A mediados de verano, Vodafone celebró en Madrid la tarde de «Cañas y Widgets». El objeto de la misma era presentar una serie de iniciativas que está desarrollando la empresa para impulsar el desarrollo de widgets.

Para el que desconozca el término, un widget es una pequeña aplicación -un pequeño programa de ordenador- que se instala en el teléfono móvil y que tiene diversas utilidades, en general todas conectadas a Internet. Por ejemplo, hay widgets que sirven para leer titulares de la prensa: el programa los toma de internet y los adapta a la pantalla para conseguir que su navegación y lectura sea más cómoda. Hay otros tipos de widgets: para leer mapas, para el correo, ver vídeos, para consultar el tiempo, e incluso juegos.

En la reunión, con un formato tan poco convencional como cómodo, coincidieron bloggers y periodistas especializados. Entre ellos como destacó obsolescenciaplaneada : Jaime Estévez, Álvaro (@amarchante ) de Agora News, Daniel Rodrigo (@PatiNet),  Jose de Movilonia, Miguel Angel (@uriondo) …

Vodafone presentó allí una herramienta, aún en desarrollo y que se lanzará oficialmente en las próximas semanas y que permite construir un widget en menos de cinco minutos.

Así que durante estas semanas he tenido tiempo de experimentar, profundizar y reflexionar sobre estas pequeñas aplicaciones tecnológicas. Honestamente creo que los widgets van a cambiarlo todo. Es la evolución más formidable del teléfono móvil que recuerdo. Un mecanismo inmediato de recibir información o mejor: de estar conectado a ella.

Como muestra, una foto de la pantalla de inicio hoy de mi Nokia N97.

Como se puede apreciar,  bajo la hora aparece un logotipo de EFE, un acceso directo que al pulsarlo -la pantalla es táctil- conduce directamente a las noticias de última hora de la agencia. A su lado hay uno de EL PAIS, un icono del tiempo (sol), y un icono para navegar por Internet (un globo terráqueo). Son accesos directos a esos servicios.

Debajo de ellos es donde está de verdad la evolución Hay cuatro pastillas cuyos textos están en permanente actualización: La Cadena Ser, un rss de radiocable.com, Elmundo.es y una pastilla de Associated Press.

Así que de un solo vistazo, al mirar la hora del teléfono, veo las noticias de actualidad más relevantes y las alertas, en caso de que hubiera ocurrido algún acontecimiento fuera de lo común.

Siempre he dicho que la generación jóven es la más informada de la historia pero si a su capacidad de acceso a la información unimos al inseparable teléfono móvil y a eso le sumamos la posibilidad de recibir las noticias a tiempo real tal y como se producen…la combinación tiene consecuencias impredecibles para los medios, para los periodistas, y ni que decir para la sociedad. Fascinante.

Fernando Berlín.

_____________________________________________________________
Advertencia al lector: Esta información es una nota de prensa enviada por la compañía a nuestra redacción.
_____________________________________________________________

Nueva York, NY �?? 31 de agosto de 2009 – Rockstar Games, el sello editorial de Take-Two Interactive Software, Inc. (NASDAQ: TTWO), se complace en anunciar que el Grand Theft Auto: Chinatown Wars de Rockstar Leeds, los ganadores de Develop Award for Best Handheld Game Studio 2009, llegará a iPhone�?� y iPod® touch este otoño.

«Chinatown Wars es perfecto para iPhone y iPod touch,» ha dicho Sam Houser, Fundador de Rockstar Games. «Estamos muy entusiasmados de ofrecer esta versión increíblemente ambiciosa de Liberty City, con este nivel de detalle y la inmersiva jugabilidad en las nuevas plataformas de juego de Apple».

Grand Theft Auto: Chinatown Wars está disponible para Nintendo DS�?� y también llegará este otoño al sistema PlayStation®Portable. El juego sigue la historia de Huang Lee, un joven de las Tríadas que viaja a Liberty City tras la misteriosa muerte de su padre. Los jugadores harán su propio camino a través de las calles mientras descubren la verdad tras esta épica historia de crimen y corrupción dentro del sindicato del crimen de las Tríadas, ofreciendo la enorme profundidad sin precedentes que ha llegado a convertirse en una verdadera seña de identidad de la saga Grand Theft Auto.

