¿En que nos hemos convertido los periodistas? -se pregunta mi amiga Marisa. Envía este vídeo en el que, como señala, se transmite el «suicidio» moral de la humanidad al olvidar la ética para pasar a la «estética».

En efecto el periodismo está amenazado y no solamente por la profundidad de la transformación tecnológica y laboral a la que se enfrenta, sino por la confusión de valores que lo está consumiendo lentamente.

No se debe creer en el periodismo. Se debe creer en el compromiso. Por tanto, se debe creer en el periodismo solo cuando es comprometido. Gracias Marisa.

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Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

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Ellen Goodman – Boston. No hace mucho un grupo de escritoras decidimos publicar un libro de ensayos al que llamamos: «El feminismo me hizo feliz.» Se trataba de un título de los que lo dicen todo, un intento deliberado de contrarrestar la narración que todas conocemos de memoria. La que sigue describiendo cómo el movimiento de la mujer nos ha dejado descolocadas, descontentas, arrancadas del hogar, la cocina y la maternidad para luchar por tenerlo todo y fracasar estrepitosamente. Siendo las cosas y las escritoras como son, nunca escribimos el libro ?? perdón,  aún no hemos escrito el libro – pero celebramos unas reuniones fabulosas. Ahora creo que vamos camino de otro episodio porque estamos en mitad de otro rapapolvo a cuenta de la investigación publicada bajo el (demasiado) provocador título de: «La paradoja del declive de la felicidad femenina».

Betsey Stevenson y Justin Wolfers, socios de matrimonio e investigación, se zambulleron en los datos y extrajeron cifras que sugieren un acusado descenso de la felicidad de las mujeres o, siendo más precisos, en su «bienestar subjetivo autoevaluado.» En 1972, las mujeres eran cuatro veces más dadas que los hombres a describirse como «muy felices». Hoy en día son un orden menos dadas que los hombres a marcar la casilla correspondiente.

Esto no es prueba de una depresión en masa, pero la historia alimenta los debates previsibles en páginas web y tertulias televisivas. La polémica enfrenta a los que culpan de la felicidad de capa caída a un cambio demasiado radical con los que lo achacan a que ha cambiado muy poco. Y hay quien, por supuesto, simplemente culpa a los mensajeros.

Stevenson y Wolfers deberían haber sido conscientes de estar pisando un polvorín cuando ligaron al movimiento feminista con la felicidad. La paradoja, según la enmarca esta pareja, reside en que a pesar de todas las mejoras en las vidas de las mujeres a lo largo de los últimos 35 años, a pesar de las barreras superadas y las oportunidades conquistadas, las mujeres no «autodescriben» mayor felicidad.

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Nuestra reunión podría haber advertido a los investigadores de una oración que levanta ampollas de verdad. «A medida que las expectativas de las mujeres se van correspondiendo con sus experiencias», especulan, «esta caída en la felicidad puede invertirse?. Oh sorpresa, si bajamos el listón seremos felices, ¿os suena, chicas?

Siendo justas, los investigadores no achacan el descenso de la felicidad ?? mierda, ??bienestar subjetivo autoevaluado? ?? a ninguna ideología específica ni cambio social. Después de todo, afecta a las solteras y las casadas, las que han tenido hijos y las que no, las que trabajan y las que se quedan en casa, a todas por igual.

De hecho Stevenson, madre primeriza, dice que se sorprendió con la paradoja. «Echo la vista atrás y pienso, ‘Oh Dios mío, tengo que ser más feliz que mi madre. Tengo muchas más opciones.??» Ella y su marido tensaros muchas cuerdas para desentrañar el enigma de la felicidad. ¿Hemos duplicado los terrenos en los que se espera que la mujer se desenvuelva con brillantez? ¿Fue 1972 un pequeño punto de esperanza en la pantalla del radar? ¿Tienen ahora más permiso para expresar la infelicidad en lugar de reprimirla?

¿O se trata en realidad de una valoración subjetiva del bienestar y la felicidad a la vieja usanza, una manera bastante inútil de evaluar un cambio social?

Una cosa que podemos decir con certeza es que las mujeres no sienten nostalgia de los viejos tiempos. Si alguna sí la siente, basta con ver un par de episodios de «Mad Men» como antídoto, con su agotada maría Betty Draper y su castigadas mujer trabajadora Peggy Olsen. Si usted prefiere el género real, hojee los primeros capítulos de la novela de Gail Collins «Cuando todo cambió» para visitar esos mágicos años en los que una azafata era pesada, medida y contratada para ser una geisha de vuelo.

Mirar al pasado desde el futuro no despierta una sonrisa en nuestros labios – perdón, una impresión de bienestar autoevaluado en nuestra base de datos. La felicidad es un estado muy esquivo y una materia de investigación aún más difícil de alcanzar. Somos, como suele decirse, felices como nuestro hijo menos feliz, preocupadas como la idea de Irán con un arma nuclear, e inseguras como los ahorros de la jubilación. En cuanto a vincular felicidad con historia social, la auxiliar de vuelo de hoy en día no se va a despertar cada mañana y evaluar su propio bienestar en comparación con el de su predecesora de 1970 mucho más de lo que yo me voy a despertar agradecida de no tener que recorrer cuatro kilómetros de nieve para llegar a la escuela. No funciona de esa manera.

¿El feminismo me hizo feliz? No, se lo aseguro desde un permanente estado de buen humor. Abrió puertas. Abrió nuestros ojos – a todo, incluso a lo que aún queda por hacer. El movimiento de la mujer nunca nos prometió un camino de rosas ni un baño de satisfacción. Se ofrecía una nueva manera de entender el mundo, unas gafas para la injusticia y una herramienta que utilizar en la búsqueda de la felicidad. Es una labor permanente.

¿Eso es la felicidad? Se acerca mucho.

Ellen Goodman
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El PP ha centrado toda su estrategia en denunciar la existencia de Sitel, tecnología comprada por ellos mismos que ahora les parece escandalosa y de la que no dudan en compartir todos los detalles, por discretos que debieran ser. Es Estadismo en primer grado.

Primero insinuaron que se grababan conversaciones sin control -para escándalo de jueces y policías- y como el argumento ha resultado falaz, insinúan ahora que su utilización debería ser declarada inconstitucional -para escándalo de juristas, fiscales y magistrados-.

La estrategia no solo tiene por objeto cuestionar al gobierno, crear desconfianza contra él y dar la impresión de que La Moncloa nos observa como un Gran Hermano, invadiendo nuestras vidas y poniendo en peligro el Estado de derecho. La estrategia, en realidad, tiene como único objeto declarar ilegales las grabaciones de Gürtel para que, como sucedió con el Caso Naseiro, la investigación quede en nada. Justicia cero, inmoralidad total.

El mensaje que el PP envía a los ciudadanos es repugnante. Por una parte persigue la impunidad total. Pero, dejando a un lado que no les importe seguir conviviendo con todos los políticos que estén salpicados por la corrupción, su estrategia es una amoralidad democrática sin precedentes.

La irresponsabilidad del PP es tal que, por el único hecho de defender su parcelita de poder, están poniendo en cuestión todas las grabaciones realizadas con Sitel en los últimos años:  Terroristas, narcotraficantes, violadores, pederastas y asesinos se podrían lavar las manos gracias al jabón de la estrategia Gürtel.

Se puede ser irresponsable, pero no tanto. O sí. Quien sabe.

Las reacciones que se han generado en internet un año después de que Obama se convirtiera en presidente de Estados Unidos no han sido pocas. Para el periodista y blogger catalán Sergi Sabaté «Obama ha cambiado la forma de hacer política. Ha inventado la política 2.0… De hecho, ha abierto portales en Internet donde se puede contactar con su equipo y donde los ciudadanos le pueden dar su opinión. Eso ha generado escuela, incluso en España» , advierte.

Asimismo, el experto en comunicación política Antoni Gutiérrez Rubí, publica un post en el que recopila todo lo que ha escrito de Obama en los últimos meses. «Obama es una marca global. Un año después de su elección como primer presidente afroamericano de los EEUU, el balance político puede ser discutido, a pesar de sus grandes logros y reconocimientos, igual que la decisión de otorgarle el Premio Nobel de la Paz. Pero lo que resulta incuestionable es el balance positivo de su proyección mediática y de su imagen en el mundo. Estamos ante un fenómeno de la comunicación sin antecedentes comparables», señala.

