El adelanto electoral catalán vinculado a una posible secesión es objeto de reflexión y comentarios en medios foráneos. Aunque varios analisis advierten de que existen pocas posibilidades reales de una Cataluña independiente, creen que ésta sería una tragedia para España, con riesgo de contagio a otras regiones… y a Europa. Hay también dudas sobre la viabilidad económica que defiende Artur Mas.
(Foto: Flickr/Danielkaempfe)
The Independent analiza si España puede permitirse perder la joya más valiosa de su corona. Un artículo de Louis Emanuel sostiene que: «tal vez Rajoy debería prestar más atención que nunca. La perspectiva de una independencia catalana debería provocarle un sudor frío. Perder un trozo tan grande de la economía y quedarse con las regiones con peor desempeño del Sur significaría una tragedia.
También podría sentar un peligroso precedente en otras partes de Europa donde la austeridad en casa mezclada con las contribuciones a los fondos de rescates en el extranjero son también una fuente de creciente nacionalismo. Con su unidad y la de Europa en mente, Madrid tiene que enderezar su relación con la joya más preciada de su una vez gloriosa corona. Es necesario que haya un compromiso sensato con los catalanes o España se enfrentará a una auténtica desastrosa división que es seguro que llamará la atención de la ya precaria Europa unida.»
El Wall Street Journal apunta que Cataluña no es Escocia. Un artículo de David Roman detalla: «La cuestión clave aquí es que la amenaza de la independencia está muy vacía. A diferencia del caso de Escocia, no hay acuerdo político que romper en España. Y más allá de cuestiones legales, hay una realidad. Cataluña es la economía más grande de todas las regiones españolas, más grande que la de Grecia, pero depende en gran medida del comercio con el resto de España.
Los negocios catalanes saben perfectamente que sus lazos económicos con España tras una independencia en potencia, quedarían muy desgastado. Por eso el jefe de la CEOE, un catalán, salió abiertamente la semana pasada en contra de la independencia.» Señalan también que «el efecto inmediato, obvio e innegable de la independencia catalana sería la secesión de la Unión Europea.»
Financial Times advierte de una crisis constitucional descomunal. Su crónica dice: «Las elecciones catalanas inquietan al liderazgo español. España dio otro tumbo más hacia una crisis constitucional descomunal con el anuncio de elecciones anticipadas en Cataluña, que abre potencialmente la puerta a que la región económicamente más importante del país declare su independencia de Madrid. El gobierno de Mariano Rajoy prometía mantenerse firme contra el giro de Cataluña hacia la secesión, cuando el líder español afronta el periodo más crítico de su presidencia.
Corriere della Sera sostiene que el camino abierto en Barcelona abunda más en sangre que en oportunidades. La crónica que firma Andrea Nicastro apunta: «En Barcelona, ha salido de la lámpara el genio del nacionalismo, y quien lo ha liberado no sabe si será capaz de controlarlo, ni cómo. La historia nos dice que el camino abierto en Barcelona abunda más en sangre que en oportunidades. La lógica de quien pide la independencia es un legítimo egoísmo: la industrial Cataluña estaría mejor sola que `haciéndose expoliar´ por el resto de España. Una cosa es segura: si Europa encontrase una solución para la crisis, tanto el fuego del independentismo catalán como el de la anti-política perderían mucho de su vigor.»
The Economist asegura que la secesión corre el riesgo de hundir a España en la bancarrota. Su editorial dice: «Con protestas y una amenaza secesionista, los problemas de España están en aumento. Es mejor pedir el rescate antes que después Las protestas masivas sólo harán que los planes de Rajoy sean más difíciles de implementar. Cataluña representa la quinta parte de la economía española; la región es el mayor contribuyente a los presupuestos del gobierno central. La secesión corre el riesgo de hundir lo que queda de España en la bancarrota.
La independencia de Cataluña no sucederá pronto, si es que llega alguna vez. Pero incluso una lucha por la autonomía crearía una prolongada incertidumbre cuando España necesita asegurar a los mercados y otros gobiernos de la zona euro que sus problemas están controlado. Los catalanes tienen quejas genuinas -un nuevo estatuto rechazado en los tribunales o la justicia sobre sus contribuciones-, pero la región está en bancarrota y su economía depende del comercio con el resto de España. Al optar por retar al señor Rajoy, los catalanes están jugando con fuego.»