Para más información, visita www.chinatownwars-eljuego.com

_____________________________________________________________ Advertencia al lector: Esta información es una nota de prensa enviada por la compañía a nuestra redacción.
_____________________________________________________________

 

firma del acuerdo

El 30% de los clientes que se alojan en los 93 paradores repartidos por toda la geografía española llegan de fuera de nuestras fronteras.

El objetivo de este plan es mejorar esas cifras para alcanzar la cifra del 35%. El Plan Estratégico 2009-12 que, en la actualidad, está ejecutando la empresa pública hotelera, prevé una serie de actuaciones dirigidas exclusivamente a mejorar su posición en el mercado internacional. Para ello se ha firmado un convenio de cooperación entre Turespaña y Paradores de Turismo. Gracias al mismo, se realizará una campaña de publicidad conjunta con Paradores de Turismo por importe de 1.500.000 euros. La acción comercial llegará a 21 países de la Unión Europea y a Estados Unidos. Además se pondrán en marcha diversas acciones de marketing online y de promoción gastronómica.

No es el primer paso dado por Paradores: Oficinas propias de venta en los países que ??exportan?? a España mayor número de turistas y un canal de televisión en Internet íntegramente en inglés -cuenta con plataformas propias en portales de vídeo como Youtube, Seven Load o ITunes-, buscan proyectar su imágen en el extranjero.

El Secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, y el Presidente de Paradores de Turismo de España, Miguel Martínez Fernández, firmaron hoy este acuerdo para reforzar la imagen de los establecimientos en el exterior.
En el año 2006 se inició la colaboración con Paradores de Turismo de España, S.A. a través de convenios de cooperación de vigencia anual que han supuesto, entre otras acciones, la realización de campañas de publicidad internacional en estos tres últimos años, por un importe total de 2.300.000 ?, de los que TURESPA?A ha venido aportando el 70% anual.
En 2009 los esfuerzos promocionales se centrarán en la realización de una campaña conjunta de publicidad internacional, por un importe total de 1.500.000 ?, de los cuales TURESPA?A asumirá el 70%.

Paradores, en ferias internacionales

Esta acción, -según informa Paradores- se verá complementada con la realización de 5 viajes de familiarización de agentes y tour operadores, así como de prensa especializada procedentes de los mercados de Irlanda, Alemania, Francia, Bélgica, Japón y Canadá. Además, está previsto reforzar las acciones de apoyo a la comercialización, con la presencia de Paradores en las ferias internacionales de turismo a la que acuda TURESPA?A.

TURESPA?A incorporará información del producto comercializado por Paradores de Turismo de España, S.A., en envíos de e-mail marketing como parte de la estrategia de Marketing on-line para llegar al consumidor final. Asímismo y dada la importancia que la gastronomía española está adquiriendo a nivel internacional, en 2009 se realizarán acciones dirigidas a la promoción turística de la faceta gastronómica asociada a la Red.

«Para los patriotas vascos el equipo de fútbol es un icono único» -dice Associated Press. El texto firmado por Barry Hatton ha sido difundido por la agencia a los medios internacionales y pone el foco en el componente político del fútbol en el Pais Vasco. Lo publica google:

La Liga de fútbol española es una de los mejores y más ricas en el mundo, con equipos como el Real Madrid y el FC Barcelona que disfrutan de pozos sin fonde de dinero para montar – y con la misma rapidez convertirlos en chatarra y rehacerlos – equipos de ensueño con los pies con más talento en el planeta. […]

Contra tales titanes, el Athletic de Bilbao es un luchador más débil que logra mantener su lugar, año tras año en la liga superior, gracias a una carta única: El equipo sólo contrata jugadores de País Vasco, un parche orgulloso… […]

En medio de la globalización, del siglo XXI, en un continente que deshace sus fronteras, los vascos de España se agarran con pasión a su cultura e identidad reprimida durante mucho tiempo bajo la dictadura del general Francisco Franco, aunque ahora goza de amplio gobierno autónomo. Y aunque la mayoría no apoya la violencia por la independencia, mayoritariamente ven la tierra vasca, […] como una nación en sí misma.

Como la liga se pone en marcha el domingo, la imágen del Athletic de Bilbao con una historia de 97 años, es una expresión de lealtad inflexible al credo vasco de fortaleza independiente y la lealtad feroz….

Javier Valenzuela (ElPais), preguntaba esta mañana a Trinidad Jiménez, la Ministra de Sanidad, sobre la procedencia de las vacunas y los laboratorios que las producen. Lo hacía en el programa «Los desayunos de TVE» que dirige y presenta Ana Pastor.

