El centro de Madrid es una de las zonas más degradadas y sucias de la ciudad, y no ha dejado de serlo. A pesar de las obras de rehabilitación del barrio, planificadas con absoluto desdén no hace ni dos años, las calles están llenas de baches y socavones de nuevo, síntoma de lo bien que se ejecutan aquí las obras.

El centro de Madrid tiene aroma de orines y basura pues los servicios de limpieza actúan sin baldear las calles y con poquísima frecuencia. Las alcantarillas, recién colocadas, huelen a desagüe. ¿Cómo es posible que nadie del Ayuntamiento se de cuenta? ¿Acaso quienes viven en el Barrio Salamanca tienen derecho a un alcantarillado diferente? ¿a jardineras? ¿a otra limpieza?

La plaza de Luna es otro buen ejemplo de las diferencias que hay cuando se abordan los problemas de este barrio. Fue reformada no hace mucho, en pleno calendario electoral, y convertida en una enorme mole de hormigón que tenía como objeto atraer ferias e instalaciones de los comerciantes. Pero la zona es desoladora. Cuando el Ayuntamiento la arregló no colocó una sola jardinera y la única idea original consistió en la instalación de un jardín vertical en un alejado espacio, que hoy está prácticamente seco y que nada tiene que ver con el de La Caixa. En el otro extremo, el ayuntamiento, colocó una fuente que brota del suelo y que va camino de convertirse en el mayor surtidor de infecciones de la zona.

La Fuente de la Plaza de Luna

Es de imaginar que sus aguas no sufren demasiados tratamientos antes de entrar y volver a salir de los chorros. Pero los niños se refrescan en esas aguas como si se tratara de una piscina, en el mismo lugar donde orinan los perros de la zona. El viernes al pasar por allí pregunté a un trabajador del Ayuntamiento, del área de Medio Ambiente, y me advirtió que además se utiliza agua reciclada, por lo que el baño no está precisamente aconsejado. Todo un balneario urbano para los hongos.

Cada día, el sol cae a plomo en esa mole de hormigón sin que los raquíticos árboles plantados alrededor puedan hacer nada por resolverlo.

El desdén del Ayuntamiento contagia la actitud : la ciudadanía desprecia su cuidado.

Lo que ví la semana pasada es muy simbólico. Nokia instaló durante 3 o 4 días una «playa urbana», con plantas, mobiliario etc, todo muy bonito, muy selvático, (por cierto, incorporando también la mencionada fuente), muy privado, y como siempre.. muy efímero. Para entrar se requería hacer cola y pasar el visto bueno de sus vigilantes privados.

Cuando pasaba por la zona me fijé en un guardia jurado de la instalación que estaba tratando de saltar la valla azul agarrándose a uno de los arbolitos de la plaza, para salir del perímetro. El hombre, de peso consistente y agilidad discutible, se fue al suelo tronchando en dos el raquítico árbol del ayuntamiento.

Un accidente lo tiene cualquiera, incluso aunque la idea del salto de pértiga no fuera la mas brillante. Mi enfado vino días después al comprobar que el árbol seguía allí -ya sin feria-, pero de nuevo erguido, como si nada hubiera pasado. Alguien lo había atado con una abrazadera al tronquito partido, como si nada, como si estuviera dispuesto a echar raices de nuevo.

Todo muy de este barrio. Total, ¿a quien le importa? ¿A Ana Botella? ¿A Alberto Ruiz Gallardón?

Lo cuenta EL PAIS hoy:

Jaime Lamo de Espinosa, ex ministro de Agricultura con la UCD y catedrático de Economía y Ciencias Sociales Agrarias de la Universidad Politécnica de Madrid, ha lanzado una idea controvertida: que los Ayuntamientos vendan montes públicos para combatir el déficit. […]

«Hay veces en las que una familia tiene que pararse a pensar y admitir que solo le queda vender el joyero de la abuela. El valor de las cosas es lo que la gente está dispuesta a pagar por algo. O esto o subir los impuestos», replica Lamo de Espinosa

Solo al final del texto se explica que, además, este hombre es presidente de la Asociación Nacional de Constructores Independientes, de los sectores más castigado por la asfixia de las arcas municipales.

