Hasta ahora Mariano Rajoy no ha provocado demasiado interés en los medios extranjeros. Muchos corresponsales confiesan que les ha resultado muy difícil «vender» historias o perfiles sobre el lider del PP en las páginas de la prensa extranjera. Pero la presunción de que será el próximo presidente de España tras el 20N ha hecho que algunos focos se empiecen poco a poco a centrar en él. Aunque de momento, en el extranjero en la imagen que se transmite de Rajoy abundan calificativos como aburrido, sin carisma, ambiguo, previsible, sin cualidades. Solo el WSJ le ve como la «mejor esperanza» para España.
The Economist definió en agosto al líder del PP como «poco firme y ambigüo en su discurso económico». El texto llevaba por titulo,»¿Alguien quiere gobernar este país?» y rotularon una fotografía suya diciendo: ??Rajoy, el hombre sin nada que decir?. La revista calificaba las promesas del líder del PP de ??poco creíbles? como la de no hablar abiertamente de los recortes que pretende impulsar y hablando de ??austeridad sin dolor?. Y aseguraban: ??El señor Rajoy tiene un dilema para los próximos meses. Para ganar votos debe parecer moderado, pero para conseguir el respeto de los mercados y de Bruselas debe parecer severo?.
Dos meses antes, The Economist habló del lider del PP como una «pesadilla para los asesores de imagen, Rajoy, que usa gafas, es un candidato aburrido. Parece como un registrador de la propiedad, lo que fue de hecho antes de embarcarse en su carrera política…Los españoles se quejan de lo poco que saben sobre lo que un triunfo de este enigmático de 56 años de edad traerá. La victoria será para él pero será una elección perdida, no ganada. Rajoy ha jugado a ??ver y esperar?, teniendo mucho cuidado de no asustar a los votantes con propuestas drásticas y dramáticas».
La revista aleman Wirtschaftswoche en reciente artículo de Anne Grüttner asegura: «El hombre que podría ser el futuro jefe del gobierno español no un gran carismático. Mariano Rajoy, del Partido Popular, nunca habla sin manuscrito y suele perderse en generalidades. En España hay ‘buenas razones para ser optimista porque España tiene a los españoles’… Sabiendo que tendrá que hacer cosas incómodas, Rajoy hasta ahora solo ha hecho pública una parte de su programa».
El PP quiere flexibilizar la protección contra el despido y ahorrar en la Administración pública. Sobre todo al ala derecha del PP, en la que representantes como la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, simpatizan con el Tea Party en EE.UU., también le gustaría dar marcha atrás a algunas leyes de Zapatero. La ley del aborto, el matrimonio homosexual, una mayor separación entre la Iglesia y el Estado o la ley que prevé la eliminación de símbolos franquistas de edificios públicos y ayuda pública para la identificación de víctimas del franquismo ?? todo esto es una espina en el ojo de los españoles ultraconservadores».
El Financial Times justo antes de las elecciones de 2008 habló de Rajoy como de un «líder apagado, ha fracasado en salir de la sombra de José María Aznar, el antiguo primer ministro, y ha convenido en una campaña histérica de la jerarquía Católica que pone en duda la legitimidad del gobierno».
En textos más recientes se han dirigido al PP reclamando a su lider «que debe ahora apoyar a Zapatero en su política austeridad. El partido ha celebrado las medidas liberalizadoras del esfuerzo del presidente para reactivar la economía española. Sin embargo, se han beneficiado políticamente de una posición equívoca sobre la necesidad de recortes en el gasto público. Esa posición no ha sido sincera, y, al tiempo que crece el poder del partido, también insostenible. Una mayor claridad beneficiaría al PP, así como a España».
En La Repubblica, un perfil de Mario Cicala destaca: ??todos dicen que ganará la carrera de las próximas elecciones sin correr. Parece ser que uno de sus más estrechos colaboradores le ha aconsejado: ??Si quieres ganar, no te muevas. Cultiva tu huerto y no cometas errores. Deja que digan lo que quieran de ti??. Es decir, todo lo malo posible. Soso, invertebrado, subalterno, soporífero, previsible, sobre todo anti- telegénico. Desde que Mariano Rajoy aspira al puesto de primer ministro, no le han escatimado ??cumplidos?. Y no sólo sus adversarios. A quien le recuerda el problema del ??appeal??, el jefe de los populares responde siempre de la misma manera: ??Soy como soy??, que parece una versión hispánica del ??My Way? de Sinatra. Es inútil pretender más; ??No se pueden pedir peras al olmo??, dice un refrán local. En suma, la victoria en 2012 parece un gol en una portería vacía?.
El Wall Street Journal asegura: «La mejor esperanza de España está ahora en el líder de la oposición Mariano Rajoy: Al igual que las duras palabras sobre el déficit público del Reino Unido del líder de la oposición David Cameron ayudaron a calmar a los mercados antes de las elecciones generales del año pasado, es muy posible que si el señor Rajoy establece una agenda de reformas audaces y un compromiso para ponerlo en práctica rápidamente, incluyendo una recapitalización rápida de los bancos y reformas estructurales mucho más duras para impulsar la competitividad, los mercados podrían darle de manera similar el beneficio de la duda. El problema es que aun falta para la elección y hasta ahora no hay ninguna señal de que el señor Rajoy vaya dar el mensaje que el mercado quiere escuchar antes de esa fecha.»
En otro artículo apuntan: «le gustan las reformas estructurales. Se podría hacer unaa lista con la clase de cosas que los políticos conservadoras se declaran a favor, y luego amrcan distanca: creación de empleo, moderación presupuestaria, apoyo a los emprendedores… Hay pocos detalles, aparte de la idea de que Rajoy planea hacer el mercado laboral de España, entre los más rígidos en el mundo desarrollado, más flexible para que las empresas pueden contratar y despedir con mayor facilidad».
La revista Time habló del «Partido popular en la oposición afectado por escándalos de corrupción y liderado por el nada carismático Mariano Rajoy, que ha perdido ya dos veces contra Zapatero en elecciones generales y que no provoca ningun entusiasmo tampoco entre los votantes. En una encuesta del CIS, el 78% de los encuestado dijo que tenía poca o ninguna confianza en Rajoy. Y cuando se les pidió que compararan a ambos líderes -con Zapatero-, el 27% replicó que ninguno inspiraba más confianza que el otro»