Esperanza Aguirre ha plantado hoy a Rajoy. Se ha ido a inaugurar una guarderia. Que metáfora.

A veces en el PP les pasan estas cosas. Recuerdo cuando Gallardón dijo que en el nuevo Ayuntamiento había ratas y que había que limpiar. Fue una empresa a limpiarlo y todo. Dos dias después la policia intervino un caso de corrupción que salpicó a medio ayuntamiento. Que metáfora.

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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Ha sido el gran día de Mariano Rajoy. Más que de difuntos, de resurrección. Todo le ha ido bien. Esperanza Aguirre ha dado marcha atrás en su desplante. Francisco Camps ha aceptado pactar con él la lista de sus principales colaboradores en valencia, lo que no había ocurrido desde hacia años. Gallardón despeja el camino de Rato a la presidencia de la caja retirando el recurso que había presentado.

Y, para redondear esta jornada triunfal, el CIS informa que el PP aventaja al PSOE en 3,3 puntos. Y que incluso mejora la valoración de su imagen, la de Rajoy. La encuesta se elaboró antes de que reventara el último capítulo de la crisis, y puede que los datos no sean verdad hoy. Pero sí es verdad hoy el resultado del CIS; y en política no existen ni el ayer ni el mañana.

Todos los órdagos lanzados a Rajoy han perdido y eso sin que éste haya necesitado ni siquiera mostrar las cartas que pondrá mañana sobre la mesa. Un gran día para Rajoy.

Hoy puede decirse que Rajoy ha doblado el cabo de las tormentas y que será el candidato de su partido en el 2012. Faltan las municipales, pero es poco probable que le vaya mal. Faltan las autonómicas catalanas, en las que no puede fracasar porque el PP no espera nada de ellas. Pero ha sido un gran paso, sobre todo, porque ha quedado en evidencia que los gallos que parecían de pelea han resultado gallos de corral. Y que Madrid es mucho Madrid y Valencia mucho Valencia, y que Esperanza es un poder, y Camps otro.

Pero España es aún mayor, y está hasta el flequillo de tanto protagonismo. Es muy divertido comprobar que la campechanía provinciana de la que Rajoy alardea, y con la que pretende derrotar a Zapatero, a quien aplasta es a la soberbia metropolitana de los señoritos del PP en Madrid y Valencia.

Hoy, despejado el horizonte, Rajoy ya puede dedicarse a temblar tranquilamente por lo siguiente que se le ocurra al señorito en jefe. Porque, o consigue mandarle a hacer flexiones, o no tardará mucho en agitar a esta tropa. Buenas noches y hasta mañana a las veinte veinte.»

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

Se rompe otro tópico. Ligar delincuencia a extranjeria es absurdo, sobre todo porque tal y como demuestra el INE, «el 70% de la delincuencia en España es perpetrada por españoles». El 100% de los delincuentes de guante blanco son españoles, mientras el 20% de los hurtos son cometidos por extranjeros… En el caso de los menores de edad, el 80% de los que cometen delitos, son de aquí, y casi la mitad de todos los delitos, son contra la seguridad vial…

«Del total de delitos cometido poco más son llevados a cabo por ciudadanos de origen latinoamericano y africanos juntos», se desprende de un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Estadística.

Si nos fijamos en el total de delitos cometidos, el 15% son perpetrados por latinoamericanos y africanos. Algo que tampoco debe alarmar, porque la «mera estancia en España» ya «constituye delito»… Como demuestran los últimos casos destapados de corrupción, el 100% de los delitos de prevariación y corrupción los cometen los de aquí.

Y pese a que pueda parecer una mera estadística, más allá de lo anecdótico de la cifra, está el transfondo categórico: no es cierto que las personas venidas de otros países cometan más delitos que los de aquí… Secuestros, amenazas, detenciones ilegales y coacciones son cometidos en un 77% españoles. Por último, un dato a analizar: los delitos han aumentado un 21% respecto al 2007. En parte, obligado por la crisis.

El periódico británico Financial Times publica un texto de Mark Mulligan titulado: ??Un escándalo de soborno frena el avance de la oposición de centro derecha española?:

??Este escándalo, que está aumentando y que se inició en torno a un supuesto intercambio de costosos regalos por lucrativos contratos del PP, ha afectado a la ??probabilidad de que Rajoy gane las próximas elecciones??, según el 73% de los encuestados en un reciente sondeo publicado por el diario de tendencia izquierdista El País. El hecho de que el 72% de los votantes del PP también lo considere así es reflejo de la frustración entre los partidarios de la oposición. Se piensa que Rajoy está desaprovechando una oportunidad para explotar la inepta respuesta de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, a la peor recesión en décadas?.

??El declive del PP no se ajusta a la más amplia tendencia política en Europa, donde el centro derecha está en ascenso tras el éxito de Angela Merkel, canciller alemana, y su coalición conservadora en septiembre y la victoria del centro derecho en las elecciones de junio para el Parlamento español. En una situación en la que la economía se está contrayendo al 4% y hay una tasa de paro de casi el 20%, parece casi inconcebible que el PP no sea capaz de beneficiarse?, dijo David Bach, profesor en la escuela financiera Instituto de Empresa de Madrid. El PP lleva meses atrapado en un chabacano episodio de sobornos a políticos a cambio de contratos para organizar actos del partido y de otras concesiones. El empresario Francisco Correa está siendo investigado como supuesto líder del círculo dedicado a los sobornos. Miembros de alto perfil del PP están bajo sospecha?.

 

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington . Rebajar drásticamente los salarios, las bonificaciones y las primas de los ejecutivos de las siete empresas rescatadas que se dieron un festín con gula en el pesebre público resulta emocionalmente satisfactorio, pero no debería ser así. Es como detener a los peatones imprudentes ignorando el atraco al banco que se desarrolla a plena luz del día al final de la manzana.

No me malinterprete. El ??zar de los salarios de ejecutivos? que tiene la administración Obama, Kenneth Feinberg, tienen razón al poner el límite en las indemnizaciones de las Siete nada magníficas: Citigroup, Bank of America, General Motors, Chrysler, GMAC, Chrysler Financial, y la inolvidable AIG. Veinticinco de los que más ganan en cada una de esas empresas verán recortada su remuneración aproximadamente a la mitad, y la mayor parte de esa compensación vendrá en forma de opciones limitadas sobre acciones de la compañía, no como salario. Esto significa que lo que en última instancia cosechen, cuando se les permita vender las acciones, dependerá de lo bien que vaya la empresa – lo cual dependerá de lo bien que los ejecutivos hagan su trabajo.

Vincular el salario a los resultados: qué gran concepto.

Feinberg llegó a obligar al consejero delegado saliente del Bank of America Kenneth Lewis a no aceptar ninguna remuneración ni bonificación por su trabajo este año. Pero Lewis aún tendrá un paquete de compensación estimado en 70 millones de dólares que le impedirá tocar la realidad, así que guárdese sus lágrimas de compasión.

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Es bueno saber que habrá por fuerza más de un pomposo en el Bank of America, Citigroup o AIG que tendrá que vivir sin el nuevo Porsche Panamera de 90.000 dólares que tenía previsto comprarse. Pero el recurso imperial de Feinberg no se extiende más allá de las siete empresas, y el resto de Wall Street no da ninguna indicación de entender ni remotamente que los acuerdos alcanzados tienen todo que ver con la remuneración. Goldman Sachs, por ejemplo, tiene una bonificación este año a repartir de al menos 16.000 millones y quizá hasta 23.000 millones.

Pero todo esto son sólo los entrantes. El acto principal es la tentativa limitada y muy modesta de la administración Obama y el Congreso por frenar las prácticas irresponsables de Wall Street que llevaron a la crisis financiera ?? y que, si no se tratan, llevarán inexorablemente a la próxima crisis.

La desregulación permitió que el mercado financiero de Wall Street evolucionara de institución que sirve a la economía global – mediante la asignación del capital de la forma más eficiente a las empresas capaces de sacarle el mayor rendimiento – en una institución cuya misión principal era forrarse.

El enorme cambio descubierto en forma de instrumentos conocidos como derivados, cuyo valor nominal ronda la friolera de 500 billones de dólares, es en gran medida un acto de fe. Las empresas realizaron inversiones con un fuerte endeudamiento en títulos exóticos cuyo valor real es opaco. A continuación cubrieron esas inversiones adquirieron seguros contra posibles pérdidas, aunque la aseguradora no tiene ni una fracción del dinero que tendría que tener para cumplir su póliza.

Toda esta inversión y cobertura genera enormes gastos de transacción y grandes beneficios, que pueden ser retirados cada año. Todo va bien, hasta que haya alguna alteración de la economía real ?? una caída del mercado inmobiliario, por ejemplo. Si la perturbación es lo suficientemente grave, la red entera de acuerdos dudosos se desmorona. Punto en el cual el gobierno interviene y rescata a todo el mundo.

La Casa Blanca y el Tesoro han propuesto reformas que pueden mejorar, pero no eliminar, este ciclo ridículo. Lo que la administración no va a hacer es prohibir algunos tipos de productos derivados o transacciones; los funcionarios dicen que si adoptaran esa vía, siempre irían un paso por detrás de la inventiva y la codicia de Wall Street. Yo creo que vale la pena intentarlo.

La administración sí ha propuesto que las operaciones con instrumentos financieros derivados pasen por instituciones de control y se lleven a cabo en mercados transparentes y regulados. Pero a medida que la legislación de reforma empieza a superar el trámite del Congreso, las empresas de Wall Street ?? hasta las que recibieron fondos de rescates – han aumentado su gasto en donaciones y presión política.

Como resultado, la legislación aprobada el miércoles por el Comité de Agricultura de la Cámara – que tiene jurisdicción sobre el mercado de futuros – eximiría hasta el 30 por ciento de las operaciones con derivados de las nuevas regulaciones. Un proyecto de ley aprobado el jueves por el Comité de Servicios Financieros de la Cámara que crearía una nueva Agencia de Protección del Consumidor Financiero, sobre la firme oposición de la mayoría de las lumbreras de de Wall Street, fue modificado en la Comisión para excluir a las hipotecarias, las aseguradoras de crédito, los contables, los abogados y demás.

Los bancos, por su parte, están cargando las comisiones todo lo que pueden y creando nuevos tipos de comisión en las tarjetas antes de que se implanten los nuevos límites. Oye, hacen bien mientras puedan.

Limitar salarios y primas está muy bien. Pero tenemos que prestar atención a los chicos del pasamontañas que llevan sacas de dinero al hombro. Están a punto de meterse en el vehículo de huida.

Eugene Robinson
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E. Robinson

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Eugene Robinson – Washington - Barack Obama no se propuso ser un «presidente de guerra», pero eso es lo que la historia le obliga a ser. La nación y el mundo tienen la suerte de que carece de la mentalidad imprudente de gatillo fácil de George W. Bush. Pero Afganistán no plantea el tipo de «opciones falsas» que Obama rechaza habitualmente por naturaleza. Las opciones son reales y terribles, y no hay reformulación o elaboración que vaya a hacer que desaparezcan.

Los trágicos acontecimientos del lunes – 14 soldados estadounidenses perdieron la vida en accidentes de helicóptero en Afganistán — nos recuerdan las decisiones a las que se enfrenta Obama. Al menos, parece reconocer que no puede dejar la situación a la deriva simplemente.

Pero parece como si Obama tendiera a decepcionar a halcones y palomas a la vez — y sí, soy consciente de estar utilizando el lenguaje de la época de Vietnam. El debate a cuenta de si nos marchamos o nos quedamos está destinado a volverse más apasionado y crudo a medida que las bajas estadounidenses crezcan.

Una persona que no merece voz en ese debate es Dick Cheney, que ayudó a meternos en este atolladero. Al pasar de Afganistán antes de tiempo a lanzar una invasión improvisada, innecesaria y desafortunada de Irak, Bush y Cheney lograron convertir una guerra que estábamos ganando en dos que estamos a punto de perder.

Que Cheney acuse a Obama de «vacilar» en la decisión de enviar o no más tropas a Afganistán cuando él y Bush ignoraron la petición de efectivos de los mandos estadounidenses a lo largo de la mayor parte del año es obsceno. Que Cheney se queje de que Obama tendría que aceptar simplemente el análisis exhaustivo de la situación en Afganistán llevado a cabo por la administración Bush en lugar de llevar a cabo su propio análisis es una broma de mal gusto.

Dicho esto, Afganistán es la guerra de Obama ya. Y sus éxitos considerables en la implantación de su agenda nacional ambiciosa no le sirven para proceder.

