El ministro de Fomento, José Blanco, dice que los impuestos españoles son «muy bajos» y abre la puerta a «homologarlos a la media de la UE» para lograr servicios e infraestructuras «de primera», según cuenta la Ser.

La sociedad sabe que los impuestos deben crecer. Es dinero que recoge el Estado para invertirlo en las necesidades de sus ciudadanos y no hay más que ver nuestros centros de salud, nuestra justicia, las carreteras, los colegios, las comisarías. A impuestos de calidad, servicios de calidad.

Pero la derecha consiguió hace tiempo instalar el discurso de que, con la recaudación, el Estado toma algo que no es suyo y lo malgasta (y, en consecuencia, que los ciudadanos deberían pagar de sus bolsillos sólo los servicios privatizados que utilizasen -terminando con el concepto de universalidad).

Pero ese discurso es injusto, insolidario y sobre todo falso. La derecha manipula los impuestos con demasiada alegría, sí.

Y es que no hay que engañarse. Ellos han ganado la primera batalla retórica sobre la recaudación.

La propia palabra ha sido cargada de consideraciones negativas:

IMPUESTO, ¿impuesto por quién? ¿para quién? ¿forzosamente? ¿con qué objetivo?

Nos dicen que los impuestos suponen «presión fiscal» y son «demasiado» altos, y que se «recaudan» contra nuestra voluntad, y que hay que «aliviar» esa carga -de cuyo matiz se deduce que era opresiva.

Y los ciudadanos nos lo hemos tragado. Porque de lo contrario yo pregunto: Si la Iglesia está tan llena y vienen todos tan arreglados, ¿por qué el cepillo llega tan vacío?

La izquierda ha caido en esa misma trampa dialéctica prometiendo elección tras elección que los bajaría. Pero todos sabemos que eso ni sería justo, ni posible si deseamos mantener unos servicios decentes cubiertos por la Administración: de los que presumir, de los que estar orgullosos, y a los que recurrir sin tedio.

No quiere decir esto que José Blanco haya acertado en su anuncio pues el Ministro ha comparado equivocadamente esta subida con la generosa fiscalidad de la UE.

Y esa «homologación», como recuerda Rosa María Artal en escolar.net, claro que la compartimos «con arrebatada pasión» desde hace años, como dice Rosa, sólo que la ecuación, en efecto, exige un equilibrio. Y son inexcusable ??y prioritarios- otros factores de homologación. A saber, dice Artal,: si vamos a ser Europeos que nos suban también los sueldos, el gasto social, y la inversión en educación, entre otras cosas…

Así que bienvenidos sean los servicios de calidad y ojo con la manipulación de los impuestos que hacen algunos, pero mucho ojo también con los paralelismos que utilizamos para explicarlo.

La BBC, el USA Today o The Guardian son algunos de los medios extranjeros que se han fijado en los «pobres» resultados del plan de empuje de vehículos electrícos que lanzó el gobierno español en abril. Comparan las ambiciosas previsiones de «2.000 coches híbridos en las calles a finales de 2010 y un cuarto de millón en cuatro años» con las cifras de venta reales: apenas han sido comprados 16 vehículos eléctricos.

Un coche electrico
(Foto: Flickr/mil25)

La BBC considera que el plan del gobierno español «ha recibido un golpe con la publicación de las cifras de ventas». Aunque se hacen eco de las justificaciones del proyecto REVE desde donde aseguran que «los datos son similares a lo que pasó al principio con los ordenadores personales y los teléfonos móviles. Los primeros modelos son caros y con pocas opciones y las ventas inciales han sido bajas».

The Guardian es más escéptico y creen que las cifras muestran que «el sueño verde de Zapatero está aún en camino para su realización». Ven la meta de tener 2.000 coches eléctricos circulando por España a finales de 2010 como «irrealizable. El fallido intento de lanzar el mercado de coches eléctricos español ha llegado a pesar de las promesas de 80 millones de euros de subvenciones para los compradores antes de finales de año». Aunque destacan que con todo se han multiplicado por dieciseis las ventas en comparación con 2009, cuando un solo modelo fue adquirido.

