La mano que domina el mundo
Dice un amigo que el rencor controla el mundo, posee a sus líderes, consume a los más inteligentes. Dice que las aspiraciones no otorgadas se vuelven venenosas.
No hay aliado más peligroso que alguien que escuchó promesas que nunca fueron pronunciadas: alguien que se pensó Ministro y no lo fué, alguien que soñó con ser director general y fue conducido a marketing…
Pero hoy, gracias a Pilar, he descubierto otra cosa que tiene el poder de transformar a las personas: los aplausos, el arma de destrucción más masiva que existe: