Oficialmente no hay aún batalla por la dirección del Partido Popular. Nadie ha desafiado aún a Rajoy con una lista alternativa -excepción hecha del extraño caso de Maria Cristina Castro- pero la ambición de Esperanza Aguirre es ya tan evidente, que sólo se especula con cual será el momento elegido para hacer oficial su candidatura, si antes o después del Congreso del PP.
En los últimos días se han recrudecido los «dardos» contra el actual lider del PP, especialmente en los medios afines a la presidenta madrileña: editoriales, encuestas, programas alternativos… El tema suscita también un acalorado seguimiento en la blogosfera, donde se pueden leer interesantes y enriquecedores puntos de vista.
Nacho Escolar traza un interesante paralelismo entre la posición de Aguirre en 2008 y la de José Bono en 2000. Entonces el presidente de Castilla La Mancha se presentó al Congreso socialista pero calculó mal las pretensiones de Nueva Vía de Zapatero: «Planteó la guerra interna sin tomar prisioneros […] Aguirre como Bono en el año 2000, se equivocó por exceso de soberbia y por falta de piedad. Muchos barones del PP, no han perdonado a la lideresa esa ambición. Tampoco quieren al frente a alguien que no tome prisioneros, como demostró en su pelea con Gallardón».
Nacho de la Fuente de LHD, destaca el mar de fondo que vive el PP y apoya que haya pluralidad: «ojalá se presenten más alternativas que la que parece que prepara por lo bajinis la derechona de la lideresa Esperanza Aguirre y que compitan varios líderes políticos por hacerse con las riendas del Partido Popular. […] Vienen tiempos de posible aire fresco para un partido que realmente lo necesita y que debe aprender de esos ocho años de sufrimiento del PSOE que sudó de lo lindo [Almunia, Borrel y Bono] para elegir desde las bases del partido a un líder ganador de elecciones.»
Cesar Calderón de Netoratón, considera que Esperanza quiere ser califa en lugar del califa. «La presidenta de la comunidad de Madrid se siente fuerte, está siendo llevada en volandas al campo de batalla por todos los medios conspiranóicos, esos mismos medios que llevaron al desastre electoral a Rajoy y que le han abandonado nada más producirse las elecciones». Aunque se pregunta: ¿hasta que punto es legítimo que los periodistas-estrella se inmiscuyan en el resultado del congreso de un partido político?
Javier Pueyo de Mi otro diario en cambio cree que Esperanza Aguirre puede esperar y sus planes no pasan por descabalgar tan pronto a Rajoy. «Puede que lo más sensato -que vayan tomando nota las hordas liberales- sea esperar una nueva derrota del PP en las próximas elecciones municipales y autonómicas y entonces presentar la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid (¿quién la cuestiona?) como un triunfo político y personal de doña Esperanza.»
Geografo subjetivo cree que lo que está en juego en el PP es una posible escisión. Avisa que «la cerrazón por permanecer en el puesto de Rajoy (que cogió por irremisible ??dedazo? de Aznar) y el orgullo un poco irreal de Aguirre (que confunde Madrid con España) puede provocar una vuelta a las cavernas en la derecha después de una unificación que les costó décadas lograr.»
Cesar Rodriguez, de Juego de Tronos, cree que el problema entre Esperanza y Mariano no se puede arreglar con una comida. «Ella quiere el puesto que ocupa él. Y no pueden compartirlo. Así de sencillo. Como parece que la ola buena de Rajoy ya ha perdido fuerza, bien haría en tomar precauciones el pontevedrés, no sea que el reflujo erosione mucho su liderazgo.»
Para Gonzalo Saignier, «Rajoy ha tomado un posición muy equivocada para fortalecerse, se estaba rodeando de figuras débiles y lo estaba haciendo demasiado lentamente, supongo que con la esperanza de llegar al congreso del partido sin nadie que le hiciera sombra… Ocurre que esta estrategia es adecuada cuando un líder tiene un par de pasos de distancia con sus perseguidores, pero no es el caso. Tanto Esperanza Aguirre, como Gallardón, como Camps tienen tablas suficientes y las ven venir desde muy lejos».