El Financial Times publica un interesantísimo texto ($) [aquí gratuito] en el que se refiere a las políticas que debería impulsar y al discurso que debería emplear Europa si quiere estar presente en la agenda de Washington.

En el texto no se refieren implícitamente a España pero afecta directamente a nuestro concepto de relación internacional. La tesis del texto, que firman Jeremy Shapiro y Nick Witney, apunta a que hay una cierta ingenuidad sobre las realidades y las reglas que imperan en las relaciones europeas con ese pais. El texto recomienda que si queremos mejorarlas debemos pensar en sus intereses, no en los nuestros:

La estrategia de Barack Obama en política exterior es la de reposicionar América para un mundo post-americano.[…] se trata de crear alianzas tácticas. Trabajará con China en la economía global, con Rusia en desarme nuclear y con todo aquel que pueda ayudar a servir a los intereses de los EEUU.

El autodeclarado pragmatismo de Obama significa un riguroso aprovechamiento de tiempo y energía. Atenderá a todo aquel que pueda serle útil para ese fin, no simplemente simpático.  Los europeos amables que no tengan nada que ofrecer serán de prioridad baja. «

El texto es como digo muy ilustrativo, pero cae en un error revelador. El autor cree que Europa y por tanto España,   desconoce esas exigencias pragmáticas de los EEUU. El artículo dibuja a la sociedad europea intelectual pero ingenua.

Y no es cierto. La sociedad europea quiere ser escuchada en Washington sí, y para ello ofrece acuerdos y negociaciones adecuadas a los intereses de los EEUU -buena prueba de ello son las industrias de Alta Velocidad y energías alternativas elogiadas por Obama y presentadas por España- . El problema es que EEUU a menudo intenta extender esas cooperación a intereses estrategico-militares propios para condicionar sus otras políticas. No es que Europa no entienda esta política discursiva, es que a Europa -y a los europeos- no le gusta acceder a determinadas pretensiones. El diario insiste:

 «Para los Europeos, son verdades difíciles de absorver. Pero ellos no tendrán peso, de nuevo, en Washington mientras no se den cuenta de que un mundo post-Americano requiere  una Europa post-Americana.  [..] la primera ilusión equivocada es continuar bajo la dependencia de protección de los EEUU».

Los autores creen que primero europa debería tener un discurso común con protagonismo en seguridad y en negocios, en lugar de las pequeñas e independientes acciones de algunas de sus naciones, pues eso favorecería el diálogo bilateral. En reúmen, que Europa debería definir de una vez por toda su estrategia de poder militar en el mundo.

Nada nuevo bajo el sol. Ya lo dijo Reagan en 1983 : «Nosotros no estamos en el mundo para defender los intereses de los demás, estamos para defender nuestros intereses».

 

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Los críticos de la decisión del Fiscal General Eric Holder de llevar a Nueva York al cerebro confeso de los atentados del 11S y a 4 terroristas imputados más para ser juzgados no pueden creer seriamente que la ciudad tendrá problemas para gestionar el esperado ??Juicio del Siglo.? Los críticos no pueden pensar en serio que un juez va a dar un micrófono a Jalid Sheik Mohammed para que vomite sus opiniones yihadistas, o que teman que el jurado — resolviendo a apenas unas manzanas de la zona cero — buscará motivos para dejar en libertad a cuenta de algún tecnicismo a un asesino múltiple.

Todo el mundo sabe que el fanfarrón sediento de sangre – al que los funcionarios se refieren con frecuencia por sus iniciales, KSM – no va a volver a ver la luz del día nunca. El escándalo está relacionado en realidad con la palabra «guerra.» La indignación es expresada por aquellos que temen que Holder y el Presidente Obama se estén alejando de la doctrina de ??guerra contra el terrorismo? de la era Bush que en todo momento debe ser llevada a cabo por medios militares.

Esos críticos se equivocan. El problema es que podemos derrotar a Al-Qaeda y sus filiales sin derrotar al enemigo mayor: una perversión fundamentalista y militante del islam. Podemos y debemos perseguir a Osama bin Laden y sus cómplices con determinación incesante y, sí, esa lucha debería ser encabezada por nuestras fuerzas armadas. Pero para lograr una victoria significativa, también tenemos que ganar la guerra de ideas — y en esa lucha filosófica y teológica, el concepto de justicia es un campo de batalla clave.

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Resulta sorprendente que tantas personas que insisten en el marco de «guerra contra el terrorismo» al parecer tengan un interés escaso en entender al enemigo, que me parece es la única forma de descubrir los puntos débiles del enemigo. La narrativa yihadista está muy relacionada con el concepto de justicia, o más bien con lo que los imanes fundamentalistas y sus fieles entienden como injusticia.

Según la versión de la historia que tiene el enemigo, Occidente — entendido como Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña y lo que solía llamarse la Cristiandad — tiene una larga trayectoria de explotar al mundo musulmán. Ocupamos países musulmanes para robar sus recursos. Instauramos en el poder como sus gobernantes a cantamañanas corruptos. A pesar de todo nuestro elevado y convincente discurso sobre justicia y paridad, nos reservamos esos lujos para nosotros. Dentro de esta enrevesada opinión, nosotros nos merecemos cualquier atrocidad que «los guerreros yihadistas? puedan cometer contra nosotros.

Protestar diciendo que todo esto es absurdo y obsceno no va a hacer que desaparezca por las buenas. Y el éxito de nuestras tropas en la práctica ayuda a impulsar la narrativa yihadista acerca de «una cruzada» contra el islam.

Resulta irónico que muchos de los funcionarios y tertulianos tan cabreados con la decisión de juzgar a KSM por la vía civil también se apresuren a declarar un acto de terrorismo la matanza de Fort Hood. Si el sospechoso, el Mayor Nidal Hasán, resulta ser realmente un terrorista — y no sólo un hombre mentalmente desequilibrado que perdió el control — entonces su desagradable carnicería ayuda a demostrar la idea que estoy expresando. Hasán consideraba al parecer los despliegues del ejército estadounidense en Irak y Afganistán una guerra contra el islam, defendiendo en algún momento que los soldados musulmanes deben ser excusados de combate como objetores de conciencia. En otras palabras, aparentemente al menos se tragaba parte del discurso yihadista. Si matar un terrorista en Kandahar crea uno en Killeen, nunca vamos a progresar.

En este contexto, llevar a juicio a KSM y al resto de los imputados por la vía civil en suelo estadounidense no es sólo un deber sino una oportunidad. Es una forma de demostrar que no tenemos una vara judicial de medir para nosotros y otra para los musulmanes, que concedemos a los acusados la oportunidad de defenderse, que insistimos en que sean defendidos vigorosamente por letrados competentes — que realmente ponemos en práctica lo que predicamos.

Incluso si un tribunal militar fuera igual de justo — y un tribunal militar podría verse aún más afectado por el hecho de que KSM fuera sometido a interrogatorios por ahogamiento simulado — un proceso protagonizado por hombres y mujeres de uniforme sería percibido como una extensión de la «guerra contra el islam.»

La elección de Holder no carece de riesgos. La mayor duda que tengo es si se puede constituir un jurado imparcial en Nueva York. Y mientras que creo que las probabilidades de una absolución son increíblemente remotas, si llega a suceder, KSM quedaría de todas formas bajo detención indefinida — un escenario de pesadilla.

Pero un proceso civil conlleva un beneficio mayor: Demostraría a los predicadores del odio y a sus fieles que no tenemos miedo a sus venenosas ideas. Demostraría que no nos han cambiado ni a nosotros ni a nuestros ideales — y que nunca lo harán.

Yo digo que los traigan.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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Juan Varela en Periodistas 21:

«…La misma recomendación de los principales códigos éticos de periodismo. El de la BBC, una de las referencias, es claro: «Mantener el control de lo publicamos». […] ni publicar ni emitir conversaciones o mensajes de los captores o sus víctimas sin analizar sus consecuencias.

A The New York Times le costó una barbaridad que la Wikipedia no informase del secuestro de su reportero David Rodhe en Afganistán. «Tío ??dijo el fundador de la enciclopedia, Jimmy Wales, a uno de los empeñados en publicarlo antes de la liberación-, para y piensa un poco».[…]

José Cendón, fotógrafo español secuestrado hace unos meses en Somalia, se ha cansado de repetir a todos los que le preguntaban: quieren el dinero, no colaboremos en aumentar el precio….» [leelo aquí completo]

Pero en efecto, como manifiesta uno de los comentarios en el post de Juan, el problema es que los medios de comunicación espñaoles han sido afectados por el síndrome de «Aquí hay tomate». La actuación de gran parte de la prensa española durante el secuestro ha sido bochornosa.

España seguirá en breve la senda de otros países europeos y saldrá de la recesión en el último trimestre de este año o, como mucho, a principios de 2010. Así lo ha manifestado  Zapatero en una entrevista que se publica mañana en la revista alemana Der Spiegel.

«entramos más tarde en recesión que, por ejemplo, Alemania», -dice el Presidente

Zapatero se declara optimista sobre la evolución de la economía española y ante el hecho de que otros países europeos ya estén saliendo de la recesión.

El Presidente, elogia la coordinación que tuvieron los países europeos para evitar que el sistema financiero se desmoronase, aunque cree que podría haber habido mayor coordinación en asuntos como las ayudas a la compra de automóviles.

José Luis Rodríguez Zapatero, considera además que es «un imperativo biológico» para un país como España el mantener con Cuba un «diálogo exigente» ante asuntos como la economía o los derechos humanos:

«Tenemos que evaluar los pasos que dé el gobierno de Raúl Castro para iniciar un periodo de reformas económicas», añade el jefe del Ejecutivo. Eso podría servir de «palanca» para reformas más amplias, una cuestión que avanza que será objeto de muchos debates en la UE.

Sobre reformas políticas en la Isla, el Presidente añade:  «a medio plazo, eso creo, algo se moverá en el régimen».

El periódico francés Le Monde publica un texto titulado ??Maridos violentos: Francia seducida por el modelo español?

??La secretaria de Estado para la Familia ha ido a conocer el Centro Nacional de Vigilancia de Pulseras Electrónicas para maridos violentos en las cercanías de Madrid. La secretaria de Estado podría anunciar la experimentación en Francia de este sistema de vigilancia. Morano querría que Francia también se inspirase de otro sistema español, el de tele asistencia móvil para mujeres víctimas de violencia. Inscrito en la Ley-marco sobre la violencia hacia las mujeres en 204, este dispositivo se ha generalizad en julio pasado.?.

No sabemos todavía si en este caso era boya o bandera.  Pero sí sabemos, a ciencia cierta, que algunos ven banderas todos los dias, donde suele haber boyas.

 

Sea como fuere, si tirar a los colores de la bandera es un problema tenemos un lio. El rojo, -a veces naranja- y amarillo son colores habituales para la balización en el mar dado que se consideran colores de alta visibilidad. Es un distintivo marino bastante común. Boyas rojas y amarillas se usan habitualmente como señales de fondeo. Y si no fuera porque ya no son amiguitos, en el PP podría confirmarlo Ric Costa, o alguno de la muchachada valenciana que suele acudir a las regatas.

Eso o nos creemos que estamos frente a una conspiración marítimo-Gibraltareña-mundial y enviamos a la armada a asaltar la fábrica de la Boya Trompo ideada para la pesca del salmonete, pues sin duda, la enseña elegida menoscaba nuestra hombría patria. Mucho más grave, sin embargo, me parece a mi el caso de la comercializadora argentina que ha tenido la incendiaria idea de denominarlas Boyas de Buque pesquero. Es grave sí, no crean. Podrían haberlas llamado «Boyas de fragata cadete» o por lo menos «Boyas de yate  recreo» o incluso «Boyas de la prosperidad mediterráneo-valenciana». No siendo así, por tanto, no podemos más que deducir alguna suerte de conspiración colorico-semántica mundial con el fin de menospreciar nuestra gallardía.

Soraya, no pienses en la bandera..¿para que, my friend,? tu puedes ser la bandera.

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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La carga más terrible de la presidencia – el poder de enviar a hombres y mujeres a morir por su país – parece pesar tremendamente a Barack Obama en este momento. Acudió a la base de las Fuerzas Aéreas en Dover a recibir con honores los ataúdes de los soldados caídos. Pronunció un conmovedor discurso en la ceremonia en honor a las víctimas de los asesinatos de la semana pasada en Fort Hood. El Día del Veterano, después de la tradicional ofrenda floral en el Cementerio Nacional de Arlington, dio un paseo no programado entre las hileras de lápidas de mármol del Sector 60, donde están enterrados los muertos de las dos guerras abiertas.

Obama debería tener presentes estas imágenes mientras decide si escalar o no la guerra en Afganistán. Los cálculos geopolíticos tienen consecuencias humanas. Enviar más tropas significará que van a llegar más ataúdes a Dover, que se celebrarán más funerales en Arlington, y que habrá más tensión y dificultades para las familias de militares. Sería equivocado exigir sacrificios así en ausencia de objetivos militares claros, alcanzables o dignos.

¿Y qué objetivos en Afganistán satisfacen remotamente estos criterios?

