«Militares periodistas»: entre la propaganda y la información
El pasado 18 de junio, falleció en Afganistan el sargento James P. Hunter. Hubiera sido un número más en la elevada lista de bajas del Ejercito de EEUU, si el propio Pentágono no hubiera puntualizado que se trataba del primer periodista militar muerto en combate desde el 11S. Porque resulta que el Ejercito estadounidense tiene un cuerpo de reporteros propios aunque ellos los llaman «Public Affairs Especialist» (Especialista de Relaciones Públicas).
Es un colectivo en torno al cual hay cierta controversia. Muchos consideran que no pueden ser calificados de «periodistas» en el sentido estricto del término ya que se dedican más bien a la propaganda militar. Interna y externa. Son los encargados de contar historias de los soldados y suministrar fotografías, donde pesa el valor informativo pero también dar la mejor versión del Ejército.
(Foto: Flickr/United States Forces Iraq)
Los militares no solo no ocultan su existencia, sino que incluso publicitan en la red ofertas de trabajo en este campo. Y describen el tipo de tareas que desempeñan sus periodistas: investigar, preparar, escribir y divulgar noticias, artículos, material web y fotos del personal del Ejercito y sus actividades; reunir información sobre su unidad y el Ejercito para programas de información sobre militares; desarrollar ideas para reportajes; coordinar y conducir entrevistas; recopilar información para medios comerciales; entrenar a periodistas y trabajar como escolta o enlace con medios civiles.
La mayor parte del trabajo de estos reporteros es de uso interno para boletines y medios militares o para que las familias de los soldados sepan algo del trabajo que realizan. Y absolutamente todo lo que producen es revisado por sus superiores y solo se divulga fuera del Ejército con su beneplácito.
En la red puede verse un manual en pdf de la división de Relaciones Públicas. En él defienden la necesidad de que los militares tengan una actidud proactiva más que reactiva ante los medios que aseguran «no son el enemigo». Aunque incluyen un epígrafe para explicar que «no todas las noticias son buenas noticias» y explican como actuar ante informaciones negativas.
El Redactor Jefe de Multimedia de El Mundo, Angel Casaña, define el tipo de fotografías que toman estos reporteros como pasadas por el filtro verde oliva: «suelen estar desprovistas de elementos polémicos que puedan dañar la imagen del ejercito norteamericano. Suelen ser soldados en acción, pero sin crudeza, niños saludando amigablemente a los militares o situaciones marciales que forman parte de la rutina extra combate.»
(Foto: Flickr/USFallen)
James P. Hunter falleció como consecuencia de un ataque con coche bomba contra el convoy militar en el que viajaba. Tenía 25 años y era la primera vez que le destinaban a Afganistán. Aunque ya había servido dos veces en Irak. Era reportero y fotógrafo. Y sus historias trataron tanto de información sobre el entrenamiento de las brigadas antes de ser enviadas a la zona de conflicto como de logros individuales de los soldados. Escribió por ejemplo sobre cómo trabajaron los militares con el movimiento de los Hijos de Irak o cómo un barrio de Bagdad volvía a la vida normal en 2008.
El Ejército ha divulgado algunas de las fotografías que tomó, principalmente de niños iraquies siguiendo a las tropas o de médicos, tanto locales como militares, tratando a civiles iraquies. Y en Flickr también pueden verse algunas de las imágenes de Hunter.
(Foto: Flickr/FortBraggParaglide)
Mike Gudgell, reportero ABC News, fue uno de los periodistas civiles que trabajó con James P. Hunter en Irak. Destacó que «sentía de verdad la necesidad de contar la historia de los soldados en combate». Gudgell también conoció y escribió sobre otra «especialista en relaciones públicas» del Ejercito fallecida, Megan McClung. Ella era la encargada de «entrenar» a los soldados para las entrevistas con medios de comunicación.