Premio Pulitzer al comentario periodístico.
Sus columnas, ahora en radiocable.com
|
Ellen Goodman – Boston. Probablemente será peligroso admitir un momento de empatía. Quedaré inhabilitada para siempre como aspirante a jueza del Tribunal Supremo o bien se me retirarán mis credenciales periodísticas.
Pero tras contemplar las reemisiones de la dimisión de Sarah Palin de la gobernación, tras escuchar cada oración gramáticamente incorrecta y párrafo inconsistente diseccionado por algún presentador de debates televisivos, empecé a (me sonrojo) identificarme con ella.
Era sonrisa gélida, la vulnerabilidad, la extraña mezcla de no-motivos ininteligibles, precipitados, no revisados repartidos por todo el discurso. Palin dimitió para evitar marcharse. Cogió la puerta como acto de autosacrificio. Abandonó su empleo para servir a su país.
No era como ver un accidente de tráfico. Era como ver una avalancha. Fue contemplar su imagen de mujer ambiciosa, segura de sí misma y fuerte agitada hasta la médula. Todo lo que la mantenía en su sitio era un chicle, su familia y algo de rabia con razón.
¿Qué le ha pasado a Sarah la Barracuda? ¿La pitbull con pintalabios? ¿La madre de cinco hijos que cazaba alces y corría maratones y jugaba entre manos con una Blackberry y un sacaleches?
Hace 10 meses, cuando John McCain la eligió como su compañera de lista, fue como ver nacer una estrella del baloncesto femenino del Instituto. No, la NBA. Siendo gobernadora, en una ocasión hizo comentarios acerca de la capacidad de un contrincante de exponer datos y cifras, «¿Importa de verdad algo de esto?» Siendo aspirante en la lista, contaba un ayudante de McCain, ni siquiera sabía que no lo sabía.
Me encuentro entre aquellos que albergaron la creencia «elitista» de que un candidato a la vicepresidencia debe saber tanto de legislación pública como, digamos, Katie Couric. Aún así, me encantó el hecho de que a causa de Palin, los conservadores criticasen el «sexismo,» la derecha religiosa describiera el embarazo adolescente como «un desafío,» y se volviera políticamente incorrecto para los Republicanos más reaccionarios criticar a las madres trabajadoras.
Nunca creí que fuera fácil para Palin volver a Alaska tras los focos y el encanto de grandes ciudades de una campaña nacional. Pero no esperaba esto.
«En la vida todo son elecciones,» decía. Supongo que sus elecciones fueron: Pelear con una legislatura estatal, pagar las costas de los abogados de las investigaciones éticas, y hacer sudar la gota gorda a sus hijos. O hacer acto de aparición como escritora y conferenciante estrella ante audiencias que la adoran.
No fue solamente «la política de acoso y derribo» lo que llevó a Palin al límite. Fue la política de adulación personal. Después incluso de la dimisión, un bloguero de RedState.com lo describía realmente como «¡Sarah Palin sonaba como cualquiera de nosotros!… Ese es el motivo de que sea tan popular desde el principio. Ella ES una de nosotros.»
Lo que encantaba a los incondicionales de Sarah Palin era su apariencia de autenticidad. Era descrita repetidamente como «real.» Creo que es lo que Palin pensaba de ella misma.
Después incluso de su dimisión, describía su papel de gobernadora diciendo «Esto es lo que soy. Esto es quién soy.» Pero, y ya perdonará la maldita empatía, ésta es una mujer que llegó a un punto en que realmente no sabía quién era. Ni lo que quiere.
Se han hecho muchas comparaciones entre el accidentado discurso de dimisión de Palin y las concisas confesiones de adulterio de Mark Sanford. Sanford se enamoró perdidamente — «A pesar de los esfuerzos de mi cabeza, mi corazón no puede vivir sin ti, tu voz, tu cuerpo» — en sentidos que nos hacen sentir vergüenza ajena por él y por Argentina. Palin se enamoró de su momento de gloria. Lo que vemos es a dos políticos de mediana edad que descubren de la forma más dolorosamente pública que no son las personas que pensaban que eran.
Sanford no es el hombre conservador de familia y valores que creía ser. Palin no es el pitbull con pintalabios de quita y pon que creía ser. La mujer que quería ganar no quiso gobernar. La mujer que brillaba bajo la atención pública se marchitó bajo los focos. Y cuando el camino se puso difícil, se marchó en un visto y no visto.