Mientras tanto, el senador Iñaki Anasagasti está enfadado por unas recientes declaraciones del presidente del Gobierno sobre Barack Obama: «Zapatero, el hombre que se quedó sentado cuando pasó la bandera norteamericana en aquel desfile confundiendo a Bush con la patria de John Wayne, es el mismo que no hace más que volatines y muecas para caerle bien al nuevo Premio Nobel de la Paz, Barack Obama». «Lo que acaba de decir no le va a la zaga ??No preguntéis que puede hacer Obama por nosotros sino lo que nosotros podemos hacer por Obama? en un mal remedo de lo dicho por John F. Kennedy en su toma de posesión.

«Un año ya desde aquel 4 de noviembre. No seré yo aquí el que haga un análisis de lo que han sido estos 12 meses de Obama. Para eso están los sabios de los que aprendemos todos. No son sólo politólogos, historiadores o tertulianos. El relato más rico y atractivo se cuenta con cámaras de video. Tres documentales sobre Obama se estrenan estos días»: ¨By the People¨¨LaborDay¨¨Becoming Barack, evolution of a leader¨, cuentan en el blog Se alquila Casa Blanca en un post que han titulado «año 1″.

Lluis Bassets también habla de pasada del tema y dice que «Obama y los demócratas tienen sus propias preocupaciones a un año de la victoria electoral. Pero las preocupaciones de los Gobiernos europeos, a 20 años de la caída del Muro, deberían ser todavía más serias, respecto a su papel en el mundo y respecto a sus relaciones con Estados Unidos».

La periodista Ana Pastor lanza varias preguntas: «¿suena a poco que alguien anuncie y decida cerrar la prisión de la vergüenza, (aunque algunos se lo quieran impedir) o que quiera sanidad para todos: ricos y pobres, o que permita la entrada en USA de enfermos de SIDA, o que se dirija de tú a tú al resto de países, o que visite un país musulmán y comience su discurso con Salam Maleicum…o que…?…Yo sigo creyendo en él y en sus ganas para cambiar las cosas…. ¿Y vosotros?».

Tambien habla sobre el tema el ex ministro Jordi Sevilla, que haciendo un análisis de lo que debe ser un líder relata lo siguiente: «Lo mismo sucedió en USA con ??un tal Obama? que se atrevió a desafiar a la máquina del Partido demócrata alineada con los Clinton. Donde no es obligatorio votar, los niveles de abstención suben conforme lo hace el malestar de los ciudadanos con una ??clase política? incapaz de corregir la corrupción o de ilusionar al país entorno a la resolución de sus problemas reales. Con ello, no se pierde legalidad, pero si legitimidad y soporte al edificio de la democracia que hay que cuidar cada día».

Hasta donde sabemos Sitel es un sofisticado sistema que permite grabar conversaciones telefónicas y de Internet y cruzar esos datos con otras trazas digitales.

Pero, pese a lo que está diciendo la propaganda del PP, Sitel no es el Echelon, ni el Gran Hermano español. No quiere decir que no haya otros que no conozcamos, o que un policía, o el propio Elvis Presley no pueda estar pinchando teléfonos de forma ilegal, porque tecnológicamente hay muchas maneras de hacerlo.

Pero Sitel, como bien sabe el PP, es el sistema legal que utilizan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Con esto lo que digo es que si un agente quisiera grabar una conversación sin autorización judicial, no lo haría utilizando esta tecnología. ¿Por qué? Porque Sitel es un sistema que requiere de la intermediación de las operadoras telefónicas.

Las operadoras son, en España, las responsables de velar y salvaguardar la confidencialidad de sus comunicaciones. En cada operadora hay un sistema de Sitel instalado, sí, que es utilizado por la policía o el CNI a distancia, sí, pero sólo cuando la operadora facilita su acceso a un número concreto. Son los responsables de seguridad de esas empresas los que reciben una copia de la reclamación judicial y ellos dan acceso al número de teléfono intervenido. No puede hacerse fuera de ese procedimiento. La propia operadora, comunica posteriormente, a la autoridad judicial que ha cumplido la orden judicial y de la policía. Así lo explican las propias compañías. A cualquier operación fuera de este procedimiento podrían lloverle las querellas.

