La prohibición de casi el total de abortos en Polonia ha provocado un estallido social en el país y el rechazo de Naciones Unidas. La nueva ley prohíbe el aborto por anomalías graves e irreversibles del feto, que supone el 98% de las interrupciones legales del embarazo que se practican en el país. Como cuenta The New York Times, el partido en el Gobierno ha intentado, sin éxito, que el Parlamento restrinja el aborto. Pero, «sus tribunales lo han hecho y esto ha desembocado en las protestas más numerosas desde que el gobierno llegó al poder». Las manifestaciones comenzaron el jueves por una decisión judicial que endureció la que ya era una de las leyes de aborto más restrictivas de Europa- recuerda el periódico.

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Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos ha criticado el fallo judicial, asegurando que «Polonia ha decidido sacrificar el derecho de las mujeres a servicios para terminar con un embarazo de forma segura y legal, por proteger el derecho a la vida del no nacido, violando sus obligaciones internacionales de derechos humanos”. Una sentencia que tendrá «consecuencias devastadoras para las mujeres y las adolescentes, sobre todo para las que tienen una peor posición socioeconómica y para las migrantes indocumentadas, que no tienen los medios para ir al extranjero para abortar». Además, señalan que los países donde las mujeres tienen derecho a interrumpir un embarazo no deseado y a todos los métodos anticonceptivos tienen las tasas más bajas de aborto.

Polonia ya era el país con una de las leyes de aborto más restrictivas entre las naciones más ricas del mundo, adoptada en 1993, informa The New York Times. Y, ahora, el fallo del tribunal superior aleja aún más a Polonia de las corrientes sociales dominantes en Occidente.

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Cada vez más países europeos anuncian confinamientos para contener la pandemia mientras Madrid se resiste a un confinamiento continuado. En contraste con otras comunidades autónomas como Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Murcia, la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se muestra contraria al confinamiento continuado al proponer un cierre perimetral «por días». La Cafetera de radiocable.com lo analiza con sus oyentes.

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 Además, el programa conversa con Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, sobre el pronunciamiento de la ONU para “proteger la evidencia de fosas comunes”. La organización pone el foco en el caso de España, donde, recuerdan, «se han localizado al menos 2000 fosas comunes vinculadas a la Guerra Civil, pero quedan muchas más sin identificar».

La Cafetera también entrevista a Rodrigo Hernández, director del documental español “Blood On Our Side”, sobre la violencia en la frontera entre EE.UU. y México, que ha conseguido el ‘Oscar Qualifier’ tras ganar el Festival de Austin.

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¿Está España al borde de un precipicio anticientífico como el que anuncia Hotez? Los científicos no lo creeN así, pero sí consideran “urgente” un cambio de percepción ante el temor de que “empiece la manipulación explícita de los datos”, algo “diferente de la incompetencia” y que consideran peligroso por recordar al modelo estadounidense

(Agencia Sinc) Científicos de España y otros países temen que la creciente división de la sociedad en posturas irreconciliables repercuta sobre la gestión de la crisis sanitaria. El problema no es solo político, también afecta a la ciencia: salud o economía; gotitas o aerosoles; confinamiento o libre circulación; sintomáticos o asintomáticos; mascarillas siempre o nunca. Los debates eternos sobre falsas dicotomías confunden a la sociedad y son una lacra para los técnicos que diseñan las medidas.

 

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Si “pandemia” es la palabra del año, “polarización” no le va a la zaga. El coronavirus ha provocado que ideologías y extremos irreconciliables traspasen cuestiones clásicas como inmigración y economía. Hoy discutimos sobre transmisión de enfermedades, indicadores epidemiológicos, medidas de salud pública y gestión de crisis sanitarias con la misma fiereza y seguridad que antes se reservaba para la política y el fútbol. Este fenómeno, tan esperable como intrínseco a la naturaleza humana, afecta a la toma de decisiones y pone en peligro la lucha contra la covid-19.

“La polarización es un tema muy importante en estos momentos, y uno de los factores más relevantes para explicar muchos problemas que tenemos a la hora de manejar la epidemia”, explica a SINC la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Astrid Wagner, que se considera “preocupada” por ello. “Se refleja en los chats de WhatsApp: la familia española ya no se habla. Se quieren, pero se interpone la ideología y no son capaces de dejar de pensar que el otro lo hace todo mal”.

El sociólogo del CSIC Luis Miller asegura que la pandemia “ha maximizado” la postura con la que cada persona entró a ella: “Si llegaste polarizado y enfadado, lo vas a estar mucho más”. Por eso considera necesario poner la situación actual en contexto. “En España llevamos muchos años de tralla emocional. Estamos en una espiral: venimos de una crisis económica durísima, pasamos por una crisis política enorme y al día siguiente viene una crisis sanitaria. Necesitamos parar, porque esta espiral ya sabemos adonde lleva”, advierte.

