Luis del Pino vs Elisa Beni
Luis del Pino, ingeniero de telecomunicaciones y aficionado en sus ratos libres a los juegos de rol con el 11-M, critica hoy en Libertaddigital a la mujer del juez Bermúdez preguntándose:
¿Puede el contenido del libro servir, por ejemplo, a alguna de las defensas para sustanciar sus recursos? Pues desgraciadamente sí,
Desde luego hay que tener valor para decir eso después de lo que ha estado escribiendo él en su blog.
Portavoces, esposas y periodistas
Ni Elisa Beni ni Javier Valenzuela han roto, con sus libros, la obligación de lealtad y de confidencialidad que todo portavoz o director de comunicación tiene con sus superiores. Sólo Scott McClellan, el ex portavoz de Bush, ha revelado secretos, pero es evidente que, lejos de atentar contra la seguridad, la defiende al denunciar unas decisiones que facilitaron la guerra de Iraq
y que ya han costado la vida a más de 100.000 personas.
Felipe Sahagún es periodista y profesor titular de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense, M
adrid. 32??CUADERNOS DE PERIODISTAS,??MARZO DE 2008 FELIPE SAHAG?N
Todo libro de un portavoz, jefe de prensa o director de comunicación, en activo o retirado,sobre las actividades o hechos vividos en el ejercicio de su cargo, suele ser, como escribe en sus memorias Marlin Fitzwater, portavoz de los presidentes Reagan y Bush padre, ??un retrato de familia?
1. No porque el autor revele ??pocas veces lo hace?? secretosexplosivos de la intimidad de los dirigentes con los que ha trabajado de cerca, sino por la familiaridad que dicha cercanía facilita a la hora de contar lo sucedido. ¿Dónde empieza el derecho, la obligación y la libertad de informar, y dónde termina la obligación de lealtadhacia los jefes y compañeros?¿Quién y cómo fija las fronteras de los intereses en conflicto? ¿La reserva, discreción y confidencialidad esperados o exigidos en la relación profesional entre portavoces y presidentes, jefes de prensa y superiores inmediatos, publicistas y clientes (?) implica necesariamente el silencio sobre los hechos vividos de primera mano en virtud de esa relación? ¿Son extensivas estas mismas interrogantes o cautelas a las obras (libros, artículos u otro tipo de docu-en cualquier formato) de familiares de dirigentes, políticos, jueces, etcétera? ¿Qué sucede cuando ese familiar, portavoz o relaciones públicas es, además, periodista? ¿Debe renunciar de por vida a su libertad de expresión y de información sobre determinados asuntos por el hecho de ser pariente, esposa o esposo de alguien, aunque tenga información de interés general que, a su juicio, merezca ser conocida por todos los ciudadanos? Hay respuestas para todos los gustos. Eduardo Sotillos ha confesado, tras su experiencia de portavoz de Felipe González, que ??no se debe nombrar portavoz a un periodista? porque ??te sientes demasiado próximo a los colegas que te preguntan, y ellos a ti?
2. Y añade: ??Allí [en Moncloa] no me sentía cómodo, no fui buen portavoz? Me dolían mucho las críticas de colegas periodistas, perdí la amistad y el saludo de muchos? Ya me lo decía Felipe: ??Te falta corazón para ser político???. Y así es.? Tras 35 años de periodismo activo, entiendo perfectamente a Sotillos. Cuando la información es razonablemente buena, los políticos (presidentes de empresas, jueces, policías?) la atribuyen sistemáticamente a su buen trabajo. Cuando es negativa, rara vez admiten que se deba a lo que ellos hacen. Casi siempre culpan a los portavoces o comunicadores, es decir, a los mensajeros. Cada país, incluso cada institución, tiene una cultura diferente de la información, producto de su historia, que condiciona de forma decisiva las respuestas a las cuestiones planteadas más arriba. Por ello, hay que tener cuidado a la hora de comparar democracias viejas con democracias recientes y, no digamos, con dictaduras. La periodista Elisa Beni, con 20 años de experiencia profesional, se ha visto sometida a toda clase de críticas en los últimos meses y ha sido destituida como jefe de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por publicar el libro La soledad del juzgador. Gómez Bermúdez y el 11-M. Javier Valenzuela, con 30 años de experiencia profesional, muchos de ellos como corresponsal en el extranjero y enviado especial de El País, ha sido criticado de forma más velada por Eduardo Sotillos, ex portavoz de Felipe González: ??Allí [en Moncloa] no me sentía