USA Today recurre a la contraposición del punto de vista optimista y pesimista: «Las buenas noticias son que el ambicioso esfuerzo español en favor de los coches electricos ha The good news: Spain’s ambitious electric-car effort ha impulsado 16 veces tantas ventas de coches eléctricos en este año en comparación con el anterior. Las malas noticias son que eso supone solo 16 coches en total – en lo que va de año frente al 1 del año anterior.

En Business Week se limitan a comentar que el «ampliamente publicitado plan de España para lograr tener miles de coches eléctricos circulando por sus calles en los años venideros parece estar muy lejos de su meta: ya que solo se han vendido 16 hasta ahora». Mencionan además que el plan era un «elemento clave de la estrategia del gobierno para tratar de ayudar a la economía».

La escena sucedió en Brasil y las imágenes han dado la vuelta al mundo con miles de decargas en Youtube. Joao Correia ex diputado y candidato a senador para las elecciones de octubre en Brasil y Demóstenes Nascimento que le entrevistaba en el canal regional TV5 se liaron primero a insultos y después a puñetazos durante la emisión en directo.

 

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Joao Correia que pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y aspira a un puesto en el Senado nacional por el estado amazónico de Acre se irritó por algunas de las preguntas de Demóstenes Nascimento. Consideró que el periodista solo pretendía desmoralizarlo y empezó a insultarle. La discusión fue subiendo de tono y el director del programa optó por ir a publicidad.

Pero durante la pausa el ambiente no sólo no se tranquilizó, sino que la agresión pasó a ser física con intercambio de patadas y puñetazos entre el político y el periodista. Demosténes Nascimento anunció la suspensión del programa a la vuelta de la publicidad y denunció Correia por agresión antes las cámaras y más tarde ante la policía. El periodista ha recibido la solidaridad y el apoyo del Sindicato de Periodistas del  estado y de la Federación Nacional.

No es la primera vez que un periodista es golpeado por hacer su trabajo. En Internet pueden revivirse muchas agresiones a reporteros vistas en directo en televisiones de todo el planeta. Esta tuvo lugar en España y el portagonista es el constructor Francisco Hernando conocido como «El Pocero».

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E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington.- Se han dado prisa. Ahora tenemos pruebas de que la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color tenía razón.Cuando la principal organización de derechos civiles aprobó una resolución condenando las muestras de racismo de los activistas fiscales, los líderes del movimiento reaccionaron con un recelo tan espeso que se podía cortar con cuchillo – y a continuación demostraron que la NAACP estaba perfectamente justificada.

El domingo, la Federación Nacional de Grupos de Protesta Fiscal anunciaba que expulsaba a una de las figuras más destacadas del movimiento — un radical de California llamado Mark Williams — por las cosas escandalosamente racistas que había dicho de la NAACP. Expulsado junto a Williams está toda su organización, Tea Party Express, que venía siendo un colectivo particularmente activo y destacado.

El colmo fue una carta «satírica» que Williams, locutor de derechas, colgó en su página web. Se supone que es una misiva del secretario de la NAACP Ben Jealous a Abraham Lincoln, y la Federación la consideró «claramente ofensiva». Con razón.

Este es un pasaje: «Nosotros la Gente de Color hemos celebrado una votación y decidido que no recolectaremos todo eso de la emancipación. Libertad significa tener que trabajar de verdad, pensar por nosotros mismos y aceptar las consecuencias junto a las recompensas. ¡Eso es simplemente demasiado pedir de nosotros, la Gente de Color, y exigimos que se abandone la práctica!»

Sorprendentemente, empeora:

«La idea más racista quizá de todas del movimiento de protesta fiscal es su exigencia de que la administración ‘deje de subirnos los impuestos’. ¡Esto es escandaloso! ¿Cómo vamos a tener televisores panorámicos la gente de color en todas las habitaciones si los blancos conservan lo que ganan? ¡Totalmente racista! ¿Espera el movimiento que los negros sean miembros productivos de la sociedad? Sr. Lincoln, fue usted el mayor de los racistas. Vivimos a lo grande. Tres plazas, alojamiento y comida, todas nuestras decisiones tomadas por los inquilinos de la casa. Sírvanse derogar las Enmiendas 13 y 14 y volvamos a donde pertenecemos».

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Eso no es sátira, es discurso de incitación. La federación nacional debe ser elogiada por distanciarse con rapidez de este fanático recalcitrante. Pero Williams no es una figura oscura del margen del movimiento. Es uno de los grandes.