Nicolás de Benito, vocal de la Asociación de Profesionales Forestales de España, critica la idea en el mismo artículo: «Si un Ayuntamiento vendiera sus montes podría salvar el presupuesto un par de años, pero perdería el patrimonio público para siempre y tendría un efecto enorme en el medio ambiente de las generaciones futuras» .

Pues nada, que le pongan puertas al campo. Es la última barbaridad del laboratorio de ideas brillantes de este pais.

Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

Sobre Goodman

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Ellen Goddman-Boston. De esta manera nos reunimos para celebrar el 26 agosto, 90 aniversario del día en que las mujeres estadounidenses vieron por fin reconocido el derecho a votar. Tuvieron que transcurrir nueve décadas para tener a una tercera magistrada en el Tribunal Supremo. Pero en política, lamentablemente, hemos pasado de las mujeres radicales que se encadenaban a la valla de la Casa Blanca a las mujeres conservadoras que participan en protestas fiscales. O al menos del movimiento de protesta fiscal.¿Qué diría la activista Susan B. Anthony de Sarah Palin como supuestamente la político más infame del país junto a su leonera de incondicionales? La antigua líder del «perros de presa con pintalabios» es ahora «Mamá Osa» decidida a escoltar a «una manada de elefantas rosas» — amas de casa ultraconservadoras Republicanas — hasta Washington.

El Año de la Elefanta Rosa bastó para devolver a su rito anual al jurado integrado por la mujer que suscribe. Una vez más celebramos el derecho al voto concediendo los tan preciados Galardones de la Igualdad a aquellos que se emplearon a fondo durante los 12 últimos meses para devolver al pasado la causa feminista.

Antes de atropellarnos, los sobres por favor.

Empezamos en el extranjero, como hemos hecho casi siempre, con el Premio Ayatolá Internacional. Este año el ganador es Hojatoleslam Kazem Sediqi, el veterano clérigo iraní y presunto sismólogo que anunciaba que las mujeres que «no se visten con modestia» provocan los seísmos. A este líder religioso mentalmente inestable le enviamos una escala Richter de igualdad.

Publicidad

Lamentablemente, hay un candidato con iguales posibilidades en el Vaticano. El Premio al Juez Ciego va a la curia romana integrada por completo por varones que dictaminaron que ordenar a una mujer es un delito igual de grave en el reglamento eclesiástico que la pedofilia. Íbamos a enviarles una venda para los ojos, pero ya tienen una.

¿Alguien metió a Mel Gibson una sobredosis de testosterona? Es el ganador por unanimidad de nuestro Premio al Desequilibrio Hormonal tras protagonizar una diatriba grabada de ocho minutos de duración explicando a su ex novia que le hace falta «un bate en la sién» y amenazando con meterla bajo «un puto rosal». Le enviamos un telón. Que baja.

Volvemos ahora a nuestra programación regular. Los ganadores del Galardón al Pionero Retrógrado son los productores de «Fly Girls», un reality de azafatas que nos recuerda a los viejos tiempos en que las asistentes de vuelo ofrecían «una cocacola, una servidora? y vendían los asientos con anuncios de mal gusto que decían ??Mónteme, me llamo Cheryl?. Íbamos a enviarles una notificación de despido, pero la cadena se nos adelantó.

Pasamos ahora al Premio al Fallo de Marketing. ¿En qué día se les ocurrió el nombre iPad a los caballeros de Apple? ¿Qué más pruebas necesitan de que les hacen falta más empleadas? Hacen una aplicación para eso.

Pero como sabemos, el movimiento no es (siempre) poderoso. Esa cita se debe a la candidata de California al Senado Carly Fiorina, que criticaba a su rival, la Senadora Barbara Boxer, diciendo «¿Qué lleva en la cabeza? Ese corte está muy pasado». Nuestra mención honorífica, para enmarcar, dice: «Malicia – muy pasada».

