LA MALA FAMA DE ENTENDERSE
Entenderse es hoy vergonzoso. Tengo la extraña sensación de que todas las relaciones políticas, al menos las que nos llegan a los ciudadanos, están construidas sobre la base de oponerse. Sabemos que luego hay acuerdos y tratos, pero esos siempre se producen bajo cuerda, a escondidas, como si el estar de acuerdo en algo fuera algo vergonzoso. En cambio la oposición frontal se hace bien en voz alta, a lo grande, convocando a la prensa y a tantos altavoces como pueda reunirse.
Hay algo que creo que los políticos españoles no han entendido de la democracia y es que esta sólo puede avanzar gracias a las cesiones de unos y de otros y que ese es el mayor logro que un político puede presentar a sus electores?, el haber hecho avanzar su proyecto, el haber conseguido estar un poquito más cerca de sus sueño.
Seguramente podríamos estar de acuerdo en que sólo los más radicales tienen la razón, puesto que la verdad es sólo una y no acepta concesiones, pero dudo que esta posición filosófica tan impecable pueda conducirnos a que el año que viene estemos un poquito mejor que este, a que nuestra educación, nuestra sanidad, nuestra seguridad hayan avanzado siquiera unos milímetros.
Reivindiquemos el fértil acuerdo, que para oponernos siempre tendremos tiempo.