Los beneficiados de la pandemia: milmillonarios y empresas energéticas, alimentarias y farmacéuticas

Desde el inicio de la pandemia ha aumentado la desigualdad en el mundo. Así como en 2022, 263 millones de personas más se verán sumidas en la pobreza extrema, según el mismo informe de Oxfam Intermón 573 personas se han convertido en milmillonarias en el mundo, desde el inicio de la pandemia.

Pero, ¿quiénes han sido los grandes beneficiados? A nivel global las empresas de los sectores energético, alimentario y farmacéutico, están logrando beneficios «sin precedentes», señala la organización. Destaca que las fortunas de los milmillonarios de los sectores de la alimentación y la energía se han incrementado en 453.000 millones de dólares en los últimos dos años, lo que equivale a mil millones cada dos días. Y, en el sector farmacéutico, hay 40 nuevos milmillonarios desde el principio de la pandemia.

Además, el coste de la vida ha aumentado. Oxfam Intermón recuerda que el coste de los productos básicos para las familias muestra su mayor crecimiento de las últimas décadas.  Íñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón, señala que «a nivel global las condiciones laborales de trabajadoras y trabajadores aún no se han recuperado del duro golpe de la pandemia, y millones de personas se ven obligadas a saltarse comidas, a apagar la calefacción, a retrasarse en el pago de las facturas y a preguntarse qué más pueden hacer para poder salir adelante. En África Oriental, el hambre podría estar cobrándose una vida cada minuto. Estas obscenas desigualdades están quebrando los vínculos que nos unen como sociedad. Son corrosivas y peligrosas».

Oxfam Intermón insta a los Gobiernos a aplicar «un impuesto de solidaridad sobre los beneficios extraordinarios de los milmillonarios durante la pandemia para financiar medidas de apoyo a quienes sufren el impacto por los elevados precios de los alimentos y la energía». Así como a introducir un impuesto a los beneficios caídos del cielo «en todas las industrias y sectores», e  impuestos permanentes sobre el patrimonio «para poner coto a la híper concentración de riqueza extrema, así como las desorbitadas emisiones de carbono de los más ricos».

Y, en el contexto español, piden al gobierno y los grupos políticos que «apuesten por acordar medidas fiscales extraordinarias para contextos de crisis como los que vivimos». Consideran que «es el momento» de aprobar un impuesto que grave los beneficios caídos del cielo de las empresas energéticas, «siguiendo las recomendaciones del FMI y en línea con las actuaciones puestas en marcha por países vecinos como Italia». Porque, argumentan: «Estos fondos podrían servir para reforzar el Escudo Social que será necesario en este nuevo contexto de crisis».

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