Pero el mal día de Carly no fue tan malo como el error de vestuario de Ken Buck, de Colorado. Es el ganador del Premio Patada Post Feminista por decir a las mujeres que le voten en lugar de a su rival Jane Norton porque «yo no llevo tacones. Llevo botas de vaquero. Están hechas de piel — enteras». Apuesto a que tiene razón.

A propósito de lo cual, el Premio Ellos No Cambian puede ir nada menos que al joven padre Levi Johnston. ¿Tengo que decir más? ¿He de decir más? ¿Podemos enviarle un trozo de bosque para que se pierda?

¿Pasamos ahora al Premio de Praxis a la desinformación médica? El ganador es Bob Marshall, el legislador de Virginia cuya amplia formación médica le indujo a decir que los niños discapacitados son el castigo de Dios a las mujeres que se someten a abortos. El premio consiste en un manual Merck de términos a tragarse.

¿Cuál nos queda para Iris Robinson? La político de Irlanda del Norte gana el Premio a la Igualdad Dudosa a la mujer que más ha hecho por emular lo peor del otro sexo. Esta político familiar dio lugar a un escándalo sexual de corte femenino. La mujer de 60 años tuvo una aventura con alguien de 19. ¿Quién iba a decir que había abuelas cougar en Irlanda?

Otro serial más. El Premio Dos Pasos Atrás va a los fabricantes de Clorox. Quién puede olvidar el anuncio del fabricante con mujeres avergonzadas por la culpa de tener que «frotar los cuellos de las camisas». La buena noticia es que Clorox vende jabón a los hombres. La mala es que es un producto para borrar el pintalabios de los cuellos de sus camisas. Clorox: generaciones ocultando las aventuras de los maridos.

Ah, pero a Scott Brown no le hizo falta nadie para maquillar su pasado. El nuevo senador de Massachusetts gana el Premio al Doble Rasero. Derrotó a la fiscal del estado Martha Coakley a pesar de su antiguo empleo como desplegable central de la revista Cosmopolitan. Si usted cree que a una mujer no se le puede perdonar su «pecado de juventud» como desplegable de Playboy, tengo una página de Facebook para usted.

Finalmente, no podemos finalizar la ceremonia sin hacer un gesto a todas esas mujeres que creen que su futuro pende de las ultraortodoxas de Palin. Con motivo del 90 aniversario, les ofrecemos una advertencia implícita en la letra de la canción original de Disney. Esto está sacado directamente de la escena de «Dumbo» en que elogia achispadamente el «desfile de elefantes rosas»:

??Yo que al diablo desafié/ y que la cola le arranqué/ los elefantes en color/ me han hecho que asuma mi gran error?.

Los elefantes en color, que asustan y dan terror.

Sección en convenio con el Washington Post

Una cámara facilitada por las autoridades ha permitido a estos mineros mostrar las condiciones en las que se encuentran. En la grabación, uno de ellos, recorre el interior de la galería mostrando los lugares en los que duermen, juegan al dominó y se asean.

«Sáquennos de aquí, por favor»

Los mineros atrapados en Chile han grabado un vídeo mostrando el interior del espacio donde sobreviven. El vídeo ha sido proyectado a las familias, de los profesionales atrapados, que los han encontrado «más delgados», aunque optimistas. Las imágenes están siendo reproducidas sin cesar por las televisiones chilenas.

El momento ha sido aprovechado por algunos de ellos para enviar mensajes de tranquilidad y de cariño a las familias, y para pedir por su pronto rescate.

El vídeo fue proyectado a los familiares para mostrarles su estado de salud,pero la presencia de las cámaras internacionales  ha convertido el testimonio en un dramático reality show.

