E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Dejemos en paz a Tiger. Ya vale de juegos de palabras — ya sabemos que es solo un «tiarrón» disfrazado. Ya vale de revelaciones indiscretas del bombonazo rubio del momento — ya entendemos que le gustan de un tipo concreto. Vale de todo el asunto — tenemos cosas mucho más importantes de las que preocuparnos.
Sí, claro. Siéntese a comer con un amigo e intente tener una conversación seria sobre sanidad, cambio climático, regulación financiera o Afganistán sin desviar la conversación al asunto más bien frívolo del semental de Tiger Woods. He desistido de intentar negar que la trama que está saliendo a la luz es atractiva, incluso si dedicarle atención me deja algo decepcionado conmigo mismo. Los intereses más bajos son pocas veces algo de lo que enorgullecerse.
Estoy empezando a temer, realmente, que la historia no se acabe nunca. Si usted es el deportista más famoso y rico del planeta, y tiene debilidad por las camareras y bailarinas de clubes nocturnos, las posibilidades que tiene de ser infiel probablemente sólo estén limitadas por sus propias posibilidades. Está quedando cada vez más claro que la admisión de culpa inicial por parte de Woods estaba formulada para cubrir de forma difusa cualquiera y cada una de las futuras «transgresiones». Por las que pudieran salir.
No voy a juzgar el calibre moral de Woods, excepto al afirmar que la infidelidad es mala. Tampoco voy a juzgar a las mujeres que han tenido aventuras demostradas con él, excepto al señalar la prisa que se han dado, tan pronto como sus nombres han salido a la luz, en solicitar asesoría legal de la más cara. Voy a sugerir que Woods piense en esta posibilidad: las mujeres que se encuentra al azar en los restaurantes o los bares podrían no verse seducidas sólo por el buen aspecto de él o su ingenio, sino que en la práctica podrían ser conscientes de lo rico que es.

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Yo iba a criticar la técnica de adulterio que tiene Woods, o por lo menos su aparente predilección por las rubias curvilíneas, utilizando para ello una teoría del adulterio desarrollada por mi colega Roxanne Roberts, que se pasó años cubriendo los libidinosos escándalos de la sociedad de la capital para The Washington Post. Roberts postula que los caballeros poderosos y famosos que deciden tener aventuras harían bien en elegir mujeres que tienen tanto que perder como ellos si la aventura llega a salir a la luz. Las jóvenes esposas trofeo de los acaudalados magnates, digamos, encajarían en ese criterio. Las camareras de los bares y las bailarinas de locales de mala nota, no tanto.
En la práctica, Woods parece haberse lidiado más de una vez con la clase de mujer que guarda viejos correos electrónicos y mensajes de texto — proporcionando a sus consolidados asesores legales algo con lo que trabajar.
Pero a medida que salen más mujeres que dicen haberse acostado con Woods, uno empieza a maravillarse ante su capacidad de multitarea. Es famoso en el campo de golf por su capacidad de concentración casi sobrehumana. ¿Quién iba a decir que entre jugadas también estaba orquestando arreglos logísticos tan complicados? ¿O tenía un caddie al margen del torneo para ayudarle con ese tipo de cosas, igual que Steve Williams le ayuda a elegir entre un hierro del siete o del ocho?
Esta es mi verdadera duda, no obstante: ¿Qué le pasa con el tipo rubia despampanante?
Que nadie que se parezca realmente a la muñeca Barbie se ofenda, pero es verdaderamente raro lo mucho que se parecen entre sí las mujeres relacionadas con Woods. Estoy hablando de pelo largo, un tipo concreto de cuerpo, hasta los rasgos faciales. Mattel podría demandarlas por los derechos de imagen.
?ste podría ser el aspecto más interesante de toda la polémica Tiger Woods — y uno de los más decepcionantes. Se diría que se ha dedicado a demostrarse que se podía acostar con quien le viniera en gana. Pero a juzgar por las pruebas, su objetivo no era la variedad, sino alguna clase de confirmación.
Estoy asumiendo el importante supuesto aquí de que la atracción de Woods era puramente física, pero es que hasta el momento no ha habido pruebas de que hubiera mucho tiempo para conversaciones. Si el adulterio tiene que ver en el fondo con el poder y la satisfacción de la conquista, la autoestima de Woods sólo se impulsaba aparentemente llevando al catre a la clase de mujer que él pensaba que interesaría a los demás hombres — el tipo «Playmate del mes» que Hugh Hefner encumbró como el estándar estadounidense.
Pero el mundo está lleno de mujeres hermosas de todos los colores, formas y tamaños — algunas con pelo corto u ojos oscuros, otras con narices amplias, algunas asiáticas o africanas. Woods parece haber seguido exclusivamente el estándar «oficial» de belleza que es tan convencional que resulta casi asfixiante.
Su gusto por las amantes deja la impresión de que es un hombre que, en el fondo, es inseguro y narcisista a la vez — un fanático del control hasta cuando comete «transgresiones».