cómodo, no fui buen portavoz? Me dolían mucho las críticas de colegas periodistas, perdí la amistad y el saludo de muchos??. escribir un libro, Viajando con ZP, sobre sus dos años de director general de Información Internacional en la Moncloa de José Luis Rodríguez Zapatero. Los republicanos han puesto en la picota a Scott McClellan, ex portavoz de la Casa Blanca, por lo que dicen que cuenta en un libro que, con el título What happened (Lo sucedido), verá la luz esta primavera en los EEUU. Son tres casos distintos, pero que, analizados por separado y contrastados con las normas tradicionales de la ética periodística en España y en los EEUU, nos ayudarán a entender los conflictos en juego y las respuestas que, desde una perspectiva profesional, pueden y deben darse. El caso Beni El 13 de febrero de 2008, en el Foro Nueva Economía de Madrid, un periodista preguntó al fiscal general Cándido Conde-Pumpido por la destitución de Beni en represalia por la publicación del libro. A escasos metros de él, supongo que lo sabía, estaba sentado, escuchando con atención, el esposo de Beni y presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Javier Gómez Bermúdez, el juzgador principal en el proceso del 11-M y protagonista más importante del polémico libro. ??Me pareció una medida adoptada sobre la base del principio de confianza?, contestó el fiscal. ??Entraba en sus competencias [del presidente del Consejo General del Poder Judicial], pero no me parece que en el libro exista ninguna revelación inadecuada?. Nadie lo diría repasando lo que se dijo y se escribió a raíz de la publicación del libro, aunque ningún medio de comunicación serio encontró otros problemas que la inoportunidad del momento elegido para su publicación, ??el uso de la posición privilegiada de la autora para conocer de primerísima mano los desvelos del juzgador?
3 y las críticas, casi todas perfectamente fundadas y documentadas, de algunos de los principales protagonistas y observadores del juicio del 11-M. Presionados por algunos miembros de la carrera judicial que no salen muy airosos en el libro y por periodistas que reciben un claro varapalo por lo que escribieron o contaron sobre el juicio más importante de la historia de España, ninguno de los cinco miembros de la Comisión de Comunicación del CGPJ defendió la permanencia de Beni en su puesto. El presidente del CGPJ, Francisco José Hernando, firmó el 16 de enero el decreto de destitución de Beni como directora de comunicación del TSJM de acuerdo con la propuesta de la comisión de Comunicación del órgano de gobierno de los jueces del 9 de enero. La Comisión tenía decidido ya su veredicto el 20 de diciembre de 2007, pero prefirió aplazarlo para dar tiempo a la periodista a defenderse. Como explicó María Peral en El Mundo al día siguiente, las indiscreciones, las conversaciones privadas y las críticas recogidas en el libro ??han quebrado la confianza del Consejo en la autora, han perjudicado a su marido, han desprestigiado a otros magistrados y han generado desconfianza en los jueces de Madrid?
4. El hecho, como señalaba Peral, de que ??los miembros del sector mayoritario ??que por tres veces había nombrado a Gómez Bermúdez presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, lo que le permitió presidir el juicio del 11M?? expresaran su decepción con Beni no sólo por razones de confianza, sino también de incompatibilidad entre la publicación de un Ningún medio de comunicación serio encontró otros problemas con el libro de la esposa del juez Gómez Bermúdez, Elisa Beni, que la inoportunidad del momento elegido para su publicación 35 libro de esas características (?) y su puesto en un gabinete de comunicación del CGPJ? prácticamente la condenaba sin escuchar sus alegaciones. ??Una señora que trabaja para la Justicia no puede estar anotando las confidencias que le hace su marido para hacer negocio editorial, exhibiendo cuestiones de otros jueces y de un determinado proceso?, dijo uno de los vocales citados por la redactora de El Mundo. Amenazaba el mismo vocal, si no se actuaba con firmeza, con recomendar a todos los jefes de prensa de los tribunales que empezaran a tomar notas de las confidencias judiciales que les lleguen para luego hacer también negocio. En sus explicaciones de la propuesta de la comisión, su portavoz, Enrique López, justificó la destitución por ??la pérdida de confianza? en la autora del libro, al estimar que algunos de sus pasajes no se adecuan a las exigencias del desempeño de su cargo como portavoz de la Administración de Justicia en la Comunidad de Madrid
