Tiene solo 23 años, pero desde los 20, esta grafista de TV tiene un proyecto llamado «Restaurando su dignidad» en Twitter o X en donde cuelga fotografías de represaliados por el fascismo a las que ha dado una segunda vida, restaurándolas en color, y contando sus historias. Su labor de recuperar la memoria gracias a su lápiz electrónico y sus investigaciones sobre campos de concentración nazis o franquistas se ha vuelto viral y cuenta con más de 200.000 seguidores. Y Luda Merino ha llamado incluso la atención de los medios de comunicación.

Para muchos familiares de represaliados, las imágenes antiguas son lo único que les queda de sus seres queridos. Pero el tiempo y las vicisitudes han deteriorado los materiales. Luda Merino les da color y recupera las facciones de sus protagonistas a petición de las familias. Empezó centrándose en víctimas del franquismo. De hecho la primera imagen que restauró fue la de Aurora Picornell, la sindicalista mallorquina fusilada durante la Guerra Civil y cuya foto fue recientemente rota en el Parlamento balear por un político de Vox.



Posteriormente fue restaurando imágenes de otras víctimas de la Guerra Civil o los campos de concentración franquistas como el de La Magdalena en Santander, del que ha recuperado una de las pocas fotografías que existen. Su buen trabajo y popularidad hizo que poco a poco empezaran a llegarle también imágenes de españoles deportados a campos de exterminio nazis como Auschwitz o Mauthausen, provocando que iniciara también una profunda investigación sobre estos lugares.


Luda estudió Animación 3D y para restaurar las fotos que le mandan los familiares de represaliado las pasa primero por Photoshop y luego intenta recuperar los colores con su lápiz electrónico, la parte más difícil. A veces recurre a las inteligencia artificial para identificar algún elemento o pregunta a las familias por detalles. Y luego busca la historia de la fotografía y bucea en documentos y libros sobre los campos de concentración o exterminio para contar bien el contexto.

No cobra por su trabajo y no recibe ningún tipo de subvención, solo el agradecimiento de las familias. Para muchas de ellas, las imágenes con color que restaura Luda Merino son casi como un viaje al pasado y al último recuerdo que guardan de sus seres queridos.


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