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
© 2009, Washington Post Writers Group

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Sección en convenio con el Washington Post

Representantes de toda la industria electrónica se han dado cita esta semana en los Premios Digital01. Son los premios que entrega el programa «Ser Digital» de la Cadena Ser a los mejores equipos electrónicos del mercado. La Gala contó en esta ocasión con la actuación del popular cantante español Manuel Carrasco.
Los premios, que cumplen su quinta edición, son otorgados por un jurado independiente que procede de diversos medios de comunicación especializados. Entre todos suman una audiencia de más de dieciséis millones de lectores, oyentes, televidentes e internautas. En esta ocasión fueron premiados los diez mejores equipos electrónicos del año. Toda una guía de compras para las navidades.

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La gala fue presentada por
Chema Lapuente (tuexperto.com) y
por Miguel Angel Muñoz (movilzona.es)

1. Mejor Televisor del Año: Samsung LED 8000
Finalista al Mejor Televisor del Año: LG SL9000
Finalista al Mejor Televisor del Año: Loewe Connect Media

2. Mejor Equipo de Vídeo del Año: Pioneer BDP-LX91
Finalista al Mejor Equipo de Vídeo: Panasonic DMP-BD80
Finalista al Mejor Equipo de Vídeo: Western Digital WD TV

3. Mejor Equipo de Sonido del Año: Bose CineMate Digital GS II
Finalista al Mejor Equipo de Sonido del Año: Denon D-F107
Finalista al Mejor Equipo de Sonido del Año: Sony NAS-SC500PK

4. Mejor Móvil Inteligente del Año: Nokia N97
Finalista al Mejor Móvil Inteligente del Año: Motorola Dext
Finalista al Mejor Móvil Inteligente del Año: Sony Ericsson Satio

5. Mejor Teléfono Táctil del Año: Samsung Jét
Finalista al Mejor Teléfono Táctil del Año: HTC Magic
Finalista al Mejor Teléfono Táctil del Año: Nokia N900

6. Mejor Equipo de Bolsillo del Año: LG Arena
Finalista al Mejor Equipo de Bolsillo del Año: Samsung Omnia II
Finalista al Mejor Equipo de Bolsillo del Año: Toshiba Journ.E Touch

7. Mejor Ordenador del Año: Acer Aspire TimeLine
Finalista al Mejor Ordenador del Año: Asus UL30
Finalista al Mejor Ordenador del Año: HP Envy 13

8. Mejor Accesorio Informático del Año: HP Photosmart Premium
Finalista al Mejor Accesorio Informático: LaCie Starck
Finalista al Mejor Accesorio Informático: Logitech Performance MX

9. Mejor Videojuego del Año: FIFA 10 y PES 2010
Finalista al Mejor Videojuego del Año: Guitar Hero 5
Finalista al Mejor Videojuego del Año: The Beatles Rockband

10. Mejor Idea del Año: ADSL de Vodafone
Finalista a la Mejor Idea del Año: Microsoft Project Natal
Finalista a la Mejor Idea del Año: Programa Escuela 2.0

El jurado también quiso otorgar un premio especial al Fiasco del Año:
Premio digital01 al Fiasco del Año: El Ciberdespacio y la SGAE
Finalista al Fiasco del Año: Plan Avanza 2

MIEMBROS DEL JURADO:

* Enrique Coperías. Subdirector de la revista Muy Interesante.
* Marcos Sagrado. Director de las revistas Computer Hoy y Audio Video Foto Hoy.
* Julio Alonso. Fundador y Director de Weblogs SL, red de blogs que incluye Xataka.com y Genbeta.com, entre otros muchos.
* David Readman. Fundador y Director del Grupo Tuexperto, formado por 4 blogs especializados en tecnología.
* Javier Sanz. Fundador y Director del Grupo ADSLZone, red de blogs que cubren temas como Internet, telefonía móvil, hardware o software.
* Fernando Berlín. Premio Ondas 2006, director de radiocable.com y colaborador habitual de varios programas de la Cadena SER, así como del programa de TVE ??59 Segundos?.
* Miguel Angel Muñoz. Director de Movilzona.es y co-director del programa de radio SER Digital.
* Chema Lapuente. Director del programa SER Digital de la Cadena SER, del blog tuexperto.com y colaborador de El País (EPS), Cinco Días (diario económico) y un buen número de revistas españolas (FHM, Emprendedores, On Off, etc).

 Recomiendo la lectura de este artículo, publicado en un blog de The New York Times y traducido por Loles Oliván para Rebelion. Cualquier ciudadano decente se conmoverá al leerlo. Esto es Irak hoy. Una sociedad hecha pedazos.

