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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: ??¿Debe intervenir el Rey ante Mohamed VI para facilitar una salida al caso Haidar? La respuesta no es fácil. Lo único seguro es que, paradójicamente, la petición pública de intervención suscrita hoy por un importante número de intelectuales y artistas, hace mas difícil dicha intervención. La capacidad de maniobra se multiplica en la discreción, y se reduce cuando los focos de la opinión pública apuntan a los protagonistas. El menos comprometido es el Rey, que no puede actuar por iniciativa propia, y que sin duda descolgaría el teléfono si el Gobierno se lo pidiera. Pero el Gobierno tiene poco margen para hacer movimientos. Si recurre al Rey será acusado de dos cosas: una, comprometer al monarca en un tema que muchos reprochan al gabinete Zapatero. Y dos, demostrar impotencia e incapacidad, pues se ve en la situación desesperada de recurrir a esa instancia.

Por otra parte, si Haidar muriera y el Gobierno no hubiera jugado la baza real, sería arrollado por las protestas. Así las cosas, los días, las horas e incluso los minutos son relevantes. Es seguro que el Gobierno no va a permitir que la activista muera, aunque le acompañe un fuerte debate de fondo sobre su autoridad para alimentarla a la fuerza, llegado el caso lo hará. Pero, por mucho tiempo que pueda ganarse por ese procedimiento, las salidas, todas las salidas, permanecen atascadas. O eso creemos. Porque hemos de pensar que el Gobierno ve alguna, o tiene confianza en que pase algo que desconocemos. Si no fuera así, si la única razón para no acudir al último recurso que tal vez pudiera significar el Rey es su imagen o el seguro -y desleal- reproche de la oposición, pensamos que debería tragarse ese sapo en nombre de un objetivo superior: la vida de Haidar. Y añadiríamos, su causa, que fue nuestra hasta que la abandonamos.

Ah, y una cosa más. Que don Juan Carlos intervenga no garantiza nada. Por mucho que entre monarcas se de una familiaridad que nuestra pobre mente no acierta a calibrar, el caso Haidar se ha enredado hasta tal punto que el propio Mohamed está atrapado por el patriotismo nacional.

En resumen: 1. Confiamos en el Gobierno, que es quien ha de medir los tiempos. 2. El Gobierno no debe tener escrúpulos en recurrir a quienquiera que pueda ser útil. Por tanto, también el Rey. 3. Mucho nos tememos que, hecha pública la petición de los intelectuales, tal intervención es ahora más difícil que ayer.?

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

Obama sabía que el premio llegaba con polémica, desde fuera de EEUU y desde dentro de EEUU. Las guerras son inherentes al ser humano: ??Creo que fuerza (militar) puede ser justificada por razones humanitarias.? ….pero también son trágicas, -ha dicho Barack Obama hoy al recibir el premio Nobel de la Paz. Una declaración dual -menos contundente de lo que ha interpretado la prensa española- que no esquiva, ni trata de ignorar la aplastante realidad: EEUU protagoniza dos conflictos militares.

¿Se puede recibir un Nobel de la Paz hablando de la guerra?. Pues no parece lo más adecuado, no. Porque Obama ha dicho algo que muchos piensan pero que un Nobel de la paz no debería decir. Quienes concibieron el premio pensaron que debía ser otorgado a aquellos que dirigieran desmilitarizaciones o el entendimiento entre naciones.

Sin embargo la explicación es sencilla. El de hoy ha sido un discurso en clave interna, dirigido a un país que no perdona las injerencias exteriores.  Decía esta mañana Alana Moceri en la Ser que en EEUU el premio ha sido interpretado como una suerte de presión política, un intento de la vieja europa por condicionar la futura política de Obama. Y es inquietante ver los términos en los que ha sido traducido el premio por los norteamericanos, pero es revelador y explica su forma de entender el mundo.

¿Quiere decir su discurso que se deben retirar todas las esperanzas depositadas en el Presidente que devolvió la ilusión por la política? Pues tampoco. Obama es un experto en  dialéctica interna, en contentar a todos semánticamente. Y algunas de sus medidas han sido indiscublemente valientes :

Obama firmó una orden que invalidaba todas las instrucciones impartidas por Bush en relación con el uso de la tortura, las escuchas ilegales y otras medidas de dudosa legalidad puestas en marcha durante la guerra contra el terrorismo. En su histórica visita a Egipto, el presidente estadounidense estrechó lazos con el Islam. Poco después anunció que EE UU abandonaba el proyecto de escudo antimisiles ,pidió a los líderes mundiales trabajar por intereses comunes, ha intentado reabrir el diálogo en Oriente Próximo, ha conseguido compromisos en la lucha contra el cambio climático

En ese contexto es fácil de entender el discurso de Obama. Incluso ha dicho que hay candidatos «más cualificados» para el Nobel de la Paz. Y no le falta razón, los hay porque siempre hay candidatos mejores para todo.  Sin embargo la historia le ha reservado un papel, y aunque sea verdad que Europa esté tratando de empujarle a interpretarlo es, hoy, su papel. De todos, opinión pública incluida, depende que poco a poco sienta la necesidad de hablar de paz, aunque haya quien le insista en que lo de verdad hay que hacer es hablar de la guerra.

Todavía hoy algunos periódicos extranjeros llevan el asunto del intercambio de archivos en España a sus páginas. Hablan de ello el periódico italiano Il Fatto Quotidiano a través de Alessandro Oppes con un texto titulado: ??Internet contra Zapatero? y el Japan Times con un texto firmado por Ciaran giles:

??Reina la confusión en el gobierno de Zapatero. Para combatir la piratería en Internet, en vez de abordar el problema con una decisión clara, el ejecutivo de Madrid ha optado por el camino del subterfugio, con un párrafo medio escondido dentro de la nueva ley sobre ??economía sostenible?. Al parecer, la nueva norma prevé la posibilidad de cerrar por la vía administrativa, en vez de recurrir a la magistratura, las páginas web que permiten descargar ilegalmente música, películas y vídeo-juegos. Apenas se dio cuenta de ello el pueblo de la red, estalló la revuelta. Artífice principal del gran lío que Zapatero está tratando de resolver es la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde. Contra el gobierno se han alzado voces de protesta incluso en el mismo Partido socialista y, cabalgando la protesta, ha intervenido también la oposición del PP que ha acusado al ejecutivo de querer restaurar la censura. Zapatero promete una rápida ??solución dialogada??? -dice Il Fatto Quotidiano.

??Muchos usuarios de Internet en España están furiosos debido a una propuesta gubernamental que conlleva la posibilidad de clausurar, sin una orden judicial, sitios en la red que ofrecen servicios de intercambio de archivos de música y video. La reunión sostenida el día tres entre sus representantes y la Ministra de Cultura fracasó en su intento de contener la ira…?. -dice Japan Times.

Todo indica además que esto no ha hecho más que empezar. Hoy se ha convocado una reunión con IU. Mañana, parte del grupo que se reunión con la Ministra tiene prevista una convocatoria con el PP. De la habilidad del gobierno para zanjar este asunto rápidamente dependerá que no siga creciendo.

Gerardo Cortes de Tercerainformación.es, se puso en contacto la semana pasada con algunos periodistas entre los que me encuentro. Quería elaborar un tema para ese diario digital sobre IU y su relación con los medios de comunicación.
Es un experimento interesante. Los periodistas elegidos estamos al márgen de la Coalición, así que el valor de las respuestas radica en que se hacen con buena voluntad y con espíritu incluyente.

De las mias voy a elegir una, por la vocación que tiene: es aplicable a cualquier formación política. Es a la pregunta ¿puede sobrevivir un partido que no gestione su imagen con una cierta dosis de marketing?. Y la respuesta en mi opinión es:

 No. (…) pero la publicidad política no debe ser un simple anuncio debe ser un compromiso (sigue…)

Lo pongo aquí porque me parece importante que la política comprenda que vivimos un mundo cada vez más condicionado por la comunicación. Sin embargo, lejos de representar tan solo una oportunidad, eso representa un compromiso para con los ciudadanos.

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. El Presidente Obama debería haber declarado la victoria en Afganistán y comenzado la retirada. Su escalada de la guerra puede alcanzar sus objetivos, pero a un precio demasiado elevado – y sin proteger mucho más significativamente a nuestra nación de la amenaza de ataques terroristas.
Espero equivocarme. Pero mi duda fundamental sobre el enfoque de Obama era puesta de manifiesto el jueves por acontecimientos acaecidos muy lejos de la zona de guerra: en Mogadiscio, Somalia, un terrorista suicida se infiltraba en una ceremonia de graduación universitaria y asesinaba al menos a 19 personas, incluyendo a tres ministros del gobierno somalí.
Uso el término ??gobierno somalí? irónicamente, porque en realidad no ha habido uno desde 1991. La larga disputa abierta a varias bandas por el control entre clanes fuertemente armados y señores de la guerra sigue sin cerrarse. La novedad más importante en la guerra civil ha sido el ascenso de una insurgencia de base religiosa, Al-Shabab, que hoy controla una gran franja del país – y sobre la que inmediatamente recayeron las sospechas de la autoría del atentado el jueves.
¿De qué me suena esta película?
No, Somalia no es un calco de Afganistán. Sin embargo, comparte la distinción de ser un estado disfuncional en el que la ideología del Islam violento y fundamentalista se ha afianzado y donde la técnica del ataque de ??martirio? suicida está resultando eficaz.
Dudo que ??el incremento ampliado? de Obama de 30.000 tropas estadounidenses adicionales tenga éxito en sus propios objetivos, pero supongamos que es así. Según altos funcionarios de la Casa Blanca, esto significaría que las fuerzas norteamericanas y sus aliados son capaces de ??degradar? a los talibanes al extremo de no plantear ninguna amenaza de hacerse con el poder en Kabul y no controlar ya áreas rurales importantes.

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Estas referencias deben cumplirse, según la Casa Blanca, para que sea imposible que al-Qaeda vuelva a Afganistán, establezca una base de operaciones y planee nuevos ataques contra Estados Unidos entre otros objetivos.
Estoy convencido de que si los talibanes empiezan a perder terreno, muchos de sus guerrilleros simplemente volverán a mimetizarse entre la población y aguardarán al momento oportuno en que llegue la fecha de julio de 2011 fijada por el presidente. ¿Será en ese momento el ejército afgano verdaderamente capaz de plantar cara en solitario hasta a una amenaza talibán latente? Si no es así, el plazo de Obama carecerá de significado y las fuerzas estadounidenses quedarán atascadas en Afganistán, en grandes cantidades, sin avances a la vista.
Pero incluso suponiendo que el incremento funciona, ¿por qué no va al-Qaeda ?? o el colectivo de mentalidad pareciera que sea ?? a abrir una delegación en Somalia simplemente? ¿O en Yemen, o en cualquier otro estado disfuncional? ¿O en algún rincón miserable del mundo donde la autoridad del gobierno central sea débil y el resentimiento hacia la presencia de Occidente sea elevada?
Afganistán fue por casualidad la elección de cuartel general que hizo Osama bin Laden, pero sus principales mandos y él fueron expulsados del país poco después de la invasión estadounidense. Se cree que Al-Qaeda está radicada hoy en Pakistán, con la libertad de movimiento de su cúpula directiva muy restringida. La evidente reticencia del gobierno paquistaní a acabar el trabajo es problemática, pero yo creo que es probable que en algún momento un misil salido de algún vehículo Predator no tripulado alcance su objetivo.
El problema es que la filosofía criminal de al-Qaeda, que es el verdadero enemigo, carece de domicilio físico. Puede surgir espontáneamente en cualquier parte ?? incluso quizá en un emplazamiento militar estadounidense fuertemente protegido en medio de Texas.
Fíjese en lo que hace falta para que el incremento en Afganistán tenga éxito. El Presidente Hamid Karzai tiene que renunciar a la corrupción ?? lo que le necesitará de más de una reprimenda vía conferencia por parte de Obama. El ejército afgano no sólo tiene que ser entrenado para luchar, sino también ampliado de su actual nivel de 92.000 efectivos hasta la friolera de 260.000 ?? unos niveles que el débil gobierno de Karzai falto de recursos económicos apenas se podría permitir. Y una nación conocida como ??el cementerio de imperios? por su legendaria resistencia a la presencia extranjera tendría que sufrir el súbito cambio sincero.
En el fondo ?? incluso si las condiciones de julio de 2011 son tales que Obama puede dar orden de llevar a cabo una retirada real en lugar de una cosmética ?? la amenaza generalizada del terrorismo seguirá presente. El enfoque de ??drenar el pantano? para combatir el terrorismo no funciona si la enfermedad es capaz simplemente de contagiar al pantano de al lado, y al siguiente.
Nunca tuvo sentido pensar en la guerra contra el terrorismo como una ??guerra? porque no es posible derrotar a una técnica o una idea por la fuerza. George W. Bush escogió un camino hacia un estado más o menos permanente de guerra mortal y cara a baja escala. Barack Obama debería haber adoptado un rumbo diferente.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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..dos bares con barra