La revista médica ‘The Lancet’ mencionaba la polarización política como uno de los factores que han afectado a la respuesta contra el coronavirus en España

Wagner habla de “dos realidades que no saben nada de lo que pasa en el otro universo” por culpa de la polarización. “Falta comunicación, y lo que sucede en la calle e internet es un reflejo de lo que pasa en el escenario político, donde hay un bloqueo completo entre derecha e izquierda”.

Es por ello que el corresponsal del periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung asegura que “España ha perdido el control”. También la revista médica The Lancet mencionaba en su último editorial la “polarización política” como uno de los muchos factores que han afectado a la respuesta contra el coronavirus en nuestro país.

A pesar de todo, el investigador de la Universidad de Trento (Italia) Massimiano Bucchi considera que las posiciones extremas “tienden a estar sobrerrepresentadas en las noticias y redes sociales”. Pone como ejemplo a los antivacunas de su país: “Son un 4 % de la población, pero a menudo se pone demasiado énfasis en ellos”. ¿Significa eso que los españoles están más de acuerdo de lo que parece en esta pandemia?

La sociedad coincide en las medidas (de momento)

Un informe publicado por Miller la semana pasada ahonda en la polarización de la sociedad española en los últimos años y durante la primera ola de la pandemia. Para ello, el investigador analizó los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) relativos a la posición de los votantes de cada partido respecto a políticas como las relacionadas con la inmigración y los impuestos.

Sus conclusiones confirman la idea de que la polarización ideológica y “afectiva” —asociada a cuestiones identitarias y emocionales que no siempre dependen de una división ideológica— ha crecido en los últimos años, tanto entre los partidos como entre sus votantes. En la única serie que se ha mantenido hasta la actualidad, correspondiente a los impuestos, las diferencias muestran un salto entre 2019 y 2020 que Miller califica de “tremendo”.

La parte “optimista” del informe de Miller está en la encuesta realizada por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) durante las primeras semanas del confinamiento: “No hay tantas diferencias entre ciudadanía y partidos en cuanto a las políticas a aplicar [contra la covid-19]”. Así, los entrevistados coincidían en la necesidad de aplicar medidas como confinamientos selectivos, supresión de eventos y uso de mascarillas, con independencia de su ideología.

Por todo esto, Miller cree que es importante trasladar la idea de que “todavía hay muchas cuestiones en las que la sociedad no está polarizada”. Sin embargo, señala la limitación de su análisis, que no mira más allá de la hoy lejana primavera de 2020: “Es una foto fija de las preferencias de la sociedad española vistas desde el confinamiento y de cómo pensaban que tendrían que ser las medidas seis meses después”.

Esta limitación temporal le hace temer que los datos actuales no sean tan optimistas y que las diferencias hayan aumentado también respecto a la pandemia. “En España y Europa no tenemos a la gente polarizada en temas científicos [al contrario que en EE UU], pero si empezamos a crear opiniones distintas en estas cuestiones nos metemos en un lío, porque será imposible [el debate]”.

No diga “polarización”, diga “polarizadores”

La situación actual no es exclusiva de España ni de la pandemia. Miller cita los ejemplos de Trump, el Brexit y Cataluña. “Son las mismas dinámicas: empiezas a polarizar, usas los sentimientos para cerrar filas y que los otros parezcan malos y de repente partes a la sociedad de una forma muy dolorosa. Una vez hay una división al 50 % tienes un bloqueo y no eres capaz de salir de ahí”.

La comparación con Estados Unidos es especialmente relevante hoy. “En los últimos cinco años se ha visto un gran incremento en la retórica anticientífica, sobre todo procedente de la extrema derecha”, escribía el investigador de la Escuela de Medicina de Baylor Peter Hotez en un reciente editorial en el que alertaba de un movimiento contrario a las medidas de prevención frente a la covid-19 en su país.

Los países con fuerte polarización política, como Reino Unido y Estados Unidos, son los que peor llevan la pandemia”, dice Wagner. “La polarización se alimenta de que la población está en un estado emocional alterado”, añade Miller

Allí, la polarización en torno a temas científicos fue temprana. Trump y sus seguidores defendieron el uso de hidroxicloroquina contra el coronavirus, a pesar de la falta de evidencias en su favor. Con el tiempo, se confirmó que el fármaco resultaba inútil. Más recientemente, el Gobierno ha sido acusado de controlar los CDC, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, uno de los órganos de salud pública más prestigiosos del mundo.