Hay gente que dice que se trata de una jugada inteligente para presentarse a la presidencia. Buscar pistas del futuro en su decisión es la ocupación a tiempo completo de los medios de comunicación. Pero aventuro que no tiene idea de lo que quiere hacer ahora.
«Todas las opciones están sobre la mesa,» dice. Pero irónicamente, la que pronto será exgobernadora y conferenciante, escritora y celebridad, sólo tiene una opción más. ¿Autenticidad? La única labor que queda a Sarah la ex Barracuda es simular ser candidata presidencial. En mitad de una avalancha, ser cobarde es ahora el dilema.
Ellen Goodman
© 2009, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com
La prensa extranjera sigue con el asunto de Garoña, lo que demuestra que el caso tiene una importante dimensión internacional. El periódico francés Le Monde publica un texto de Jean Jacques Bozonnet titulado: ??José Luis Zapatero evita tomar la decisión de cerrar una central nuclear?. Según el prestigioso diario, ??las realidades económicas y políticas han empujado al jefe del gobierno español a aplazar el cese de actividades de Garoña más allá del final de su ??vida útil??, contrariamente a sus promesas electorales?.
??Contrariamente a las promesas electorales, Garoña ha obtenido una prórroga de cinco años, no hasta 2011, fecha del cuadragésimo aniversario de su puesta en funcionamiento y, consecuentemente, del final de su ciclo natural. El gobierno promete crear ??al menos tantos puestos de trabajo como los que van a desaparecer??. Pero eso no ha impedido que el alcalde de la localidad en la que se encuentra la central haya anunciado su dimisión del Partido Socialista Obrero Español?.
??Zapatero, personalmente favorable al cierre, ha tenido que tener en cuenta la división existente en su propio partido sobre este tema. Su antecesor socialista, Felipe González, que decidió la moratoria nuclear cuando estaba en el poder, recientemente se ha puesto al frente de los que reclaman la reapertura del debate. Considera que el ejecutivo habría tenido que seguir la recomendación del CSN y mantener la actividad hasta el año 2019. Sus argumentos son a la vez económicos y ecológicos, al igual que los de la oposición de derechas y, entretanto, el gobierno minimiza la importancia de Garoña cuyo reactor de 460 megavatios suministra el 1,3% de la producción eléctrica del país?
Hoy:
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acusa a Zapatero de cohecho pasivo por aceptar las conservas regaladas por el presidente cántabro…
Yo le diría que antes de hablar convendría que hiciera un poco de memoria:
Aznar inicia una etapa al frente de la fundación del PP. Se ha llevado a su nueva casa la pista de pádel que le regaló Plácido Domingo, 10.000 botellas de vino y los muebles familiares…
Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.
Sus columnas, ahora en radiocable.com
|
Eugene Robinson – Washington: ¿Qué se puede decir de un funcionario público que ridiculiza a aquellos que «cogen la puerta» — y después comparece ante la prensa para anunciar que se marcha? ¿Una gobernadora que afirma que «el camino fácil y sin ningún valor» sería agotar los 18 meses que quedan de su mandato? ¿Una político ambiciosa que dice que «la vida es demasiado corta» para preocuparse de cosas aburridas como, ya sabe, la responsabilidad o el deber?Se puede decir que todos aquellos de nosotros que nos tomamos en serio alguna vez a Sarah Palin — o que simulamos tomarla en serio — deberíamos estar profundamente avergonzados. Y se puede decir que John McCain debería disculparse públicamente por poner en peligro a la nación que ama eligiendo a Palin como su compañera de lista. Imaginar a Palin a un pelo de la presidencia debería ser suficiente para provocar escalofríos hasta al más convencido de los Republicanos.
Los motivos que dio para dimitir no son sólo rebuscados o implausibles sino literalmente absurdos. ¿La forma más eficaz que tiene de servir a los habitantes de Alaska es abandonando el ejercicio de sus funciones como jefa del ejecutivo? ¿Que le preocupa que como funcionario saliente se vea obligada a desperdiciar de alguna forma dinero del contribuyente en banquetes inútiles? Durante su rueda de prensa estilo «No llores por mí, Alaska» anunciando su salida, las conclusiones campechanas — «Sólo los peces muertos se dejan llevar por la corriente» — sonaron a perlas de lógica Cartesiana en una bañera de puré.