Imagen de previsualización de YouTube

El vídeo que han grabado los mineros

Imagen de previsualización de YouTube

Imagen de previsualización de YouTube

Las primeras imágenes que se tuvo de ellos con una cámara dirigida desde el exterior

 

ACTUALIZACI?N: Los 33 mineros han sido rescatados sanos y salvos tras una larga y compleja operación de rescate que ha durado dos meses. En este tiempo se han convertido en celebridades y heroes nacionales en Chile. El rescate final de los mineros duró 24 horas y se convirtió en un enorme espectáculo seguido por millones de personas en todo el mundo. El primero que volvió de la profundidades fue Florencia Ávalos al que recibió su hijo de 8 años.

Imagen de previsualización de YouTube

Los mineros atrapados en Chile han grabado un vídeo mostrando el interior del espacio donde sobreviven. El vídeo ha sido proyectado a las familias que los han encontrado «más delgados», aunque optimistas. Las imágenes están siendo reproducidas sin cesar por las televisiones chilenas.

Una cámara facilitada por las autoridades ha permitido a estos mineros mostrar las condiciones en las que se encuentran. En la grabación, uno de ellos, recorre el interior de la galería mostrando los lugares en los que duermen, juegan al dominó y se asean.

«Sáquennos de aquí, por favor»

El momento ha sido aprovechado por algunos de ellos para enviar mensajes de tranquilidad y de cariño a las familias, y para pedir por su pronto rescate.

El vídeo fue proyectado a los familiares para mostrarles su estado de salud pero la presencia de las cámaras internacionales ha convertido el rescate en un dramático reality show.

Imagen de previsualización de YouTube

El vídeo que han grabado los mineros

 

Imagen de previsualización de YouTube

Las primeras imágenes que se tuvo de ellos con una cámara dirigida desde el exterior

La piscina Nemo 33
(Foto: Flickr/Peter)

Se llama Nemo 33, está en Bruselas y tiene cinco niveles uno de los cuales es un foso que alcanza los 33 metros de profundidad. Lo que la convierte en la piscina más profunda del planeta. Sirve para que se entrenen submarinistas, investigadores, profesionales de las actividades acuáticas y hasta cineastas. Además de la galería de la propia web de la piscina, Flickr permite también contemplarla en imágenes. Pero es en los videos de Youtube donde mejor se aprecia la magnitud de la instalación.

Imagen de previsualización de YouTube

 

Imagen de previsualización de YouTube

Además del espectacular tanque-foso de 33m, la piscina también tiene cuevas submarinas, túneles, ventana. El agua está siempre a 30 Cº de temperatura, gracias a unos paneles solares situados en la parte superior de la infraestructura. Con la ayuda de un tubo de seis metros de ancho, se puede bajar al nivel más profundo de la piscina.

Imagen de previsualización de YouTube

La Nemo 33 ha costado 3,2 millones de euros. Para llenar la piscina son necesarios 2,5 millones de litros de agua. En general está pensada para submarinistas con bombona, sin embargo también se sumerjen en ella buceadores en apnea. Elisabeth Kristoffersen lo hizo y se grabó en video explorando túneles y cuevas.

Imagen de previsualización de YouTube

Ante el formidable fracaso de la guerra de Irak, el fiasco más inmoral de la era Bush, el nuevo mantra de quienes justificaron un día la invasión consiste en decir que «Irak está hoy mejor que con Saddam».

Eso dicen a pesar de todo, a pesar de los cientos de miles de muertos iraquíes, y de los miles de militares norteamericanos, de los desplazados, de la pobreza, del daño para el concepto global de democracia, del nacimiento del terrorismo en la región, de la impotencia de la comunidad internacional ante el abuso, de la frustración de miles de ciudadanos que fueron sometidos a la operación «Conmoción y pavor» de Donald Rumsfeld, etc, etc…

Hay que ser muy naíf para utilizar ese mantra que también denota una enorme ignorancia en materia de geopolítica. Porque como recuerda Eugene Robinson en el Washington Post, la guerra de Irak ha provocado, todo eso y además… la inestabilidad en toda la región:

… [con la retirada] dejamos atrás una situación política incierta y caótica, que los iraquíes van a tener que resolver. También tendremos que enfrentarnos a la consecuencia geopolítica más preocupante de la guerra optativa de Bush: la dictadura teócrata de Teherán, no estando ya sus ambiciones equilibradas por Saddam Hussein, está mucho más cerca de convertir a Irán en una superpotencia regional poseedora de armas nucleares.