Hay muchos otros mitos sobre las intervenciones telefónicas. Un aspecto que poca gente conoce es que las intervenciones tienen una duración en el tiempo y un objeto concreto. Si durante esa escucha se detecta otro delito, las autoridades no pueden intervenir. Tienen que ponerlo en conocimiento del juez y muy probablemente será descartado porque la grabación no sería considerada legal.

Insisto en que no estoy diciendo que no se pueda grabar ilegalmente una llamada, que se puede. Lo que digo es que, pese a las insinuaciones de González Pons, Sitel no sería un buen mecanismo para hacerlo a escondidas. La estrategia del PP con su argumentario victimista es dejar manchadas las pruebas del caso Gurtel para tratar de que el juez las considere ilegales, como sucedió con el caso Naseiro. Y veremos a ver si les funciona.

Hasta ahora, las únicas grabaciones irregulares que conocemos se las han hecho y encargado entre los propios miembros del PP. De lo otro no tenemos más que insinuaciones de la parte interesada. Porque si uno tiene pruebas de intervenciones ilegales debería presentarlas ante un juez. Denunciarlo siendo falso o no teniendo pruebas es una irresponsabilidad gravísima. Pero pedirle responsabilidad al PP es últimamente mucho pedir.

Sea como fuere, González Pons debería recordar que fue el PP quien encargó y compró ese sistema. Costó más de 10 millones de euros del contribuyente. Ahora ellos lo consideran ilegal. Pero ¿por qué fue encargado entonces? ¿lo preguntaron tarde? ¿otro gran ejemplo de la consistente gestión popular?.

7-11-2009 Actualización: ¿que graba Sitel?: 

El Sitel es un sistema informático que permite grabar todo lo que se haga por teléfono: quién llama y descuelga, el contenido de la conversación, los mensajes de texto, y dónde están quienes hablan (triangulando la información de las antenas)…

En una operación antidroga, el instituto armado describió en su comunicación al juzgado otras posibilidades del sistema: solicitó no sólo la observación, grabación y escucha de un teléfono móvil, sino que la autorización se extendiese también al contenido de las carpetas de audio, los mensajes de SMS, las comunicaciones mantenidas vía fax o Internet, y la identificación y localización de los repetidores. Además, pidió al juez que autorizase a conocer los números desde los que se llamaba al teléfono intervenido «aunque sean secretos»; los códigos internacionales de abonado móvil y la identidad de los titulares que llamasen al teléfono pinchado.

El periodico italiano Il Foglio publica un texto titulado: ??Crucifijo y asimilación. Así exporta Estrasburgo a Europa la esterilizadora laicité de combat. El tribunal opta por la va laicista francesa; en otoño España se adecuará?.

??Son dos los modelos dominantes en Europa, sobre la libertad religiosa: el asimilacionismo francés y el comunitarismo anglosajón. La sentencia del Tribunal de Estrasburgo sobre el crucifijo en las escuelas italianas hay que leerlo a la luz de este conflicto de identidad. El espíritu de la sentencia es esa laicité de combat que París ha aptado con la comisión STASI. El presidente del Tribunal de Estrasburgo es Jean Paul Costa que ante la Comisión STASI aseguró que el Tribunal no se opondría a la prohibición de los símbolos religiosos ??ostensibles?. Ningún símbolo religioso en las escuelas públicas españolas es lo que prevé la ley sobre la libertad religiosa que el gobierno del premier socialista José Luis Zapatero está preparando. De Estrasburgo a Madrid, es la laicidad francesa la que domina en Europa. Una ideología que incluso a distancia de muchos años está incrementado su impacto sobre la sociedad?.

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[5-11-2009] Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Es completamente lógico que los familiares de los pescadores del «Alakrana» se expresen  desde la emoción. Nadie puede pedirles que maticen. Así, cuando exigen que se les devuelva a los suyos, que si hay que poner en libertad a los secuestradores detenidos en Madrid se les ponga en libertad, que el Gobierno pague el rescate, etcétera.

Todos entendemos que es su angustia la que habla. Hoy, desde luego, nada importa salvo conseguir que regresen a casa sanos y salvos. En eso se están afanando, juntos, el armador y el Gobierno. Sin que podamos saber en modo alguno si las amenazas de los piratas, que hoy se han hecho dramáticas, son serias o son táctica de presión. Confiemos en que este terrible episodio acabe pronto pero, sobre todo, bien.