NO TENGO AMIGOS QUE VIVAN EN IRAK AHORA

RIYADH MOHAMMED

En casi todo el mundo el fin de año es un momento para recordar lo mejor del pasado y mirar al futuro con esperanza. Iraq no es como el resto del mundo. Para mí es el momento de actualizar el listado de mis muertos. La entrada más reciente es mi ex novia.

Cuando recibí los mensajes de amigos en mi móvil diciendo: «Por favor, acepta mis condolencias» pregunté, «¿Qué ha pasado?» Entonces me llegó otro mensaje que decía que mi ex novia había sido asesinada en los atentados del 8 de diciembre en Bagdad.

Desde la invasión estadounidense de Iraq en 2003 llevaba una lista de cada familiar o amigo muerto como consecuencia de la violencia. A partir de finales de 2006 conté 124 muertes. De pronto me detuve. El número 125 fue mi padre. Mi padre me había dicho unas semanas antes de su trágica muerte que su agenda estaba llena de números de teléfono de muertos y desaparecidos. No tardó en sumarse a la lista.

Cuando ahora miro mi libreta de teléfonos personales leo: «X: muerto en los atentados de la Universidad de al Mustansiriya en 2007. Y: desaparecido al oeste de Bagdad en 2005. Z: murió en el Ministerio de Justicia en 2009. Y así sigue en casi toda la libreta. Los que se marcharon de Iraq fueron los únicos que sobrevivieron. He perdido a mi último amigo cuando se fue como refugiado a EE.UU. en junio de 2009. No tengo amigos que vivan en Iraq ahora.

Si hubiera seguido actualizando mi listado de muertos hasta hoy habría incluido decenas de amigos, vecinos, parientes, compañeros y colegas profesionales. El total alcanzaría los centenares. Si añadiera a los familiares de los familiares, el total sería de miles o decenas de miles de personas. Casi todas ellas eran civiles: empleados, estudiantes, artistas, profesores, periodistas, deportistas, abogados, trabajadores o niños.

Como hombre que estudió cine y que ha producido varios documentales para TV, a menudo recurro a películas que me ayudan a evadirme de la horrible realidad. A veces me ayudan a describir mi estado. En la película Meet Joe Black el ángel de la muerte se enamora de la hija de su víctima. Muchos iraquíes que he conocido después de decenas o centenares de bombardeos se preguntan, ¿hay alguna forma de detener el plan maestro de la muerte cuya máxima prioridad parece ser cobrarse vidas de iraquíes?

Cuando vi la película estadounidense Final Destination me dije que era exactamente lo que nos estaba ocurriendo a nosotros. A finales de 2006 había sobrevivido a las bombas mortales cerca de 40 veces. La mayoría de las veces estaba en la plaza Tahrir ??la plaza más famosa de Bagdad??. Yo solía pasar por allí dos veces al día de camino al trabajo. La plaza fue machacada con docenas de bombas entre 2005 y 2006. Sólo sobreviví porque llegaba unos minutos tarde o temprano. Parece, con demasiada frecuencia, como si el maldito avión de Final Destination transportara a todo el pueblo iraquí.

La caída de la estatua de Sadam Husein el 9 de abril de 2003 me hizo sentir ??y a millones de iraquíes?? el nacimiento simbólico de una nación. Sin embargo, millones de iraquíes vieron en los años siguientes otra escena que las autoridades iraquíes prohibieron finalmente fotografiar. Era la escena dentro de las morgues de las ciudades de Iraq. A finales de 2006 me tocó visitar una de ellas. Buscando a mi padre conté por lo menos 200 cuerpos nuevos en una morgue de Bagdad. Había al menos otros 200 que ya llevaban allí un tiempo. Era como la escena de la morgue en la película Missing. Pero la escena que no podría ocultar es la del cementerio de Nayaf. Ha seguido creciendo hasta convertirse en el más grande del mundo. Para millones de iraquíes significó la muerte de una nación.

Muchos consideraron que me comportaba extrañamente por no llorar en el funeral de mi padre. Pero es que realmente he perdido la capacidad de sentir dolor y tristeza. Una vez leí que muchos europeos sintieron la misma sequía emocional tras presenciar las catástrofes de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, he tenido el mismo sueño durante cuatro meses seguidos. Mi padre no moría. Todavía sueño lo mismo pero sólo una vez por semana. Es algo que podría describirse como una serie de escenas que representan todos los recuerdos felices con un ser querido. Pero no termina sino con una tragedia que durará siempre.

Ahora tengo nuevas escenas: la vez que nos conocimos, la primera palabra intercambiada, la primera sonrisa, la primera adulación, la primera llamada telefónica, la primera cita, la primera vez que declaramos que nos amábamos y el primer abrazo. Pero me despierto recordando la última escena horrible: la niña gravemente herida aplastada bajo los pies de aterrorizados empleados del gobierno que tratan de escapar de la muerte.