La guerra de Irak ha alimentado el radicalismo en toda la zona. Felicitemos a sus impulsores.

[Actualización] Algunas cifras interesantes sobre el Irak de hoy publicadas en meneame:  «Irak tiene una tasa de desempleo de entre el 25 y el 50%, un parlamento disfuncional, las enfermedades se han desenfrenado, sufre una epidemia de enfermedades mentales y los suburbios están extendiéndose. La matanza de inocentes es algo cotidiano».[aqui los datos -inglés-]

 

 

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

Sobre Cohen

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Richard Cohen – Washinton. Siempre leo la revista The Economist. Me gustan muchas cosas de ella, pero aprecio particularmente su crítica literaria. Están redactadas de forma convincente y ágil, y con asiduidad tratan libros de los que no encuentro la crítica en otros lados. Un ejemplo es la biografía de próxima publicación de uno de los pensadores contemporáneos más importantes del islam, Sayyid Qutb. El libro recibe una buena crítica. Es más de lo que yo puedo decir del propio Economist.

Qutb fue ahorcado en 1966 por la administración egipcia de Gamal Abdel Nasser después de las torturas de costumbre. Había sido el líder intelectual de la ilegalizada Hermandad Musulmana y un caballero de copiosa producción literaria. Una de sus empresas se llamó «Nuestra lucha contra los judíos». Es una obra de antisemitismo descarado e increíblemente estúpido, una de las razones de que el New York Review of Books caracterizara las opiniones de Qutb hace poco como «más extremas que las de Hitler». Acerca de todo esto, The Economist guarda un extraño, siniestro e imperdonable silencio.

Es tan desorientador como problemático. Después de todo, Qutb tampoco fue alguna figura baladí. Es, como dice el faldón de la crítica del Economist, «el padre del fundamentalismo islámico», y es imposible leer nada acerca de él que no dé fe de su inmensa relevancia contemporánea. El antisemitismo de Qutb tampoco fue un ramalazo de locura juvenil, sobreentendido en la seguridad hormonal de la juventud y más tarde desdicho a medida que retrocedían tanto la certidumbre como el flequillo. Fue más bien la creación de su madurez y fue publicado a principios de la década de los años 50. En otras palabras, su ensayo es un trabajo post-Holocausto, redactado con total conocimiento de lo que el antisemitismo acababa de lograr. El asesinato colectivo de los judíos de Europa no le hizo hacer la más ligera pausa. Qutb permaneció indiferente.

Pero al parecer, también lo están otros que escriben acerca de él. En su reciente libro bien acogido «Los árabes», Eugene Rogan, de la Universidad de Oxford, reconoce a Qutb «como uno de los reformistas islámicos más influyentes del siglo XX» pero no hace mención a su antisemitismo ni, a esos efectos, su rabioso odio a América. Al igual que los terroristas del 11 de Septiembre, Qutb pasó algún tiempo en América — Greeley, Colo., Washington, D.C. y Palo Alto, Calif. — aprendiendo a aborrecer a los estadounidenses. Sentía particular repugnancia por sus mujeres abiertamente sexualizadas. ¡Menos mal que no fue a Nueva York!

Publicidad

La crítica literaria del Economist resulta sobrecogedora en su labor de omisión. ¿Puede ser que apenas 65 años después de apagarse los hornos de Auschwitz el antisemitismo haya quedado relegado a una cuestión personal y trivial, comparable a la debilidad por las rubias — algo que se sobreentiende? Aún así, Qutb no fue ningún Richard Wagner, cuyo antisemitismo era repugnante pero por lo menos no afectó a su música. El fanatismo de Qutb contra los judíos no es circunstancial en su obra. Aunque dista de ser central, ha demostrado ser sin embargo relevante, habiendo sido adoptado junto a sus demás ideas por Hamás. Qutb culpa a los judíos de casi todo: «el materialismo ateo», «la sexualidad animalista», «la destrucción de la familia» y, por supuesto, una guerra incesante contra el propio islam.

