El empresario iraquí, -ligado entre otras cosas al centro de ocio en Madrid Xanadú- pasó de ser la «gran esperanza blanca» de la Administración Bush como relevo de Sadam Husein al frente de Irak, a denostado personaje acusado de malversación de fondos y espionaje. Ahmed Chalabi tiene más vidas que un gato y ahora ha vuelto a la palestra. Nada menos que como el encargado de reestablecer los servicios básicos en Bagdad. Y a pesar de los claroscuros que todo el «caso Chalabi» ha tenido para EEUU, el diario Los Angeles Times asegura que el gobierno podría estar fabricando a nuevos «Chalabis»… para Siria e Iran.
Ejerció de aliado incondicional de Bush y fue clave para convencer al mundo de que había armas de destrucción masiva en Irak… aunque luego se descubrió que había pasado secretos a Iran.
Sus intereses y operaciones comerciales también han sido en ocasiones polémicas. Su partido político fue derrotado en sucesivas elecciones tras la invasión. Tanto que en 2005 parecía que le habían dado el tiro de gracia a su carrera política, al no conseguir representación en el Parlamento. Pero Ahmed Chalabi ha vuelto a resucitar y acaba de conseguir un nuevo puesto en el gobierno de Nouri Al- Maliki.
Nadie sabe muy bien por qué, pero el político iraqui ha sido designado como máximo responsable del reestablecimiento de servicios básicos -electricidad, agua, sanidad- en la capital. Se trata de un puesto muy importante, ya después de más de 4 años de guerra, muchos iraquies apenas gozan de unas horas de electricidad al día, el agua está contaminada, la basura se apila en las calles y la educación y la sanidad languidecen. Por ello EEUU cree que reestablecer estos servicios básicos puede ser vital para afianzar la mejora de seguridad que aseguran haber conseguido en los últimos meses. Y sobre todo para que la población empiece a sentir que las cosas mejoran.
En sus buenos tiempos, el mayor valedor de Ahmed Chalabi, fue Richard Perle, el numero 3 del Pentágono en la época de Rumsfeld y Wolfowitz, feroz «halcon» neoconservador y apodado «el Principe de las Tinieblas«. Fue uno de los más fervientes defensores de la guerra de Irak y de la teoría del «enemigo de mi enemigo es mi amigo». Por eso suele apoyar a los disidentes de los regimenes a los que se enfrenta. Lo hizo con Chalabi… y parece que podría estar volviéndolo a hacer con dos hombres: Amir Abbas Fakhravar en Iran y Farid Ghadry en Siria.
Perle lleva bastante tiempo, segun revelan las investigaciones periodísticas, reuniéndose con ambos. Y a pesar de lo sucedido con Chalabi, el asegura que sigue creyendo que: «la mejor manera de conseguir cambios de regimen es ayudar a gente decente pero impotente sin la colaboración externa».
Siempre en busqueda de nuevos Lech Walesa o Vaclav Havel, ahora Perle se ha fijado en dos nuevas figuras. Una de ellas es el joven disidente irani Fakhravar, que según su biografía oficial lideró las protestas estudiantiles en Teheran en 1999 y fue encarcelado y torturado. Aunque posteriormente logró fugarse y exiliarse en EEUU. Ahora es empresario pero mantiene una agenda política. El otro «niño mimado» de Perle, es Gahdry, un sirio también disidente y exiliado en EEUU, que lucha por un cambio de regimen en su país desde su organización el Partido Reformista de Siria.
Ambos son vistos desde Washington como posibles futuros líderes carismáticos capaces de llevar a sus países respectivos hacia un cambio de regimen… el problema, es como denuncian algunos periodistas, que ninguno de ellos tiene demasiado crédito entre la población siria o irani. A Gahdry le ven como un pro-israeli, mientras que Fakhravar es un desconocido y encima existen dudas sobre algunos puntos de su biografía.