5. Aunque Hernando no estaba obligado a destituir a Beni, López lo dio por hecho ??en cumplimiento de acto debido?, entendiendo que la comisión, el órgano que nombra al responsable de comunicación del TSJM, estaba en su perfecto derecho de destituirla si perdía su confianza en ella. La propuesta de destitución recibió los votos favorables de los vocales Montserrat Comas, José Luis Requero, Adolfo Prego y Enrique López, y la abstención de Juan Carlos Campo, quien entendió que debía ser el propio Hernando, como responsable del nombramiento de Beni, o el presidente del TSJM, a cuyas órdenes directas trabajaba, quienes ratificaran a Beni en su cargo o la destituyeran. En sus explicaciones a la Comisión, que evidentemente no surtieron efecto alguno, la autora negó que el libro fuera un ataque a los jueces o a la carrera judicial. ??Muy al contrario, se trata de la realización de una actividad lícita ??escribir un libro?? sin repercusiones negativas que se hayan acreditado sobre el desempeño de mi trabajo como directora del TSJM, que no puede acarrear consecuencias sobre mi actividad profesional actual derivadas de una valoración del contenido, de las informaciones o de las ideas libremente expresadas y contenidas en tal libro?, escribió. ??En ningún momento se desvía de las directrices generales que a efectos de estrategia comunicativa he recibido del Consejo?, añadió. ??En este sentido, el libro está basado en el mismo espíritu de transparencia, de manera que, en algunos pasajes que se han tachado de críticos, el texto se limita a recoger secuencias procesales o resolutivas de magistrados concretos, sin ninguna adjetivación o valoración personal y que ya habían sido publicadas por los medios de comunicación en su día?
6. En sus ocho páginas de alegacio36?? CUADERNOS DE PERIODISTAS,??MARZO DE 2008 Portavoces, esposas y periodistas nes, Beni señaló también la ??indeterminación extrema? del acuerdo de la Comisión del 20 de diciembre sin precisar ninguna acusación concreta, lo que hacía muy difícil su defensa. En su nota, la Comisión se refería sólo a ??la problemática generada por la publicación del libro?. La periodista recordaba a la comisión que La soledad del juzgador era el segundo libro que publicaba siendo directora de comunicación del TSJM y que, cuando publicó el primero, Levantando el velo. Manual de periodismo judicial, del que es coautor su esposo, dos años antes, no recibió más que felicitaciones. Añadía que, con ocasión del primer libro, había comprobado la inexistencia del régimen de incompatibilidades propias de su cargo y mantenía que, de acuerdo con la Ley de Función Pública, un libro ??es plenamente compatible con el ejercicio de su función, pues no se exige siquiera la comunicación a los superiores de la intención de publicarlo?. El CGPJ, en nota explicativa de su decisión, reiteraba el 9 de enero que ??algunos de los pasajes contenidos en el libro no se acomodan a las exigencias propias del cargo de responsable de comunicación institucional?. El vocal portavoz Requero insistía por escrito en que ??no es adecuado que una responsable de comunicación institucional de la Justicia critique a ciertos medios de comunicación o a ciertos profesionales de la prensa, cuando parte esencial de su cometido es, precisamente, mantener una buena relación con todos los medios?
7. Si se aplicara ese criterio a rajatabla, pocos portavoces o responsables de comunicación permanecerían en sus cargos mucho tiempo. En el Protocolo de Comunicación de la Justicia aprobado por el CGPJ el 30 de junio de 2004, que Beni y Gómez Bermúdez recogen como Anexo I en su manual de periodismo judicial ??texto impecable por otra parte y de gran utilidad para cualquier periodista que desee especializarse en tribunales??, se hace una clara apuesta por la transparencia, pero, al mismo tiempo, se reconoce que la relación entre el Gabinete de Comunicación y los magistrados y jueces ??es Todos los que tomaron partido de forma beligerante a favor de uno u otro bando en el tratamiento del 11-M se sintieron decepcionados. Beni reparte estopa en su libro a unos y a otros, pero lo hace con datos, citas rigurosas y testimonios irrefutables. 7 una relación que debe estar basada en la mutua confianza?