Fuente: http://atwar.blogs.nytimes.com/2009/12/10/i-have-no-living-friends-in-iraq-now/

 

Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

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Ellen Goodman- Londres. Sí, hay algo más cosmopolita que tener arenques ahumados para desayunar. Es que te ofrezcan donaciones para lavar la conciencia.
Tras 7 horas y 5.351 kilómetros llego aquí, abro el periódico y me encuentro con que un laboratorio de ideas británico, el Fondo de Población ?ptima, me ofrece una oferta. Como buena medioambientalista, puedo contrarrestar las 1,1 toneladas de emisiones lanzadas a la atmósfera por mi vuelo trasatlántico haciendo una donación de 7 dólares a un programa de planificación familiar.
Bueno, no soy aficionada a los bonos de intercambio de emisiones, que se podrían describir como comodines. No me entra en la cabeza la idea de que podremos contrarrestar nuestras díscolas costumbres plantando árboles en la Amazonia. La idea de que puedo equilibrar viajar en avión evitando unas pequeñas emisiones me parece de un elitismo propio del Raj. Para demostrar realmente la idea, el artículo de la prensa era ilustrado mediante una composición de bebés africanos dentro de un círculo. Así que puedo barrer de un plumazo a los de los bonos de población.
Pero la ironía reside en que al menos tres instituciones así están creando una relación entre crecimiento de la población y cambio climático. Es más de lo que están haciendo los científicos en la conferencia de Copenhague.

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Los de las instituciones pueden hacerse los sordos, pero los asistentes a la conferencia parecen más sordos que una tapia. Las materias a debate van de las energías limpias a la protección de los bosques, pasando por los bonos de emisiones y la implantación de un tratado. Los países discuten de todo lo relativo al cambio climático inducido por el hombre menos de la cantidad creciente de hombres que lo inducen.
Un viejo fatalismo en torno al crecimiento de la población se ha asentado desde 2007, cuando el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático declaró el asunto virtualmente intocable. «El alcance y la legitimidad del control de la población», advertían, seguían siendo «objeto de un debate en curso».
Una parte importante de la polémica, por supuesto, queda sobradamente ilustrada en la implicación de que algunos países puedan mantener su elevada fracción de emisiones a base de reducir la natalidad en los demás países. Como dice Robert Engelman, autor de un reciente informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), «Existe la percepción de que los países ricos con menores índices de fertilidad están arrojando dudas sobre los países más pobres con elevadas tasas de natalidad, culpándoles por tener demasiados hijos».
El vínculo entre crecimiento de la población y medio ambiente también se ve afectado por el hecho de que los pocos jóvenes de mi familia estadounidense son responsables de emisiones contaminantes superiores a las de muy pocos habitantes de los países en vías de desarrollo. Lo que es aún más importante, existe la idea persistente — fijada por la represiva política de un hijo por pareja que impone China — de que la planificación familiar es «control de la población» impuesto por los gobiernos en contra de los deseos y la voluntad de las familias.
Pero desde la conferencia de población de la ONU en 1994, la política de planificación familiar internacional se ha centrado en permitir que hombres y mujeres tomen sus propias decisiones. Hemos conocido la relación directa entre educación y oportunidades económicas para las mujeres y las familias más pequeñas, más sanas y más adultas.
Resulta que toda sociedad que ofrece un abanico amplio de opciones anticonceptivas e información a las mujeres tiene un índice de natalidad de dos hijos o menos — y esto incluye a los países en vías de desarrollo como Irán o Tailandia. El tamaño medio de una familia hoy se ha reducido de cinco hijos a dos y medio. Pero sigue habiendo cientos de millones de mujeres casadas que no tienen acceso a estos servicios o esta información.
Kathleen Mogelgaard, especialista en población y cambio climático de Population Action International, está segura de que «lo bello de establecer esta conexión es que gran parte de este debate medioambiental está relacionado con decir a la gente lo que no puede hacer. No puede talar bosques ni consumir combustibles fósiles. ?sta es una forma de abordar el desafío dándoles lo que quieren».
En la actualidad hay casi 7.000 millones de personas en el mundo. Los científicos proyectan que hacia 2050 habrá 9.500 millones. En la práctica podrían ser 8.500 millones o 10.500 millones.  Dependiendo de lo que hagamos.
Como dice Thoraya Obaid, del UNFPA, «No hay inversión en desarrollo que cueste tan poco y que acarree beneficios tan enormes y generalizados».
Sigue habiendo gente incómoda con la noción de que pueda haber demasiado de algo bueno: seres humanos. Pero Engelman responde, «Nuestro impacto sobre el planeta es sobrecogedor. Decir que no tiene nada que ver con nuestra cantidad es ridículo».
En Copenhague, la conversación se centra en las soluciones tecnológicas y las renuncias políticas. Las respuestas son redactadas por científicos, gobiernos, meteorólogos y expertos en economía. El silencio en torno a la población se origina en la creencia de que el problema humano es el menos abordable. Pero puede que no lo sea.
¿Qué pasa si podemos aligerar el peso sobre el planeta al tiempo que ampliamos las oportunidades de las mujeres? Ese es el tipo de contrapeso que me va.