Quedará pendiente un análisis más templado y racional de este tipo de secuestros, que, en caliente, queda desenfocado. Limitémonos hoy a marcar renglones para ese análisis. El primero, Somalia. Un pais al que la comunidad internacional ha dado por imposible. Nuestros pesqueros se aventuran en unas aguas que saben sin control. ¿Hasta dónde ha de alcanzar la responsabilidad del Gobierno?. Interesante tema para debate. Si un grupo de empresarios gallegos de la confección decidiera abrir fabrica en Afganistán, ¿tendría derecho a exigir protección al Gobierno español?

Sabemos que el caso de la pesca presenta diferencias por la importancia del sector. Por eso la Unión Europea dispuso un sistema colectivo de vigilancia militar. ¿Podrían sentirse  agraviadas otras actividades privadas desarrolladas en zonas peligrosas?. Otro renglón. ¿Cuál es el mejor sistema de defensa?. ¿Soldados a bordo, vigilantes privados, vigilantes privados con adiestramiento militar?.

Sarkozy ha optado por lo primero. Soldados a bordo. Decisión muy popular. Ahora bien, se ha desmarcado unilateralmente de una estrategia general europea y ha abierto un camino que podría obligarle a llevar soldados franceses a cualquier lugar del mundo en el que esté amenazado algún interés particular francés.

Produce escalofríos imaginar que cada país hiciera lo mismo. Tercer renglón, delicadísimo. El papel jugado en este caso por la justicia. Lo dicho, tiempo habrá para estos debates, difíciles e imprescindibles. Hoy todos sabemos que importa otra cosa. Deseamos mucha suerte a quien tenga que tomar decisiones.»

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

El periodista francés Thierry Maliniak de La Tribune publica un texto titulado: ??España: el paraíso fiscal del fútbol amenazado?. Según el artículo: ??El gobierno socialista eliminará una disposición que aseguraba a los extranjeros con rentas altas instalados en España un tipo único del 24% del IRPF?.

??Le medida entrará en vigor el próximo 1 de enero y no tendrá carácter retroactivo. En Europa, la competencia desleal de los clubes españoles ha provocado más de una protesta en países como Italia. La LFP española ha protestado de manera inmediata y ha amenazado con convocar una huelga. Cuando el gobierno pide a todos que se aprieten el cinturón, resultaba difícil justificar ante la opinión pública el mantenimiento de semejante generosidad fiscal para una casta de privilegiados cuyos salarios rozan, en el caso de los mejor pagados, los 10 millones de euros?.

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson- Washington ?? El cultivo del opio fue introducido en Afganistán hace más de 2.300 años por las huestes de Alejandro Magno. Sus fuerzas fueron finalmente expulsadas, igual que todos los aspirantes a conquistador que han pasado por allí desde entonces. La adormidera ha demostrado ser más tenaz. El lunes, tres agentes de agencia antidroga – Forrest Leamon, Chad Michael y Michael Weston, todos de la zona de Washington ?? perdían la vida en un accidente de helicóptero al oeste de Afganistán. Los funcionarios estadounidenses han dado a conocer pocos detalles del incidente. El Times of London informaba que el aparato fue derribado tras una operación en el complejo de un importante señor de la droga afgano.

El miércoles, The New York Times informaba de que la CIA ha estado haciendo pagos periódicos a un presunto traficante importante del comercio de opio en Afganistán: Ahmed Wali Karzai, hermano del presidente Hamid Karzai. El periódico citaba fuentes que afirman que Ahmed Wali Karzai – que niega cualquier participación en el negocio de la droga ?? se lleva «pingües» tajadas de los traficantes a cambio de permitir que los camiones cargados de droga crucen los puentes que controla en el sur del país.

¿También es nuestra política combatir el tráfico afgano de drogas mientras llenamos los bolsillos de los capos reconocidos? ¿Quién va a explicar esto a las familias de los agentes Leamon, Michael y Weston?