Evidentemente, no se trata de una cuestión sin importancia. Los críticos de Israel lo acusan con frecuencia de racismo en su trato a los palestinos. A veces la acusación encaja. Pero no hay nada en los medios ni en la cultura popular israelí que se acerque siquiera a lo que se dice abiertamente, y con discurso oficial, de los judíos en el mundo árabe. El mensaje es una réplica del racismo Nazi, y la solución, afirmada expresamente o simplemente insinuada, es la misma.

The Economist y Rogan son insuficientes en sí mismos como para abarcar un movimiento. Pero no puedo evitar la sensación de que la necesidad de demonizar a Israel es tan grande que los inmensos fallos morales de algunos de sus enemigos tienen que barrerse bajo la alfombra. Como señalaba Jacob Weisberg en la revista Slate hace poco, el movimiento «boicot a Israel» está extrañamente desequilibrado — tanta rabia dirigida contra Israel, tan poca contra países como China o Venezuela. ¿Podría ser que el filósofo francés Vladimir Jankelevitch fuera profético cuando sugirió hace años que el antisionismo «nos concede la licencia y hasta el derecho e incluso el deber de ser antisemitas en nombre de la democracia»? La frontera entre antisemitismo y antisionismo, una demarcación territorial que siempre he reconocido, se está volviendo cada vez más difusa.

Dado que las críticas literarias del Economist no vienen firmadas, es imposible saber — y The Economist no lo va a decir — de quién es la culpa en esto. De forma que la propia revista es responsable no sólo de tener mal gusto o de sufrir una ignorancia insondable, sino de faltar a su propia promesa, que se publica en su primera página, «de tomar parte de ‘una rigurosa competencia entre la inteligencia… y la ignorancia despreciablemente tibia que obstaculiza nuestro progreso'». Durante la semana del 15 julio, no sólo perdió la competencia — es que la perdió por incomparecencia.

© 2010, The Washington Post Writers Group

 

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

Sobre Robinson

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Eugene Robinson-Washington. Durante el vuelo de regreso a Washington desde Pensacola, Florida, el 15 de junio, el Presidente Obama y el caballero al que encargó la gestión de la marea negra del Golfo, el almirante de los guardacostas en la reserva Thad Allen, mantuvieron una de esas conversaciones Sureñas de admisión de culpa bajo el peso de las pruebas. La administración estaba siendo severamente criticada por dar una respuesta lenta y descoordinada al desastre medioambiental, y el presidente quería saber, en ese preciso momento, los recursos que Allen necesitaba para cerrar la cuestión. Obama dejó claro, en palabras de Allen, que «no habría más oportunidades».Esa conversación a bordo del Air Force One marcó lo que Allen consideraba, durante una entrevista reciente, el «punto de inflexión» en los esfuerzos por contener el mayor vertido de crudo de la historia estadounidense. Allen dice que informó a Obama de que su problema más acuciante no tenía nada que ver con lo que sucedía bajo la superficie ni a lo largo de la costa del Golfo, sino con lo que pasaba en el cielo.

Helicópteros y avionetas zumbaban por encima de la marea en un enjambre descoordinado, sin lograr nada de valor y apenas logrando no colisionar entre sí — ya se habían registrado ocho incidentes de colisión salvada por los pelos. Lo que hace falta desesperadamente, decía Allen al presidente, es el control militar del espacio aéreo. Obama dio la orden de cerrar el espacio.

«Tenemos que gestionar la situación igual que una batalla espacial tridimensional», recuerda Allen. «Me levanté a las cuatro de la mañana siguiente y redacté un correo electrónico explicando a todo el mundo que íbamos a alejarnos de la respuesta tradicional a los vertidos y que pasábamos a la proyección tridimensional de operaciones bélicas».

