Menos del 20% de las familias que intenta identificar a una víctima del franquismo lo consigue
Tras 16 años de búsqueda, indagaciones y una exhumación, la familia de Manuel España se resignó la pasada Navidad a no poder identificar sus restos. El banco de ADN de la Universidad de Granada que investigaba su caso les comunicó que las pruebas habían dado negativo y era imposible identificar su cuerpo. Su caso no es el único. En la fosa de la que fue exhumado había restos de 77 personas y el ADN solo ha permitido identificar a dos. Y es que según, explica el antropólogo Juan Manuel Guijo, en un artículo de Maria Serrano en Publico.es solo entre «el 10% y el 20% de las familias» que lo intentan tienen resultados positivos.
Manuel España fue fusilado por los falangistas y arrojado junto a otras muchas personas en el verano de 1936 a una fosa común en el cementerio de la Puebla de Cazalla (Sevilla). Las familias comenzaron hace 18 años la batalla por lograr la exhumación y lo lograron incluso aunque todavía no se había aprobado la Ley de Memoria Histórica. Los arqueólogos encontraron los restos de 77 personas, incluyendo ocho mujeres y dos neonatos. Y se iniciaron las labores de identificación por ADN que en Andalucía lleva a cabo la Universidad de Granada.
Sin embargo el hecho de que los restos estuvieran a un gran profundidad, cinco metros, al tiempo pasado y a la humedad de la tierra ha provocado que apenas hubiera sustancia orgánica con ADN y los científicos solo han podido identificar a dos de los exhumados. Y en uno de estos dos casos, tuvo mucho que ver el calzado que tenía el esqueleto. De hecho, a la hora de lograr las identificaciones, además de las pruebas de ADN, tienen un papel fundamental los objetos asociados a las víctimas, los testimonios de las ejecuciones y los datos antropológicos.
El actual Gobierno andaluz invirtió el año pasado 363.000 euros para la continuidad del banco de ADN, en convenio con la Universidad de Granada y el laboratorio genético del investigador José Manuel Lorente. Estos llevan a cabo un procedimiento exhaustivo que controle la procedencia de las muestras, su conservación y el manejo de datos personales.
Pero según resalta el antropólogo Juan Manuel Guijo «nadie cuenta las pocas garantías del proceso» ya que por el tiempo pasado, por la dificultad de que prevalezca la parte orgánica de los huesos y la influencia de los aspectos ambientales, menos del 20% de las familias que intentan identificar a una víctima, tiene resultados positivos.