La condena por injurias a Miguel Angel Rodriguez que llamó «nazi» al doctor Luis Montes en dos programas de televisión ha sido recibida con satisfacción en buena parte de la blogosfera. Se destaca que es una condena a la persona y también al formato de un tipo tertulia televisiva que abusa o se basa en el grito y el insulto. Y muchos hacen también hincapie en que Miguel Angel Rodriguez fue el portavoz de Aznar y recurrió a un insulto de especial gravedad contra alguien perseguido por su partido, pero absuelto por la Justicia.
Ignacio Escolar: «Asi hablaba la voz de Aznar«. Apunta que «el que fuera portavoz de Aznar en Castilla y León y también en su primera legislatura en La Moncloa (la moderada) ha sido condenado a pagar 30.000 euros al doctor Luis Montes». Y recuerda amenazas anteriores a José Oneta «`Como eres amigo, te llamaré para avisarte cinco minutos antes de que metamos en la cárcel al hijo de puta para el que trabajas´. Era la voz de Aznar, y mucho antes de esta sentencia ya se notaba».
Javier Astasio en A media luz «Bienvenido señor Juez«. Alaba la sentencia por «calificar como espectáculos esos programas que, muy probablemente, se quedó con ganas de llamar circos… No están de más los reproches a estas empresas que han encontrado en este tipo de programas el chollo del siglo. Ahora basta con «contratar» a una serie de personajes más o menos solventes, con posiciones ideológicas más o menos enfrentadas, pero capaces, eso sí, de dar en pantalla el espectáculo para el que se les requiere».
Javier Perez de Albeniz en El descodificador: «Nazis«. Sostiene que «Vista la condena al tertuliano boceras por ??delito continuado de injuria grave realizado con publicidad?, lo lógico sería que a partir de ahora ninguna cadena con dos dedos de frente contratase sus servicios. Pero me temo que no será así, y que esta sanción en realidad engrandece el currículo de un hombre construido a sí mismo en el insulto y la mentira».
Carlos Carnicero: «Miguel Angel Rodriguez, un faltón en ridículo permanente«. Destaca que «es curioso que uno de los dirigentes más oscuros de los gobiernos de Aznar, insulte llamando Nazi sin necesidad de mirarse al espejo… De redactor de periódico a Secretario de Estado y de ahí a sueldos millonarios. Ahora hace de payaso por las televisiones y se mofa de quién injurió. Un faltón al que nadie le ha parado los pies. Un día se encontrará con la horma de su zapato».
Antonio Rodriguez en Amanece que no es poco «Al bocazas le paran los pies«. Y defiende que «le está bien empleado, no se puede ir por la vida insultando impunemente a las personas y su ligereza verbal le va costar 30.000 euros de indemnización y una multa diaria de 30 euro durante 11 meses. Miguel Ángel Rodríguez sigue en este caso el camino de su amigo Federico Jiménez Losantos condenado en varios ocasiones por el mismo delito.»
Juan Cruz en Mira que te lo tengo dicho: «El tono del insulto«. Cree que «el ex portavoz del Gobierno de Aznar insultó de manera reiterada y con un insulto que la cultura del siglo XX convirtió en el peor de todos los insultos (Nazi) a un hombre que había sido puesto en el punto de mira por el partido al que el insultante periodista pertenece. Fue aún peor su intervención en 59 segundos de TVE. Ahí reiteró sus argumentos (?) con una sola palabra, la palabra Nazi. No es correcto que estas cosas queden impunes».
Fernando de Silva en Sin la venia: «Las injurias grave son delito«. Destaca que «Miguel Ángel en cuantas tertulias participa no dialoga, ni escucha, ni por supuesto respeta las opiniones ajenas, y es habitual que se dedique a gritar y a interrumpir a los demás, para tratar de imponer sus poco convincentes opiniones. Y también insulta, y cuando lo hace parece no ser consciente de sus actos o se cree que goza de la impunidad para injuriar o calumniar a cuantos le viene en gana. Pero sus excesos verbales comienzan a tener su castigo».
Feliz Soria en Impulso: «El ex portavoz de Aznar condenado por difamar«. Recoge que «Miguel Ángel Rodríguez (alias MAR), ex portavoz gubernamental de Aznar López y uno de los más fecundos políticos bocazas de las Españas, ha sido condenado a indemnizar al doctor Luis Montes, al que calificó de nazi con motivo del caso de las sedaciones del madrileño hospital Severo Ochoa».
Alfonso Valencia en Socio política: «Miguel Angel Rodriguez y su San Martin«. Explica que «utilizando el refrán en el sentido de que el tiempo o la justicia lo han puesto en su sitio,… podríamos pensar que su sanmartín un poco si le ha llegado porque el Juzgado de Instrucción Número 35 de Madrid lo considera autor de injurias graves hacia el Dr. Montes ??lo llamó nazi varias veces en tertulias televisivas por haberlo vinculado a supuestas sedaciones irregulares ocurridas en ese centro».
Santiago Miró en Negro sobre blanco: «Un insulto de 33.000 euros«. Recoge que «hay insultos que, pese a su brevedad ??sólo dos silabas pronunciadas a toda velocidad en una intervención que no puede superar los 59 segundos?? valen un ojo de la cara. El proferido por el ex portavoz del Gobierno de Aznar es un ejemplo de ello. Miguel Ángel Rodríguez llamó hasta cinco veces ??nazi? al doctor Luis Montes».
En Agitador homologado: «Nazis y mentiras«. Defiende que «MAR lo hizo porque así impedía que el telespectador escuchara al discrepante, que utilizaba la razón sobre el insulto. Al final, lo que quedó de aquel intercambio fue la machaconería de MAR: «¡Nazi! ¡Nazi! ¡Nazi!»… El juez aquí se erige en defensor del telespectador mudo, pues reprocha a las cadenas, y a los periodistas que estaban allí, que no hubieran saltado de sus asientos cuando este hombre, MAR, gritó «¡Nazi!» con tanta saña y tantas veces».
En Celtibético: «Justicia al fin para el Dr Montes«. Consideran que «Los tribunales, tras denuncias de los arietes de la extrema derecha, ya limpiaron la imagen del doctor Montes y su servicio. Pero la campaña continuó como si nada. Miguel Ángel Rodriguez fue uno de los más entusiastas propagandistas, llegando a llamar nazi a Montes y comparando sus servicios profesionales con el genocidio que éstos practicaron. Ahora la justicia lo ha condenado. Me alegro. No todo vale en esta vida».