¿Como puede ser nacionalista alguien que tiene 18 años y vive en este mundo interconectado, de transnacionales, de vuelos directos a Tokio, de política global, de videojuegos en red, de relaciones en el chat, de videoconferencias en skype? La pregunta no sólo afecta a los nacionalismos de nuestro país, incluido el español, sino a toda una generación. Señores, despierten, la globalización ha llegado. Hace algún tiempo. Estamos en la Terminal 4, destino ciudadanos del mundo.
Hay conceptos muy interesantes que están apareciendo y que se van instalando poco a poco, de forma sutil, entre nosotros. El «Sionismo digital» es uno de ellos y nace como respuesta al nacionalismo tradicional, geográfico, definiendo a quienes pasan la mayor parte de su tiempo -ocio, laboral, intelectual- en Internet.
Los sionistas digitales no se consideran españoles, ni vascos, ni catalanes ni canadienses ni de otro lugar. Son gente que podría vivir -incluso desearía vivir- en cualquier lugar del planeta pero cuya «nación» compartida es común y está en lo virtual.
El término ha sido acuñado por dos pioneros de la red en España -Pere Quintana y David de Ugarte- aunque en otros paises existe de forma diferente (los brasileños lo llaman linkanía y cuando se da sólo entre empleados de una multinacional Pere y David lo llaman neovenecianismo).
Hoy esta seña de identidad solamente la viven con intensidad algunos pioneros pero hay una generación que pronto empezará a darse cuenta de su tecnodependencia espacial. Es una generación cuyas relaciones principales se crean y se mantienen a distancia gracias a Internet (con el messenger, los blogs, facebook, twitter..). Allí desarrollan sus actividades políticas, sus relaciones laborales -es algo que sucede habitualmente entre trabajadores de compañías grandes -multinacionales como IBM, Vodafone, Microsoft, Repsol- e incluso comparten sus momentos de ocio con personas repartidas por todo el planeta (Second Life es un gran ejemplo de esto pues pues crea la sensación de que se comparte «un mundo»)
El fenómeno en todo caso no se puede separar de la crisis de identidad que vive la política tradicional. Hoy la izquierda y la derecha están cada vez más cerca y se muestran incapaces de inventar nuevas respuestas a los fenómenos de la crisis económica o la inmigración…
Esa seña de identidad del sionismo digital es muy generacional, desde luego, y no se teoriza aún sobre ella, simplemente se asume. Es un concepto naciente sí, que puede sufrir mutaciones y que necesita miles de matices…pero es tan fascinante.