No hay secta mas cerrada que un partido político
Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «No hay secta mas cerrada que un partido político. No hay un «nosotros» mas excluyente. No hay fraternidad mas hermética. Y no hay secta, fraternidad, partido, que pueda compararse en esto al Partido Popular. El PP es un gallinero, una merienda de negros, campo de agramante de todas las discordias, sí, pero basta que la palabra corrupción se pronuncie para que se nos muestre mas unido que la familia Trapp. Es una especie de conjuro de efectos mágicos.
Si la corrupción afecta a sus adversarios, lo que une a los populares es la ética, los principios democráticos, los valores. En su nombre hay que ser implacables. Y exigir responsabilidades civiles, penales, políticas. Si la corrupción afecta a los propios, entonces a fortificarse en el castillo.
Unos, a la barbacana, otros al foso, o a las almenas, o al puente levadizo. En este caso, la corrupción ya no es lo importante. Lo importante es protegerse del denunciador, arrojando sobre su cabeza lo que se encuentre a mano, desde cubos de basura hasta aceite hirviendo. Para estas funciones, la ética, los valores, los principios, carecen de utilidad. O sea, practican lo que tanto denostan, el relativismo moral.
En esta penosa estrategia, habitual en todos los partidos, el PP ha llegado a la maestría. Y nos ofrece estos días varios ejemplos de matrícula de honor ‘cum laude’. El cierre de la comisión parlamentaria de Madrid es desde luego el más completo, por descarado, en línea con el desparpajo de Esperanza Aguirre, a la que extirparon de pequeña todos los pudores.
Luego está el doble rasero de las dimisiones en Madrid y el «agrupémonos todos» en Valencia. Muertecitos de miedo, eso sí, porque cualquiera sabe lo que traerá el caso Gurtel. Pero, adelante, que la gente traga. Así va fraguando en España la doble moral. Con un código para los nuestros y otro para nuestros adversarios. Una aportación lamentable de los partidos a la sociedad.»