The Washington Post informaba el miércoles que el embajador estadounidense en Kabul, Karl Eikenberry, enviaba hace poco dos comunicaciones clasificadas a funcionarios en Washington expresando lo que el rotativo calificaba de «dudas serias» de enviar más efectivos ahora.

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El General Stanley McChrystal, elegido por Obama para encabezar a las fuerzas estadounidenses destacadas en Afganistán, ha solicitado alrededor de 40.000 efectivos adicionales para llevar a cabo una campaña de contrainsurgencia. Los Napoleones de sillón en Washington, cómodamente instalados en sus oficinas de librerías alineadas, insisten en que Obama tiene que «escuchar a los generales.» Pero Eikenberry era un General de cuatro estrellas hasta que Obama le eligió a principios del año como representante diplomático. Encabezó a las tropas estadounidenses en Afganistán entre 2006 y 2007. También debe ser escuchado.

En lo que se describen como comunicaciones clasificadas de lenguaje muy calculado, Eikenberry expresa al parecer serias dudas de la voluntad del Presidente afgano Hamid Karzai de combatir la corrupción y la mala administración que han vuelto a su ejecutivo tan impopular e ineficaz — y que han permitido a los Talibanes conservar en la práctica el control de gran parte del país.

Karzai, recordará usted, cometió lo que los observadores describieron como fraude electoral flagrante y generalizado «obteniendo» un nuevo mandato para gobernar. En muchas regiones de Afganistán, el gobierno de Karzai es percibido de una manera tan débil y corrupta que los Talibanes han sido capaces de colarse como la menos mala de las alternativas.

Resulta axiomático que un programa fructífero de contrainsurgencia exige una sociedad con un gobierno legítimo y fiable. Si el régimen de Karzai no es un socio así, el objetivo que debería seguir McChrystal de seguir adelante con esos 40.000 efectivos extra no debería ser factible.

Obama también está considerando presuntamente escenarios en los que enviaría alrededor de 30.000 tropas extra, convenciendo de alguna manera a nuestros reticentes aliados de la OTAN de aportar la diferencia, o enviar alrededor de 20.000 tropas y modificar el plan de McChrystal optando en su lugar por una estrategia «híbrida» compuesta parte de contrainsurgencia y parte de contraterrorismo. Soy escéptico con que los objetivos fijados por cualquiera de estas opciones sean factibles, y estoy seguro de que ninguno de los objetivos está claro.

Tras sus visitas a Dover, Fort Hood y el Cementerio de Arlington, Obama debería centrar la atención de la Casa Blanca y el Pentágono en una cuestión que con demasiada frecuencia se deja a un lado: ¿Qué tropas?

Nuestras fuerzas armadas profesionales llevan ocho años en guerra sin final a la vista, cumpliendo calendarios de turnos de hasta 15 meses en las zonas de guerra de Irak y Afganistán. Se han movilizado muchas unidades para cumplir múltiples rotaciones. En contraste, la mayor parte de los veteranos de la Guerra de Vietnam estuvieron en el ejército un único turno de un año de duración.

Librar dos guerras simultáneamente con fuerzas armadas sometidas a tales tensiones ha puesto un enorme peso emocional, psicológico y económico sobre las familias de los militares. El índice de suicidios en las Fuerzas Armadas ha crecido constantemente, como la incidencia de los desórdenes por estrés entre los veteranos. El Pentágono es aficionado a enviar a su gente por todas partes y ha encontrado la forma de proporcionar los 40.000 efectivos que quiere McChrystal. Pero cualquier nuevo despliegue pasará una considerable factura — un coste humano — mucho más allá de los miles de millones de dólares necesarios para entrenar, equipar, transportar y mantener a las unidades que se están enviando.

Hay rumores de que Obama se ha negado a aprobar cualquier plan hasta que sus asesores le digan la forma en que proponen poner fin a la guerra ampliada que defienden. Pero esto suena como otra forma de decir: quiero saber la forma de corregir el error que estamos a punto de cometer.

Mientras nuestros objetivos en Afganistán sigan estando tan cogidos con alfileres como ahora, Obama no debería enviar tropas. Debería estar trayéndolas.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
© 2009, Washington Post Writers Group

 

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Arsenio Escolar en su blog:

«Echebastar, la empresa propietaria del Alakrana, el atunero vasco cuyos 36 tripulantes han estado 47 días secuestrados en el Índico por piratas somalíes, facturó el año pasado 30,1 millones de euros y ganó 5,8 millones, un 298% más que el año anterior.

