Un plan económico para salvarlos a todos
Ya sabemos que la Cámara de Representantes de EEUU ha rechazado el rescate propuesto por Bush y que Wall Street se ha desplomado. Parece que a los ejecutivos con sueldos de ocho cifras les ha entrado el pánico existencial.
¿Es necesario el rescate? ¿ahora? ¿a donde va el dinero? ¿no puede esperar al nuevo presidente?
La cuestión es que el plan de rescate devolvería a Wall Street, pongamos, al lugar que ocupaba hace un mes o quizá… un año. Los sueldos millonarios volverían a sus legítimos propietarios y las empresas frenarían por el momento su dominó. Pero ¿que pasará dentro de un mes? ¿dentro de un año?
El problema, como decíamos hace unos días, no es solamente económico es estructural y tiene que ver con un modelo descontrolado, fallido, equívoco e injusto.
¿Por qué si no tanta reticencia por parte de los conservadores a la hora de votar su rescate? Como sugiere Nacho sin duda hay una estrategia electoral detrás porque «pagar con el dinero de los impuestos los excesos de Wall Street es tan impopular entre votantes republicanos como entre los demócratas» y estamos a días de las elecciones.
Pero no es el único miedo de los congresistas republicanos: su modelo está siendo cuestionado en todo el planeta. Se vive una auténtica ofensiva contra el ultraliberalismo. Acudir al rescate del sistema es reconocer su ineficacia y eso nunca. Antes muerto que vencido. Aunque el sistema se fagocite a si mismo.