La opinión pública mundial sentenciará a la energía nuclear como hizo en el 79
El 28 de marzo de 1979 el reactor TMI-2, de Three Mile Island sufrió una fusión parcial del nucleo. El desencadenante, dicen los expertos, fue una concatenación de malas decisiones y reacciones humanas tomadas bajo tensión. El reactor quedó inutilizado para siempre y la planta afectada, TMI-2, tuvo que ser sometida a un largo y costoso proceso de descontaminación. No se produjo liberación de material radioactivo y sin embargo el accidente provocó el fin del programa civil nuclear norteamericano. Todas las construcciones previstas se detuvieron sine die porque el impacto para la sociedad fue enorme.
Recientemente el Presidente Bush devolvió el debate a la mesa y Obama lo retomó. Durante años, los lobbies nucleares han estado introduciendo argumentos sobre la seguridad, la invulnerabilidad, la ausencia de accidentes graves, la prosperidad…Ahora, sin embargo, los lobbies pronucleares creen que, en términos de opinión pública, -tras el accidente de la Central Nuclear de Fukushima-, el debate vuelve de nuevo a situarse en el lugar donde lo dejamos en los años 80.
Porque la realidad siempre es testaruda y que la energía nuclear puede ser devastadora es algo que la historia siempre termina recordando.