Tea Party Express tiene como «patrocinador nacional» a un comité de acción política llamado Nuestro País Merece Algo Mejor, que dedicó alrededor de 350.000 dólares a la victoriosa campaña del Senador de Massachusetts Scott Brown y destina cientos de miles a Nevada a nombre de la candidata Sharron Angle. Tea Party Express presume en su página web de haber organizado mítines con oradores como Sarah Palin, Ann Coulter o un tal Samuel Joseph Wurzelbacher, más conocido como Joe el Fontanero.

¿El resto de los líderes del movimiento nunca observaron la retórica de Williams antes? Su obsesión más reciente, antes del desliz de la NAACP, ha sido una cruzada para detener la construcción de una mezquita en el bajo Manhattan, cerca de la Zona Cero. Ha llamado a la estructura propuesta un lugar donde los musulmanes honrarán a los secuestradores de Al Qaeda y «adorarán al ídolo de los terroristas». Ha llamado al Presidente Obama «musulmán de Indonesia metido a matón del estado del bienestar».

Si Williams es ahora un parias en los círculos del movimiento, es progreso. Pero este episodio debería invitar a la dirección nacional a hacer un ejercicio de introspección y reconocer – no sólo frente al resto de nosotros, sino también frente a ellos mismos – que la desagradable retórica de tintes raciales ha formado parte del percal del movimiento desde el principio. Si el clamor popular del movimiento va a madurar en algo importante y duradero, tiene que purgarse de este veneno.

Y si el Partido Republicano va a tratar de aprovechar la pasión del movimiento de cara a los candidatos Republicanos, los líderes responsables deben dejar claro que el racismo no será tolerado. Pero el secretario de la oposición en el Senado Mitch McConnell rehusaba hablar del desliz de la NAACP al ser preguntado el domingo, y el Senador John Cornyn aportaba que acusar de racismo al movimiento es «calumnioso».

No es calumnioso si es verdad, Senador. Nadie puede negar que alguna fracción de la energía considerable del movimiento está generada por el racismo. Excomulgar a Mark Williams es un punto de partida para renegar y distanciarse de este elemento – pero sólo el comienzo.

Y por cierto, ¿se acuerda que el fiscal general Eric Holder nos animó a celebrar un debate nacional sobre la raza? Bueno, así es como se hace – torpe y puntualmente, casi siempre como reacción a un suceso concreto. No hablamos, gritamos y nos quejamos. No es estético, pero es el estilo americano.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington. Newt Gingrich, doctorado aparte, nos ha ofrecido el contexto ilógico y nada histórico de la desagradable disputa surgida a tenor de la construcción de un centro cultural islámico con mezquita en las inmediaciones de la Zona Cero de Manhattan. Durante un tiempo, yo pensé que Sarah Palin y los demás iban a ser los únicos en cosechar réditos políticos de explotar la tónica anti-musulmana, pero Gingrich no iba a quedarse atrás. Con solemnidad ceremonial, explicaba la doctrina de represalias del patio de los colegios.Gingrich observaba que «no hay ninguna iglesia ni sinagoga en Arabia Saudí?. Totalmente de acuerdo. Sin embargo, no es el gobierno de Arabia Saudí el que pretende abrir una mezquita en el bajo Manhattan, sino un grupo privado. Además, y sólo para que conste, Arabia Saudí no representa a todo el islam y, también para que conste, los terroristas de Al Qaeda que asesinaron a casi 3.000 personas el 11 de Septiembre habrían añadido encantados de la vida a la prolífica familia real saudí a la lista de víctimas. Como gesto de reciprocidad, los saudíes habrían pasado los cuellos de los líderes de Al Qaeda por unos cuantos alfanges igual de encantados. Es la costumbre del desierto, o algo parecido.

También destacaría que las mujeres no pueden conducir en Arabia Saudí. Aplicando la lógica Gingrichiana, se deduce que no se debe permitir a ninguna mujer musulmana la conducción dentro de Estados Unidos y sus posesiones y territorios — o, a esos efectos, utilizar una BlackBerry, puesto que los Emiratos Árabes Unidos están a punto de inhabilitar algunas de sus funciones más reseñables. Estoy seguro de que Gingrich estará de acuerdo.

