PODCAST LA CAFETERA | Una israelí en la Flotilla rumbo a Gaza: «Alemania no quiere escuchar, no quiere la verdad»

La paradoja de Zohar Chamberlain es que es israelí, nacida allí, pero reside desde hace décadas en Alemania. Pero por si fuera poco, Zohar es activista en favor de los derechos de los palestinos, y coordinadora de la Flotilla de la Libertad . Detalla en este entrevista de La Cafetera el mensaje de solidaridad pero también político que pretende llevar la nueva expedición «Rumbo a Gaza» pidiendo a los gobiernos que dejen de ser cómplices de los crímenes de Israel.

Y aborda también cómo tan solo una minoría de israelíes se opone al proyecto colonialista del gobierno, porque la mayoría «no quiere» estar bien informada sobre Gaza y habla de la represión que existe en Alemania hacia las manifestaciones pro-palestinas: «No han aprendido la lección correcta de su historia: esto no debe pasarle nunca más a nadie, en ningún sitio».

Además analizamos en el programa el plan aprobado por el Consejo de Ministros en España para indemnizar a las víctimas de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica, el informe del Banco de España que dice que faltan viviendas y se construye poco al año, la propuesta de Borrell para que la UE financie la ayuda a Ucrania con el dinero que generan los fondos incautados a Rusia o la advertencia de Amnistía Internacional de que el orden mundial construido tras 1945 se está derrumbando.

Zohar nació en Israel y hoy vive en Alemania. Es una de las coordinadoras de la Flotilla que parte rumbo a Gaza con ayuda humanitaria.

¿Por qué Alemania apoya a Israel y da la espalda a Palestina?

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— Fernando Berlín (@radiocable) April 24, 2024

Zohar Chamberlain Reguev nació y se crió en Israel, pero las injusticias que vio cometer hacia sus vecinos palestinos la convirtieron en activista en favor de sus derechos y a denunciar la colonización israelí. En la actualidad vive en Alemania y desde hace años es coordinadora de «Rumbo a Gaza» la Flotilla de la Libertad que se encuentra ahora en puerto a la espera de zarpar para llevar ayuda humanitaria a la Franja: «Estamos preparados, tenemos los papeles en regla, los barcos están listos, los pasajeros están aqui… si todo va bien salimos muy pronto».

Subraya que además de llevar 5.000 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza, el objetivo de la Flotilla es político: «Llevamos nuestra solidaridad, porque lamentablemente el pueblo de Gaza se siente muy abandonado por el mundo. No por los pueblos, sino por los gobiernos. Así que también llevamos un mensaje político a Gaza y a esos gobiernos, pidiendo que dejen de ser cómplices de los crímenes de Israel». Defiende que existen muchas maneras de presionar a Israel y destaca que hay gobierno como el de Sudáfrica o Nicaragua que han denunciando a Israel o Alemania ante la CIJ son ejemplos: «Nuestro objetivo es fundamentalmente político, porque creemos que lo que necesita el pueblo de Gaza y de Palestina no es ayuda, sino su propia libertad».

En Israel, sólo una minoría entiende que el proyecto colonialista que es el sionismo no debe existir, según la activista: «Yo deje Israel cuando tenía 34 años, hace 20 años, porque pensé que vivir allí era colaborar con el sistema de apartheid, ocupación y discriminación sistemática. Decir que no hay más israelíes que piensen como yo, no sería verdad, pero somos una minoría totalmente marginada, en peligro. Hay gente que piensa como yo, pero no se atreven a decir nada, porque la represión es muy fuerte. Pero lamentablemente, la verdad es que la mayoría en Israel no están bien informados, porque no quieren. Apoyan al gobierno en su política de apartheid, en el genocidio, incluso hay encuestas que piensan que una mayoría piensa que Israel no hace suficiente. El gran problema es la normalización de este sistema.»

La activista vive en la actualidad en Alemania, donde denuncia una gran represión contra las protestas y manifestaciones pro-palestinas: «En los años del nazismo, hubo una deshumanización que justificó que se pudieran meter personas en cámaras de gas porque no se consideraban humanos, sino subhumanos. Esto es exactamente lo que pasa ahora en Israel. Pero en Alemania, donde yo vivo, desde el 7 de octubre nos sentimos muy agobiados por ejercer nuestro derecho a manifestarnos y elevar la voz contra el genocidio. Por llevar un cartel que decía «Esto no es una guerra, es un genocidio», la policía me registró, tomó mis datos y quieren llevarme a juicio. Se anuló un congreso en Berlín porque «Alemania no quiere escuchar, no quiere saber la verdad, no quiere siquiera que haya debate sobre la política genocida de Israel.»

Zohar Chamberlain cita entre los motivos de esta situación la culpa pero también intereses económicos y políticos: «Existe un sentimiento de culpa de los alemanes, tras las Segunda Guerra Mundial, pero hay cosas más allá. Hay también intereses económicos, políticos, etc. Está el comercio de armas y también la sensación de que Israel es un aliado en Oriente Medio, necesario para los intereses occidentales. Alemania ve la razón de su existencia en el apoyo a un estado judío en Palestina. Y esto es un problema, porque consideran que cualquier defensa del pueblo palestino y su estado es una amenaza para los judíos. Pero eso no es verdad». Considera que Alemania «no aprendió la lección correcta de su historia» que considera que es que lo sucedido en los años del nazismo: «no debe pasarle nunca más a nadie, en ningún lado. No solamente que no les puede pasar a los judíos».

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