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La posición de Afganistán como narco-superpotencia es otro motivo de que el Presidente Obama se llevará a error si aumenta la participación estadounidense. El opio es el sector en pleno auge de la economía afgana con diferencia: Los campos de amapolas en el sur y el oeste del país producen la materia prima de alrededor del 90 por ciento de la heroína del mundo. El dinero del tráfico de opio apoya el resurgimiento de los talibanes, que luchan por expulsar a las fuerzas estadounidenses y la OTAN. Por lo tanto, un golpe al narcotráfico es un golpe al enemigo.

Menos cuando no lo es. Menos cuando los «chicos buenos» que se supone son nuestros aliados – y muchos de los ciudadanos afganos a los que protegería la estrategia de contrainsurgencia – dependen del tráfico de drogas también. Menos cuando la corrupción que constituye un elemento integral del negocio de las drogas no sólo borra la línea entre amigos y enemigos sino que también envuelve la diferencia entre el bien y el mal en una densa niebla de ambigüedad moral.

Como corresponsal del Washington Post en Latinoamérica durante la administración de George Bush padre, vi de primera mano la cara e inútil cruzada de nuestro gobierno contra la industria de la coca. Hemos intentado atacar el problema en los campos de coca – visité una base militar financiada por Estados Unidos en el Valle del Alto Huallaga en Perú, donde en aquel momento se cultivaba el 60 por ciento de la coca del mundo. Hemos intentado ir a por los transformadores – en Colombia, la policía me llevó a un campamento en la selva donde los químicos habían estado trabajando duro unas pocas horas antes. Hemos intentado desmantelar las mafias del tráfico ?? me sirvieron una comida en una cárcel de Medellín con tres jefes de la cocaína cuyo cómodo encarcelamiento era casi como una larga estancia en un hotel de lujo.

Nada funcionó. Todo lo que logramos hacer es desplazar el cultivo de la coca de un valle al siguiente y atomizar las grandes mafias en otras más pequeñas. Los beneficios del tráfico de drogas siguen financiando la insurgencia guerrillera en Colombia, que durante cuatro décadas ha controlado grandes sectores de las zonas rurales del país. Mientras tanto, la cocaína es fácilmente accesible en todo Estados Unidos. La industria de las drogas duras se mueven por la demanda: Mientras haya gente que quiera drogas, habrá otra gente que encontrará formas de suministrarla.

Los agentes de la agencia antidroga dicen estar incrementando la presencia del organismo en Afganistán. Sabiamente, el gobierno Obama está abandonando la estrategia de la era George W. Bush de intentar erradicar los cultivos de adormidera; la erradicación, que priva a las comunidades rurales de su único medio de vida, puede ser la forma más rápida y segura de convertir agricultores apolíticos en insurgentes antiamericanos. El acento se pone ahora en los intermediarios que compran, transportan y procesan la droga ?? lo que crea un tipo de problema diferente.

Los intermediarios, lógicamente, buscan, y obtienen, la protección oficial. En América Latina contactan con funcionarios de la policía y el gobierno con la oferta plata o plomo ?? dinero o balazo ?? que significa que los funcionarios pueden optar por aceptar los sobornos o ser fusilados. En un país tan pobre como Afganistán, con una autoridad central tan débil, el gobierno de respaldo norteamericano es vulnerable a la corrupción a casi todos los niveles.

El futuro inevitable es aquel en que atacamos y apoyamos el tráfico afgano de drogas al mismo tiempo. ¿Es ésta una política por la que podamos pedir a los agentes de la DEA que den su vida?

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.

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Ellen Goodman

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Ellen Goodman – Boston. Han pasado 11 años desde que recorriera un álbum de fotos sacado de Afganistán de contrabando por una joven valiente. «Esta es médico,» decía señalando una foto. «Esta es profesora.» Era imposible distinguir a unas de otras bajo los burkas impuestos por los dictadores talibanes. Allá por entonces, el mundo había apartado la mirada de las mujeres afganas. Bajo virtual arresto domiciliario, tenían prohibido trabajar, estudiar, caminar solas y hasta reírse en voz alta. Era probablemente el peor desastre de los derechos humanos en la historia de la mujer.

Tras el 11 de Septiembre, cuando fuimos a por al-Qaeda y los talibanes que habían protegido a estos terroristas, muchos vieron ventajas colaterales en la liberación de las mujeres afganas. En la práctica, el Presidente Bush jugó esta baza moral en su discurso del Estado de la Nación en el año 2002 cuando afirmó para atronador aplauso: «Hoy las mujeres son libres, y son parte del nuevo gobierno de Afganistán.» Misión cumplida.