8. El momento de la publicación del libro de la discordia ??nada más concluir el juicio del 11-M?? probablemente influyó más que el contenido del libro en la politización del caso. Si eliminamos los ditirambos de Gómez Bermúdez, habituales por otra parte en casi todas las obras de este género, y analizamos La soledad del juzgador como el análisis del juicio por una periodista con información privilegiada y una actitud abierta hacia las versiones enfrentadas sobre el proceso desde el mismo día de los atentados, encontramos una de las reflexiones más esclarecedoras sobre lo que se hizo y se dijo en los meses que duró el proceso. Todos los que tomaron partido de forma beligerante a favor de uno u otro bando en el tratamiento del 11- M se sintieron decepcionados. Beni reparte estopa en su libro a unos y a otros, pero lo hace con datos, citas rigurosas y testimonios irrefutables. Su opinión sobre el resultado final de la batalla refleja claramente su posición: ??La verdad, la razón, la interpretación desapasionada, no estuvo totalmente en ninguno de los campos. La maldita lectura en blanco y negro borraba siempre los grises del matiz. Y en estas lides de libertades, derechos, opiniones y expresión sólo los matices tienen relevancia?
9. Si Beni se hubiera decantado abiertamente a favor o en contra de cualquier de los bandos enfrentados, seguramente habría recibido muchos más apoyos cuando le llegó la hora de pagar por sus indiscreciones. Sus indiscreciones, en cualquier caso, parecen un pecado venial cuando se comparan con la calidad y la cantidad de datos y de opiniones recogidas en el texto. ??Viajando con ZP?? Escribiendo sobre sí mismo en tercera persona, Javier Valenzuela advierte ya en la introducción de su libro sobre los dos años que trabajó en Moncloa con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero que ??el deber de confidencialidad vinculado a su cargo hace que calle ciertas cosas?
10. ??Mi padre fue periodista, mi padrino también lo fue y yo llevo tres décadas ganándome un sueldo como periodista?, escribe poco más adelante. ??He sido corresponsal de El País en Beirut, Rabat, París y Washington, y enviado especial a otros lugares. Políticamente me sitúo en la izquierda, dicho sea en aras de la transparencia, pero no soy militante del PSOE ni un incondicional de ese partido?
11. ??¿Es de recibo que un periodista que siempre ha defendido su independencia pase a trabajar, aunque sea temporalmente, para un presidente de Gobierno??, pregunta Valenzuela a John Le Carré cuando su amigo Miguel Barroso le llama para trabajar con él tras las elecciones de marzo de 2004
??Sin duda ??me respondió??. En el mundo anglosajón, eso es de lo más corriente. Recuerde el caso de Pierre Salinger, que empezó como periodista, pero luego fue portavoz del presidente Kennedy y después volvió a trabajar como corresponsal para una cadena de televisión?
12. Las 300 páginas que siguen a esta confesión de cierta independencia no son, efectivamente, un panegírico sin fisuras de su ex jefe, pero nadie del Gobierno se rasgaría las vestiduras por su contenido. Simplemente, y no es poco en el desierto español en este género de memorias de portavoces, nos introduce en el caleidoscopio de la política exterior monclovita entre 2004 y 2006 con reflexiones y anécdotas que facilitan una mejor comprensión de esa política, y nos muestra aristas y perfiles de la personalidad de Zapatero que, aunque no descubran nuevas galaxias, confirman y aclaran lo que muchos ??amigos, enemigos e indiferentes??sospechaban desde la distancia. Por lo que calla tanto como por lo que cuenta, no nos descubre en Zapatero a ningún Bismarck o Metternich, tan solo a ??un seductor en el cuerpo a cuerpo?, con ??una visión progresista y cosmopolita del mundo y de España en el mundo? sin concretar, ??mejor en privado que en público, donde cierta timidez parece envararle?, que ??vive por y para la política? y, encima, ??se lo pasa bien ejerciendo su profesión (?). Su intrepidez y su optimismo le convirtieron en un personaje distintivo en la escena internacional?