Todo esto ha llevado a las principales revistas científicas a mostrar su apoyo a un candidato político, algunas por primera vez en su historia. Nature, Science, NEJM son algunas de las que han pedido en sus últimos editoriales que los electores no voten a Trump en noviembre.

“Se observa que los países que tienen esta fuerte polarización política, como Reino Unido y Estados Unidos, son los que peor llevan la pandemia”, dice Wagner. “La polarización se alimenta de que la población está en un estado emocional alterado”, añade Miller, que recurre al término “polarizador” para ir un paso más allá.

“La polarización se hace, no cae del cielo. Es una estrategia perfectamente diseñada porque cada vez conocemos mejor qué hace que la gente salte. Los equipos de comunicación política son conscientes y buscan tocar nuestras emociones”, comenta Miller. Por eso recomienda que el debate no se quede en la polarización de la sociedad.

Resulta difícil hablar de polarizadores sin mencionar el papel de los medios de comunicación.

“Es importante que el periodismo contraste diferentes posturas para reflejar los argumentos de cada uno”, dice Wagner, que lamenta que “esto casi no se encuentre”. De forma similar, la difusión de bulos ha sido un problema reconocido y estudiado desde el principio de la pandemia que ha agravado la desinformación.

El resultado, según Wagner, es que la lógica de la polarización se vuelve “perversa”, y “no está lejos de las teorías de la conspiración”. Al final, “no confías en nada de lo que dice el otro. Si ellos dicen que son fake news, entonces tiene que ser verdad”.

Un “efecto arrastre” en las políticas

¿Está España al borde de un precipicio anticientífico como el que anuncia Hotez? Miller no lo cree así, pero sí considera “urgente” un cambio de percepción ante el temor de que “empiece la manipulación explícita de los datos”, algo “diferente de la incompetencia” y que considera peligroso por recordarle al modelo estadounidense.

“La polarización en España no tiene que ver con temas que podrían afectar [a la pandemia], como sucede en EE UU con la religión y las creencias científicas, sino con cuestiones identitarias y territoriales y con los grandes bloques de la Guerra Civil”. Aunque Miller ve movimientos “tímidos”, y admite que la figura de Fernando Simón “polariza mucho”, cree que “la gente cumple las recomendaciones”, y las protestas son contra el Gobierno y no contra las medidas.

La polarización puede afectar a las decisiones para frenar a la pandemia. Un efecto arrastre hace que diferentes Gobiernos tomen las mismas medidas, aunque no estén avaladas por la evidencia científica o no sean extrapolables a otros contextos

La polarización puede afectar a las decisiones tomadas para frenar a la pandemia. Fuentes cercanas a la administración explican que existe un “efecto arrastre” que hace que diferentes Gobiernos tomen las mismas medidas, aunque no estén avaladas por la evidencia científica o no sean extrapolables a otros contextos. Aseguran que uno de los factores que favorecen este fenómeno “es la presión pública” y ponen como ejemplo la obligatoriedad del uso de mascarillas en espacios abiertos.

“Parte del problema de gestión es la gran polarización, que hace que la gente de los ministerios tenga miedo a tomar decisiones”, asegura Miller. “Eso es malísimo, porque hay que hacer elecciones todo el rato y equivocarse, no esperar a ver la última ola para subirse”. Así, se produce un contagio de las medidas destinadas a evitar contagios.

De ahí la importancia de que los ciudadanos estén informados en vez de polarizados. “Lo bueno de la opinión pública es que puede movilizar cosas que se llevaban intentando hacer décadas; pero también lo contrario, favorecer que se recuperen medidas que se abandonaron hace mucho por no ser efectivas”, dicen desde la administración.

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Personas en una concentración en octubre contra el Gobierno tras decretar el estado de alarma en Madrid para poder mantener el confinamiento perimetral. EFE/Kiko Huesca

Científicos divididos en bandos “en guerra”

Los investigadores son seres humanos y no escapan a los sesgos e ideologías. ¿Pueden convertirse en “polarizadores” como los que mencionaba Miller? La semana pasada, un grupo de científicos —apoyados por un think tank que niega el cambio climático y numerosas firmas falsas— recibió críticas de la comunidad académica por firmar una declaración en contra de los confinamientos.

Esto llevó a que otros expertos hicieran un manifiesto a favor de estas medidas de control. Días después, un artículo de opinión publicado en BMJ señalaba el peligro de mostrar división entre los científicos.

No es la primera vez que la pandemia muestra divisiones entre investigadores, en ocasiones a golpe de firma, más que de estudio revisado. En julio, un grupo de 239 científicos escribió a la OMS pidiendo que reconociera que el coronavirus se transmite por el aire. En agosto, más de 300 publicaron una carta opuesta en la que aseguraban que dicha afirmación contradecía los datos epidemiológicos y clínicos. Desde entonces, parte de la opinión pública se ha posicionado con fiereza en uno de estos bandos.