Pero estoy afirmando lo evidente. El tema es que la incapacidad de Palin para desempeñar un cargo público ha sido evidente todo el tiempo. Tina Fey lo entendió a la primera; el resto de nosotros fuimos demasiado reticentes para afirmar a plena luz que el emperador, o emperatriz, está desnudo.
Existen básicamente dos motivos de que la clase política y el estamento periodístico sigan hablando y escribiendo sobre Palin igual que si fuera una figura de nivel cuya presencia en la escena nacional no es sino una broma cruel y sin gracia. El primero es el miedo — no de Palin y sus legiones de analfabetos, sino el de ser tachados de elitistas y sexistas.
Desde el principio, Palin ha sido una maestra a la hora de tender esta trampa a sus críticos. Al igual que la mayor parte de los estadounidenses, ella no fue a una universidad de élite; al igual que la mayor parte de las mujeres, ella se enfrenta a diario a los equilibrios entre vida laboral y vida familiar. Ella destacaba estas facetas de su biografía, y a continuación las utilizaba para retratarse de víctima en cuanto alguien cometía la temeridad de criticar cualquier cosa que ella hubiera dicho o hecho. La ilustración más reciente es lo que puso la semana pasada en su página de Facebook acerca de la reacción a su dimisión anunciada:
«Qué triste que Washington y los medios nunca lo vayan a entender; es por el país. Y aunque es honorable que incontables más abandonen sus puestos para seguir una vocación superior y sin agotar un mandato, por supuesto a estas alturas sabemos que, por alguna razón, las decisiones que yo tomo se miden según un rasero diferente.»
¿De qué está hablando? ¿Quiénes son estos «incontables otros» que supuestamente han tomado la misma decisión de abandonar gobernaciones sin ninguna razón creíble? Los nombres no salen por ninguna parte. ¿Por qué cualquier crítica a la Pobrecita Sarah es el producto del «rasero diferente» que el ladino «viejo Washington y los medios» aplican siempre? Porque echar la culpa a sus presuntos perseguidores favoritos le permite ignorar la reacción contrariada de sus electores en Alaska que están perplejos y desconcertados ante su decisión de tirar la toalla.
El otro motivo de que Palin sea tomada más en serio de lo que merece es que tiene un electorado. Que el cielo nos ayude.
Palin tiene opiniones conservadoras extremas, y mientras que discrepo con ella en casi todo, su filosofía ciertamente no tiene nada de inapropiado ni ilegítimo. Pero mis condolencias para los conservadores que la eligieron como su defensora porque ella los va a dejar tirados. Articular una visión política e inspirar a la gente para creer en ella son logros ciertos, y nadie puede quitarle el mérito de eso. Pero llevar a la práctica esa visión a través de la legislación o la acción ejecutiva exige disciplina, constancia y rigor. Por volver a afirmar lo evidente, éstos son rasgos de los que carece Palin.
Cualquiera que se sienta tentado a ver su estratagema de dimisión como una jugada maestra, que la posiciona para una candidatura presidencial en 2012, está jugando con fuego. Se comportará de forma excéntrica.
Sarah Palin tiene por naturaleza más madera de agitadora mediática que de otra cosa. A los suyos se les ve venir. Podrá negarlo todo lo que quiera, pero en realidad es — glups — una de nosotros.
Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
© 2009, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com
Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.
Sus columnas, ahora en radiocable.com
|
En su novela «El complot contra América,» Philip Roth imaginaba que Charles Lindbergh, un aislacionista y un antisemita (pero un estupendo piloto), se postulaba a la presidencia en 1940 y derrotaba a Franklin Roosevelt. En su novela «Patria,» Robert Harris imaginaba una Gran Bretaña que había sucumbido a los Nazis. Estas obras son catalogadas de «historia alternativa.» Esta es mi contribución al género: Sarah Palin llega a ser presidenta de los Estados Unidos.
¿Trasnochado? No tanto. Después de todo, Palin estuvo realmente en la lista electoral Republicana, y el candidato Demócrata era a la vez profano a nivel nacional y el primer afroamericano en aspirar a la nominación. Un error importante por alguna parte y el ganador podría haber sido John McCain, el más anciano en ser elegido presidente nunca.