13. Al dar por buenos casi todos los estereotipos propagandísticos del PSOE contra la oposición ????derecha asilvestrada?, una Moncloa ??sin una potente Ala Oeste?, un PP convertido en ??una eficaz máquina de combate?, ??un PSOE incapaz de movilizar en el día a día a la sociedad civil progresista?, etcétera??, entiendo que cree en ellos, sorprendente para quien se haya molestado en conocer un poco de cerca a los fontaneros del PP. Ve, como tantos otros, en el Ministerio de Exteriores una burocracia lenta e ineficaz; en la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, la ventana por la que pasaba todo me- Por lo que calla tanto como por lo que cuenta, Viajando con ZP, el libro de Javier Valenzuela, no nos descubre en Zapatero a ningún Bismarck o Metternich.
nos la economía, competencia de Solbes, y el dosier vasco, que ZP pilotaba directamente; y, en una frase de Ryszard Kapuscinski en su libro sobre el sha de Irán ????toda la vida de palacio se rige por unas leyes, siempre iguales, que deforman y fragmentan la realidad???, el mejor resumen de la vida al frente de un Gobierno. ??La hiperactividad de Moratinos dificultaba la legibilidad de la política internacional del Gobierno?, escribe. ??Al presidente se le atribuían cosas que eran de la cosecha particular del ministro. También se traducía en un cierto desorden y confusión en el Ministerio de Exteriores?
14. Su crítica principal de Exteriores es, probablemente, que ZP dedica muy poco tiempo a la política internacional. Valenzuela les responde que, sólo en los primeros 20 meses de Gobierno, ZP participó en un centenar de actos públicos internacionales, sin contar las conversaciones telefónicas, las reuniones privadas y las 25 entrevistas concedidas a medios de comunicación extranjeros. Según Valenzuela, ZP recibió de Felipe González nada más llegar al poder dos consejos en política internacional: no fiarse de Fidel Castro y dar al Rey el protagonismo debido en los asuntos de Estado relacionados con la política exterior. Frente a tantos que opinan lo contrario, Valenzuela está convencido de que ??puede hacerse política exterior en el siglo XXI sin hablar inglés?. Entre los defectos que cita de ZP, destaca el escaso tiempo dedicado por el presidente a la política internacional a partir de su segundo año en Moncloa, sus inconfundibles latiguillos ????lo que representa?, ??en definitiva???? y sus dificultades para terminar las frases. Una de sus críticas más duras de los medios ??cierto que no generaliza?? es el empeño de algunos en menospreciar o ningunear a ZP por sus malas relaciones personales con George Bush. La información dominante en los medios conservadores sobre este asunto está plagada, según el autor, de ??lo que los norteamericanos denominan factoids: pseudohechos, noticias verdaderas o falsas sacadas de su contexto y tergiversadas y magnificadas hasta el disparate?15. Pierre Salinger parece que salió indemne de la rocambolesca Casa Blanca de John F. Kennedy, y Mike McCurry sobrevivió dignamente a la complicada Casa Blanca de Bill Clinton y Monica Lewinsky, pero son excepciones
Confiesa Valenzuela que su modelo personal de actuación en Moncloa fue ??el portavoz clásico, el anterior a la era del spin (?), que no pone la mano en el fuego por nada que no tenga bien amarrado?. Es, añade, alguien que ??trabaja para dos clientes: el político y los periodistas. Para el primero hace de informador, de redactor de borradores de declaraciones, artículos y conferencias, y de eso que los latinoamericanos llaman vocero. Para los segundos actúa como una especie de corresponsal en las entrañas del poder. Les transmite las informaciones que la presidencia desea difundir o les pueden ser útiles de una u otra manera, y, por supuesto, intenta responder a las preguntas que desean plantear?
16. ??Un profesional de este tipo busca la información por los procedimientos periodísticos clásicos: bebiendo de sus fuentes. Sólo que las fuentes a las que tiene acceso directo son el presidente del Gobierno, el ministro de Exteriores, los altos cargos y asesores del Gobierno. Y también como cualquier periodista en misión informativa, pacta caso por caso con esas fuentes lo que se puede contar a terceros y lo que no?. A los convencidos de que, en esa misión, es imposible mantener la credibilidad, responde atacando: ??No es tan fácil conservarla, como algunos pretenden, cuando se trabaja para un medio de comunicación?. A pesar de todo, reconoce lo inevitable: ??Es evidente que, cuando se trabaja para un político, el mantenimiento de la credibilidad es aún más complicado, obliga a un permanente y agotador esfuerzo para dejar claro que el político es el político y que uno es uno, y que lo que dice o hace el primero no tiene por qué asumirlo personalmente el segundo?. Pierre Salinger parece que salió indemne de la rocambolesca Casa Blanca de John F. Kennedy, y Mike McCurry sobrevivió dignamente a la complicada Casa Blanca de Bill Clinton y Monica Lewinsky, pero son excepciones. Ari Fleischer, tras 21 meses en la primera Administración Bush, quedó completamente quemado. Al despedirse, reconoció que la crisis del 11-S, los ataques con ántrax, las guerras en Afganistán e Iraq y el frenesí informativo que domina Washington le pasaron factura y afectaron ??su capacidad para servir?