Los “epidemiólogos de sofá” son capaces de mostrar experiencia en campos del conocimiento alejados, a pesar de que una pandemia es inherentemente multidisciplinar

Wagner considera normal que la presión temporal de la pandemia haga que todas las hipótesis reciban publicidad antes de su correspondiente debate científico y que el público busque ciertas certezas. Sí cree que los debates encarnizados pueden ser peligrosos. “Puede crear más incertidumbre aún, cuando lo que ahora hace falta es crear confianza y que los mensajes que lleguen no sean ambiguos”.

Otros autores consideran necesario aceptar la incertidumbre y recelan de quien la rechace. Un provocador editorial publicado esta semana en BMJ y firmado por tres investigadores de las universidades de Bristol y Cambridge (ambas en Reino Unido) asegura que “cuanto más seguro esté alguien sobre la covid-19, menos deberías confiar en él”.

Criticaban así a los académicos que hacen “declaraciones públicas tajantes” sobre la pandemia y que “parecen sugerir que no hay motivos legítimos para estar en desacuerdo”. Denunciaban también el exceso de confianza mostrado en la comprensión de la pandemia por parte de algunos expertos.

En su opinión, la consecuencia es que “las evidencias cambian poco, pero las conclusiones basadas en ellas se endurecen”, y ponen como ejemplo las mascarillas. Esto provoca que “las opiniones se polaricen junto con la creciente certeza con la que se expresan, como si estuviéramos en una guerra”. Apuntaban, también, el papel “dañino” de los “epidemiólogos de sofá”, capaces de mostrar experiencia en campos del conocimiento alejados, a pesar de que una pandemia es “inherentemente multidisciplinar”.

La vida en blanco y negro

El miedo a la incertidumbre ha favorecido el nacimiento de falsas dicotomías. Salud o economía. Gotitas o aerosoles. Confinamientos constantes o inexistentes. Sintomáticos o asintomáticos. Mascarillas siempre o nunca. Son algunos ejemplos que cita una prepublicación que alerta del peligro de los mensajes en “blanco o negro” durante la pandemia y defiende que la realidad tiende a estar llena de grises intermedios.

El coautor de la prepublicación, Kevin Escandón, explica que la polarización actual entre bandos es una “representación” de estas falsas dicotomías. “En medio de tanta información se buscan respuestas definidas y tranquilidad inmediata. Esto es entendible, pero la falacia de los blancos y negros da pocas opciones, sencillas y en apariencia más seguras o reales”.

El problema, según Escandón, es que durante una pandemia esto afecte —junto a otros factores— “a la respuesta, cumplimiento de medidas y diseminación de información veraz”. Por eso cree que “la polarización política es muy dañina cuando va de la mano con la comunicación al público, que es indispensable”.

¿Qué hacemos ahora?

Miller espera que en la segunda ola “haya mensajes más claros” y que las peleas políticas sean sobre “cuestiones concretas”, como la conveniencia de cerrar o no los parques, y no “identitarias”. También que las evidencias “se pongan sobre la mesa” para su debate, en vez de “tener un paquete cerrado de medidas basadas, en teoría, en criterios científicos, porque sabemos que no es así”. En su opinión, esto podría evitar el efecto arrastre.

Los expertos consultados para este artículo coinciden en la importancia de una buena comunicación institucional. “Deben dar unos pocos mensajes claros sobre prevención y políticas, sin incrementar la incertidumbre y el miedo y sin colocar toda la carga y responsabilidad en los individuos”, dice Bucchi.

Fuentes de salud pública piden “dar a los órganos técnicos la importancia que tienen, explicar que las decisiones surgen de ellos y ponerlos en la opinión pública” para que las recomendaciones sean vistas como provenientes de los especialistas y evitar su politización

Por ese motivo, fuentes de salud pública piden evitar la “desconexión” entre los técnicos que desarrollan las medidas y los decisores que sufren la presión ciudadana. “Hay que dar a los órganos técnicos la importancia que tienen, explicar que las decisiones surgen de ellos y ponerlos en la opinión pública”. El objetivo es que las recomendaciones sean vistas como provenientes de los especialistas de, por ejemplo, un servicio de epidemiología, lo que evitaría su politización.

Escandón añade la necesidad de mejorar la cultura científica de la población. “Debemos entender que los fenómenos rara vez son binarios y simples, y que los matices son importantes para su comprensión. En el caso de las políticas públicas esto permite incorporar las dimensiones sociales y ser sensibles al contexto”. En resumen, “aceptar la incertidumbre” que nos rodea.

