El New York Times pone el foco en un caso de bebé robado en el franquismo y se pregunta: “¿Tendrá justicia?”
«Mientras Franco gobernó España, miles de recién nacidos fueron sustraídos en secreto de los hospitales y vendidos a ricas familias católicos y muchos empiezan ahora a descubrir la verdad sobre estas historias y a buscar respuestas y justicia. Así empieza un largo reportaje en el prestigioso diario estadounidense que firma su corresponsal Nick Casey y que aborda el caso concreto de Ana Belén Pintado, una española que se enteró, en 2017, ya con 44 años y tras la muerte de quienes creía sus padres, que en realidad fue adoptado de la red ilegal de bebés robados durante el franquismo. El NYT detalla su lucha particular por encontrar a sus verdaderos padres y por conseguir justicia, todo enmarcado dentro de un caso que vuelve a poner a España frente a las heridas que aún siguen abiertas por el pacto del olvido y el sacrificio de las peticiones de justicia por los crímenes cometidos.
She Was One of Spain’s ‘Stolen Babies.’ Can She Find Justice? Under Francisco Franco’s rule, thousands of newborns were secretly taken from hospitals&sold to wealthy Catholic families. Now they r beginning to uncover their own histories. By @caseysjournal https://t.co/3ei6VlJiJf
— alain servais (@aservais1) September 27, 2022
El New York Times describe de forma larga y detallada cómo Ana Belén Pintado, una residente en Campo de Criptana que a los 44 años y tras fallecer sus padres, descubre evidencias de que era hija biológica de otra mujer y empieza a buscar la verdad. Explica que el fenómeno de los bebés robados durante el franquismo ya era entonces conocido y lo describe como «una parte de la pesadilla nacional» que vivió España con la dictadura que implicó muchos abusos y recortes de derechos. Pero enfatiza que el de los robos de bebés fue uno de los que más duró, ya que empezó en los años 40, siguiendo fines político y la idea de Vallejo Nájera de suprimir el «gen rojo» entregando a los recién nacidos de las mujeres de izquierdas y pobres a familias conservadoras, pero luego pasó a convertirse en una «gigantesco mercado negro de bebés» y una red de tráfico ilegal vinculada a religiosas y médicos que se mantuvo incluso después de los años 60 tras cuando Franco abrió España al turismo, las multinacionales y hubo un boom económico.
El reportaje subraya que el franquismo no fue el único en usar el robo de bebés como «arma política», ya que también lo hizo la dictadura Argentina entre 1976 y 1983 que entregó los recién nacidos de algunas de las 30.000 personas «desaparecidas» a familia de derechas. Pero enfatiza que a diferencia de Argentina, España nunca estableció una comisión de verdad y reconciliación y optó por no afrontar el «oscuro legado» de la dictadura, promoviendo una ley de amnistía y un «pacto del silencio» para favorecer una transición pacífica hacia la democracia. Y enfatiza que este «sacrifico de las peticiones populares de justicia» también se trasladó al fenómeno de los bebés robados sin que haya habido un reconocimiento oficial de lo sucedido en los hospitales, se sepa el número de recién nacidos sustraídos, ni haya habido peticiones de perdón del gobierno o la Iglesia.
Y volviendo al caso de Ana Belén Pintado, el diario estadounidense apunta que esta forma de actuar de España tras el franquismo, provocó que tanto ella como las otras víctimas del fenómeno del robo de bebés no tuvieran claros puntos de partida para averiguar la verdad. Pero pone de relieve que a partir de 2007 y de la Ley de Memoria Histórica, emergió una nueva generación de víctimas de adopciones irregulares y se formaron asociaciones. Recoge el dato de que pudo haber más de 2.000 casos denunciados de robo de bebés y se señalaron a implicados como el ginecólogo Eduardo Vela y la religiosa María Gómez Valbuena. Pero enfatiza que ambos fallecieron antes de ser juzgados. El NYT detalla la historia de otras víctimas, su búsqueda de la verdad y de sus orígenes y como Ana Belén Pintado es uno de los pocos casos de éxito… pero sigue pidiendo justicia.
El New York Times se publica desde 1851 y está considerado como el diario más influyente de EEUU y el mundo. Es propiedad de la familia Ochs Sulzsberger y el magnate mexicano Carlos Slim también tiene acciones del diario. Desde 2016 tiene una versión en español. Su línea editorial está considerada como liberal/progresista. En 2012, publicó un reportaje documentando sobre cómo la crisis económica estaba causando miseria y hambre en España, que provocó un gran impacto. En 2021, la tirada de su edición diaria en papel supera los 362.000 ejemplares, mientras que la del domingo rozaba las 900.000 copias. En cuanto a suscriptores, en febrero de 2022, ha superado los 10 millones de suscriptores para todos sus productos, casi 6 millones para su web de noticias y unos 800.000 suscripciones para su edición en papel.
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