Ellen Goodman
© 2009, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

Sección en convenio con el Washington Post

El caso de Aminatou Haidar está llenando páginas y páginas de periódicos en la prensa extranjera. Si el gobierno de Marruecos quería que pasara sin pena ni gloria, ha fallado en el análisis.

Es muy revelador el artículo que publica en Marruecos el diario Al Massae con la firma de Rachid Niny. Revela, como digo, muy bien la perspectiva desde la que se está enfocando este asunto en ese pais y el por qué no le están dando la importancia adecuada.  Es, sin duda, todo un error de cálculo. Da la sensación de que Marruecos desconoce el funcionamiento de los medios de comunicación modernos y la volatilidad informativa. Parece increible que el Rey de Marruecos no sea consciente de que cada día que pasa, la causa Saharaui gana una creciente visibilidad en el mundo. Sea como fuere el diario Al Massae dice:

«España, que pone al servicio de Aminatou sus periodistas ??independientes?? y sus medios de comunicación que consideran Marruecos como ??fuerza colonialista que debe salir del Sahara occidental??, olvida que es él el verdadero país colonialista que sigue ocupando las ciudades marroquíes Ceuta y Melilla. Si Aminatou ha decidido, con la complicidad clara de los servicios de espionaje españoles y argelinos, organizar esta huelga de hambre en el aeropuerto internacional de Lanzarote para pedir la liberación del Sahara del colonialismo marroquí, Marruecos debe, por su parte, pensar seriamente en la organización de una huelga de hambre colectiva de los marroquíes ante los aeropuertos de Ceuta y Melilla para pedir la recuperación de las dos ciudades usurpadas, y veremos, entonces, si los diputados europeos, los senadores del Congreso y Ban Ki Moon reclamarían a Madrid una solución urgente a este problema y el respeto de la soberanía marroquí?. […]

??El Presidente del Gobierno español se ha convencido de que la obra teatral del aeropuerto de Lanzarote está terminando. Por eso no puede sacrificar los intereses públicos por un individuo. Todos debemos extraer lecciones de este primer acto teatral, porque los siguientes serán indudablemente más trágicos

El artículo pone el foco en dos temas: uno, que a los extemporáneos ojos de Marruecos España tiene difícil defender el Sáhara mientras no hable de Ceuta y Melilla y dos: el temor de ese pais a que el caso Haidar desemboque en una sucesión de huelgas de hambre por el mundo que pongan al Estado contra las cuerdas en diversas materias. Sea como fuere, el análisis demuestra una gran incapacidad para la actuación.

El periódico norteamericano The Washington Post publica un texto de Ciaran Giles (AP) titulado : «El Gobierno español modificará el proyecto de ley del aborto» . La interpretación es similar a la que hacen diversas agencias a pesar de que en esencia el nuevo proyecto de Ley del Aborto es similar al original.

??El Gobierno español ha accedido a modificar su proyecto de ley del aborto de tal modo que ahora se exigirá a las niñas de 16 y 17 años que informen a sus padres si desean interrumpir su embarazo, según informó el jueves un partido de la oposición. La cláusula del proyecto de ley por la que se permitiría a las adolescentes someterse a un aborto sin el consentimiento paterno se ha topado con una gran oposición por parte de los conservadores?.

??La nueva ley permite abortar libremente durante las primeras catorce semanas de gestación, frente a los límites más estrictos actualmente en vigor. De acuerdo con la enmienda, las jóvenes que demuestren que el hecho de tener que informar a sus padres -o a su tutor legal- le ocasionaría graves problemas quedarán exentas de esta obligación?.

Tal y como se observa, el texto es contradictorio. Por una parte indica que se exigirá a las jóvenes a informar  a sus padres, pero por otro lado añade que excepcionalmente podrán alegar que eso ocasionaría «graves problemas» a la estabilidad familiar.

Sin duda que la Ley haya salido adelante es una excelente noticia para las mujeres y para sus derechos, pero esta es una muestra también de la habilidad política de Bibiana Aido.