Los entrevistados también coinciden en la responsabilidad individual para salir de la espiral de polarización. “Debemos reflexionar más y ser más críticos, pero también más autocríticos con las posiciones con las que nos identificamos”, dice Wagner. “Caemos en muchas trampas por no pensar y dejarnos llevar por el primer impulso, con mensajes diseñados justo para captar emociones”.

Escandón añade el manejo de la sobrecarga de información y desinformación: “[Es bueno] descansar de noticias sobre la covid-19, tomarse tiempo para digerir la información, analizarla cuidadosamente y no sobrerreaccionar nada más recibirla”. En otras palabras, pensar un poco más antes de reenviar mensajes por WhatsApp y Twitter, y “buscar expertos en los que se pueda confiar”.

“También es muy importante respetar las posiciones distintas y confiar más en el otro, sin pensar que va a mentir o seguir sus intereses”, comenta Wagner. Esta confianza puede recuperarse mediante actividades “que fomenten la cohesión social” como los movimientos vecinales de ayuda a los demás. “Es difícil en el escenario actual, pero no hay otra manera. Tenemos que escapar de esta dinámica de polarización que va empeorando o todo se desplomará, porque la democracia consiste en consenso y diálogo”.

Psicología y burbujas

Miller considera que existe una conexión entre la psicología y el problema político actual. “Todas las investigaciones dicen que nuestro cerebro está preparado para la confrontación y el tribalismo. La explicación última de la polarización actual es que los partidos se han dado cuenta de que activar las emociones es más fácil que activar el razonamiento”.

Por su parte, Wagner cita el sesgo de autoconfirmación como otro de nuestros problemas biológicos: “Muchas personas buscan confirmar lo que siempre han pensado [al leer noticias]. Aquí entran en juego los sesgos cognitivos en los que las redes sociales juegan un papel importantísimo mediante las cámaras de eco y los filtros burbuja”.

El resultado, según la filósofa, es que “no nos llega información que pueda ser crítica con lo que siempre hemos pensado”. Esto conecta con la incapacidad de muchos “para saber qué referentes son fiables”, sumado a “un problema de confianza y falta de conocimiento”. Al final, quien no es capaz de entender un artículo científico termina por creerse “lo que ve en internet”.

El bloqueo por la renovación del CGPJ, la reforma planteada por el gobierno y en general la situación de la justicia española «empujada a la arena política» y que ahora está empezando a evidenciar estas tensiones y ver erosionada su credibilidad son puestos de relieve en la versión europea del influyente digital estadounidense. El artículo es de Guy Hedgecoe y repasa tanto el enfrentamiento entre PSOE y PP sobre los nombramientos del Poder Judicial como las críticas a la reforma planteada por el gobierno. Pero señala que el problema es que los partidos españoles siempre han intentado controlar el CGPJ y han llevado a la justicia asuntos de la política como la crisis catalana, el acoso a Podemos o las restricciones por el coronavirus. Apunta que esto ha colocado a los jueces en una posición de «extrema visibilidad» y está contribuyendo a erosionar su credibilidad.

The Politico resalta que en los últimos años, la justicia española se ha visto empujada sin quererlo a la arena política y a pesar de los esfuerzos por mantener una reputación de independencia, ahora se está empezando a ver fracturas, especialmente porque el enfrentamiento de dos años entre PSOE y PP sobre la renovación del poder judicial ha llegado a su punto álgido. Recuerda que desde 2018 no se ha logrado ningún consenso para renovar los puestos del CGPJ y apunta que en un intento de romper el bloqueo, el gobierno de coalición de Sánchez ha presentado un plan de reforma para que los nombramientos solo requieran mayoría absoluta y no de tres quintos. Pero subraya que la iniciativa ha sido ampliamente criticadas por jueces y juristas que creen que da «demasiado poder» al gobierno y además ha vuelto a «inflamar la ya febril atmósfera política» con duras acusaciones de la oposición a Sánchez.

El artículo repasa como históricamente PSOE y PP han intenta controlar el CGPJ y en España es común que los jueces sean considerados conservadores o progresistas. También pone de relieve que recientemente los «problemas políticos no resueltos han terminado ante la justicia» y menciona como la crisis catalana, el acoso a Podemos o las restricciones por el coronavirus la han puesto en una «posición de extrema visibilidad». Y enfatiza que esto pasando factura. Recuerda que ya el año pasado el Eurobarómetro reveló que casi la mitad de los españoles calificaban la independencia judicial como mala o muy mala, muy por debajo de la media en la UE y advierte de que la actual propuesta de reforma del Poder Judicial puede erosionar aún más esa credibilidad. The Politico menciona que el gobierno podría estar usando la reforma como estrategia para que el PP acepte negociar, pero advierte de que de momento no está funcionando y aunque lo haga puede provocar que «lleve bastante tiempo restaurar la confianza de los españoles en su justicia».

