Eugene Robinson – Washington .Si se ha dado en mi vida un fenómeno político más perturbado clínicamente que los conspiranoicos de la ciudadanía de Obama, se me ha pasado por alto. ¿Es esto a lo que ha llegado nuestro discurso nacional? ¿A la fantasía paranoide pura?
Hablo de la gente que se ha convencido de que Barack Obama no nació realmente en suelo estadounidense, y por tanto no tiene derecho a ser presidente. Hasta algunos tertulianos que normalmente se encuentran entre los críticos más acérrimos de Obama han reconocido que esta idea no es más que una simple chaladura. Sin embargo persiste, en los márgenes más recalcitrantes de la blogosfera derechista. Ah, y también en la CNN, que generalmente se acerca a la realidad un poco más.
Se ha demostrado de forma definitiva que no hay ningún atisbo de verdad, ni siquiera la más remota ambigüedad, en toda la idea del nacimiento. Funcionarios de Hawái han acreditado una y otra vez que Obama nació, en realidad, en Honolulu el 4 de agosto de 1961. Cuando los conspiradores exigieron ver su partida de nacimiento, los funcionarios del estado la sacaron a la luz. Los periodistas han estudiado esta historia no-noticia de principio a fin desde todos los ángulos y llegado a la conclusión de que es, de verdad, una noticia inexistente.
Para creer lo contrario, es necesario explicar el hecho de que anuncios del nacimiento del bebé Barack Obama fueron publicados en dos periódicos de Honolulu en agosto de 1961. Para ser un auténtico conspiranoico, por lo tanto, hay que creer no sólo que funcionarios hawaianos conspiraron para falsificar partidas del estado, sino también que «ellos» – no los funcionarios del estado necesariamente, sino algún «ellos» perverso genérico que inevitablemente se esconde detrás de las conspiraciones más oscuras y extendidas – logró alterar o sustituir de alguna manera recortes de periódicos amarillentos en las hemerotecas.
Eso es con lo que los conspiradores menos locos tienen que lidiar. El escenario alternativo – caso de aquellos que se forran la cabeza de papel de aluminio – es que de alguna manera todo esto fue planeado en 1961: «Ellos» plantaron diabólicamente estos anuncios de natalicio hace 48 años, creando una partida falsa para que un niño elegido que en realidad nació en algún país extranjero – ¿Kenia? ¿Indonesia? ¿Manchuria? – pudiera ser preparado, programado quizá, e instaurado algún día en el Despacho Oval. Inserte carcajada malévola en este punto.
?sta es la gente que también cree que la obra maestra de Stanley Kubrick, «Dr. Strangelove», era en realidad un documental – y que el verdadero objetivo de Obama, tal como deducía sabiamente el General Jack D. Ripper, es «estancar y envenenar todos nuestros preciosos fluidos corporales».
Probablemente haya gente ahí fuera que cree que el mundo es plano, y no vale la pena escribir sobre ellos. Tampoco la valdría escribir acerca de los conspiradores del nacimiento de Obama a menos que usted se crea un sondeo difundido la semana pasada por Research 2000 que revela que un sorprendente 28 por ciento de los Republicanos cree realmente que Obama no ha nacido en los Estados Unidos y que otro 30 por ciento dice «no estar seguro». Los empleados del Partido Republicano tienen hacer un pedido mayor de papel de aluminio.
El estudio, encargado por la página web izquierdista Daily Kos, concluye que el 93 por ciento de los Demócratas y el 83 por ciento de los independientes no tienen ninguna duda – ninguna – de que Obama nació en los Estados Unidos. Que sólo el 42 por ciento de los Republicanos también esté convencido es un fascinante indicador de lo mucho que se ha alejado el Partido Republicano de la referencia.
Más Allá del Límite de la cordura se encuentra también el presentador de la CNN Lou Dobbs, que viene dando cobertura en horario de máxima audiencia a la locura de los conspiradores – incluso negando al mismo tiempo que él se la crea. La obsesión de Dobbs con la «noticia» se ha convertido en motivo de vergüenza para la cadena, que se intenta posicionar como libre de sesgo político. El presidente de CNN / U.S. Jon Klein ha declarado «terminada» la noticia, pero insiste en que es legítimo que Dobbs examine la presunta polémica, aunque en realidad no exista polémica.
Lo del nacimiento es sólo el desvío más reciente de la realidad que toma Dobbs. Durante años, se ha embarcado en una cruzada contra la inmigración ilegal, citando cifras y hechos que a menudo resultan ser erróneos. La televisión puede dar un matiz de pseudo-realidad a cualquier tipo de tonterías.
¿Es esto una campaña orquestada para deslegitimar de alguna manera la presidencia de Obama? ¿Es un factor el hecho de que es el primer presidente afro-americano? ¿Es que algunas personas no pueden o no quieren aceptar que ganó las elecciones y ocupa el puesto de presidente del legislativo en la administración?
Quizá, quizá no. Tratar de analizar el fenómeno de la conspiración del nacimiento de Obama supondría tomarlo en serio, y tomarlo en serio sería como debatir el color de los unicornios. Todo lo que se puede decir es que un puñado de personas desorientadas, confusas y asustadas han decidido refugiarse en invenciones conspirativas. Espero que no sean agresivas. Y espero que pidan ayuda profesional.
Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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