Mis hermanos y hermanas del comentario periodístico pasaron un animado fin de semana del 4 de Julio dándose un festín con Palin y su decisión de dimitir como gobernadora de Alaska. Sus palabras fueron escrutadas en busca de significado y sus planes deducidos mientras expertos políticos de ambos partidos analizaban su maniobra para ver si realmente es tan inteligente o tan estúpida como aparenta para quien la mira. Todo el mundo lo pasó en grande.
Sería adecuado por nuestra parte, no obstante, considerar lo cerca que estuvimos del desastre total — la cuestión «contrafactual» sugerida arriba. Un artículo reciente en el Vanity Fair brinda pruebas adicionales de lo desagradable que una vicepresidenta (o presidenta) Palin habría resultado. Durante la campaña, demostró ser alérgica a las ruedas de prensa y permaneció decidida a dejar que el conocimiento le pasara de largo. Más recientemente, explicaba su decisión de — me tomo la licencia del Partido Republicano — abandonar como gobernadora de Alaska practicando errática un idioma desconocido, explicándose después en una avalancha de Twiteos que sólo plantean más dudas. Una duda, sin embargo, ha quedado zanjada: No está preparada para el puesto.
La duda que mejor despierta Palin es que fuera elegida para la lista Republicana — una elección jerárquica tomada por McCain. Fue la decisión más imprudente que ha tomado cualquier político nacional que se recuerde, y mientras que ciertamente ello dice algo de McCain, dice aún más de su partido. Ha perdido el rumbo.
Recuerde, después de todo, que Palin no era la elección favorita de McCain. Que se trataba de Joe Lieberman o Tom Ridge. Ambos fueron rechazados por el propio partido a causa de su decepcionante moderación en asuntos sociales sobre los que el Presidente tiene la autoridad directa de todas formas — el aborto, sobre todo — y en el caso de Lieberman porque había sido Demócrata. En un estado de desesperación, McCain recurrió a Palin.
¿Hubo algún grito de protesta? No. ¿Exigió saber el Partido Republicano qué demonios había hecho de labios de McCain? De nuevo, no. ¿Estaba bien por parte del Partido Republicano que la persona a un pelo de la presidencia fuera — ya me perdonará, pero es cierto — una rara sin ninguna experiencia nacional en absoluto? Puede apostar. El partido se había rendido, aceptando a una nulidad porque era contraria al aborto en lugar de a un templado senador o a un exgobernador porque ellos no lo eran. La ideología ganó. La nación perdió.
Casi tan interesante como Palin es el Gobernador de Carolina del Sur Mark Sanford. Deje a un lado su aventura. Estas cosas pasan. Concéntrese en su lugar en la forma en que ocultó su aventura — desapareciendo por las buenas y centrando la atención en sí mismo. Observe que antes incluso de que de alguna manera llegara a Buenos Aires por una ruta forestal de los Apalaches, era famoso por rechazar el dinero federal del estímulo. Antes de eso, siendo congresista, afirmaba haber rechazado una dieta por desplazamiento — y un catre — y decía, «Yo duermo en el suelo de mi despacho.» La mayor parte de nosotros consideraríamos excéntrico este comportamiento. Dentro del Partido Republicano, era interpretado como madera presidencial.
¿Sigo? Newt Gingrich, otro posible candidato, es el geiser del Partido Republicano, entrando en erupción de forma regular. Recientemente sugería que la juez Sonia Sotomayor es una racista a causa de sus comentarios en torno a la claridad de juicio de «una latina sabia.» Más tarde se disculpaba, pero su capacidad de escándalo está más que demostrada. Es el mismo Gingrich, recordará, que en 1995 se llevó un berrinche cuando el Presidente Clinton lo sentó en la última fila del Air Force One y después, con ingeniosa malicia y alevosía, no volvió para hablar. En cuanto al resto de los candidatos Republicanos, todos ellos deben ser examinados por el Gran Inquisidor del partido, Rush Limbaugh, un eructo de los bajos fondos.
Para Tina Fey, Sarah Palin era material de comedia. Para el resto de nosotros, ha sido la diversión de un puente del verano. Pero cuando las bromas hayan terminado, debe preguntarse qué demonios estaba haciendo en la lista electoral Republicana y qué habría pasado si McCain hubiera ganado. Sólo parte de esto es historia alternativa. El resto es realidad de la que pone los pelos de punta.
