La intimidad agoniza
Los coches de Google Maps Street View, -que fotografían calles con mucha definición y lo publican en la red-, han llegado a Madrid. El asunto viene arrastrando una cierta polémica después de que se hayan recibido varias denuncias de individuos retratados por los coches, en contra de su voluntad. Google ha puesto en marcha mecanismos para preservar la intimidad ahora, pero este asunto no es más que la punta de un Iceberg enorme, ¿Está llamado a morir el concepto de intimidad?
Algunos gobiernos utilizan todas las herramientas conocidas para violar la privacidad de sus ciudadanos, amparados por la excusa de la seguridad. Seguramente no serían pocos los que aceptarían poner una camara en el interior de su casa, televigilada por la policía, para que nadie irrumpiera a robarles en plena noche. Muchas veces se utiliza el miedo para que autoricemos ser vigilados pero ¿que pasa cuando somos nosotros los que aceptamos abrir algún aspecto de nuestra vida privada?
En la columna derecha de este mismo blog hay un cuadro llamado «Twitter» con mensajes breves en los que muchas veces se leen textos sobre mis actividades particulares. No es muy pudoroso no, y sin embargo es una de las cosas que más cariño despierta entre quienes me conocen.
A decir verdad el fenómeno no solo lo ocupa Twitter. Algunos blogs son verdaderos diarios personales, caramelo de psicoanalistas, y de las fotos tomadas a los famosos desde un teléfono móvil mejor ni hablamos. ¡Y de los no famosos! En Flickr hay miles de álbumes privados con vacaciones, bodas y bautizos, a la vista de todos. En Facebook puedes conocer aspectos privados de una persona e incluso valorar sus redes de amigos;
Esto no está haciendo más que empezar y lo cierto es que el concepto de «intimidad» como lo conocemos está llamado a transformarse o a morir. Ahora bien ¿eso es positivo o negativo? ¿podremos separar entre lo que queremos hacer público y lo que se hará público?