Allen dice que esto supuso la diferencia. Con un mando de control radicado en la Base Tyndall de las Fuerzas Aéreas en las inmediaciones de Pensacola coordinando todo el tráfico aéreo de la zona, Allen pudo dejar de preocuparse tanto por los posibles accidentes y desplegar su flota improvisada de aparatos militares y civiles con mayor eficacia para encontrar las manchas y los brazos de crudo dispersos de forma generalizada.

Publicidad

Con una observación enormemente mejorada desde el cielo, dice Allen, fue posible desplegar mejor los miles de embarcaciones que estaban peinando las aguas del Golfo en busca de combustible que quemar, recoger o contener mediante las redes flotantes. ?stas incluyen a los muchos «buques de recreo» — camaroneros, lanchas y similares — que no estaban equipados adecuadamente para encontrar las manchas de crudo por su cuenta. «A medida que el petróleo se aproxima a la costa, es más difícil de encontrar», dice Allen. «Hay que ser capaz de informar a la embarcación, ‘casi habéis llegado, os falta una milla al oeste'».

La administración anunciaba a bombo y platillo la semana pasada que de los alrededor de 4,9 millones de barriles de crudo que brotaban del yacimiento de la Deepwater Horizon, las tres cuartas partes del total se habían recogido, separado, quemado, dispersado — o simplemente evaporado — antes de poder echar a perder la costa. Algunos expertos han considerado esta evaluación abiertamente optimista, y sigue habiendo graves interrogantes en torno a los posibles efectos medioambientales a largo plazo del crudo que permanece en el Golfo.

También hay dudas del impacto final de los detergentes que BP dispersó en concentraciones sin precedentes. Allen reconoce que la cantidad de crudo que permanece en el Golfo, y el impacto que crudo y detergentes están teniendo sobre la vida marina, no se conocerán realmente hasta que los científicos tengan oportunidad de llevar a cabo estudios en profundidad.

También se desconoce la forma en que la tecnología improvisada que se terminó utilizando para cerrar la fuga cambiará la forma en que trabaja la industria petrolera en el Golfo. Antes del accidente, dice Allen, no existía ningún protocolo para la gestión de un suceso así. Al reunir de forma improvisada algunas técnicas y equipos utilizados en el Mar del Norte y otros utilizados en la plataforma atlántica de Angola, los ingenieros descubrieron formas de capturar parte del crudo, creando, en la práctica, «un sistema de producción petrolera que no existía en el Golfo de México».

Allen, de 61 años, era comandante de los Guardacostas cuando Obama le puso a cargo de la gestión de la marea negra, pero se jubilaba de su puesto varias semanas después. Ha accedido a permanecer en su puesto hasta que haya la certeza de que la crisis ha terminado. Al ser preguntado si sabía cuándo le iba a relevar el presidente de sus funciones, Allen decía, «He solicitado una vista de condicional. Pero sé que mi marcha depende de las condiciones».

Gran parte de su atención se dedica ahora a contener y limpiar el crudo presente — y emplearse a fondo para garantizar que el conocimiento adquirido al hacer frente al vertido de la Deepwater Horizon recibe el mejor de los usos.

«Sería como añadir un delito a otro» decía, «si no convertimos éste en uno de los grandes laboratorios de aprendizaje de la historia de este país».

© 2010, The Washington Post Writers Group

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

Sobre Cohen

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

Richard Cohen – Washington. Al hablar de la mezquita que no está demasiado cerca de la Zona Cero para sus defensores ni lo suficientemente alejada para sus detractores, la inquietante palabra «compromiso» se emplea hasta en la sopa. Ha sido sugerida por el Gobernador de Nueva York David Paterson, por el arzobispo católico Timothy M. Dolan y, en el Washington Post del domingo, por Karen Hughes, la otrora importante asesora de campaña de George W. Bush. Todas son personas honestas, pero no entienden que en este caso, la diferencia entre compromiso y derrota es inexistente.

No es una cuestión difícil de entender. Si usted cree que una religión entera de más de 1.000 millones de seguidores atacó a los Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, entonces es comprensible que emplazar una mezquita en las inmediaciones del desaparecido World Trade Center pueda resultar inquietante. Pero los hechos apuntan en otro sentido. El islam no estaba implicado en el ataque, sólo una porción de fieles. Siendo ese el caso, aquellas personas con sentimientos legítimos heridos se equivocan. Necesitan nuestra comprensión, no nuestra gratificación.