17. Los corresponsales en la Casa Blanca reconocen sus educados modales, su paciencia y su habilidad para no mentir sin decir la verdad, pero también su responsabilidad en el secretismo, opacidad y manipulación de la Casa Blanca para justificar la invasión de Iraq. La mayor parte de los portavoces a uno y otro lado del Atlántico han quedado marcados, casi todos negativamente, por su experiencia como portavoces. Muy pocos se han atrevido a poner negro sobre blanco, después de dejar el cargo, la información más negativa de las decisiones que presencia42?? CUADERNOS DE PERIODISTAS,??MARZO DE 2008 Portavoces, esposas y periodistas ron entre bastidores y que los ciudadanos tienen todo el derecho a conocer. Valenzuela no es una excepción. ¿Ha tenido en estos años la Moncloa de ZP una spin machine eficaz?, se pregunta, me imagino que retóricamente. Su respuesta es tan rotunda como difícil de creer: ??No la tenía en absoluto?
18. No la tenía, explica, ??porque la mayor parte que trabajaba en estos asuntos (Zapatero, Fernández de la Vega, los profesionales de la Secretaría de Estado de Comunicación, etc.) estaba dominada por ideas como el respeto debido a los hechos, el asco que provoca la mentira y la sagrada independencia de la prensa?. Como ave rara que siempre ha considerado el ejercicio del periodismo activo incompatible con el trabajo, con carné o sin carné (importa poco a fin de cuentas, lo que importa son los hechos), para un partido político, la virginidad que atribuye a sus ex jefes resulta, por decirlo suavemente, angelical. Bellas palabras que el propio Zapatero se ha encargado de desmentir reconociendo una cuantas mentiras: algunas, como las relacionadas con las negociaciones con ETA, públicamente. Otras, igual de delicadas o más (las relacionadas con la llamada versión oficial del 11-M, por ejemplo), siguen negándose. Sin remontarnos a lo que algunos de esos mismos jefes hicieron, callaron y dijeron sobre el GAL en los años 80 y 90. La segunda razón que da el autor para negar que se practicara en Moncloa el maquillaje, manipulación, ocultamiento y demás aderezos habituales en toda oficina de comunicación parece más verosímil: ??El primer mandamiento de los spin doctors (?) reza que sólo puede haber un director de orquesta (?) Y en la Moncloa en la que yo trabajé había más bien un carajal en materia de comunicación, digámoslo lisa y llanamente
19?. Cualquier periodista que haya trabajado o cubierto durante años la Moncloa le daría la razón, de modo que no es un problema exclusivo de la Moncloa de ZP. Más bien se trata de una seña de identidad española que comparten casi todas las instituciones. Quizás la queja más seria, vinien- Las críticas de Valenzuela son pellizcos de monja comparadas con las acusaciones de Scott McClellan, ex portavoz de la Casa Blanca de Bush, contra sus antiguos jefes. do de un periodista, es lo indisciplinado que, en este y otros asuntos, es ZP. ??A veces seguía los consejos de sus colaboradores, pero muchas veces no lo hacía y se lanzaba a improvisar, algo prácticamente prohibido en la moderna comunicación política?. De haber seguido los consejos que atribuye a Augusto Delkader, directivo de Prisa desde el nacimiento de El País, debería haber incluido la opinión de Zapatero sobre este asunto. Seguro que tuvo razones para no seguir los consejos de muchos de sus colaboradores, mal que a ellos les pese. McClellan contra Bush Las críticas de Valenzuela son pellizcos de monja comparadas con las acusaciones de Scott McClellan, sucesor de Fleischer como portavoz de la Casa Blanca de Bush, contra sus ex jefes, a quienes acusa en un libro de inminente aparición de haberle mentido o manipulado descaradamente para justificar la invasión de Iraq. Denuncia McClellan que, en octubre de 2003, cuando la filtración del nombre de la agente de la CIA Valerie Plame, esposa del embajador que negó la adquisición de uranio por Iraq en Níger, se convirtió en un gran escándalo, los cinco miembros más influyentes de la Administración Bush, con el presidente al frente, le presionaron para que negara toda responsabilidad del principal asesor de Bush, Kart Rove, y del jefe de personal de Cheney, Lewis Scooter Libby, en aquella filtración. ??El dirigente más poderoso del mundo me pidió que hablara en su nombre y le ayudara a restablecer la credibilidad perdida al no encontrarse armas de destrucción masiva en Iraq?, escribe McClellan. ??Así que subí al podio de la sala de prensa de la Casa Blanca y, ante todos los focos, durante los momentos estelares de dos semanas, exoneré públicamente a dos de sus asesores más importantes: Karl Rove y Scooter Libby. Sólo había un problema: no era verdad. Sin saberlo, había transmitido información falsa y cinco de los funcionarios de más alto rango de la Administración me habían empujado a hacerlo: Rove, Libby, el vicepresidente, el jefe de personal del presidente y el propio presidente?
