Morir en España siendo musulmán
Resulta que de un tiempo para acá, algunos alcaldes del PP de la costa, están poniéndose en contacto, discretamente, con asociaciones laicas para preguntar cómo deben enterrar a los españoles musulmanes. Dicen que no se atreven a preguntarlo en el Pleno del Ayuntamiento para evitar revuelo. Y tiene sentido su pregunta.
Al construir un nuevo cementerio hay que prevér como enterrarán a gente nacida en España, que muere aquí pero que hayan profesado otras religiones, cosa que sucede a menudo si tuvieron padres inmigrantes. Simplificaría mucho que el cementerio, o por lo menos algunos nichos del mismo, estuviera orientado hacia la Meca, porque sus tumbas deben estarlo y el resto nunca hemos preguntado por la posición geoestratégica del nicho…pero, claro, en este país tan pequeñito, tan cerrado, tan estrechito, cualquiera propone públicamente una cosa de esta naturaleza.
Está previsto que este año salga adelante la nueva Ley de Libertad Religiosa y de conciencia, tal y como anunció la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. La Ley en vigor tiene ya más de 20 años y retrataba una realidad que, francamente, ya no existe en España. Cuando se firmó aquella ley, las religiones acababan de ser legalizadas en este país. No hacía tanto que profesar otra más allá de la católica era un delito.
La nueva tiene que recoger la pluralidad de nuestro país, en el que ya conviven otras religiones, por el que circulan libremente ciudadanos de los paises europeos; y donde se abrazan nuevas formas de entender la vida, de todo el planeta. Debe anticiparse al futuro para que su vigencia no sea limitada. Pero se está estudiando y cabe la posibilidad, además, de que incorpore a las asociaciones laicas y ateas en el reparto de subvenciones. Será un asunto altamente espinoso pero de cierta lógica, pues solamente ellos podrán dar la respuesta adecuada a la convivencia, y son parte de ella.
Otro ejemplo. Cuando una Institución Pública encarga una esquela a un periódico, ésta suele aparecer coronada con una Cruz cristiana. Nadie pregunta si el fallecido era católico. La secretaria encarga la esquela y entre ella y la persona que le atiende en el diario se ponen de acuerdo, con buena voluntad, sobre el texto y el grafismo. Es decir, a España no sólamente le falta una normativa, le faltan también procedimientos en las Instituciones para saber cómo se debe operar en estas situaciones.
Al comentar estos asuntos uno se da cuenta de que provoca no pocas fricciones. Es por eso que, antes de que la ley salga adelante, se necesita hacer una labor pedagógica entre los ciudadanos. Tenemos tantas cosas que aprender para convertirnos en buenos vecinos.