Patxi López prometió su cargo
Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Euskadi respeta sus ceremonias institucionales. Las dota siempre de solemnidad y emoción. El acto de esta mañana, en el que Patxi López prometía su cargo, ha tenido todo eso -respeto, solemnidad, emoción-, pero, además, ha ofrecido algunas señales simbólicas de mucho contenido. La secularización de su texto, eliminando la referencia a Dios, no es sólo un legítimo derecho individual: es un absoluto cambio de página, de capítulo, quién sabe si de libro. Y no digamos la sustitución de la Biblia por el Estatuto. Veamos: el viejo juramento nos traía resonancias que se perdían en la noche de los tiempos. El Lehendakari, en ese viejo juramento, se postraba ante Dios para comprometerse en el nombre de los antepasados. Todos los vascos experimentamos una fuerte sacudida al sabernos inmersos en esa brumosa y remota historia de nuestro pueblo, y juntos en torno al roble milenario y a la Lege Zarra, la ley de nuestros mayores. Pero hemos de reconocer que no hemos logrado digerir tanta concentración mítica. De ese empacho se han derivado desmesuras y desenfoques, y a veces desvaríos de enorme gravedad. Pues bien, López, esta mañana, no se ha limitado a subrayar su condición de laico, sino que ha situado el centro de gravedad de su compromiso en los ciudadanos. Es decir, en los hombres y mujeres dotados de derechos y de responsabilidades. Se inclina, respetuoso, ante quienes nos precedieron, pero sitúa la fuerza de su pueblo no en la mitología sino en la arquitectura normativa, la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Es un giro de timón que pone proa a otro tipo de sociedad. Que, desde luego, no tiene por qué ser menos vasca. Las lágrimas que hemos podido ver en muchos rostros nos han recordado cuánta sangre se ha vertido y nos emplazan a que no se vierta ni una gota más. Y ahora, a gobernar. Veremos si socialistas y populares, hoy unidos en convicciones fundamentales, pueden superar la contradicción de su propio matrimonio. Veremos si los nacionalistas se aceptan como parte de un pueblo, y no como el pueblo mismo. Y veremos si hay suerte.»