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Su método básico ha sido el de evitar trazar límites claros entre posiciones mutuamente excluyentes. Busca formas de enmarcar asuntos para que lo que antes era un postulado con dos opciones se pueda transformar en un escenario con las dos. En la sanidad, por ejemplo, se dedicó a proporcionar a la vez sanidad universal y control del gasto a largo plazo. La legislación que ahora parece probable que surja no hace ninguna de las dos cosas, sino un poco de cada una — y al dirimir las diferencias, Obama ha conseguido acercarnos de manera significativa, aunque imperfecta, a la reforma sanitaria mucho más de lo que hemos llegado nunca.

Pero las decisiones presentadas por Afganistán son realmente excluyentes. Obama puede decidir abordar una estrategia de contrainsurgencia o una estrategia de contraterrorismo. Puede hacer una cosa o puede hacer otra ?? las dos no. Si elige la contrainsurgencia, tendrá que enviar tropas suficientes para hacer que la estrategia funcione. Si no quiere enviar todas esas tropas tiene que optar por el contraterrorismo o hacer otra cosa.

El General Stanley McChrystal, el mando estadounidense en Afganistán que ha diseñado la estrategia de contrainsurgencia, solicita al parecer 40.000 efectivos adicionales. Obama tiene razón al examinar el cálculo del General, pero no tendría sentido intentar seguir la vía intermedia y aprobar, digamos, un incremento de 20.000. Eso sólo pondría a más estadounidenses en peligro, sin dar a McChrystal los recursos que dice necesitar. Este juego lleva ocho años desarrollándose. Es hora de emplearse o retirarse.

Obama ha pedido a los miembros de su equipo de seguridad nacional que lean «Lecciones del desastre,» de Gordon Goldstein. El libro trata de McGeorge Bundy, uno de los arquitectos de la Guerra de Vietnam, y su lamento final al haber ayudado a arrastrar a la nación a una guerra cara imposible de ganar. No está claro, sin embargo, si Obama está dispuesto a prestar atención a la lección central del libro.

En este momento, Obama está en la coyuntura clave: dentro o fuera. Si ratifica la estrategia de contrainsurgencia y aprueba un aumento de tropas, estará comprometiendo a Estados Unidos a ver el proyecto hasta su final. Los asesores dicen que los objetivos del presidente de «arreglar» Afganistán son realistas, aunque modestos. Para mí, sin embargo, toda la empresa parece poco realista y poco modesta.

Invadimos Afganistán para garantizar que el país no podía volver a ser utilizado nunca para lanzar ataques contra Estados Unidos. Esa misión se logró, y nuestro único objetivo debe ser garantizar que sigue logrado — tanto si el lugar está gobernado por Hamid Karzai o por los Talibanes. La campaña de contrainsurgencia que Obama está contemplando parece un paso por el terreno más delicado imaginable. No importa si la medida es provisional o drástica.

A veces un «presidente de guerra» tiene que decidir empezar a traer las tropas a casa. Eso es lo que Obama debe hacer.

Eugene Robinson
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Cartel colocado por el Equipo de Gobierno del Partido Popular de Librilla en la entrada del municipio desde 2003 :

 

 

Lo mejor de todo es que el Alcalde y el Concejal de Urbanismo están imputados en delitos de corrupción urbanística a espera de juicio. Uno de los que destapó la trama dijo:

«que el alcalde de la localidad, así como el teniente de alcalde y concejal de Urbanismo le exigían comisiones «de 60.000 euros» para seguir recibiendo un trato de favor»…

 Pues eso…solicite usted información previa.

 

 

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington. Hace años, me compré un ejemplar de la revista Time – el número con el Hombre del Año 1965 en la portada. Lo metí dentro de un viejo marco y lo puse a la vista para recordarme tanto la falibilidad de los hombres como, e incluso, la de la revista Time. Era la foto del General William C. Westmoreland. ?l fue el General Stanley McChrystal de Vietnam.Westmoreland fue un total fracaso y no pretendo sugerir que McChrystal sea lo mismo. Pero cuando por aquel entonces la imagen de mandíbula cuadrada de Westmoreland aparecía en la portada de Time, era visto como una especie de salvador — el hombre que iba a sacar a América del pantano de Vietnam. Cuando se dirigió al Congreso en 1967, su discurso fue interrumpido en 19 ocasiones por los aplausos. Poco más de un año más tarde, era historia — reemplazado por el General Creighton Abrams, quien, se nos cuenta en «Una guerra mejor,» de Lewis Sorley, podría haber ganado si se le hubiera dado oportunidad.