The Politico es un diario digital e impreso creado en 2007 pero que se ha convertido en uno de los más influyentes en la política de EEUU. Lo fundaron John F. Harris y Jim VandeHei, ex periodistas del Washington Post y pertenece a Capitol News Company, que controla Robert Albritton, con fundador del diario. Su línea editorial es bastante neutra, ya que ha sido acusado tanto de pro conservador, como pro liberal. Su website recibe más de 3 millones de visitantes al mes y su edición en papel tiene una circulación de 33.700 ejemplares que se distribuyen gratuitamente en Washington y Nueva York. En 2015, The Politico lanzó su versión para Europa, de la mano de Axel Springer y una encuesta de Burston Marsteller en 2017, señala que es el medio más leído e influyente de Europa, por delante de Financial Times y The Economist.

Guy Hedgecoe lleva en España desde 2003. Es corresponsal de The Irish Times y colaborador habitual de la BBC, Deutsche Welle y ahora también de la edición europea de The Politico. Anteriormente fundó Iberosphere, un medio digital de análisis de noticias sobre la Península Ibérica y fue director de la edición en inglés de El País. Entre los artículos que ha escrito destacan un perfil sobre Rodrigo Rato, “de Dios del FMI a paria“ y otro sobre Otegi, el político más divisivo de España, además de un análisis de la conflictiva relación de España con su Constitución, de por qué es un “país de ladrones” que lucha con la corrupción y otros sobre el posible “fiasco” del contrato del AVE a la Meca por los problemas en el consorcio o la constatación de que España sigue siendo refugio de fugitivos y un polo para el crimen global.

Advertencia: Por respeto a la ley L.P.I. española, radiocable.com ni reproduce textualmente ni publica links a los textos externos que han llamado la atención de nuestro equipo. Si desea conocer la literalidad del artículo acuda directamente al medio referido.

El fotoperiodista Javier Bauluz denunció en La Cafetera de radiocable.com los impedimentos que están viviendo «desde hace semanas sin poder fotografiar a las miles de personas» migrantes que han desembarcado en Canarias. Además, informó de que ha «intentado hablar con al subdelegación del Gobierno en Canarias, y la dirección de comunicación del ministro Fernando Grande-Marlaska».

javier bauluz

«Está claro desde hace año y medio que lo que quieren es que no se vea lo que ocurre aquí y así los ciudadanos no se enteren de lo que pasa con la migración»- afirmó.

Pero, insistió: «Si no vemos, los ciudadanos tampoco». Y defendió que «es una cuestión de derechos fundamentales» que, aseguró, el Ministerio del Interior está incumpliendo.

Además, destacó que Salvamento Marítimo «oficialmente ya no da información sobre rescates de personas no blancas». Dejando de dar «toda la información que daban de cada rescate de una embarcación de migrantes».  De manera que, «según la cuenta de Twitter de Salvamento Marítimo no existen estos cientos de rescates».

El programa también abordó con José Romero el papel de las plataformas de redes sociales en la difusión de mensajes de odio a raíz de la propuesta aprobada en el Congreso de tomar medidas para prevenir la propagación de este tipo de mensajes. Sobre ello, Romero citó un artículo de The Economist que ponía el foco en cómo este fenómeno «ha llevado a que dos tercios de los americanos no quieran saber nada de las redes sociales y consideren que causa daño a la sociedad». Porque, explicó, «los algoritmos siguen fomentando que las noticias que te llegan sean controvertidas y no dejen de enviártelas porque, de esta manera, consiguen mayor alcance e ingresos en publicidad». A pesar de la «toxicidad» que se provoque en el debate público.

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La Organización Mundial de la Salud ha advertido que los países e individuos «no pueden quedarse de brazos cruzados» a pesar de la fatiga que crece en las sociedades ante las medidas de distanciamiento físico. «Nuestro problema y nuestro gran desafío es que todos aceptan que esto es lo que se debe hacer, porque no creen en esta enfermedad», dijo Michael Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la organización.

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Los expertos recordaron que una prueba negativa de COVID-19 no es una licencia para ignorar las medidas de salud.

Pero, ¿cómo podemos convencer a alguien de que haga algo si no creen que hay un problema? Desde la OMS consideran necesario convencer y persuadir a las personas desde los gobiernos, a través de la información y el apoyo.