Sergey Dolya, uno de los bloggers más influyentes de Rusio voló recientemente con la aerolinia Emirates y retrató con gran calidad el interior de los aviones:  Barras con camareros, asientos convertibles en cama -aunque no todo está permitido en ellas-, baños con ducha, escaleras, monitores personales de 17 pulgadas…el nuevo Airbus 380 parece un hotel de cinco estrellas.  Cuenta, incluso, con cámaras situadas en el exterior del aparato que pueden ser sintonizadas desde cada asiento. Un billete en primera clase (Dubai-Bangkok destination)  cuesta 4.000$ …

..Amplios sillones que se inclinan hasta convertirse en cama

 

…Cuarto de baño con ducha incluida…

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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Los informes más dramáticos dicen que Copenhague es la última oportunidad de controlar el cambio climático. Los menos dramáticos, que es la penúltima. Pero todos coinciden en que es urgente actuar, dejando a un lado a los negacionistas, muy crecidos con la sospechosa aparición a última hora de unos e-mails que no pueden poner en cuestión informes tan aplastantes como los revelados por la comunidad científica mundial en el año 2007.

Sobre la Cumbre que hoy comienza caben muchas consideraciones, quisiéramos señalar dos. La primera, el mérito enorme de los grupos que durante años han venido denunciando lo que ya hoy el mundo reconoce como una realidad de la máxima importante. Se llegará hasta donde se llegue, pero la preocupación por el medio ambiente está ya en el centro del debate universal, como la gran responsabilidad de nuestra generación. Segundo que, a pesar de la evidencia de que no hay tiempo que perder, hemos de prepararnos para un proceso por etapas, seguramente lento, desesperadamente lento, que habremos de acompañar sin dejarnos abatir por el desánimo. No olivdemos que detener el cambio climático nos plantea problemas del más grueso calibre.

Estratégicos: países ricos frente a países pobres; desarrollados frente a no desarrollados o en vías de hacer. Económicos directos: ¿cuánto habrán de pagar los primeros a los segundos para que no contaminen? ¿Quién distribuirá ese dinero? Policiales o de control: ¿Quién vigilará, y con qué autoridad, el cumplimiento de lo que se acuerde en materia de emisiones? Y, sobre todo, sociales: pues tendremos que cambiar nuestra forma de crecer, nuestra forma de vida. Copenhague solo será concluyente si es un fracaso… si no lo es, constituirá el comienzo de un largo viaje, con frenazos y aceleraciones; pero, atención, con un rumbo ideológico inexorable. Porque esta historia tiene moraleja: la injusticia y la desigualdad han puesto al planeta al borde del abismo. Para sobrevivir, nuestro planeta necesita que el hombre sea justo con el hombre».

 

 

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

 

Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

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Ellen Goodman – Boston. Si alguna vez se ha preguntado por qué inventó Dios el botón de borrar, permítame mostrarle un correo electrónico llegado a través de varios servidores de listas a los medios de referencia.
??¿Cuánto os queremos?? pregunta el autor a los medios. ??Contemos las formas: mentís, distorsionáis y manipuláis lo que habrían de ser crónicas imparciales de TODA la información, no sólo de lo que favorezca los intereses de la ??extrema izquierda???.
A medida que mi puntero se acercaba a ??bloquear al remitente?, repasé la lista de agravios. El primero era la acusación de que nosotros, los principales medios, habíamos ocultado el hecho de que el revolucionario comunista Bill Ayers era el verdadero autor del libro de Obama ??Sueños de mi padre?.
Este mito llevaba algún tiempo circulando por la red, pero volvió a cobrar protagonismo después de que un bloguero lo plantease a Ayers en un aeropuerto. En un ataque de ironía, Ayers ??confesó?. «Michelle me lo pidió… lo escribí yo?, dijo añadiendo, ??Y si usted puede demostrarlo podemos repartirnos los derechos». ¡PILLADO!
No es que los blogueros de derechas anden sobrados de sentido del humor. O de editores. La autoría de Ayers es más o menos igual de cierta que el rumor que circula de boca en boca que dice que Obama nació en Kenia. Esa fantasía ocupaba en la revista The New Yorker el puesto intermedio entre ??Santa Claus? y ??Los protocolos de los sabios de Sión».
El mito del nacimiento era acompañado, a su vez, por la afirmación lanzada por Glenn Beck de que la reforma sanitaria de Obama obliga a contratar un seguro o entrar en prisión. Y a la par del fantasioso anuncio lanzado por Sarah Palin de que la reforma de la atención médica significa que habrá ??tribunales de eutanasia? para la tercera edad.
Bueno, yo pienso que la veracidad de estas afirmaciones es evidente por sí misma. Lo que no significa que no tengan seguidores.