El tema no es menor y ha suscitado un gran debate en la red. Vivimos una época de gran desorientación en las alertas globales. Se crea el pánico y alguien saca mucha pasta por eso. Lo vimos con el efecto 2000, con la gripe Aviar, y ahora con la H1N1, entre otras. Son muchos intereses, en los que se juega mucho dinero del contribuyente y donde se utiliza el miedo irracional con efecto comercial.

No quiero decir con esto que no exista peligro, ni que tampoco exijamos barcas para todos. No soy de los que niegan  la gripe, ni las mutaciones, ni sus riesgos. Pero ¿cuantos intereses crecen gracias a ellos? ¿que nos puede enseñar eso? ¿De que nos puede prevenir?

Como dicen en Im-Pulso: El tamiflu parece un Hoax con el que Rumsfeld ha ganado miles de millones. ¿A quien tenemos que temer más? ¿A Rumsfeld o a la gripe A?

Irene Serrano, periodista:

«decidimos ir a la sala Cool, calle Isabel La Católica número 6, al Stardust. Nunca me ha gustado demasiado ese sitio, pero según está el asunto en Madrid, es la opción más barata para un viernes por la noche.

Tras esperar la cola que, gracias a Dios, no era insoportable, pasaron dentro mis amigos españoles. Yo hice lo mismo. Pero cuando me giré para buscar con la mirada a Vaneet, se encontraba clavado al lado del gorila de la puerta. �??No podemos entrar, no sé qué ocurre�?�, me dijo mi novio, colombiano, desde la calle. Pregunté a los seguratas de dentro qué era lo que estaba sucediendo. Me contestaron que si quería irme, me devolvían el dinero. Lo hice. El tipo que le negó la entrada a Vaneet tampoco supo explicarme por qué mi amigo no podía acceder a la sala. �??No es apto para entrar�?� fue su única respuesta.[…]

Me enfadé. Mucho. Me enrabieté. Grité. Agarré a Vaneet de la mano y enfrente de la cola, con toda la fuerza de mi voz, conté a los que esperaban lo sucedido. �??�?l es mi amigo, es de La India. No le dejan acceder a la sala por su nacionalidad. ¿Tiene pinta de peligroso? No, simplemente es moreno�?�. Algunos aplaudieron, otros rieron, alguien me llamó Juana de Arco. Un �??gafapasta�?? me gritó desde el principio de la fila que dejase a los de seguridad hacer su trabajo, �??algo habrá hecho tu amigo�?�. […] [leido en escolar.net]

Editorial de hoy de EL MUNDO :

El PP «no acaba de mostrar su receta para reconducir la situación y un proyecto que se perciba útil, si se limita a la labor de crítica, corre el riesgo de que muchos españoles le den la espalda�?�»…

Pedro J. azuza durante meses a Rajoy para que endurezca la oposición y cuando lo hace lo navajea.

 

Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

Sobre Goodman

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Ellen Goodman – Boston. Así que la familia se reunirá de nuevo. No, la familia no, el clan. Esa es la palabra que siempre se utiliza para describir a los Kennedy, como si fueran la gran familia real de nuestra vida política. Y lo fueron.Los funerales de los Kennedy han marcado nuestra historia: JFK. RFK. Jackie. John Jr. y hace dos semanas, Eunice. Esta vez la muerte a lamentar es la del hermano pequeño, que se convirtió en el mayor, el único varón en lograr algo trágicamente negado a los demás: la longevidad.

Teddy Kennedy. «El león del Senado». Le conocí en 1962, cuando yo era estudiante y él era un neófito. Mi padre, un incondicional de JFK, se tomó como algo personal el apoyo a este hermano en su campaña al Senado. El caballero de 30 años de edad era tan bruto que cuando los periodistas le preguntaban por un asunto, él se excusaba para cotejar las notas de sus asistentes. El hombre contra el que competía dijo sin rodeos e imprudentemente que si el nombre de Teddy fuera Edward Moore en lugar de Edward Moore Kennedy, la candidatura sería una broma.

Pero él era un «Kennedy» en Massachusetts.

Como la mayoría de los periodistas de Boston, tengo aventuras que contar en esta fecha pero ninguna tan sentida – si me permite la licencia – como el día en que volé desde la capital con mi hija. Habiendo avistado al Senador, ella me pidió conocerle. Le hice prometer que simplemente diría hola y le dejaría en paz. Pero Kennedy se levantó del asiento de pasillo y durante diez minutos habló del colegio y de la vida con mi hija de diez años, mientras ella me miraba con recelo para ver si se había violado nuestro acuerdo.

