No me gusta lo que he escuchado esta mañana en las tertulias de radio sobre la entrevista de ayer a Zapatero:
«El victimismo de Zapatero», «la falta de liderazgo», «la infantilidad de su discurso»…
Son comentarios injustos, críticas desmedidas, pero, sobre todo, faltan a la verdad. Zapatero estuvo bien. Muy bien. Es interesante verle enfadado. De entrada las críticas llegan desde la generación saliente, de los que un día tuvieron poder. La oposición consigue, por tanto, su primera victoria sobre los progresistas: los dividen.
Por otro lado, a pesar de que los procesos de negociación han sido milimetricamente calcados, el PP ha conseguido marcar la agenda de la propaganda.
Han jugado con los secretos de Estado, con las víctimas de ETA, con la negociación más importante de nuestro país, con el 11M, con los incendios de Guadalajara, con la necesaria reconfiguración autonómica, y lo han hecho sin pudor y con rentabilidad.
Pero no es cierto y no lo será, por mucho que su propaganda consiga convencer a la gente de lo contrario: El mismo proceso, aunque aparentemente fallido, ha sido el más profesional de todos los que se han vivido en España. Zapatero podía haber puesto la negociación en manos de cuatro amiguetes como hizo Aznar. En su lugar, ha sido una organización internacional especializada en mediaciones y procesos de paz, quien se ha encargado de conducirlo. Es la profesionalización de la política, como no podía ser de otra forma. Así que sobre el proceso de paz, señores del PP, es mejor que opinen poco. Hemos perdido todos, no Zapatero.
Lo que está pasando con Zapatero tiene muchos paralelismos con lo que sucedió con Suárez y los progresistas no deberíamos ser complices de ello. ?jala no se den ustedes cuenta demasiado tarde, señores tertulianos.