 

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard yEditor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington.  La tradicional lectura de aceptación del Premio Nobel de la Paz, pronunciada cada año en el modernista ayuntamiento de Oslo, no incluye normalmente palabras como: «Soy responsable del despliegue de miles de jóvenes americanos en batalla en un país distante. Algunos asesinarán. Otros serán asesinados».
El presidente Obama aceptó el Nobel a la pacificación pronunciando una reflexión elocuente y con frecuencia pesimista de la naturaleza y la necesidad del conflicto bélico. Cualquiera que ponga en duda su compromiso con la guerra de Afganistán, que ha escalado con un «incremento ampliado» de 30.000 efectivos estadounidenses nuevos, debería leer la transcripción del discurso de Oslo. Los militaristas que sospechaban — y los pacifistas que esperaban — que Obama fuera un pacifista encubierto verán que aunque no buscó ser un «presidente de guerra», ha aceptado su destino.
Los principales discursos de Obama con frecuencia establecen no sólo la postura que adopta ni la decisión que ha tomado, sino también el proceso mental que le ha llevado ahí. Escuchando su conferencia el jueves, tuve la impresión de estar escuchando argumentos a favor y en contra que podrían haberle pasado por la cabeza durante el largo examen político que condujo al incremento en Afganistán.
Un alto funcionario de la administración, hablando bajo condición de anonimato, me decía esta semana que el día en que Obama tomó la decisión del incremento de efectivos fue el más difícil del Presidente hasta la fecha. Las opciones, según el relato que hace este funcionario, eran malas todas.

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El presidente ha concluido que iniciar una retirada — que es lo que estoy convencido que debería hacer — era demasiado arriesgado, teniendo en cuenta las pruebas de «amenazas reales y graves» para Estados Unidos que aún emanan de la región entre Afganistán y Pakistán. Dejar los niveles de efectivos como están habría perpetuado el inaceptable estatus quo, decidió el presidente, sin tan siquiera una ruta teórica al día en que las fuerzas estadounidenses puedan retirarse con seguridad.
Obama realizó una apuesta doble. Concedió al General Stanley McChrystal la mayoría de las tropas que solicitaba — no sólo un contingente de técnicos con los que intentar poner en forma al ejército afgano, sino también fuerzas de combate para desmantelar y «fragmentar» a la insurgencia talibán. Y fijó la fecha de julio de 2011 para empezar a retirar las tropas, esperando que eso moviera al Presidente afgano Hamid Karzai a adoptar las reformas urgentemente necesarias.
Obama vio este rumbo de acción como el que tiene más posibilidades de crear las condiciones necesarias para traer a casa al mayor número de tropas estadounidenses en la fecha más próxima posible, dijo el alto funcionario. Pero varios funcionarios de la administración han dejado claro en sus comentarios a la prensa que julio de 2011 está pensado para ser el inicio de una retirada, no el final, y que la política de Obama no anticipa la fecha en que el último soldado estadounidense apagará la luz y cerrará la puerta.
En su discurso de Oslo, el presidente hizo una breve historia de la guerra — desde los «albores de la historia» a través de los terribles conflictos del siglo XX pasando por las «guerras dentro de naciones» de la actualidad, en las que «mueren muchos más civiles que soldados, se siembran las semillas de los futuros conflictos, las economías son destruidas, las sociedades civiles hechas pedazos, los refugiados aglomerados y los menores traumatizados».
Su conclusión básica es que la guerra es siempre trágica pero a veces es necesaria: «las negociaciones no pueden convencer a los líderes de al-Qaeda de deponer sus armas». Y mientras que reiteraba su apoyo al multilateralismo, defendía vigorosamente el papel que ha jugado Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial como superpotencia militar, que actúa en «interés ilustrado».
De manera que la cuestión en torno al uso de la fuerza militar no es un si, más bien cómo y cuándo.
Acerca de cómo debe emprenderse la guerra, Obama prometía que Estados Unidos cumplirá religiosamente los estándares de la Convención de Ginebra, que la administración Bush parecía considerar flexibles y desfasados. Me sigue pareciendo increíble que un presidente estadounidense tenga que renunciar expresamente al uso de la tortura, pero es una obligación que Obama heredó.
Acerca de cuándo utilizar la fuerza, Obama no ofreció ningún consuelo a aquellos que puedan sentir «una acusada ambivalencia a propósito de la acción militar hoy, sin importar la causa». El presidente dio una lista de causas potenciales que en la práctica fue bastante completa. Dijo que la guerra puede estar justificada por motivos humanitarios, como en los Balcanes. Mencionó los estados disfuncionales, como Somalia. Habló de las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte.
Obama concluyó con revitalizantes palabras de esperanza, pero hizo una clara distinción entre el mundo que nos gustaría y el mundo que es. No, desde luego no fue el tipo de discurso de Nobel al que estamos acostumbrados.

Eugene Robinson

Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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Sección en convenio con el Washington Post

«Sólo usted, en su doble condición de Presidente de Estados Unidos y de Premio Nobel de la Paz, puede intervenir ante el Rey de Marruecos«…

Se lo ha dicho Pilar del Río, la mujer de José Saramago, al presidente Obama para «que no se olvide» de Aminatu Haidar. «Otros solucionarán los problemas políticos, éste es un problema humano que necesita una intervención urgente de carácter humanitario» -ha añadido la periodista y mujer del Nobel.