Publicidad

�?l era así, menos patriarca que su padre, más relajado y más él mismo sobre todo con los niños, especialmente los hijos de sus hermanos. Era Teddy quien aparecía en las graduaciones y las bodas cuando los padres fallaban. Era Teddy quien, atenazado por las pérdidas, se dirigía a innumerables que sufrían.

Las esquelas rezan que Kennedy nunca logró el sueño de llegar a ser presidente. Pero hay diferencia entre el destino familiar y el sueño de un hombre. Cuando Teddy se enfrentó a Jimmy Carter en 1980, protagonizó una campaña inconexa, insegura, vacilante, torpe. Algunos achacaron la culpa al episodio de Chappaquiddick, otros a la prensa.

A medida que seguía su campaña, una idea seguía viniendo a mi cabeza: él no quiere ganar. Cuando escribí esto, mis colegas de la crónica política se rieron de mi ingenuidad al creer que «un Kennedy» no quiere algo así. Pero entonces Roger Mudd planteó la espinosa cuestión en la CBS – ¿Por qué quiere ser presidente? – y Teddy no supo contestar.

El hermano pequeño dio carpetazo al capítulo con un discurso en la convención que saltó las lágrimas de sus seguidores: «Para todos aquellos cuyas preocupaciones han sido nuestra preocupación, el trabajo continúa, la causa pervive, la esperanza perdura y el sueño no morirá jamás». Sin embargo, al postularse y ser derrotado, había exorcizado la carga del apellido. Ya no era un Kennedy Presidente oficioso. Se convirtió en un superviviente, un senador y su propia línea familiar.

No tengo que enumerar sus logros. Están presentes por escrito en proyectos de ley que van desde los derechos electorales y el salario mínimo al trabajo en la reforma sanitaria. Llamaba a la reforma de la sanidad «la causa de mi vida», aun cuando su vida se desvanecía.

Tampoco tengo la lista de sus defectos. Durante un tiempo fueron lo bastante numerosos para competir con los licenciados de este año en esa infame residencia de C Street. En un discurso de mea culpa en 1991, dijo, «Reconozco mis propias limitaciones, los fallos de conducta en mi vida privada… Y yo soy el que debe enfrentarse a ellos».Pasaron a mejor vida en su segundo matrimonio.

Pero no fueron los defectos lo que hizo de Kennedy el objetivo de los recaudadores Republicanos de fondos hasta que el relevo pasó a Hillary. No fueron los defectos los que le convirtieron en el objetivo principal de los enemigos hasta que el relevo pasó a Obama. Era su poder y su compromiso en la lucha contra la pobreza y los derechos civiles, la educación, la sanidad. Fue su voluntad – no su insistencia – de ser un izquierdista cuando los demás quisieron convertir la palabra en un motivo de vergüenza.

Cuando Kennedy llegó al Senado como el hermano pequeño, un Senador veterano le dijo «los logros no se miden en función de las montañas escaladas sino de las colinas ascendidas». Como iniciado privilegiado durante más de cuatro décadas, ascendió colinas. Como «Kennedy» soportó el peso y honró la herencia. Como su propio ser nunca perdió de vista las montañas.

Ellen Goodman

 

© 2009, Washington Post Writers Group

Sección en convenio con el Washington Post

 

E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

Sobre Robinson

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Eugene Robinson – Washington. Que la nación esté tan conmovida por el fallecimiento de Edward Moore Kennedy demuestra su buen hacer, gracia y determinación en la interpretación de un papel que debe de haber sido infinitamente más difícil de lo que parece: el de príncipe nunca destinado a ser rey.

Ted Kennedy fue el menor de nueve hijos en una familia cuyo patriarca despiadado tenía la intención de levantar la dinastía de los Estados Unidos. El viejo titán empresarial Joseph Kennedy, fue rey. El hermano mayor de Ted, Jack, el atractivo presidente joven, fue rey. Los otros dos hermanos, Joe y Robert, estaban destinados al trono, pero perdieron la vida con gran antelación. Ted se postuló a la candidatura presidencial, pero con el aire de quien realmente no cree estar destinado a ganar. Era el hermano menor, el eterno príncipe.