Muchas mujeres se quitaron el burka, abrieron escuelas, entraron en el parlamento. La igualdad de derechos fue introducida en la constitución. Pero lentamente, a medida que América se dedicaba a la desastrosa empresa de Irak, las libertades de las mujeres afganas fueron canjeadas con naturalidad por el poder como si fueran baratijas.

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Una vez más nos centramos en este difícil país y su fraudulento líder. El debate se expone en términos militares ?? más tropas, menos tropas. Aún así, yo sigo pensando en las mujeres que una vez fueron empujadas a los márgenes del debate como si fueran accesorios en lugar de un factor central.

¿Se acuerda del viejo proverbio? Tanto si la piedra golpea la mano como si la mano golpea la piedra, es la mano la que sale mal parada. La mujer en la mano en esta historia.

¿Si dejamos el país, y hasta el campo, no abandonamos a esas chicas que han ido a clase a pesar del riesgo de que se les arroje ácido? ¿Si apuntalamos al gobierno profundamente corrupto del Presidente Hamid Karzai, no estamos apoyando a los fundamentalistas señores de la Guerra en lugar de a los fundamentalistas talibanes?

Las opciones son tan delicadas que hasta los colectivos femeninos afganos están divididos. RAWA, la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, nos quiere fuera del país. WAW, Mujeres por la Mujer Afgana, «lamenta profundamente mantener una postura en favor de mantener y hasta elevar el número de efectivos » con tal de no «abandonar a 15 millones de mujeres y niñas afganas en manos de maniacos.»

Las mujeres estadounidenses pareen igualmente divididas ?? decir ambivalentes es ser demasiado diplomática. Mayoría Feminista, que defendía a las mujeres afganas muchos antes de que la causa fuera popular, se ha cansado de pedir más tropas. La rabia de Ellie Smeal por la financiación estadounidense de los señores de la guerra es equiparable a su miedo a que, si nos marchamos, se cree ??un sufrimiento humano terrible,? el retorno de la prisión estado. Ann Jones, autora de «Kabul en invierno,» se confiesa dolida por el abandono de las mujeres afganas al tiempo que se teme que los hombres de Karzai y los talibanes sean «el mismo perro con distinto collar.» Y Susannah Sirkin, de Médicos por los Derechos Humanos, dice con desprecio, «No creo que si preguntamos a las mujeres y niñas nos digan que sus vidas están mejor desde 2001. Lo mejor que se puede decir es que hay más motivos de esperanza.»

No debería sorprendernos llegar a esta situación. Sucedía delante de nosotros. Apenas lo destacamos cuando Karzai aprobó una ley que, entre otras cosas, habría tolerado que los varones chiítas quitasen la comida a sus mujeres si se negaban a mantener relaciones sexuales. No hicieron falta elecciones amañadas para perder el respeto a esa democracia. Es decir, si por democracia incluimos a la mitad de la población que resulta ser femenina.

Hoy, un tercio de los estudiantes son chicas. Las mujeres tienen el acceso a la sanidad que antes se les negaba. ¿Es suficiente? ¿Cuánto dinero y vidas estamos dispuestos a pagar a cambio de esperanza? ¿Cuánta honradez moral estamos dispuestos a perder, a nuestros ojos y los del mundo, si abandonamos a estas mujeres?

Encuentro éste un conjunto de elecciones desmoralizadoras. La menos mala puede ser proteger los centros de población mientras reconstruimos la sociedad civil afgana, una ciudad, una escuela, un centro médico tras otro. Pero esto solo funciona si incluimos a las mujeres en un debate tan militarizado como la propia guerra.

Las mujeres afganas no son el ??accesorio,? el añadido de este proceso. Las mujeres (BEG ITAL)son(END ITAL) la sociedad civil. Hemos aprendido en todo el mundo que la única forma de desarrollar una sociedad y una economía estables es a través de la educación y la inclusión de la mujer. No hay democracia sin mujeres.

Así que aquí estamos. Es nuestra última oportunidad. Y la suya.

Ellen Goodman
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