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Las declaraciones de Gingrich, recogidas como columna de ensayo, emplean dos de sus palabras favoritas. La primera es «ellos», como en «Y ellos nos imparten tolerancia». De hecho lo hacen – y con qué ganas. Después de todo, «ellos» son los propios intolerantes, lo que no sólo significa que nosotros también debemos serlo, sino que también plantea la pregunta del quiénes son «ellos». Un análisis justo de su ensayo no revela casi nada de las identidades de este nefasto «ellos». Parece ser gente que apoya la mezquita al igual que los musulmanes de todo el mundo, un colectivo grande y amorfo cuya cotidianeidad es enemigo del propio Gingrich. En realidad, se trata del ellos demagógico, del «ellos» que permite las generalizaciones exageradas, mientras se trate de minorías carentes de poder político y que por tanto pueden ser demonizadas con seguridad.

La otra palabra predilecta de Gingrich es «élites». En su papel de Newt Corazón de León, encabezará una cruzada contra «el doble rasero que permite que los islamistas se comporten con agresividad hacia nosotros al tiempo que exigen nuestra debilidad y sumisión hacia ellos?. Sí, en verdad, sí. ¿Y quién sucumbe ante tal presión? «Tristemente», sucumben «nuestras élites» — «los apologistas dispuestos de aquellos que les destruyen en cuanto pueden?. Gracias a Dios que Gingrich, con sus diversos grados, múltiples matrimonios, fama reconocida y renta importante, no es por algún motivo parte de la élite y, tan pronto como encabece a la caballería y se ponga en condiciones, nos salvará postulándose probablemente a presidente, nada menos.

19 presuntos «yihadistas» empotraron cuatro aviones comerciales esa fecha. ?sto suma 19 de alrededor de 1.500 millones de musulmanes en el mundo, un porcentaje realmente infinitesimal. No obstante, estas cifras se escapan a los sucedáneos de, digamos, Rick Lazio, que se presenta a gobernador de Nueva York y, como consecuencia probable, es un feroz anti-mezquitero. ?l tendría que saber mejor que nadie que es injusto juzgar a una población entera por el comportamiento criminal de unos cuantos: ¿capiche?

La ironía es que el centro islámico Córdoba propuesto — siendo Córdoba la ciudad española que, con los Moros, era famosa por su tolerancia religiosa (relativa) — fue concebido para estimular el diálogo interreligioso. Desafortunadamente, la ubicación se encuentra a dos manzanas de la Zona Cero y, como insiste bastante gente, esto provocaría incomodidad a aquellos que perdieron allí seres queridos. Es el argumento manifestado por la Liga Anti Difamación, que sorprendentemente ha adoptado el bando equivocado del debate. Por supuesto, la gente tiene derecho a tener su opinión, y las sensaciones en torno al 11 de Septiembre siguen estando en carne viva. Pero no es todo el islam el que tumbó las Torres Gemelas. Prohibir la mezquita por esos motivos es consentir el prejuicio, sin importar lo dolorosamente que se haya ganado.

Este centro islámico con mezquita fue aprobado por el consejo local y tiene el respaldo del alcalde. Con frecuencia alarmante, los detractores son sobre todo políticos Republicanos — Palin, Lazio, Gingrich y hasta candidatos al Congreso por otros estados. Ellos simulan tener el valor de sus convicciones, pero la verdad es al revés. En lo que respecta a las convicciones, no tienen ninguna.

Richard Cohen
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E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Dejemos esto claro: ¿Es el déficit federal una crisis tan grande que no podemos extender la prestación por desempleo de millones de parados estadounidenses, en peligro de perder sus casas por las letras impagadas de la hipoteca muchos de ellos? Pero sin darle más vueltas, podemos ampliar una masiva bajada temporal de los impuestos a los ricos, incluso si pedir a los ricos que arrimen su hombro contribuiría bastante a borrar el déficit.Esto, como amablemente establece el Senador de Arizona Jon Kyl, es la política económica del Partido Republicano. Es tentador concluir que si los Demócratas salen derrotados en noviembre, será culpa suya porque se postulan contra un partido que predica la pura incoherencia.

