Hay una parte del país que se avergüenza de lo que sucedió aquí de setenta años para acá, otra parte no. Hasta que no nos avergoncemos todos colectivamente, no encontrarémos un destino común.

El artículo de Gara que ha levantado tanta polvareda demuestra, una vez más, que el PP mentía cuando señalaba que el PSOE estaba alcanzando acuerdos políticos. Era falso:

«El PSOE dijo no al acuerdo político tras comprometerse ETA a desmantelar sus estructuras militares como consecuencia del proceso «, titula Gara, que no es nada sospechoso de intentar favorcer al gobierno.

Del artículo se deduce también la profesionalidad con la que se afrontó el diálogo y la mirada tan pequeñita, tan local, tan escasamente cosmopolita, tan antigua, con la que observa el PP en las cosas :

«….El intento de dotar a este encuentro de una mayor efectividad sentó en la mesa a cualificados políticos internacionales en calidad de «observadores»; uno de ellos procedía del país que había sido anfitrión de los contactos iniciales y los otros cuatro componían dos delegaciones distintas con valiosa experiencia en resolución de conflictos políticos […]

Los observadores no intervinieron en las reuniones, pero tampoco se limitaron únicamente a escuchar, sino que se reunieron por separado con las dos partes y emprendieron algunas iniciativas destinadas a tratar de facilitar el éxito de las negociaciones…»

Es un artículo obligado para para quienes quieran hablar con propiedad de lo que ha pasado en este país.

Luis Montes, ex coordinador de Urgencias de Leganés:

«Lamela ha conseguido que la gente muera peor que antes».

La Comunidad de Madrid, denunció que Montes había practicado 400 supuestas eutanasias. No era verdad. Fueron sedaciones terminales, una práctica admitida, e incluso rogada, ante la agonía de un ser querido.
No hemos recorrido miles de años de evolución y racionalidad para permitir que alguien de nuestra familia muera retorciéndose como si no fuera humano. El juez lo sabe, la sociedad también, Esperanza Aguirre no.

Las consecuencias de la denuncia son aterradoras. Tras la persecución contra Montes, ahora archivada, volvió la agonía. Después de aquella denuncia, los médicos, vigilados, se niegan a paliar el dolor de los pacientes con menos recursos. Fue una denuncia manipuladora que, además, nos ha hecho retroceder a tiempos oscuros:

«….En Madrid me consta que se muere mucho peor. Hay familiares que han pedido sedación para un paciente que agonizaba y la respuesta ha sido del tipo ‘con lo que está cayendo, eso es peligrosísimo porque se adelanta la muerte’…» [sigue entrevista en ELPAIS]

Sr. Dios, no me deje usted morir cerca de aquellos que enarbolan falsamente su bandera.

[visto aqui]