El control de los mensajes
Tras abordar un barco de bandera turca en aguas internacionales Israel ha difundido y enviado a los medios de comunicación un vídeo que ha dado la vuelta al mundo y que muestra las siluetas de varias personas golpeando con palos algo o a alguien. Israel asegura que esas son las siluetas de activistas de la flotilla y que lo que golpeaban eran soldados israelíes.
No podemos saber si ese vídeo se corresponde con la realidad, ya que Israel no ha permitido a los integrantes de la flotilla cargada con ayuda humanitaria comunicarse con el exterior ni durante el asalto ni posteriormente. De este modo solo se difunde, al menos por el momento, el mensaje y las imágenes escogidas por las autoridades israelíes.
Es una táctica habitual: En diciembre de 2008 y enero de 2009, durante los ataques israelíes contra Gaza que provocaron una masacre con más de 1.400 palestinos muertos, Israel no permitió la entrada a la Franja de ningún periodista. Pretendía así que solo se difundiera un mensaje, el enviado desde el lado israelí, y que solo se emitieran unas imágenes, las filmadas en el lado israelí.
La legitimidad de la flotilla
Pero lo cierto es que en el caso de lo ocurrido ayer, aunque aún no tengamos acceso a todas las versiones, sí disponemos de herramientas suficientes para concluir que la acción llevada a cabo por el Ejército israelí fue ilegal. Abordó un barco de bandera turca en aguas internacionales, una acción definida como acto de piratería por Naciones Unidas, mató a al menos diez personas e hirió a 30 más. Que los activistas de la flotilla hubieran mostrado resistencia no justificaría la acción israelí, ya que, tal y como establece la ley, es legítimo defenderse de los ocupantes armados que toman un barco.
Es legítimo también el objetivo de la flotilla de llevar ayuda humanitaria a Gaza y romper el bloqueo israelí en la Franja. Gaza sufre una crisis humanitaria: sus habitantes no disponen de productos básicos, faltan alimentos, medicinas, equipamiento para fábricas. Solo funcionan cien de las casi cuatro mil empresas que operaban antes del bloqueo, los cortes de luz son muy frecuentes y escasea combustible incluso para mantener en funcionamiento las máquinas de ventilación asistida de los hospitales. Recuerdo que la última ve que estuve en Gaza, hace un par de años, muchos palestinos llenaban el depósito de sus coches con el aceite que sobraba de cocinar y freír falafel. El olor impregnaba calles enteras.
La impunidad de Israel
Turquía -turco era el barco atacado- es miembro de la OTAN. El artículo quinto de este organismo internacional contempla la posibilidad de que sus países miembros respondan militarmente a la agresión contra uno o más integrantes de la Alianza Atlántica. Este artículo tan solo se ha aplicado en una ocasión: tras los atentados del 11-S.
Es altamente improbable (imposible) que la OTAN invoque ahora dicho artículo como reacción al abordaje israelí del barco turco y desde luego es deseable que no lo haga. Pero la naturaleza provocadora de esta acción de Israel sí nos lleva a preguntarnos si el gobierno de Tel Aviv busca afianzar la impunidad de sus acciones o si quizá se guía por la premisa de ??cuanto peor, mejor?, ya que precisamente los periodos de mayor conflicto han servido a Israel para anexionarse más territorio y hacerse fuerte gracias a su supremacía militar, que al fin y al cabo, en la realidad actual, es la que manda frente a la supremacía moral o a la legitimidad.
Cuando nunca pasa nada
Israel lleva décadas actuando de manera ilegal. Piensa que la comunidad internacional nunca va a tomar represalias suficientemente efectivas que le obliguen a frenar su política basada en el terror y la mano dura. Lo piensa porque ni Europa ni Estados Unidos han adoptado medidas ante el incumplimiento continuado por parte de Israel de las resoluciones de Naciones Unidas.
Lo cree porque no hubo consecuencias cuando mató a mil cuatrocientas personas en Gaza en las navidades 2008-2009. Ni hubo represalias cuando en 2006 acabó con la vida de más de 400 personas en Gaza durante la Operación Lluvia de Verano; ni cuando en 2002 asedió varias ciudades cisjordanas, aisló a Arafat en la Mukata y mató a más de 500 palestinos; ni cuando participó en el asesinato de 1.700 civiles palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en 1982.
Tampoco ocurrió nada cuando Israel ocupó de manera ilegal los territorios palestinos, el Sinaí egipcio, los Altos del Golán sirios y Jerusalén Este en 1967. Ni cuando ocupa Jerusalén Este en la actualidad; ni cuando el Estado israelí subvenciona y beca, a modo de incentivo, a quienes ocupan tierras palestinas, para fomentar el crecimiento de territorio anexionado.
No ocurre nada cuando Israel destroza con bombardeos infraestructuras palestinas construidas con dinero europeo. No pasa nada, para eso estamos, para mirar a otro lado, y seguir poniendo dinero. Ah! El dinero. Llegará un momento en el que nos preocupe más el bienestar de nuestras riquezas que el de nuestros hijos. Vamos encaminados a ello.
Hace tan solo unos días Israel fue aceptado como miembro de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, que agrupa a los países más avanzados y desarrollados del planeta. Es el llamado club de los países ricos. Dicho organismo exige a sus miembros respetar los derechos humanos y la legislación internacional. Por eso mismo varias organizaciones defensoras de los derechos humanos solicitaron a la OCDE que, siguiendo su propia normativa, no aceptara a Israel como socio. Las protestas fueron en vano.
Las relaciones de la UE y España con Israel
Israel es un socio de primera para la Unión Europea y Estados Unidos. Y para España. En los últimos catorce años nuestro país ha exportado armas y material de doble uso a Israel por un valor que ronda los 35 millones de euros, según un riguroso informe aparecido recientemente sobre las relaciones militares entre España e Israel. Tales exportaciones de material militar a Israel violan los criterios del Código de conducta de Exportación de Armas de la UE, criterios que indican que no se exportará armas a aquellos países que pudieran usarlas con fines de represión interna, para agredir a otro país o para imponer por la fuerza una reivindicación territorial.
Israel es socio preferente en materia comercial de la Unión Europea, a través de un Tratado Preferencial que entró en vigor en el año 2000 y cuyo artículo dos establece la suspensión de dicho tratado en caso de que una de las partes vulnere los derechos humanos y el derecho internacional. En vista de que dicho tratado no se ha suspendido nunca, parece que la UE no ve vulneración de los derechos humanos en ninguna de las matanzas perpetradas por Israel; habrá que deducir que la UE considera que el robo de tierras palestinas, las políticas discriminatorias y las leyes israelíes que permiten que se encarcele a palestinos sin cargos ni juicio están dentro del marco de los derechos humanos.
Si nuestros gobierno no se mueven, movámonos nosotros. Pidamos públicamente la adopción de medidas para frenar la carrera hacia el abismo de Israel. Solicitemos la suspensión de las relaciones comerciales con el Estado israelí. O planteemos su expulsión de la ONU, una propuesta que no debería herir la susceptibilidad de nadie, teniendo en cuenta el desprecio que Israel muestra hacia dicho organismo internacional, cuyas resoluciones incumple de manera sistemática y cuyas sedes en Gaza bombardeó al menos cuatro veces en la última operación militar contra la Franja.
Tarde o temprano llegará la cordura. Y cuando eso ocurra nos gustará pensar que llevábamos tiempo participando de ella?