La ceremonia de coronación del nuevo monarca español ha sido recogida por la práctica totalidad de los grandes medios del planeta. Varios incluso le han dedicado su portada impresa. Destacan la sobriedad de la ceremonia, el discurso de Felipe VI y los retos que le esperan. Aunque muchos señalan que la eliminación de la selección española de fútbol del Mundial ha restado brillo al evento, e incluso copó más primeras páginas que el cambio de rey.
El New York Times asegura que para España empieza un reino y termina otro… aunque lo mezcla con fútbol. La crónica de Raphael Minder dice: «La eliminación del Mundial roba al Rey Felipe los focos en el día que sube al trono. Parecía injusto. Los catalanes amenazan con romper al país. Económicamente hablando, el paciente está estable, pero aún en delicado estado de salud. La llegada de un nuevo rey, aunque herede un trono muy empañado, podía haber proporcionado a los españoles con alguna esperanza, incluso optimismo, de que su país finalmente ha empezado a mejorar. Entonces los chilenos estropearon el momento. En un país en el que el fútbol es quizá la única pasión que comparten todos los españoles, el 0-2 con Chile provocó un duelo en el país que la pompa real no ha podido disipar.»
Wall Street Journal dice que España da la bienvenida al nuevo Rey en medio de la discordia. Explica: «La ceremonia de bajo perfil fue designada para tiempos de austeridad y también es un reflejo debate que hay en España sobre la relevancia de la monarquía constitucional.»
Le Figaro destaca que Felipe VI promete una monarquía íntegra. La crónica de Mathieu de Taillac añade: Felipe VI fija la dirección de su reino ambicioso. Unidad, popularidad y renuevo. Son las tres palabras que podrían resumir el discurso de proclamación de Felipe VI, los tres objetivos que el nuevo rey de España asignó a la Corona. El discurso se esperaba: es uno de los pocos que el monarca escribe él mismo, sin la mediación del gobierno; es sobre todo el que debe fijar la dirección del reino.»
Le Monde subraya que fue una coronación laica y sin ostentación. Dice: «Felipe, convertido a medianoche en el nuevo rey del país, prestó juramento en el parlamento, jurando lealtad a la Constitución de 1978, la base de la fundación de la democracia española. La ceremonia de proclamación se llevó a cabo en ausencia de invitados extranjeros y de manera exclusivamente laica, rompiendo con la tradición católica.» Y en su portada hay un gran espacio para la eliminación de la selección española de fútbol y un chiste de Plantú sobre cómo un elefante ha hecho abdicar al Rey a la Roja.
Die Welt dice que Felipe ha ganado legitimidad con su discurso. El editorial de Annette Prosinger apunta: «No mencionó el desastre futbolístico del miércoles. Pero, por lo demás, Felipe VI repasó en su proclamación todas las grandes crisis que sacuden a España. Es rey de un país lleno de problemas. Y es un país inseguro de seguir necesitando un rey. Ha sido un discurso serio y empático. Ha quedado claro que Felipe también conoce las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos. Consiguió a la primera lo que se echa en falta en el caso de muchos miembros del gobierno: ha demostrado que ha comprendido lo que está ocurriendo en su país. El rey solo puede ser mediador, pero con este discurso se ha ganado la credibilidad necesaria. Su promesa de procurar una `nueva monarquía para una nueva era´ también puede interpretarse como advertencia a la política.»
Der Tagesspiegel dice que la monarquía española tiene que reinventarse, igual que el fútbol del país. El analisis de Ralph Schulze señala: «Fue un día de duelo para la nación futbolística española y un día de júbilo para los monárquicos españoles. En cualquier caso, fue un día histórico que, tras la doble abdicación sobre el césped y al frente del Estado, marcará un nuevo comienzo. Este día ha servido además para aprender que la reputación y el éxito nunca están garantizados, sino que hay que ganárselos continuamnete con el trabajo duro y con un comportamiento ejemplar.»
Stuttgarter Zeitung habla de oportunidad perdida. El comentario de Martin Dahms dice: «Felipe ha perdido su primera oportunidad. El discurso que pronunció podía haber sido de hace diez años, cuando el mundo español aún estaba en orden. Escuchando sus palabras ante el Parlamento español, queda claro que el rey está lejos de la realidad de los ciudadanos de a pie. Felipe tiene que acercarse más a los ciudadanos, mucho más. Ayer jueves leyó un ensayo de colegio sobre España. Habría sido mejor un reportaje, un informe despiadado sobre la situación, que habría demostrado a todo el mundo que conoce su país mejor que nadie.»
Il Messagero destaca que con Felipe VI la monarquía busca renovarse para sobrevivir.
Corriere della Sera resalta rey nuevo, una España nueva. La crónica de Andrea Nicastro destaca: «Comienza el reinado de Felipe VI: juzgadme por lo que haga. La corona, el cetro, un Rolls Royce y la guardia a caballo con el penacho en el sombrero. De los fastos regios han quedado sólo migajas de museo en la proclamación de Felipe VI de Borbón como nuevo Rey de España.Felipe tenía que contentar a los nostálgicos y seducir a los románticos, pero también (y acaso sobre todo) evitar ofender a los parados o provocar a quien pide un referéndum entre monarquía y república. El resultado ha sido una ceremonia breve, con escenografías perfectas para las fotos de las revistas, pero pobre en contenidos políticos. Para el objetivo previamente fijado ha sido ejemplar la nueva reina, Letizia. La ex periodista republicana llevaba sobretodo y vestido blanco ceñido hasta la rodilla, no de esposa-bibelot, sino de mujer que trabaja.»
Publico ve a Felipe VI como el Rey prudente. El artículo de Nuno Ribeiro afirma: «Los apodos de los monarcas son colocados a posteriori. Suelen ser la síntesis de sus reinados. Elogioso casi siempre. De Felipe VI, por el discurso de proclamación de ayer, quedó una primera idea: la del rey prudente.»
Clarin resalta el mensaje Felipe VI: “En la España unida y diversa cabemos todos”. Explica: «Fue su primer mensaje a un país crispado por tensiones separatistas y sociales. El monarca prestó juramento a la Constitución. Una multitud lo aclamó cuando la saludaba desde un auto descapotado.»
La Nación cree que Felipe tiene demasiados desafíos y poco margen de maniobra. El análisis de Martín Rodríguez Yebra dice: «Si de algo no podrá quejarse un rey nuevo es de la «herencia recibida». Felipe VI carece de esa excusa tan rendidora para el político que asume un gobierno. Tampoco le sobra tiempo para disfrutar de algo parecido a una luna de miel, ese período de tolerancia inicial que las sociedades suelen ofrecer a sus autoridades. El trono descansa sobre hielo delgado después de tres años de escándalos y España se tortura con una crisis múltiple -económica, territorial, institucional- que amenaza con liquidar el consenso social que le permitió resurgir a mediados de los 70. A Felipe VI le toca cumplir con las expectativas de ser el factor de un cambio fundacional , pero sin las ventajas de la paciencia social ni el poder efectivo de los líderes políticos.»
La noticia también ha sido portada en diarios de Malta, Hungria o República Checa, etc..
(Esta noticia está incluida en el resumen de prensa internacional de radiocable.com)