada día se encuentra con nuevas dificultades.
Respecto al detector que nos desnudará, poco hay que decir. De hecho, ya ahora nos descalzan, nos semidesvisten y nos dejan con los pantalones caídos, y no creemos que haya sido cazado ni un solo terrorista en tan humillante barullo humano. Dicen que se busca un efecto disuasor. Seguramente es cierto. Cruzaremos los dedos para que lo siguiente no sea un tacto rectal exploratorio a los pasajeros.
Por lo que se refiere a la lucha antiterrorista, las complicaciones aumentan. Hay que señalar nuevas marcas en el mapa mundi. A Afganistán y Pakistán se le han añadido el desierto mauritano y ahora Yemen.
Pero son frentes sin frentes, donde se mueven enemigos invisibles, que los ejércitos no pueden derrotar. Esta es la profunda naturaleza de la guerra antiterrorista: que es una guerra y no puede librarse como tal. De hecho es una guerra que ningún país puede ganar, porque solo lo pueden conseguir todos actuando conjuntamente. Y en muchos terrenos: policiales, económicos y sociales.
Esta mañana, en el diario «El País», el profesor Garton Ash lo explicaba a la perfección: todos los grandes desafíos, desde el cambio climático al crimen organizado, desde las grandes migraciones hasta el hambre, desde la escalada armamentista al terrorismo internacional, están poniendo de manifiesto que los problemas son mundiales y no existe un gobierno mundial.
Vamos a remolque de los hechos, desbordados, poniendo parches. El último parche es el detector que nos desnuda; y que desnuda, mas que nada, nuestra impotencia.»