El rey de Bélgica “lamenta el daño” de la colonización en Congo y en México renombran una derrota española
La relectura y revisión del pasado colonial y los abusos cometidos por varias naciones europeas, reactivadas en la estela de las protestas antiracistas de BLM por la muerte de George Floyd, ha registrado dos gestos recientes de alto simbolismo. Por un lado, Felipe, el rey de Bélgica ha reconocido por primera vez la violencia y crueldad ejercidas en el Congo durante su colonización bajo el reinado de Leopoldo II y ha mostrado su «profundo pesar» por el daño causado.
En México mientras tanto han renombrado oficialmente la derrota de Hernán Cortes en 1520 conocida como «Noche triste» que ahora pasa a ser la «Noche victoriosa». Se trata de un nuevo gesto enmarcado en la campaña de reivindicación de las raíces indígenas aztecas y prehispánicas y el debate sobre el pasado colonial que vive México y que alcanzó notoriedad internacional cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió una disculpa a España.
(Foto: Flickr/Pjgardner)
En el caso de Bélgica, la carta del Rey Felipe al presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi, no llega a incluir la palabra «perdón» pero sí habla de «profundo pesar» por los abusos producidos durante la colonización del país. Es la primera vez que un soberano belga da un paso semejante y se ha producido justo cuando se cumple el 60 aniversario de la independencia del Congo, declarada el 30 de junio de 1960.
La polémica sobre la violencia de la colonización belga renació tras las manifestaciones y protestas del movimiento Black Lives Matter, en una de las cuales se atacó una estatua de Leopoldo II, el rey que tuvo al Congo como propiedad privada, aunque luego la cedió al estado, y bajo cuyo mandato se produjo una explotación masiva de los recursos naturales del Congo utilizando a la población local como esclavos.
El rey Felipe ha asegurado ahora que durante esos años «se cometieron actos de violencia y de crueldad que todavía pesan sobre nuestra memoria colectiva. El periodo colonial que le sucedió causó también sufrimiento y humillaciones. Quiero expresar mi profundo pesar por estas heridas del pasado cuyo dolor es reavivado hoy por las discriminaciones todavía demasiado presentes en nuestras sociedades». Una palabras que muchos están calificando de «históricas». Le Soir, el diario belga más influyente, habla incluso de “un gesto necesario que engrandece al rey y a su país”.
Paralelamente en Ciudad de México, han aprovechado otro aniversario, el de los 500 años de una fecha histórica, para cambiarle el nombre. Hasta ahora el 30 de junio era conocido como la «Noche triste» por coincidir con la sangrienta derrota de Hernán Cortes y sus aliados en una batalla en la entonces capital maya Tenochitlan en 1520. Un año después el conquistador español volvió y derrotó definitivamente a los aztecas marcando el inicio del dominio español.
Pero desde este 2020 y coincidiendo con el debate que existe en México sobre cómo conmemorar el 500 aniversario de la Conquista española, las autoridades locales han defendido cambiar el nombre con el que es recordada esa fecha y llamarlo a partir de ahora “La Noche Victoriosa”.
“Rompamos con esas leyendas de lágrimas y tristezas; reconozcamos la fortaleza, el valor y la pujanza del pueblo mexicano que supo hacerle frente a los invasores”, dijo el secretario municipal de Cultura, José Alfonso Suárez del Real y Aguilera al desvelar la nueva placa conmemorativa de la batalla. La noticia es recogida por medios de EEUU y México.
Este gesto de valor simbólico evidencia la controversia que existe en la sociedad mexicana desde hace décadas sobre el pasado colonial español, reavivada con la conmemoración del 500 aniversario de la conquista, que supuso la muerte de gran parte de la población indígena prehispánica del país. De hecho en 2019, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, recuperó el tema cuando reclamó una disculpa de España y del rey por por los abusos cometidos durante la época colonial. Ahora la revisión del pasado colonial y racista de varios países europeos en la estela de las manifestaciones por la muerte de George Floyd y contra el racismo, ha vuelto a relanzar el debate. Y tras la carta del rey de Bélgica, la pelota está en el tejado de España.