No estoy más familiarizado con McChrystal de lo que lo estuve con Westmoreland. Sé, sin embargo, que de vez en cuando los medios se deshacen por un soldado, sobre todo si es guapo (Westy tenía un aire de estrella), y McChrystal – tan esbelto, aunque no tan hambriento, como el ambicioso Casio – se ajusta al molde. Al igual que el otro militar famoso, David Petraeus, McChrystal es una entusiasta de la buena forma, el tipo de hombre disciplinado al que los menos disciplinados admiran por la sensación de inquietud y de insuficiencia. La disciplina y la dedicación no deben ser menospreciadas. Aún así, no me puedo imaginar al General Dwight Eisenhower apagando su cigarrillo y echando una carrera — a menos que Mamie le persiguiera con un cuchillo.

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La otra cosa que conozco acerca de los Generales es que no piden menos — menos equipo o menos efectivos. Piden más, como Westmoreland en Vietnam antes de que la realidad – también conocida como política nacional ?? obligara a Lyndon Johnson a ponerle coto. Si Sorley tiene razón con Abrams, la guerra se podría haber ganado con menos hombres. Resultó que Vietnam del Sur fue finalmente derrotado porque el Congreso le dio la espalda — no agradable ni necesariamente honorable, pero eficaz.

?sta es la razón de que la petición de McChrystal de 40.000 efectivos adicionales en Afganistán no debería ser entendida como una especie de panacea. Estas peticiones son un punto de partida, un lugar donde iniciar el debate. Aquellos cuyo grito de batalla es «Hay que dar a los Generales lo que pidan» dicen realmente ??Hay que dar a los Generales lo que quieran» – lo que no es legislación responsable. El prolongado examen de todas las opciones por parte del Presidente Obama es exactamente el enfoque adecuado. Hemos ido a la guerra a toda prisa con demasiada frecuencia en los últimos tiempos.

Cualquiera que sea lo que decida Obama con respecto a los niveles de tropas tendrá que acompañarse del despliegue decidido y constante de la postura de la administración. Tal como están las cosas, Obama tendrá que pisar con los cinco sentidos por el balcón de la segunda planta de la Casa Blanca, ya que fue el valiente Harry quien encontrándose en una posición similar decidió librar una guerra impopular en Corea. La historia nos dice que hizo lo correcto, pero ello ayudó a debilitarle tanto que no se presentó a la reelección. No fue casual que Eisenhower, el candidato presidencial Republicano, prometiera que si ganaba «Iré a Corea». Ganó, y fue.

Ahora ya Obama está pagando un precio por Afganistán. En abril, la opinión pública le daba un margen de aprobación del 63% en Afganistán; ahora está por debajo del 45%. Hasta ahora, la erosión del apoyo a su política en Afganistán se ha debido a los Republicanos. Esto era de esperar. Pero si el presidente realmente escala la guerra, es su electorado Demócrata el que se va rasgar sus vestiduras. En una reciente encuesta Washington Post-ABC News, apenas la tercera parte de los Demócratas era partidario de enviar 40.000 tropas adicionales, con el 61% en contra — el 51% de manera firme. La revista The Nation, una voz de la izquierda con solera, llama en su último número a Obama a «empezar a planear una estrategia de salida responsable». En realidad, está siguiendo una estrategia de entrada el responsable.

Esa portada de Time en 1965 tendría que estar colgada en la sala de estrategia de la Casa Blanca. Nos recuerda la época en que un presidente siguió a pies juntillas a un General muy admirado hasta la ruina política y, parece hoy, la pérdida innecesaria de vidas. McChrystal no lleva cuatro estrellas por nada. Pero bajo todo ese brillo, sigue siendo un hombre – falible y además a las órdenes de otro que no lleva ninguna.

Richard Cohen
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Carles Campuzano es desde 1996 diputado de CIU en el Congreso de los Diputados. Campuzano nos cuenta, entre otras cosas, lo que ha hecho las últimas 24 horas: ha estado en un Pleno del Congreso, ha presentado un libro, ha acompañado a Artur Mas a visitar la SEAT, ha dado una rueda de prensa, ha ultimado los detalles de una ley que se va a aprobar… Hoy, por fin, duerme en casa.