Invitan a «discutir, dialogar, y compartir recursos entre las personas». E instan a los gobiernos a «persuadir a las personas de hacer lo correcto». Pero, recuerdan, estas personas «necesitan ayuda para que lo hagan, por ejemplo, si tienen que estar en cuarentena, deben tener acceso a los alimentos y conectividad de internet».

A pesar de «la fatiga es real», dijo el Director General de la OMS, «no podemos rendirnos».

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Los anuncios de juguetes siguen «manteniendo las diferencias por sexos», según el estudio publicado por el Instituto de la Mujer «Publicidad y campañas navideñas de juguetes: ¿Promoción o ruptura de estereotipos y roles de género?». El informe refleja que el 38,5% de anuncios de juguetes muestra a las niñas arquetipos femeninos de belleza o de cuidadora. Concluye que «sigue existiendo una cultura visual apoyada en una idea tradicional de género». Ellas siguen mostrándose como cuidadoras/madres y/o princesas; mientras ellos siguen asociándose a guerreros (33,3%), héroe (22,2%) o aventurero (15,6%).

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En cuanto a los arquetipos relacionados con el sexo, estos se detectan en el 56,3% de anuncios de juguetes protagonizados por niñas, frente al 35,2% de los protagonizados por niños.

En casi la mitad de los anuncios protagonizados por niñas estas juegan con muñecas (el 47,5%), mientras que en los protagonizados por niños, en el 45% juegan con figuras de acción (28,9%) o vehículos (23,7%). Y los juegos de mesa son los que más se anuncian con protagonismo mixto (21% de los casos).

Además, señalan que los códigos de representación sexistas no evolucionan. El uso de categorías visuales como el color que predomina en los anuncios e incluso en los propios juguetes revela poca evolución. Sigue existiendo un porcentaje muy significativo de juguetes de color rosa dirigidos a las niñas.

En cuanto a estereotipos de género en las relaciones. El estudio explica que la interacción de los niños y niñas que protagonizan los anuncios revela estereotipos de género. Ellas aparecen con mucha más frecuencia interaccionando entre sí mientras que los chicos protagonizan muchos más anuncios en los que no aparece ninguna interacción, «es decir, se representan como seres autónomos, con cierto liderazgo individual».

Entre las recomendaciones del estudio, se encuentra la de aconsejar a las agencias «equilibrar el uso de las voces en off, ya que para niños son masculinas, adultas y autoritarias (transmitiendo responsabilidad), mientras que para niñas son femeninas, dulces e infantiles (transmitiendo banalidad)».

Y, al sector juguetero le recomiendan «diseñar juguetes que reflejen la sociedad, las mujeres y las familias actuales, y abandonar los arquetipos y estereotipos sexistas». Además de «revisar los códigos de autorregulación del sector para combatir el sexismo; apostar por la comercialización de juguetes mixtos o neutros, y por acercar a las niñas a los juguetes de tecnociencia». Así como «equilibrar las representaciones profesionales y evitar la estigmatización de las niñas mediante el uso del color rosa».

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El periodista Javier Aroca reflexionó en La Cafetera de radiocable.com sobre la compatibilidad de la defensa de la salud y de la economía durante la pandemia. Criticó que «desde el primer momento se hayan puesto enfrente dos enfoques que no deberían ser contrarios: la defensa de la salud y la defensa de la economía». E insistió en que «lo fundamental es que tengamos salud, que seamos capaces de defender el derecho a la salud y que la economía funcione, pero desde una posición crítica». Porque, afirmó: «Hasta los más recalcitrantes defensores del sistema están constatando que este capitalismo que hasta ahora hemos sacralizado no funciona, y que, cuando llega una situación como esta es incapaz de resolver sus contradicciones».

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«Lo que habría es que subordinar la defensa de la salud a la economía, porque sin salud no haya nada, ni siquiera economía»- dijo. Y, añadió: «Con esto no digo que no haya que defender la economía, lo que digo es que tiene que haber una manera de defender la economía que sea compatible con la defensa de la salud».

Además, ante las voces que alertan de poner en riesgo la campaña de Navidad, Javier Aroca señaló que «se han idealizado cosas, incluso desde puntos de vista de progresistas, como la Navidad». Cuando, dijo, «en los últimos años lo que se escuchaba era una crítica constructiva sobre lo que esta estaba significando: un consumo compulsivo».

Sobre la gestión política, Javier Aroca puso el foco en Madrid, que, a su juicio, «pasará a la historia como uno de los ejemplos en la ciencia política de cómo no hay que hacer las cosas». Y, añadió: «De cómo la gente apoyó a los que hoy no saben cómo hacer las cosas; y me temo que les seguirán apoyando cuando pasen estos tiempos del cólera».

