Por Nacho Corredor Solà
La Fundación Miguel Ángel Blanco ha otorgado recientemente el X Premio a la Convivencia a José María Aznar por su «convicción ideológica» y por representar el llamado espíritu de Ermua. Por ello, y al cumplirse 10 años de la muerte del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, hablamos con Cristina Cuesta, su directora.
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¿Qué tal?
Muy bien, muy contenta por cómo se está desarollando la campaña y con ganas de que el bus de recuerdo de Miguel Ángel Blanco llegue a Ermua y podamos acompañar a la familia al cementerio para mostrarle la solidaridad de millones de españoles.
Han pasado 10 años desde que Miguel Ángel Blanco fuera asesinado. ¿Han cambiado muchas las cosas?
Sí, desgraciadamente. Hay una que no cambia y es que ETA sigue en activo, pero nosotros sí hemos cambiado. La sociedad ha cambiado en su liderazgo y hemos perdido esa riqueza de claridad que tuvo la sociedad al salir a la calle para reclamar firmeza democrática y demostrar la unidad necesaria para acabar con el terrorismo. Hoy estamos divididos, enfrentados y desorientados y ha sido responsabilidad del presidente del Gobierno que ha cambiado su política antiterroristas. Nosotros queremos refundar el espíritu de Ermua y queremos pedir que vuelva esa unidad.
Pero, ¿ETA es más fuerte hoy que hace 10 años?
(duda) Tiene la capacidad de amenazar permanentemente a las instituciones, a la sociedad, a la política. Sigue condicionando la vida política española, ha vuelto a las instituciones, hay miles de persones que sienten el miedo en su cuerpo, empresarios que siguen pagando el chantaje a ETA y sigue estando presente en la convivencia democrática de la vida española.
Hace 10 años los atentados eran un pan permanente. En los últimos 3 años han matado a 2 personas.
Eso es injusto para las miles de víctimas que viven con temor y con miedo, que salen de su casa escoltadas, que han tenido que abandonar el País Vasco, que han sufrido terrorismo callejero… Si el punto de vista único y exclusiva debe ser el cómputo de víctimas hay otros periodos históricos en los que no ha habido ninguna y no teníamos más libertad. Ese criterio no me basta, ni a la sociedad, ni a las personas directamente afectadas. ETA ha oficializado que puede volver a matar hoy mismo, ha vuelto a las instituciones, hay mucha gente que vive sin libertad. Cada vez que vengo a mi tierra tengo que ser escoltada por dos policías porque hace 20 años mataron a mi padre. Lo único que he hecho es defender la democracia para todos, incluso para los terroristas, que se benefician del sistema. Esta anomalía en la Europa democrática debe ser corregida. El número de víctimas mortales es un dato, pero no es exclusivo.
¿Qué relación, en lo que a subvenciones y convenios se refieren, guardan con el Gobierno central y autonómico? Pilar Manjón nos dijo que les quedaban 1000 euros en la cuenta de la Asociación.
Creo que puede acceder como nosotros a las mismas subvenciones del Ministerio del Interior y de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Del primero hemos recibido 27.000 euros y nos ayuda a llevar adelante nuestras actividades.
¿Ustedes creen en un final dialogado del terrorismo?
No, no, no, no. El diálogo se establece en los parlamentos. Qué más quisiéramos que en la democracia hubieran aceptado los terroristas la transición democrática y se hubieran puesto a hablar en vez de pegar tiros. Además, todos los intentos que ha habido en ese sentido han sido frustrados. Cuando se cortaron todas las vías de diálogo es cuando ETA estuvo menos fuerte y cuando menos atentó. Esa ha sido la metodología más efectiva.
¿Usted cree que el Gobierno se ha rendido ante ETA, como venían defendiendo algunos colectivos?
No me gusta manejar palabras grandilocuentes y esa puede ser una. Ha habido un cambio de estrategia política que ha sido frustrada. Ha sido el mayor fracaso del señor Zapatero, puesto que no ha conseguido nada salvo desunirnos, desorientar a las víctimas y fortalecer a ETA. Es un hecho empírico.
¿Qué le pareció que Aznar dialogara en 1998 con la intención de acabar con ETA?
Todos los Gobiernos tienen la obligación de hacer acercamientos para ver cual es la disposición de la banda y qué hay de real en el abandono definitivo. Creo que en cuanto hubo algún contenido político encima de la mesa y estoy segura, esos contactos se abandonaron, cosa que con el señor Zapatero no se ha hecho.
Está segura de que no se ha hecho.
Estoy segura. El caso más concreto es el de Otegi y el de De Juana.
Ustedes han otorgado el Premio a la Convivencia de su Fundación a José María Aznar por «haber sabido encarnar de manera firme y constante su trayectoria política en el espíritu de Ermua». ¿Por qué cree que se ha roto y en qué se han basado para conceder el Premio?
Por todo lo que le vengo contando. Se ha roto porque Zapatero al llegar al Gobierno se olvidó del Pacto antiterrorista que él promovió y lleva al Parlamento una metodología de diálogo que es refrendada por la cámara siempre y cuando se constatara una voluntad inequívoca de que ETA quería acabar con la violencia, cosa de la que no ha habido ni el menor atisbo. Todavía no sabemos a qué razones han respondido ese cambio de política que no ha conseguido nada bueno para la lucha antiterrorista. Aznar, cuando fue presidente de Gobierno, sí supo entender las reclamaciones que le hicimos millones de españoles para actuar desde la unidad y aislamiento de los terroristas, pensamos que es un buen Premio en ese sentido.
Aznar dijo que no votar al PP era votar a ETA. No sé si eso tambien encarna el espíritu de Ermua.
No comento declaraciones particulares de la trayectoria.
Si ha habido negociaciones políticas y el Gobierno estaba dispuesto a aceptarlas, ¿por qué se ha roto la tregua?
Todo movimiento totalitario es ansioso y es insaciable. Les das el dedo y quieren el brazo y eso lo han demostrado todos los movimientos totalitarios a lo largo de la historia. Lo quieren todo y en el ritmo que quieren inponernos. Nos deberiamos haber dado cuenta tras 40 años a quién nos enfrentamos.
¿Qué hacer para acabar con ETA?
Volver al consenso. Hemos experimentado todo tipo de metodologías y la más eficaz ha sido la de la unidad. El Pacto por las Libertades reunía al 90% de la clase política, junto a las víctimas. Ahí se estableció algo efectivoque nos hizo resistir y nos orientó en el camino para acabar con el mundo de ETA.
¿No sería necesario que el PNV estuviera en ese pacto, al ser el Gobierno vasco y al haber tenido tomas de contacto a lo largo de su historia con el mundo abertzale?
Ojalá pudiera estar, pero yo soy vasca y conozco bien el PNV. En ese Pacto tal y como se constituyó no puede estar el PNV. Ese Pacto deslegitima cualquier tipo de violencia. El terrorismo es tan criticable en sus métodos como en sus fines y el nacionalismo vasco critica sus medios, pero sigue convencido de que los fines de ETA son los suyos.