Por qué España tiene que estar en la cumbre
Aquellos que se decían patriotas vuelven a acusar a Zapatero de mendigar nuestra presencia en la cumbre que redefinirá el «modelo financiero mundial».
No solemos estar en esos ámbitos, no. Pero si no estamos no es porque «el que siembra vientos recoge tempestades» como ha dicho Rajoy desde el PP, sino por otras razones:
No estamos invitados al G-20. Como recuerda Gabilondo, porque cuando se creó el G-20 gobernaba Aznar. En aquel momento el entonces presidente decidió que eso del G-20 era poco para nosotros, debíamos estar en otros foros, el G-8, mejor.
Para eso tensó velas, sembró otros vientos. Sembró lo de los pies en la mesa, sembró de bombas Irak.
No estamos porque Bush quiere castigar a Zapatero por haber retirado las tropas españolas de allí, castigando a toda España. Sería conveniente -como bien señala Enrique Meneses- «recordar que en 2004, la España de Rodríguez Zapatero tuvo el coraje de hacer lo que todos los miembros de la Coalición que rodeaba EE.UU., han ido haciendo uno tras otro».
Siguiendo esa línea argumental de Rajoy, el precio que tenía que pagar la sociedad española para estar presentes en la reunión es el de mantener abierta la brecha de Irak, el de bajar la cabeza ante Bush. Interesante moneda ¿cuantos muertos cuesta entonces participar en la reunión? No. Esa no es España.
Precisamente por eso tenemos que estar. Este pais tiene que estar porque tiene algo que ofrecer. Nuestra economía, además, es la octava del mundo sí; Nuestras políticas bancarias nos han hecho fuertes, nuestra oferta turística es envidiada en medio planeta y sobre todo somos uno de los pocos gobiernos progresistas, con enfoque social, que puede acudir con una visión alternativa. De lo contrario el rediseño lo harán los mismos que han provocado el colapso del sistema.