Si, por contra, usted no cree que el ataque fuera iniciado por una religión entera, entonces tiene el deber moral de apoyar la creación del centro islámico. Montones de personas entran en esta categoría — o dicen hacerlo — y siguen manifestándose contra la mezquita. Incluyen a Newt Gingrich, al candidato Republicano a la gobernación de Nueva York Rick Lazio y a la Tonta del Ramo Twiteante, Sarah Palin. Dan rienda suelta a una especie de pornografía de la comparación — una muestra de bufonería demagoga cada vez más obvia. Simulan tener la obligación solemne de defender a la (poderosa) mayoría de los caprichos de la minoría (indefensa) y defender a gente cuyas emociones se basan en una lectura errónea de los hechos.

Publicidad

Los que tenemos cierta edad recordamos los días en que los afroamericanos y sus defensores eran advertidos de aceptar el compromiso. Se les decía que tuvieran en consideración los sensibles sentimientos de los blancos, al margen de lo desagradable de su racismo, y que protegieran su almibarado estilo de vida a lo Scarlett O’Hara. Políticos relevantes desposaron esta vía, el Presidente Eisenhower entre ellos. Lo erróneo se volvía de alguna forma algo menos, pero lo correcto se aplazaría dolorosamente. ¿Cuál era el compromiso? ¿La parte media del autobús?

De esa era voy a exhumar un término: persuasión moral. Repetidamente, los activistas de los derechos civiles instaron a Eisenhower a utilizar su privilegiada posición para marcar al país un rumbo moral, dar ejemplo. Durante mucho tiempo, Ike se negó a ceder. El héroe de Normandía olvidó por algún motivo cómo liderar hasta que el Gobernador de Arkansas Orval Faubus obligó al presidente a replegar tropas literalmente. La época sigue siendo una enorme mancha en el pasado por lo demás ejemplar de Eisenhower.

Ahora está pasando algo parecido. No se trata simplemente de que políticos sin escrúpulos estén haciendo demagogia a cuenta de la cuestión de la mezquita, también la mayoría de los demás ha mantenido la boca cerrada. The Washington Post sugería que Bush, que siempre ha demostrado gran iniciativa en cuestiones interreligiosas, se pronunciara. Hughes, que se pronunciaba a favor de la mezquita y a continuación defendía que se construyera en otro lado, debió haber seguido su propia lógica. Y el arzobispo, en lugar de instar al compromiso debería haber animado a sus feligreses a manifestar tolerancia. No es un representante sindical. No es un líder moral.

A lo largo de los años, miles de curas han cometido abusos con muchos miles de niños. Es un hecho lamentable. Pero ninguna persona racional puede creer de forma plausible que todos los curas son pedófilos y que los planes de levantar una iglesia deberían o podrían ser combatidos por las víctimas de la pedofilia en el clero. Conocemos la diferencia entre los actos de particulares — hasta siendo muchos — y el dogma con las creencias de una religión entera. Soy judío, pero no me juzgue por Baruch Goldstein, que en 1994 asesinó a 29 musulmanes en Hebrón.

Participando en «This Week with Christiane Amanpour» en la ABC, Daisy Jan, fundadora de la mezquita (y esposa del imán) rechazaba cualquier compromiso. Tenía motivos para hacerlo porque comprometerse es ceder, incluso un poco, a los argumentos de racistas, demagogos o simplemente desinformados. Ya no es su lucha. La lucha es ya nuestra.

Se ha convertido en un cliché, lo sé, pero nadie expresó nunca mejor este tipo de cosas que William Butler Yeats en su poema «El segundo adviento». «Los mejores no tienen convicción, al tiempo que los peores están llenos de intensidad apasionada».

Parte de la intensidad apasionada de los mejores está fuera de lugar.

© 2010, The Washington Post Writers Group