Lo que pasa es que ya sabemos que las recetas de los Republicanos para la economía no funcionan. Dimos a su planteamiento una oportunidad de ocho años bajo George W. Bush – básicamente, exprimir de dinero a la clase media y transferirlo a la clase alta, que teóricamente manifiesta a continuación su gratitud creando empleo para lo que el presidente de BP llama «la gente corriente». El resultado del experimento ha sido la peor recesión económica sufrida desde la Gran Depresión.

Eso debería cerrar la cuestión de lo que se juega este otoño. Los Demócratas deberían enfrentarse a la perspectiva de sufrir derrotas modestas, consistentes con el patrón histórico de las legislativas. En vez de eso, se las van a ver y desear para conservar sus mayorías en las cámaras, sobre todo en la Cámara de Representantes.

Soy de los que creen que el portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs hizo un favor a su partido al anunciar públicamente lo obvio: está en el aire el control de la Cámara de Representantes. También soy de la opinión de que las esperanzas del Partido Republicano no son tan halagüeñas como creen algunos observadores. Pero la franqueza de Gibbs parecía sacar a los Demócratas del amargo cansancio en el que vienen estando sumidos. El partido ha entrado ahora en una especie de frenesí agrio, pero es una mejora.

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Una de las razones de que esté tan seguro de que habrá un pinchazo Republicano en las urnas en otoño es que al tiempo que las encuestas muestran que el país está dominado por la tónica de castigo a la administración, hay también pruebas considerables de que la gente ve al Partido Republicano como parte del problema, no parte de la solución. Una nueva encuesta del Washington Post, por ejemplo, muestra que el 58 por ciento de los votantes tienen «sólo algo de confianza» o menos, en el liderazgo del Presidente Obama, y que el 68 por ciento pone igualmente en duda la capacidad de dirección de los Demócratas del Congreso. Pero 72 por ciento tiene poca o ninguna confianza en los Republicanos del Congreso – lo que me hace pensar que el Partido Republicano tiene trabajo que hacer antes de empezar a repartirse las dependencias del Capitolio.

Otra razón para tener cautela es que el Partido Republicano no está en sintonía con la opinión pública estadounidense en tantos temas. Los estadounidenses quieren que se amplíe la duración de la prestación por desempleo. Quieren una regulación financiera más estricta, rematada con protección al pequeño inversor. Hasta la reforma sanitaria, que el Partido Republicano logró retratar como el Apocalipsis, se vuelve más popular a medida que pasan los meses y por alguna razón el mundo no se acaba.

Es cierto que en algunos temas, los Republicanos ocupan la posición más popular. En inmigración ilegal, por ejemplo, la mayoría de los estadounidenses está de acuerdo con el enfoque de mano dura del Partido Republicano que antepone la seguridad de la frontera. Pero los votantes latinos son apasionados al apoyar la política de Obama de alcanzar una reforma integral de la inmigración, incluyendo una vía a la regularización para los inmigrantes en situación irregular que ya residen aquí. Si los Demócratas saben encauzar esta pasión, pueden conservar escaños en el Congreso y el Senado que de lo contrario perderían por la mínima — y, en el proceso, cimentar el apoyo de la minoría mayor de la nación con la vista puesta en las próximas décadas.

Tras levantarse de las cenizas de 2008 cerrando filas contra todo lo que intentaron hacer Obama y los Demócratas, los Republicanos se definen más por la palabra «no» que por cualquier otra. Tienen grito de guerra, pero no programa. ¿En serio van a aceptar los populistas del movimiento de protesta fiscal la filosofía económica de las rentas altas que tiene la cúpula Republicana del Congreso? ¿Va a ser el «perfora pequeña, perfora» una estrategia energética viable tras la catástrofe de BP? ¿Es el Senador Lindsey Graham la voz del partido en Afganistán, o es Michael Steele?

Hay mucho con lo que los Demócratas se pueden poner a trabajar. Por casualidad creo que Obama y su partido tienen unos antecedentes patentes de logros. Muchos estadounidenses no están de acuerdo, sin embargo, y lo que hay que hacer es no perder los nervios y sentirse incomprendidos, sino salir y cambiar la opinión de la gente.