Pilar del Río se ha manifestado así en una carta enviada a la Casa Blanca donde explica al presidente norteamericano que Haidar lleva en huelga de hambre desde hace días en Lanzarote y sólo «reivindica su derecho a volver a su tierra, con sus hijos y con su madre».
El documento, al que ha tenido acceso Radiocable.com, no ha obtenido contestación por el momento.

Excelentísimo señor Barack Obama .
Presidente de los Estados Unidos . Washington

Señor Presidente,

Dicen que en un lugar principal del Capitolio se exhibe una carta del Rey de Marruecos al Presidente George Washington. En este documento Marruecos reconoce la Independencia de Estados Unidos. Fue el primer país del mundo en hacerlo y desde entonces las relaciones de ambos países han sido de amistad.

Señor Presidente, el día 10 va a recibir el Premio Nobel de la Paz. En esa fecha se conmemora el 61 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, documento que a todos nos obliga y que es imprescindible para el desarrollo justo de las distintas culturas y sociedades.

Por estos tres datos, la amistad con Marruecos, su Premio Nobel de la Paz, la Declaración Universal de Derechos Humanos, me atrevo a sugerirle que no olvide a Aminetu Haidar, una mujer saharaui en huelga de hambre desde hace tres semanas, que reivindica su derecho a volver a su tierra, con sus hijos y con su madre. A Aminetu Haidar la administración marroquí le confiscó el pasaporte a su regreso de un viaje por Estados Unidos y la deportó a Lanzarote, en España, última escala de su viaje de regreso. La señora Haidar es una conocida activista de los Derechos Humanos y de la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas para el Sahara, pero no una delincuente ni una terrorista.

Señor Presidente, la vida de Aminetu Haidar corre serio peligro, pero no nos podemos permitir el lujo de perderla, porque si todas las vidas merecen ser respetadas, hay otras, como la de Rosa Park, como ésta, que dan valor a nuestro tiempo y son nuestras referencias. Sólo usted, en su doble condición de Presidente de Estados Unidos y de Premio Nobel de la Paz, puede intervenir ante el Rey de Marruecos para que la dejen entrar en su tierra y vivir con su familia. Otros solucionarán los problemas políticos, éste es un problema humano que necesita una intervención urgente de carácter humanitario. La que humildemente, como ciudadana común casada con un Premio Nobel, ahora le solicito, antes de que sea demasiado tarde. Que no nos falte vida para arrepentirnos de no haber actuado cuando aún estábamos a tiempo

Un saludo respetuoso, que es, además de un ruego, una felicitación por el Premio que va a recibir y por sus propuestas para mejorar la salud del mundo.

Pilar del Río Saramago

Lanzarote, España, 8 de noviembre de 2009

El británico The Times publica un texto de Carl Mortished que pone el foco en la bajada de  calificación de Standard & Poor??s: ??S&P revisa a la baja las perspectivas españolas? . El anuncio de calificación de esa compañía contrasta con el optimismo de Zapatero, pero vayamos por partes. The Times:

??Standard & Poor??s aseguró ayer que España se enfrentaba a un deterioro más profundo de sus finanzas públicas y a un periodo de debilidad económica más largo de lo que esperaba cuando rebajó su calificación soberana, en enero, de AAA a AA+. Para reducir los desequilibrios fiscales y económicos de España se requieren fuertes acciones políticas que, según S&P, aún no se han materializado. La medida, que afecta a las acciones y los bonos del estado, se suma a los nervios surgidos en los mercados con la rebaja de Fitch, otra agencia crediticia, de la calificación griega a BBB+?.

Otros periódicos como el Financial Times, -que nunca ha sido muy generoso con el gobierno- también escriben sobre esto.

Dice Rajoy que Zapatero hace «autobombo obsceno» cuando habla con optimismo de la economía española, y se apoya en la calificación de S&P de la que habla The Times.

Pues bien, ¿Se apoya Rajoy en la Agencia de ráting que puntuó con su nota máxima a Enron antes de su desplome? ¿se está apoyando Rajoy en la misma Agencia de calificación que puntuó a Lehman Brothers con la nota más alta justo antes de quebrar? ¿En la misma que luego escurrió el bulto asegurando que fue «culpa del creciente temor que ha llevado a una pérdida de confianza«?

Ay, la confianza. La confianza y el optimismo son activos económicos, el pesimismo es garantía de problemas.

Puede que el Presidente del Gobierno sea un optimista patológico, pero Zapatero tiene la obligación moral de ser optimista. Lo digo yo que en otra vida me dediqué al periodismo financiero. En aquella vida tuve que chuparme unas cuantas juntas de accionistas de bancos y nunca escuché allí malas noticias, de la misma manera que los periódicos nunca anuncian en portada la caida de sus ventas o de anunciantes.  Ay, la confianza. Es tan fácil de quebrar desde la oposición… y puede salirnos tan cara.