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Mi asombro ante esto proviene del extraño y persistente apego a los hechos. Esto probablemente se deba a que mi carrera empezó como editora en Newsweek. Los hechos ?? junto a sus valedores, los editores ?? han servido desde hace mucho de directrices y salvadores de mi carrera, que cuenta con más de 46 años.
Ahora planeo la próxima etapa de mi vida. Lo que puede ser el motivo de que me sorprenda del mucho protagonismo que han perdido los hechos en estos tiempos, y de lo aún menos que parecen importar.
La conspiranoia ha proliferado junto a unos medios nuevos que no son decididamente de referencia, que se filtran en cuantos boquetes se producen en los canales de cable, el dial de la radio o los blogueros que publican cualquier cosa.
Hoy es posible encontrar un colectivo en alguna parte de Google para cualquier cosa. Cualquier extremista puede encontrar una tribu o un ??dato? — ¡el calentamiento global es un fraude! ¡La evolución es un fraude! — que refuerza sus propias creencias.
Hay una sensación de que no necesitamos que los datos o la edición o la comprobación de las fuentes respalde el contenido mientras contemos con la aprobación de la masa. No tenemos que construir opiniones basadas en hechos; podemos construir hechos basados en opiniones.
Esto no es sólo frecuente en los blogs sino en los debates radiofónicos de derechas en los que los presentadores han perdido todo sentido de la medida. ¿Qué precio ha pagado Glenn Beck exactamente por jugar con hechos cogidos con alfileres? ¿Jon Stewart sorprendió a Sean Hannity usando capturas de vídeo de una (gran) concentración contra la política fiscal con las que ilustrar otra (pequeña) concentración?
Este estándar carente de fundamento es respaldado (o repudiado) por los políticos que siguen su estela. El ex secretario de la mayoría en la Cámara Dick Armey, por ejemplo, no está por la labor de desafiar a esos creyentes de los ??tribunales de eutanasia? que se concentran al amparo de su organización FreedomWorks: ??Si la gente quiere creer eso… por mí está bien?. Cualquier cosa vale.
No estoy sugiriendo que la prensa ?? otrora definida como el primer registro riguroso de la historia ?? no carezca de errores. Pero hay precios que pagar y correcciones que hacer y estándares que cumplir. ¿Cuándo fue la última vez que uno de los que creen que Obama no nació en Estados Unidos publicó en Internet una corrección o perdió su puesto de trabajo?
Aquellos de nosotros que hemos dedicado nuestra vida al periodismo nos despertamos cada día con problemas nuevos: plantillas recortadas, periódicos que cierran. Mi primer patrono, Newsweek, ya no cubre la información. El segundo, Detroit Free Press, ha limitado el reparto a domicilio. A mi tercer patrono, el Boston Globe, le he visto crecer y encogerse.
Lo más difícil es contemplar la evaporación de una profesión que ha servido de filtro para la ??comunidad en contacto con la realidad?. Un trabajo que ha luchado por acercarse a la realidad con tanta frecuencia y tan rigurosamente como se puede.
En una encuesta 60 Minutos/ Vanity Fair realizada el mes pasado, se preguntaba a los lectores las profesiones que consideran van a desaparecer. De los probables candidatos, el 28% elegía los recolectores de tabaco, pero el 26% elegía a los reporteros. Sólo el 3% pensaba que los editores se extinguirían.
Bueno, yo tengo ??noticias? para usted. Cuando los periodistas desaparecen, también desaparecen los hechos. Y los que los comprueban.

Ellen Goodman
© 2009, Washington Post Writers Group

 

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