Los príncipes llevan a menudo vidas que son difíciles, hasta en el contexto de la riqueza y los privilegios. Tienen que encontrar formas de evitar ser devorados por una ambición que nunca podrá ser retribuída. Algunos se convierten en sabios consejeros de los asuntos de estado; otros se convierten en vividores que se pierden entre las mujeres y el alcohol, los hay que desaparecen y se convierten en trotamundos que van por ahí navegando en velero o coleccionando mariposas o cosas así. Es justo decir que en varios momentos de su vida, Ted Kennedy intentó todas estas identidades.

Publicidad

La tarea más difícil del eterno príncipe es la construcción de una identidad genuina de la que estar orgulloso – una identidad que le permita llevar una vida con objetivos, significado y repercusión. Ted Kennedy logró esta hazaña al convertirse en el mayor Senador de nuestros tiempos y siendo la conciencia izquierdista de la nación en la administración.

De vez en cuando, la opinión generalizada no se equivoca básicamente. La narrativa generalmente sustentada es que Kennedy se encontró a sí mismo a través de la experiencia de la derrota. La opinión de consenso es que se postuló a presidente en 1980 sobre todo por sentido de la obligación, que protagonizó una campaña tan desorganizada y casi inconexa que casi parecía sabotearse sola, y que cuando perdió la candidatura Demócrata frente al titular Jimmy Carter se convirtió en un hombre libre, capaz por primera vez de encontrar su propia voz y trazar su propio camino.

Yo estaba en el Madison Square Garden – un joven reportero al que no se le escapaba nada, recibiendo una dosis de política nacional de primera mano – cuando Kennedy pronunció su electrizante discurso de reconocimiento de la derrota en la convención Demócrata de 1980.El famoso pasaje final, que hizo que se cayera el estadio, fue el manifiesto más conciso y poderoso que ninguna figura pública de este país ha pronunciado nunca:

«Para todos aquellos cuyas preocupaciones han sido nuestra preocupación, el trabajo continúa, la causa pervive, la esperanza perdura, y el sueño no morirá jamás.»

Son palabras estimulantes, y Kennedy pasó las tres décadas siguientes poniéndolas en práctica. En las poderosas cadencias de esa frase, adquiere compromisos concretos. Se comprometió a trabajar – lo que hizo, incansablemente, trasladando legislaciones de aquí para allá a través del pantano legislativo del Senado hasta sacarlas adelante. Se comprometió a no abandonar la causa – la agenda progresista de igualdad de oportunidades e igualdad ante la justicia. Se comprometió a mantener viva la esperanza – y nunca, ni siquiera en sus últimos meses, le traicionó un atisbo de desesperanza. Y prometió que el sueño perduraría – una visión de unos Estados Unidos a la altura de sus más elevados ideales, una América en la que aquellos que son menos afortunados y más necesitados no son olvidados.

Para entonces, Ted Kennedy ya había tenido un impacto monumental en su país – su trabajo en la reforma de las leyes de inmigración de la nación en 1965, literalmente, cambió el aspecto de la nación al cambiar el sistema de cuotas que había facilitado que vinieran los europeos a este país mientras hacía imposible traer un grupo reducido de inmigrantes de las partes del mundo donde la gente resultaba ser casualmente negra o marrón.

La causa de su vida, sin embargo, terminó siendo la sanidad – cambiar el sistema de racionamiento no reconocido en virtud del cual se prorratea la atención médica en función del poder adquisitivo del paciente. Hay quienes creen que si Kennedy no hubiera enfermado, la tentativa de reforma sanitaria del Presidente Obama hubiera salido adelante. Lo dudo, dada la estrategia del Partido Republicano de intransigencia y siembra de miedos.

Pero echaremos muchísimo de menos la claridad moral de Kennedy. A su juicio nuestro país tiene la responsabilidad de garantizar que cada americano tiene derecho a una atención médica asequible. Tal vez su vida como eterno príncipe le enseñó que la felicidad y la salvación residen en sacrificar el interés propio por el bien general.

Eugene Robinson

Premio Pulitzer 2009 al comentario político.

© 2009, Washington Post Writers Group

Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

Sección en convenio con el Washington Post

 

Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

Sobre Cohen

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Richard Cohen – Washington. A finales de 1979, volé a Iowa con Edward Moore Kennedy. �?l viajaba en primera clase y yo estaba en turista, pero algún momento una azafata vino y me pidió que cambiara de asiento. Kennedy estaba sentado en el asiento del pasillo; yo ocupé el asiento de ventanilla, abrí mi cuaderno de notas y lancé una andanada de preguntas comprometidas: ¿Por qué se postula a presidente y por qué no pudo dar un motivo al presentador televisivo Roger Mudd cuando le entrevistó, y qué pasa con la inflación? Entonces, por alguna razón, le pregunté si lo estaba pasando bien y me dio una respuesta que no voy a olvidar nunca.

