La nueva política de Inmigración que apoya Zapatero es equivocada
La directiva para endurecer la política de Inmigración de la UE puede ser nefasta. Aprobándola, la UE estaría dando por hecho que existen ciudadanos de primera y de segunda clase. No es extraño que paises como Francia o Italia, con Sarkozy y con Berlusconi apoyen tal política ¿pero España? España está cometiendo un gran error y perdiendo la iniciativa política.
«Si somos laxos con la inmigración ilegal esa avalancha no hay quien la pare», -dijo Rubalcaba.
Error. La semántica hay que cuidarla. El problema es entender esto como una «avalancha», no como una cuestión de justicia social.
No quiero decir con esto que este gobierno sea insensible a la pobreza. En esta legislatura se va a alcanzar el 0,7% de ayuda al tercer mundo; Nuestro presupuesto para cooperación y desarrollo se ha multiplicado por tres en la última legislatura y es cierto que este es el gobierno español que mas se ha preocupado por la pobreza en origen. Hoy tenemos embajada en lugares como Niger, donde antes era impensable.
Tampoco se puede aceptar el argumento de que con esta directiva el PSOE iguala el contrato legal que pretendía imponer el PP a los inmigrantes. El contrato tenía una vertiente moral, de costumbres, que no tiene nada que ver con lo que propone ahora la UE, aunque sean igual de equivocados.
Insisto en que Zapatero comete un enorme error porque demuestra muy poca ambición política en el asunto de la inmigración. Ayer un periódico italiano se aprovechaba de esa contradicción ¿no hemos sido ambiciosos, valientes, con los derechos de los homosexuales?
La inmigración y la pobreza son las asignaturas más complejas que tiene nuestra especie. La inmigración golpea nuestros pilares ideológicos y por eso debe abrir un debate planetario valiente. Allí es donde la izquierda puede marcar la diferencia puesto que la derecha ya tiene construido su discurso. Y no es sencillo, claro que no. La inmigración entendida de forma amplia cuestiona algunos aspectos complejos del capitalismo, de la pobreza, la redistribución, de la meritocracia, e incluso de la solidaridad. ¿Estaríamos dispuestos a vivir peor para que otros vivieran un poco mejor? ¿no puede España encabezar una coalición de paises interesados en replantearse el nuevo papel de nuestra especie?