No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla.
Y no lo digo yo, lo dijo Eleanor Roosevelt. La fotografía tomada a Zapatero durante la cumbre de la OTAN es muy ilustrativa. Pero atención. La foto no ha retratado la limitación de Zapatero para hablar inglés, ni tampoco ha retratado su soledad internacional. La imagen, más bien, retrata a aduladores y miembros de la corte sí, pero a quien ha retratado, sobre todo, ha sido a los periódicos:
Javier Casal se preguntaba en su blog con mucho acierto:
¿Quién añora otra foto como la de las Azores? Si se hubiese levantado hoy estarían titulando: «El tiempo le cambió. ZP se rinde ante Bush y traiciona el no nos falles»…
Hugo, un oyente del programa Gran Vía de la SER, lo relacionaba con mucha lucidez en su blog con las condenas que se exige a ANV:
…No hay un sólo medio -señala- que diga hoy que lo que tenía que hacer Zapatero es ausentarse de la cumbre en tanto en cuanto participara destacadamente el criminal en jefe. Más bien al contrario: El Mundo, por ejemplo, se mofa de Zapatero por su soledad frente al genocida Bush.
Resulta raro que alguien se empeñe en llevar limpísimo un calcetín mientras le parece insuficiente la mierda que cubre su camisa, pantalones, su ropa interior. Parece como si la higiene política se debiera restringir a las partes que no tienen coste: cambiar a la alcaldesa de Arrasate es rentable, así que un asesinato se convierte en imperdonable. Pero rechazar la amabilidad de un responsable de no menos de 150.000 muertes (según los cálculos más indulgentes) tiene un cierto coste, porque además de asesino ese hombre es poderoso. Y ante todo hay que obedecer a los poderosos: eso es innegociable.
Pues eso.