Los Demócratas tienen que superar su trance. Y luego tienen que ponerse manos a la obra.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
© 2010, Washington Post Writers Group
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Sección en convenio con el Washington Post

[OPINION] La pregunta, ¿Qué pasa si nos vamos de Afganistán?, la hacía hace unos días en portada la prestigiosa revista Time autocontestándose con una fotografía: una jóven mutilada por su marido. La revista también estaba contraprogramando las revelaciones de Wikileaks, recién conocidas. Y ese día Time dinamitó la línea que separa el Editorial, del periodismo y la política. La revista no estaba realizando una pregunta, estaba intentando inclinar la balanza de la opinión pública.

Un comentario dejado por un lector se encargaba de certificar la polémica contestando: «Lo que le pasó a Aisha no sucedió hace 15 años, sucedió el año pasado?. Por lo tanto sucedió mientras EE UU estaba allí, no porque se fueran.

 

La foto desde luego es brutal: Cuando Aisha tenía 12 años fue entregada en matrimonio a un talibán que abusó de ella y que llegó a obligarla a que durmiera en un establo con los animales. La joven trató de escapar. Un líder talibán ordenó que fuera castigada y el marido le cortó la nariz y las orejas abandonándola mientras se desangraba. Pero ella consiguió salvarse y tras la portada, una clínica de EE.UU se ha ofrecido para la reconstrucción facial.

La historia es atroz y nadie en su sano juicio puede permanecer impasible ante esa imágen. Sin embargo, lamentablemente,  la presencia militar en Afganistán no tiene que ver con esa imágen: ¿Alguien se cree que estamos en ese país con el objetivo de defender los derechos humanos? ¿No sucedían las mismas atrocidades cuando EEUU luchaba en alianza con los talibanes contra los rusos? ¿Entonces la guerra emprendida por Rusia era justa?

Si la misión del despliegue internacional se limitase a la justicia y los Derechos Humanos el debate sería bien diferente pero todo es una farsa mediático-militar.

Congo, Somalia, Sierra Leona, Yemen,Sri Lanka, Nigeria, son otros paises que sufren situaciones igualmente cruentas, donde se violan sistematicamente los derechos humanos y donde la vida no tiene valor. Pero esos son conflictos olvidados por el primer mundo porque no producen réditos ni cuentan con una posición geoestratégica determinante, ni con estratégicos pasos para el gas, ni desde allí se han planificado los ataques al corazón y el orgullo de los EEUU.

Cuenta Público.es que el director de Time Richard Stengel dijo que no publicó la noticia con esa foto «para mostrar apoyo al esfuerzo bélico de Estados Unidos ni como oposición a ello», sino «como una ventana a la realidad de lo que está pasando». Pero la realidad es que semejante portada no la soñó ni el propio Bush.

Porque a la pregunta de ¿Qué pasa si nos vamos de Afganistán?, es fácil responder diciendo: pero ¿y que pasará si nos quedamos?



El músico, cantante, y compositor francés, Sebastien Tellier muestra su videoclip «Look», una obra animada de Mrzyk & Moriceau con la promesa de que no podrás dejar de mirarlo. La canción está incluida dentro de su disco «Sexuality remix».


Sébastien Tellier – Look from Record Makers on Vimeo.

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[visto aquí]

Un video muestra como trabaja en un día cualquiera Todd Heisler, uno de los reporteros gráficos del New York Times. El propio fotógrafo empieza explicando que nunca sabe como va a ser su día «Puedo tener que ir a cubrir una noticia en un país extranjero o algo justo en mi jardín». Pero el reportaje le sigue en un tour a las obras de un tunel por debajo de la Estación de Grand Central.

Tod Heisler
[VER VIDEO]

A pesar de ser conocido por captar escenas más íntimas, el fotógrafo explica en este video publicado en Lens, el blog de fotografía del NY Times, como busca «el elemento humano peculiar» incluso en una excavación con maquinaria a 15 metros bajo tierra. En este trabajo se fijó por ejemplo en los termos de café de los trabajadores. Y Heisler da también detalles técnicos del tipo de lentes que utiliza, de como superar las dificultades de enfoque con mala luminosidad o encontrar ángulos diferentes.

Aunque asegura que conforme van pasando los años, su trabajo de fotógrafo le interesa menos «por el lado físico de la fotografía, el aspecto técnico, los equipos y eso y mucho más por la experiencia humana con la gente que conoces». Y uno de los detalles más llamativos es que el reportaje en la excavación por debajo de Grand Central… no se ha publicado ¿aún?