20. El sucesor de McClellan, Scout Stanzel, se ha apresurado a negarlo en defensa de su jefe. ??El presidente no ha confundido a sus portavoces?, ha dicho. ??Nunca lo haría?. Palabra de portavoz, deberíamos añadir. Plame ya ha presentado otra denuncia en los tribunales contra Cheney, Libby y Rove con los nuevos datos de McClellan. Reflexiones finales El trabajo de los portavoces, responsables de relaciones públicas y jefes de comunicación institucional es vender lo mejor posible a la opinión pública lo que hacen sus superiores.
Portavoces, esposas y periodistas Cuando las decisiones de esos superiores son erróneas, rozan la ilegalidad o violan claramente la legalidad, sólo tienen dos opciones: seguir sirviendo a sus jefes o dimitir y, una vez libres, callar o denunciar todo aquello que merezca ser conocido por los ciudadanos. Como el número de héroes siempre es reducido y a nadie se le puede exigir serlo, lo normal es que callen para evitar daños y perjuicios o, simplemente, por respeto u obediencia debida. Entre esas dos respuestas caben otras, como publicar diarios o memorias sobre las experiencias vividas en puestos de responsabilidad informativa sin revelar secretos que pongan en peligro la seguridad, el respeto al honor o la verdad. Es lo que han hecho Beni, Valenzuela y McClellan. Secretos, lo que se dice secretos, de los tres sólo McClellan los ha revelado y sólo parcialmente, pues su denuncia es vox populi en los medios de comunicación de Washington desde hace años, pero es evidente que, lejos de atentar contra la seguridad, la defiende al denunciar unas decisiones que facilitaron la guerra de Iraq y que ya han costado la vida a más de 100.000 personas y centenares de miles de millones de dólares. Ni Beni ni Valenzuela han roto, con sus libros, la obligación de lealtad y de confidencialidad que todo portavoz o director de comunicación tiene con sus superiores. Otra cosa es que algunas de las personas citadas en sus libros hubieran preferido que lo que hicieron o dijeron en un momento dado permaneciera oculto para la mayoría. Sus obras deben verse como aportaciones valiosas para un mejor conocimiento de hechos ??el juicio del 11-M y la política exterior de Zapatero entre 2004 y 2006?? que todos los ciudadanos tienen derecho a conocer. Enhorabuena por su esfuerzo y que tenga muchos imitadores
1??Call the Briefing. Edit. Adams Media Corp. 1995, pág. VII. 2??La Vanguardia, 28-10-2002, pág. 64. 3??Editorial de El País, 10-1-2008. 4??El Mundo, 21-12-2007. 5??Efe, 9-1-2008. 6??Europa Press, 8-1-2008. 7??El Mundo, 10-1-2008. 8??Levantando el velo. Manual de periodismo judicial. CiE DOSSAT, Madrid 2006, pág. 299. 9??La soledad del juzgador. Temas de hoy, Madrid 2007, pág. 217. 10??Viajando con ZP. Edit. Debate, Barcelona 2007, pág. 11. 11??Ibid, pág. 51. 12??Ibid, pág. 53. 13??Ibid, pág. 16 y ss. 14??Ibid. pág. 307 15??Ibid, pág. 250. 16??Ibid, pág. 152. 17??La Vanguardia, 20-5-2003, pág. 8. 18??Ibid, pág. 144. 19??Ibid, pág. 149 20??Adelanto del libro publicado por la cadena CNN el 21 de noviembre de 2007 a las 2:47 p. m.