[…] En marzo pasado, el administrador de la compañía, Kepa Etxeberría, escribía esto en la memoria anual de la empresa: «el problema de la piratería continúa con igual o más virulencia y los riesgos de ataques a nuestra flota siguen preocupándonos enormemente«. El armador, es evidente, sabía los riesgos que corría cuando decidió que el Alakrana se saliera del área de seguridad y por qué lo hacía. Por dinero, por mucho dinero. [..sigue Arsenio Escolar en su blog]

Ayer, precisamente, Angels Barceló entrevistó en Hora 25 a Kepa Etxeberría. Fue una entrevista muy interesante porque su voz, triste, dolida, rompió el estereotipo sobre los armadores.  Etxeberría explicó:

…cada barco tiene su drama. En nuestro caso, nos acercamos a un barco de bandera ucraniana que lleva siete meses secuestrado y la situación a bordo es una auténtica tragedia, hasta el punto de que había una mujer que estaba embarazada a bordo y ha tenido un aborto, ha perdido el hijo, está con unas infecciones tremendas… Y para que veas un poco el perfil de esta gente, nosotros cuando ya sabíamos que nos íbamos a ir, yo hablé con el negociador y el patrón nuestro, y preparamos un pequeño kit de primeros auxilios con antibióticos y algunas medicinas y les pedimos por favor que se lo hiciesen llegar a la chica esta. Al final los cogieron y, cuando estaban saliendo del barco, los tiraron por la cubierta, en plan recochineo.

Aquí tienen la dualidad del mundo. La doble perspectiva.

Lo dijo Miguel Angel Moratinos en Asuntos Propios (RNE). Y también explicó que los servicios de inteligencia sabían que los marineros no habían sido bajados a tierra.

Los secuestradores eran los mismos que se habían hecho con el Hansa Stavanger alemán. Alemania, por cierto, también pagó rescate. En aquella ocasión, los secuestradores bajaron parte de la tripulación a tierra e incluso interpretaron una ejecución.

No era este el caso y los servicios secretos españoles lo sabían pero no podían destapar ni cómo ni por qué.  Mostrar aquella carta era hacer hacer sentir a los piratas el aliento en el cogote. Entonces aparecieron las familias, los medios, los periodistas, y los políticos del PP azuzando y usando el asunto como ariete contra el gobierno, sin disponer de un solo dato. El resto ya lo sabemos.

Los únicos que tenían justificación para hablar: los familiares. Es seguramente una de las lecciones que podemos aprender de este secuestro. Hay que cuidar la relación con ellas. Necesitan abrigo del Presidente y cierta información, no toda. Por otra parte, y porque la simbología es importante, el viaje de la Vicepresidenta no se puede decir que fuera oportuno. Sea como fuere, no son más que asuntos a tener en cuenta para el futuro porque la operación ha salido francamente bien.

Las críticas deberían hacerse así, sin polémicas, con el ánimo de construir y de gestionar correctamente futuros incidentes, pero el PP no entiende de responsabilidades.

Ya he manifestado antes que yo quiero un gobierno que haga lo que tenga que hacer para liberar de forma pacífica a un español secuestrado. Lo que tenga que hacer. El PP no. Cospedal llegó a decir que si hubiera gobernado el PP: «la Armada hubiera intervenido antes». Pero por suerte para los marineros no gobernaba el PP.

En todo caso, airear temas sensibles por razones electorales sin preocuparse por las consencuencias, presentes y futuras, dañando la imagen en el interior y en el exterior es una mezquindad.

Luego se pregunta Rajoy por qué no consigue subir en las encuestas.

Nacho Escolar en «Lección olvidada del Alakrana»:

«me preocupa que ese margen extra de seguridad sirva para que el armador pueda aumentar sus beneficios a cambio de que sus trabajadores asuman nuevos riesgos en zonas aún más peligrosas.

El Txori Gorri se libró esta vez, pero no por la disuasión de los mercenarios. Los piratas estaban demasiado lejos para ver que había gente armada a bordo: simplemente, no alcanzaron al barco.

No sabemos qué pasará cuando puedan intentar un abordaje, pero me temo que pronto lo descubriremos. Está por ver si llevar mercenarios a bordo sirve para evitar los secuestros o sólo hace que sean más sangrientos.

Y si la zona de seguridad ??no existe?, que vuelvan las fragatas españolas. La Operación Atalanta nos cuesta 6,25 millones de euros al mes: el precio de un rescate cada 10 días.