Il Sole 24 Ore apunta que el gobierno catalán y Pep Guardiola quiere la secesión. Los industriales dicen que es una locura ¿Quien tiene razón?. Su artículo recoge: «De acuerdo con Mas pertenecer a España daña a Cataluña, cuya economía tiene cifras de crecimiento más altas que otras regiones. En este sentido, Mas ha recopilado una larga lista: `crecemos a un ritmo del 10% anual. Cataluña es el 1, 5% del comercio mundial. Si fuera un país independiente, estaría entre los primeros cincuenta exportadores del mundo´.
Pero hay algo que no cuadra en el discurso con el que Mas pinta a Cataluña como una superpotencia que merece la independencia. Empezando por el hecho de que en su discurso no mencionó el déficit presupuestario: Cataluña es actualmente la región más endeudada entre las 17 comunidades autónomas de España. Y su deuda recientemente ha sido rebajada por Standard and Poors a la categoría de valor especulativo, el siguiente nivel a `basura´. Y ¿cómo es que el Presidente de la CEOE, Joan Rosell, a pesar de ser un catalán, ha calificado de «barbaridad» y «locura» la eventual independencia de Cataluña?»
De Volkskrant asegura existe el temor de que País Vasco y Galicia sean las siguientes. El artículo de Steven Adolf recoge: «España se ha visto sorprendida en las pasadas semanas por una fuerte e inesperada presión del movimiento separatista catalán. Cataluña se reserva del derecho de tomar las decisiones que estime oportunas. Las relaciones en España oscilan entre la furia y el temor. El gobierno de España ha hecho saber en repetidas ocasiones que no puede haber cuestión de `independencia´, y menos aún de un referéndum al respecto. Toda España está sobre aviso: otras comunidades como el País Vasco y Galicia podrían ser los siguientes. España podría desintegrarse. Al menos, ese es el temor que impera?»
El Espectador dice que una Cataluña independiente marchirtaría muchas cosas. Un texto de Andrés Hoyos señala: «Una primera intuición sugiere que, al menos en Cataluña, España perdería ese referendo. Sin embargo, hay que dar la madre de todas las batallas para tratar de ganarlo. El principal argumento, creo yo, es que más allá de los himnos, de los pechos henchidos y del delirio de las sardanas, una Cataluña independiente no resulta para nada apetitosa. La secesión marchitaría muchas cosas allí. España tiene un último cartucho que quemar para frenar las ansias independentistas: el federalismo. Lo que está por verse es si la situación da tiempo o si esa pólvora también está mojada.»
El Nacional ve a España desmenbrándose y con ella Europa. La columna de de Aníbal Romero dice: «El renovado vigor del independentismo catalán coloca a España y Europa ante serios dilemas. Se pretendía que la Unión Europea iba a significar una reducción de los ímpetus del nacionalismo, y que el proceso avanzaría hacia una especie de supraestado gobernado desde un centro ubicado en las instituciones comunitarias de Bruselas y Luxemburgo, orientando a las partes en armonía.
Los fantasmas del pasado se mezclan con las apremiantes realidades del presente para plantear a España y Europa desafíos ineludibles. No obstante, las élites del viejo continente se rehúsan a admitir la verdad y sólo procuran ganar tiempo, a la espera de algún milagro que permita la supervivencia de la utopía.»
Al Bayane advierte que el mundo actual no es favorable a los microestados. Entre las posibles consecuencias apunta: «Ya no pertenecería a la Unión Europea pues como Estado de pleno derecho debería solicitar su ingreso formalmente y cumplir con las condiciones previstas. Esto podría llevar años. Sobre todo teniendo en cuenta que España debería dar su visto bueno? Cataluña podría disponer de su propia moneda y los catalanes estarían separados de España y Francia por medio de una frontera claramente definida, controlada por las aduanas en donde todos los españoles deberían pagar los derechos exigidos? Su moneda tendría una tasa de cambio flexible respecto al euro y probablemente se devaluaría.
Para evitar una inflación heredada, los catalanes deberían trabajar más, pagar más impuestos y ser más pobres de lo que son ahora? El Gobierno de Madrid podría igualmente nacionalizar los haberes catalanes colocados en empresas españolas? A fin de cuentas, se trata simplemente de un posible escenario ficticio y poco acorde con la realidad. Cataluña siempre ha necesitado a España y España necesita a los catalanes. Sería divertido imaginar otros posibles escenarios pero el mundo actual no es favorable a los micro-estados.»