El norteamericano «The Christian Science Monitor» publica un texto de Andrés Cala en el que sostiene que ??España está parcialmente de acuerdo con la energía nuclear?. Según el texto :??Derecha e izquierda critican la decisión del presidente del Gobierno de mantener operativa una pequeña central atómica?.
??El cada vez más impopular presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero trató de buscar una solución salomónica la semana pasada al ordenar el cierre de la central nuclear más antigua del país en 2013, pero satisfizo a pocos. Zapatero había prometido el cierre de las centrales atómicas cuando expirase su vida de 40 años, que en el caso de Santa María de Garoña sería en 2011, pero se interpusieron la economía y la política. Y así fue. Los partidos de la izquierda ??vitales para gobernar en el Parlamento- atacaron la decisión de posponer el cierre de Garoña y pusieron en duda la credibilidad e integridad del jefe del Ejecutivo?.
??En los sondeos casi el 60% de los españoles dicen estar en contra de la energía atómica. Según en el más reciente estudio del Eurobarómetro, de 2008, es el menor nivel de aceptación en los países europeos con centrales en funcionamiento. Si España abandona por fases la energía atómica, lo hará contra un renacimiento nuclear en el mundo. Hay 48 reactores en construcción y la mayor parte en Asia, pero también países de la Unión Europea están previendo la construcción de nuevas generaciones de centrales nucleares, como Gran Bretaña, Francia, Finlandia, Polonia y Bulgaria. En términos de producción, Garoña ahorra a España el equivalente a cerca de un millón de toneladas de petróleo y unos 2,5 millones de gases de efecto invernadero. Las emisiones españolas han aumentado el 53% desde 1990, convirtiendo al país en el mayor transgresor con mucho de Europa occidental, según los datos más recientes de la Agencia Europea de Medio Ambiente?.
Cada día la pérdida de unas vidas se transforma, con la altruista generosidad de las familias, en la donación de organos para trasplantes.
Gracias al esfuerzo y dedicación de muchos profesionales de la Organización Nacional de Transplantes renace la vida. Se cumplen 20 años su fundación, y son candidatos al Premio Príncipe de Asturias. Colaboremos a su candidatura.
«La líder de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, se mostró hoy a favor de legalizar el cannabis «con las debidas garantías», debatir la implantación de la cadena perpetua para los etarras, de complementar la energía nuclear con las renovables, y de exigir consentimiento paterno a las niñas de 16 años que se planteen abortar» [7-7-2009]
La agencia de noticias internacional Associated Press distribuye hoy unas palabras de la actriz Gwyneth Paltrow en las que reafirma su amor por España. Desde luego no podríamos tener mejor embajadora. Según explica el diario mexicano, El Informador, uno de los que ha recogido sus palabras, Paltrow ha rodado el programa televisivo `Spain … on the road Again», junto al chef Mario Batali, el experto en cocina Mark Bittman y la actriz catalana Claudia Bassols. En la serie el cuarteto va recorriendo España al tiempo que disfruta de la comida típica y difunde las bondades del país, su gente y su cocina.
Su cariño por nuestro país es explícito:
«Con quince años fuí a una pequeña localidad, Talavera de la Reina y fue una experiencia maravillosa. Realmente cambió mi vida. -Dice Patrow, en un fluido castellano, durante una entrevista reciente. Paltrow dice que España es «su segunda casa».
«Es tan diferente a los Estados Unidos. Me parecía que había una historia, y los edificios tienen años y años y años. Aquí en Estados Unidos un edificio viejo es como de 17 (años) allá es de 500 AC, es increíble». -ha dicho
»También la forma en que la gente vive allí» ‘Parecen disfrutar más la vida. No están corriendo tanto como en Nueva York, disfrutan el tiempo con la familia, no siempre tienen los Blackberries encendidos».
«When I was 15, I went to a small town outside Talavera de la Reina and I had the most wonderful experience. It really changed my life,» Paltrow said in fluent Spanish during a recent interview. Paltrow said Spain «became a second home.»
«It is so different from the United States. It seemed to have a history, and the buildings are years and years and years old. Here in the United States an old building is about 17 (years old), and over there it’s from 500 B.C., it’s incredible,» she said.«Also, the way people live over there. They seem to enjoy life a little bit more. They aren’t running around as much as in New York. They enjoy time with the family. They don’t always have their Blackberries on.» [more]