 

 

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington post . Siempre leo los nombres. Hay días en los que sólo hay tres o cuatro, otras veces hasta 10 o más. Observo las edades y sus graduaciones, y también cualquier disparidad entre las dos cosas. Imagino un desastre acechando bajo tierra — algún mal momento que terminó en la pérdida de hombres. Los nombres a los que me estoy refiriendo, por supuesto, son los de los caídos en combate.
Hay muy pocos — tan pocos que con los de Irak y Afganistán en total ni siquiera podemos acercarnos a algunas batallas concretas de la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial, durante la cual más de 19.000 estadounidenses perdieron la vida sólo en la Batalla de las Árdenas. En cuestión de ocho años, alrededor de 5.300 militares estadounidenses de distinta graduación han perdido la vida en las dos guerras que estamos librando ahora mismo, la mayor parte de ellos en Irak. Durante ese período, más de 250.000 estadounidenses se dejaron la vida en accidentes de tráfico.
En su libro «Esta República del sufrimiento», Drew Gilpin Faust escribía acerca de los efectos que las grandes cifras de fallecidos tenían tanto sobre el Norte como sobre el Sur durante y después de la Guerra Civil. Alrededor de 620.000 hombres de ambos bandos murieron en esa guerra — alrededor del 2% de la población estadounidense, equivalente hoy a 6 millones de muertes. La carnicería consternó profundamente a la nación porque alcanzó a todo el mundo.

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La paradoja ahora es que está sucediendo algo parecido — no a causa de demasiadas muertes sino de muy pocas. De los muertos de la Guerra Civil, alrededor de la mitad se quedaron sin identificar — enterrados a menudo a medida que perdían la vida, una capa de cal viva y un agujero como lo que ahora llamamos camposanto. Hoy todos son conocidos. Siempre hay un nombre y una graduación — y una familia y una ciudad natal, y a menudo una fotografía de la cara que puede ser estudiada y escrutada.
El hecho de que los muertos sean relativamente escasos en número hace posible diferenciarlos. Los nombres que leo en la prensa — Gwaltney, Nichols y Taylor hace poco — se pudieron publicar porque sólo había tres. ¿Qué rotativo podría reproducir todos los nombres de los caídos en una batalla de la Guerra Civil, una media de alrededor de 600 al día, o incluso una de las de Vietnam — 26 al día, 182 a la semana? ¿Qué informativo de la televisión podría pasar por el faldón los nombres de cientos de muertos? La brevedad es lo que hace posible el luto.
La capacidad de individualizar — sin más muertos anónimos — ha cambiado sin duda América. Seguimos siendo una nación religiosa pero no como lo fuimos durante la Guerra Civil, cuando el finado intentaba consolarse a través de la certidumbre — es verdad, ¿no? — de que les aguardaba una vida mejor. La religión ha perdido ese aura de misterio. Los sacerdotes tienen menos autoridad. Morirse se ha vuelto más duro.
En contraste, nuestros enemigos encuentran consuelo religioso en sus propias muertes. No es que no den valor a la vida; simplemente es que no dan valor a esta vida.
En Irak nadie sabe la cifra de atentados suicida — miles seguramente. También en Afganistán los atentados suicida son frecuentes. En América no hay realmente nada que se parezca a un terrorista suicida estadounidense. Nosotros no elogiamos al terrorista ni paseamos a sus hijos ante las cámaras de televisión para que los demás niños les envidien por la muerte de un progenitor. Esto nos resulta extraño. Nos escandaliza. Directamente nos repugna.
¿Podemos combatir a un enemigo así? Esta es la pregunta que nadie se hace en todo ese tira y afloja acerca del incremento en Afganistán. Puede que hayamos llegado a querer demasiado la vida. La cuestión en Afganistán no es si vale o no un billón de dólares o varios cientos de vidas estadounidenses más. Es si vale o no una sola vida a más, la que se puede aislar en mapthefallen.org o la que los informativos deciden mostrar o los nombres que pasan en pantalla lentamente, cada uno con una fotografía para que podamos preguntarnos por sus vidas y preocuparnos por el costo de todo.
Esta es la pregunta que tiene que responder Barack Obama. Todos sabemos que los talibanes son asesinos misóginos alineados con al-Qaeda — y todo eso es malo. Pero lo que no sabemos es si algo de todo eso vale la vida que vemos en los informativos de la noche o de la que leemos en la prensa.
Cada día, cuando leo los nombres y hago una pausa para preguntarme por sus vidas, tengo que preguntarme cuándo voy a ser capaz de dejar de leer — cuando no haya más que leer o cuando simplemente haya demasiados.

Richard Cohen
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