La diversión siempre ha sido parte integral de Camelot, la herencia Kennedy �?? navegar, jugar al fútbol americano y nadar, cuerpo y mente, ambos a su máximo potencial. Pero justo esa semana una mujer desequilibrada había entrado en su oficina del Senado blandiendo un cuchillo de cocina, y a veces el ruido del motor de combustión de un coche despertaba el pánico en la cara de Kennedy — un mini-momento ocupado por John y Robert, de carretas y caballos con los estribos invertidos y tambores militares — y la campaña en Iowa se había convertido en un trabajo de chinos. Nadie parecía estar pasándolo bien.

La respuesta de Kennedy fue como una confesión. Hacer campaña había sido divertido antes, dijo. Había sido divertido cuando era joven. Era divertido conocer el país y reunirse con la gente, pero hacía mucho tiempo que ya no era divertido.

Publicidad

«La diversión básica se esfumó con mis hermanos,» dijo.

Mi impulso fue abrazarle, decir, «Pobre hombre, por qué le estás haciendo esto». Por supuesto no hice nada parecido. Hice en su lugar lo periodísticamente aceptable y cerré el cuaderno. «Gracias, Senador.»

Kennedy no era por entonces ningún Demócrata inasequible al desaliento. Estaba claro para todo el mundo que se postulaba a presidente — desafiando al titular de su propio partido — no a causa de las consignas en su manga sino porque era su turno.

Sobre el terreno en Iowa, se podía ver la prueba de ello. Los antiguos empleados de campaña se habían reunido — el bando John Kennedy y el bando Robert Kennedy. Pero ya no eran jóvenes, ni dispuestos a dejarse su pellejo político otra vez, esta vez en el gélido invierno de Iowa. Estaban apalancados en carreras de adulto, lucrativamente parte de ellos. Además, no creían necesariamente en Edward Moore Kennedy. Creían en los Kennedy. Había en marcha una restauración y cuando tuviera éxito, todos volverían al juego a simular que Teddy era un Bobby o un John. En el ínterin, contribuirían con informes o una llamada telefónica puntual — y después alguna mención de ellos en una cena. ¡Muy rentable!

Kennedy en persona acababa de cerrar el círculo. Estaba a las órdenes de un muerto, su padre Joseph P. Kennedy. John F. Kennedy en persona lo había dejado todo claro allá por 1959: «Igual que yo entré en política al morir Joe, si algo me llegara a suceder mañana, Bobby concurriría por mi escaño en el Senado. Y si Bobby falleciera, nuestro hermano pequeño Ted lo ocuparía.» Joe Kennedy, el hermano mayor, había caído en combate durante la Segunda Guerra Mundial.

Ted perdió. Fue una pérdida vigorizante y liberadora — la refutación contundente de la mentira de que ganar es lo único que cuenta. Se había sacado de encima por fin la cruz de la Casa Blanca. No es que hubiera dejado de ser hijo de su padre o un Kennedy o el producto de 10 instituciones educativas y la ausencia paterna, simplemente pasaba que ahora se podía concentrar en ser senador. Esto lo hizo extremadamente bien, en realidad, hasta otra derrota — esta vez frente a Robert Byrd por el puesto de coordinador de la formación en el Senado. Entonces pasó a ser si no un senador muy destacado, sí uno muy importante. Cuando tuvo oportunidad marcó la diferencia y eso es más de lo que podemos decir la mayoría de nosotros.

El destino jugó con Teddy Kennedy. Era rico. Era famoso. Era poderoso. Pero controló muy poco. Bebía mucho, se arriesgaba demasiado, y nunca tuvo la imaginación para cuestionar un progresismo que necesitaba una puesta al día a fondo con desesperación. El destino se llevó a un hermano tras otro, poniéndole a él al frente de la dinastía de la que, en realidad, no quería formar parte. El éxito final le fue esquivo; la tragedia y el fracaso le enriquecieron — el viaje de una vida que le condujo de ser el hijo pequeño de su padre a ser un hombre cualquiera. Nació Kennedy, pero murió siendo uno más de nosotros.

Richard Cohen
© 2009, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

Sección en convenio con el Washington Post