El periódico francés Le Monde publica un texto de Jean Jacques Bozonnet titulado:�?�Superchicas 18-25. Completísimo�?�. Hace referencia a la campaña emprendida por la Ministra Aido para retirar los anuncios de prostitución de la prensa española:

�??Los anuncios de prostitución florecen por centenares bajo la rúbrica de �??contactos�?? o de �??relax�?? en los periódicos nacionales de prestigio. Hay que decir que el negocio de los anuncios de sexo representa un maná importante para una prensa que se enfrenta a la bajada del mercado publicitario. Un anuncio sencillo publicado un día laborable en un diario nacional costaría entre 100 y 200 euros; más del doble si se publica de manera destacada. Según una encuesta `parlamentaria, el mercado anual de estos anuncios por palabras representó 40 millones de euros en el año 2007�?�.

�??La Ministra Bibiana Aído ha pedido ayuda a todos los partidos políticos para presionar a los directores de los periódicos para �??erradicar definitivamente�?? estos anuncios por palabras. Varias veces decepcionadas, las asociaciones afectadas, especialmente las feministas, esperan �??acciones�??. Los empresarios de los medios, a su vez, compensaciones económicas�?�.

La situación de tolerancia en nuestro país es anómala en Europa, donde la mayoría de los periódicos no publican este tipo de anuncios. En España, los ingresos por anuncios de prostitución en «El País» y «El Mundo», con una media de tres páginas de contactos diarias, rondan los seis millones anuales, explica La Razón -que eliminó de sus páginas estos anuncios- . «Otros, como el Grupo Vocento, llegan hasta los 10 millones».  Eso explica las reticencias los empresarios de los medios a retirar esta publicidad.

No es excusa, sin embargo. Cuenta Le Monde, que «Los empresarios de los medios, a su vez, [esperan] compensaciones económicas�?�. Es incomprensible que pretendan responsabilizar a la Administración por haberse estado beneficiando de un agujero legal que fomenta la trata de seres humanos.

Debe recordarse que este no es un debate sobre «prostitución sí o prostitución no», -que requeriría un debate ético radicalmente diferente y seguramente incómodo- sino sobre el tráfico de seres humanos que son secuestrados y llevados por la fuerza a los prostíbulos de todo el mundo.