No sé si este domingo lluvioso y «frioso» de febrero hará de los próximos, soleados y hermosos. No sé… Pero sí, puedo afirmar (y afirmo) que «todo», menos aburrido. Y es que realmente yo no conozco ese sentimiento que dicen… – y no lo conozco porque nací un poco fantástica: si las cosas van de grises, yo las veo plateadas, de la misma forma que si son doradas y me da el punto, las pinto del color de la mies que es mucho más campero. Depende del momento…- Tooootal, que hoy me ha dado por pensar, y mucho.
Con el primer aliento de la mañana, he disfrutado de mi cama nueva. Ayer al estrenarla dejé atrás los sueños y pesadillas -cumplidos y no cumplidos- en la otra que me acompañaba desde no se sabe cuando. Con absoluta firmeza y sin ninguna vergüenza, los traspasé a quién se hiciera con ella( por aquello de la cáscara del altramuz ) Espero que también herede la experiencia acumulada, pues no solo contenía divagaciones.
Hoy mi cama nueva, brilla como una tarta de merengue y nata: alta, blanca y mullida, y me ha recordado- aunque a ambas las separe más de un siglo- aquellas que nos recibían en la casa de la «abueli» después de un viaje largo.
Solo me ha faltado saltar en ella- y no lo he hecho, porque en una ocasión metí la pierna entre el «guardasueños» y el buró y se me dibujó en la piel un sol de tamaño king size, del que incluso guardo en alguna parte una foto ¡Enorme, enorme aquel sol morado!
Junto con el café (en la cama como todos los domingos) me he ido tragado las ideas, pausadamente. Todas esas que están ahí, pero que la «veloccitá» de la semana impide digerir profundamente. Han ido apareciendo sin llamarlas, como si estuviesen esperando su turno, una detrás de otra. Y es que, realmente estaban de antes, y por eso las he reconocido inmediatamente: La presencia de la bondad de mi padre; la inmensidad de mi hermano; el transcurrir de mi madre… Aquellas risas inolvidables de algunos afectos trasladados, que no perdidos, y otros recuerdos bipolares presentes y no presentes de cuyos nombres prefiero no acordarme, para no sufrir.
Esto en definitiva es parte mi vida. Pero también lo son más cosas, y así lo he comprobado cuando se ha presentado en el universo de la habitación, mi «respetada» (el mayor elogio que conozco) M. Carmen . O, más tarde, Daniel Álvarez que habita hoy en El País Semanal: Vidas al límite. Juan José Millás. O las «quimios» enredadas en sonrisas de Cris, Asun, Luisa… Todos ellos me enorgullecen, y me prestan «ganas».
Ante éstas realidades y tantas otras, discrepo y lo tengo que decir porque si no muero, de los escenarios en los que se mueven los prelados
¿Que hacen ahí y no están donde tienen que estar… ?
También me ha dado por pensar que al Pp últimamente, en época de elecciones, le crecen los enanos (frase que nunca me ha gustado, pero que viene al pelo…) : La parodia del 13M, en las anteriores ; y actualmente, el turbio asunto Aguirre-Gallardón, y el clero pegado a unos micrófonos que omiten el auténtico llanto del hambre y la guerra. Eso sin contar con la torpe imagen que ofrece la plana mayor de ese partido.
¿Alguna vez podrá contar la derecha de este país con un espacio libre de polvo y paja para desarrollarse en condiciones? ¡Porque también «tiene derecho la derecha», hombre. Que hay sitio para todos… ! ¿No…? ¿ Si…? ¿No sabe, no contesta…? Yo, soy demócrata porque el siglo XXI me ha hecho así…, y además canto. Quién quiera gruñir que gruña.
En fín… Y aunque a quién madruga, dicen que Dios ayuda, hoy había decidido que si no me quería ayudar pues que no me ayudase, porque no pensaba madrugar ¡ Mi cama es mi cama, y mis sueños también. Y a lo mejor mi planeta, el asteroide B612 !