Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, anuncia más sanciones contra Rusia, al tiempo que Antony Blinken, advierte: «No permitiremos que Putin se salga con la suya (…) También se trata de proteger un orden internacional en el que ninguna nación puede volver a dibujar las fronteras de otro por la fuerza». De las pocas certezas que hay sobre la guerra es que el final tendrá que llegar en algún momento, aunque ahora no parezca estar cerca. Pero, «al final alguien tendrá que negociar», dijo Manuel Morato, coronel retirado, en La Cafetera.

Mientras la escalada de tensión no aminora, los países intentan prepararse para hacer frente a las consecuencias económicas que tendrá esta situación durante los próximos meses para sus sociedades. En España la última propuesta del Gobierno ha sido un impuesto a grandes fortunas de carácter temporal. Una medida que anunció la ministra de Hacienda y ratificaba desde Nueva York el presidente del Gobierno, insistiendo en que «la justicia social vendrá de la mano de la justicia fiscal».

Desde la Asamblea General de la ONU, Pedro Sánchez pidió una «solución política» para el Sahara, aunque, como subraya Público.es, «evitó mencionar su aval al plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara». Además, Sánchez anunció su intención de presentar su candidatura para liderar la Internacional Socialista, una organización internacional de partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas.

En el plano nacional también surgió una polémica en torno a Irene Montero después de conocerse la crisis interna en Vox tras la salida de Macarena Olona. Como titulaba ElDiario.es, «La ultraderecha manipuló unas palabras de Irene Montero sobre jóvenes y embarazo para acusarla de admitir la pederastia». Una campaña que ha coincidido con la crisis interna del partido de ultraderecha y que se fundamenta en la manipulación de una intervención de la ministra de Igualdad en una Comisión del Congreso en la que defiende la educación sexual de niños y jóvenes.

Como cada viernes, el programa también ha dedicado un espacio a los asuntos más destacados por la prensa internacional como el análisis de la televisión pública suiza que advertía de un «escoramiento a la derecha» del PP y veía a Feijóo dispuesto a pactar con Vox. Además, en la sección de videojuegos Casilda de Zulueta ha contado los detalles sobre su videojuego ‘Trece rosas’, que empezó como un proyecto de fin de master. Ha contado que «quería hacer algo que me importara» y que «lo que pretendía era hacer un juego sobre un evento tan sombrío (…) que ayude a la investigación sobre nuestro pasado». En la sección de ‘Plata o plomo’, la serie elegida de esta semana ha sido ‘Atípico’, una comedia dramática que trata el tema del autismo. Una serie que recibió alabanzas por el hecho de tratar este tema, pero también tuvo críticas por el hecho de que el protagonista no tuviera autismo, y eso hizo que en siguientes capítulos se incluyera a actores con trastorno del espectro autista.

Y, el programa ha finalizado con una nueva entrega de ‘Spoiler’, la sección en la que se habla abiertamente del capítulo de una serie. En esta ocasión, sobre el quinto capítulo de ‘La Casa del Dragón’, en el que pasan muchas cosas, que se cuentan y comentan al final del programa de este viernes.

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El presidente del Instituto de Debate y Análisis de Políticas de Seguridad (IDAPS) y coronel retirado, Manuel Morato, ha subrayado que, para el fin de la guerra en Ucrania, «al final alguien tendrá que negociar». Incluso, ha señalado que «ahora estamos en una situación mejor que la de hace unos meses para negociar». Porque, ha insistido, «habrá un final», «incluso suponiendo que lleguemos a esa situación -que nadie desea, creo yo- de una guerra con una implicación directa nuestra, hacia la que caminamos». Incluso en ese caso, ha dicho: «Habrá también un final, no va a durar 100 años o 1000 años, o sea que habrá que negociar». Su «análisis personal es que estamos arriesgando muchísimo».

Morato ha animado a «no asustarnos, ni asustar tanto con algo que estamos en condiciones de evitar». Señalando que «es bueno negociar», y que esto «supondrá que habrá que ceder una parte de Ucrania y que nuestros políticos no están dispuestos a ceder».

Para Manuel Morato, después del anuncio de «movilización parcial» de Putin, «estamos en una nueva fase que en principio parece mejor para Occidente». Y, «hasta ahora ha quedado demostrado que Rusia no tiene capacidad suficiente para invadir Ucrania ni para conseguir algo más allá de lo que es el Donbas, salvo que utilizara medios que no queremos pensar en ellos». Entonces, «en ese sentido, bien para Occidente, y mal para todos nosotros, porque estamos viendo las consecuencias de esta guerra».

Sobre la posibilidad de que Rusia quiera extender sus ataques a otros países, Morato dijo: «Si Rusia no es capaz de invadir y le cuesta mantener sus posiciones en la confrontación con Ucrania, pues imagínese cómo sería si Rusia quisiera atacar a Polonia o los bálticos; no creo que esa sea la intención de Putin».

En cuanto a la amenaza nuclear, ha subrayado que «el ser humano es olvidadizo con la historia» y ha recordado que, para el uso del arma nuclear, se utilizó, precisamente, el argumento basado «en la teoría de que era una forma de evitar un mayor número de muertos, diciendo ‘es terrible pero así se acaba la guerra'». «Esto es muy peligroso»- ha dicho.

A la pregunta de si está Putin acorralado, Manuel Morato ha defendido que «no internamente, tampoco internacionalmente, pero sí lo está con respecto a Occidente, porque parece que estamos más unidos que nunca». Y, ha insistido: «Todo el mundo no está en contra, todo Occidente, sí».  Porque, «si por todo el mundo entendemos el 100% de la población, ni siquiera el 50% estamos en Occidente».

En la sección de memoria histórica, Emilio Silva, presidente de la ARMH, ha defendido la petición de las víctimas del franquismo de comparecer en el Senado, en un momento en que «se inicia la recta final de tramitación de la ley de memoria democrática». Porque, hasta ahora, ha afirmado Silva, «lo que ha habido ha sido un monólogo», y «un grupo social que está fundamentalmente interesado en esa ley no ha tenido participación».

Se trata de una petición que «va destinada a que se escuche a los y las grandes damnificadas de la represión franquista, que nunca han estado en una tribuna parlamentaria denunciando los crímenes y las consecuencias de los crímenes que han padecido». Para Emilio Silva «es una botella lanzada al mar del parlamentarismo español para ver si algún grupo político la recoge, desenrolla la nota que hay dentro, y abre una puerta para que esas voces, que también son las nuestras, entren en las instituciones».

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