Aunque han nivel global, el eslogan y movimiento MeToo surge en 2017, en España y EEUU hubo desde 2013 una serie de iniciativas y redes de apoyo a víctimas y supervivientes de violencia de género en los campus universitarios que ahora cumple diez año. En Agencia Sinc detallan en particular que el fenómeno se inició en nuestro país con la creación en la Universidad de Barcelona de la RVVGU (Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en la Universidad) en 2013 que rompió el silencio atreviendose a denunciar estos casos y fue el germen del MeToo Universidad.

La universidad goza de prestigio a escala social por todo lo que aporta a su avance y eso lleva, en ocasiones, al falso mito de que viven en una torre de marfil. Pero en tanto en cuanto está formada por las mismas personas que componen la sociedad, también han recogido ejemplos de las mismas dinámicas: se dan casos de corrupción, tráfico de influencias, abuso de poder y, obviamente, violencia de género.

De hecho, cuando los planes de igualdad y los protocolos contra el acoso sexual eran ya una realidad en la mayoría de las empresas, algunas universidades todavía tardaron años en disponer de ellos. Un signo de las resistencias que existían a visibilizar y abordar el problema. En la actualidad, numerosas instituciones académicas en España registran los casos de acoso sexual en su ámbito y los hacen públicos. Pero los inicios no fueron fáciles y se siguen encontrando muchas reticencias.

Mar Joanpere Foraster, investigadora y profesora de sociología de la Universidad de Barcelona (UB) es cofundadora de un movimiento pionero y primera víctima también que ganó un caso de acoso sexual entre iguales en una universidad española.

“Si no hubiera encontrado el apoyo decidido del catedrático Ramón Flecha, hubiera abandonado la universidad, como desgraciadamente han tenido que hacer muchísimas mujeres. Gracias a ello, logré ganar y cogí fuerza para promover una red solidaria de forma que ya todas puedan tener soporte como lo tuve yo”, declara a SINC.

Junto con otras 14 víctimas de acoso sexual, inició en 2013 la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en la Universidad (RVVGU). El silencio se acabó y de ahí surgiría también en 2022 el renombrado MeToo Universidad.

“Todas las evidencias científicas internacionales dejan claro que la solución es el apoyo de toda la comunidad, que no se produce por miedo a la violencia de género aisladora, es decir, las represalias contra quienes apoyamos a las víctimas. Desde que existe esta red RVVGU, como dice la canción de las víctimas y supervivientes, no dejamos a nadie aislada del número creciente de víctimas que acuden a nosotras”, subraya Joanpere Foraster.

La investigación social en este campo es esencial para acercar las evidencias de impacto a escala internacional, ofrecer protección y permitir el desarrollo de estrategias de prevención y actuación. La socióloga de la UB dirige el estudio Historia del movimiento universitario #MeToo en España, publicado en la revista Social and Education History. En él se realizan entrevistas en profundidad a personas que lideraron esta transformación desde sus inicios, así como a otras que se han sumado recientemente, para conocer el alcance histórico que ha tenido.

En este trabajo, se relatan casos como el de Ana Vidu, que actualmente trabaja en la Universidad de California-Berkeley (EE UU) y en la Universidad de Deusto en el proyecto #UniswithHeart. En 2017, defendió su tesis doctoral sobre violencia de género en las universidades y se vio envuelta en la polémica.

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