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El programa sometió a debate en la red el tratamiento que dan a la actualidad las portadas de los periódicos del día. El debate puede seguirse a través del Hashtag en Twitter #LaCafeteraDivisiónDeAlarma.Pulsa play para escucharlo.
El programa La Cafetera -Aquí su sección con todos los programas- se emite en directo todas las mañanas de lunes a viernes (a partir de las 8:30 hora de la península ibérica, España).La Cafetera se puede descargar también, posteriormente, en diversas plataformas: En el Podcast de radiocable.com , en Spreaker, en iTunes , en TuneIn, en iVoox, o en Youtube, entre otras . Es un programa de experimentación de radiocable.com, de actualidad, y tiene como espacio de difusión twitter, facebook y otras redes sociales.
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The Gray Havens - Silver
Train Room - Horizons
Slogan - dripping
Freedonia - Girls are dancing
Brady Harris -I ll Miss These Days
Brady Harris - North Hollywood Skyline
Brady Harris - Sunday Shining
Brady Harris - Toi
Brady Harris - Welcome Me Back
Akashic Records - Epic
Nico Christgau - Winter
Roller Genoa - Safe and Warm in Hunter s Arms
The Green Duck - On The Rise
The Shiny Happy People - DIENY ZAO - Tony Owl
Blue Dot Sessions - Taoudella (editorial)
Infinity - Investigation (cabecera agenda)
Infinity - Time stops (cabecera agenda)
fresh body shop twins (series)
Cxdy - Hollow Bells (memoria histórica)
Esther Garcia - Looking at the Stars (ciencia)

Algunos educadores que auguran que la modalidad semipresencial o los estudios mixtos entre lo presencial y lo virtual (b-learning o blended learning en inglés), será el camino inmediato para que la educación retome estrategias de la modalidad presencial a largo plazo; o será la estrategia emergente para retornar a una educación presencial, aunque sea de manera parcial o temporal…


TELOS


Jorge Balladares, Universidad Andina Simón Bolívar

El modelo educativo actual se encuentra en crisis por motivos de la emergencia sanitaria de la COVID-19. Una educación remota responde en estos tiempos integrando el aprendizaje virtual, el aprendizaje a distancia, el aprendizaje en casa y las pedagogías innovadoras como pedagogías emergentes.

Hoy en día se vive una crisis local y planetaria por motivos de la emergencia sanitaria del coronavirus. Parecería que la incertidumbre y la recesión económica condicionan los estilos de vida de las personas y las familias. Una vuelta a la normalidad como antes se empieza a percibir como una aspiración por alcanzar y el deseo difuso de un pronto retorno a nuestra cotidianeidad.

De manera emergente, la educación ha adaptado sus procesos a una educación remota que involucre varias estrategias, como la educación virtual, la educación a distancia, la educación en casa, las clases sincrónicas y asincrónicas, entre otros. A esto se suma el confinamiento, el teletrabajo y un nuevo ritmo doméstico en las familias y en la vida de las personas. Este nuevo escenario, además de desafiarnos a pensar en otra educación posible, nos urge a responder de forma emergente para garantizar los procesos educativos en estos tiempos de una emergencia mundial.

Incertidumbre ante el futuro

Las sensaciones de una incertidumbre ante el futuro y de improvisaciones ante la emergencia han incidido en la forma de cómo la educación presencial adopta otras modalidades emergentes. Una solución educativa inmediata ha consistido en adaptar los procesos educativos a una educación en línea, al aprendizaje virtual o e-learning en una época histórica de la humanidad donde la tecnología y el Internet nos mantienen conectados, informados y comunicados. Sin embargo, la brecha digital continúa siendo una realidad no solamente para los lugares alejados o sectores rurales, sino al interior de los propios centros urbanos o megaciudades.

El acceso a Internet y su falta de calidad en la señal en determinados sectores, la carencia de dispositivos tecnológicos actualizados que respondan a nuevas aplicaciones virtuales, la falta de una infraestructura tecnológica que atienda a las necesidades de los miembros de la familia en tiempos de confinamiento –por ejemplo, una computadora para toda la familia–, permiten concluir que la educación en línea puede ser efectiva en algunos casos y en otros no.

Estos nuevos escenarios emergentes invitan a repensar la educación no solamente en ámbitos formales, sino también desde ámbitos informales y no-formales para la educación, en los que el aprendizaje puede residir fuera de los ámbitos formales e, inclusive, fuera de las propias instituciones educativas.

Tanto el aprendizaje cotidiano a través del uso de las tecnologías como las conexiones en la información a través de redes y nodos pueden ser dos perspectivas que permitan comprender en los nuevos entornos y ambientes virtuales en los que el profesorado y el alumnado se encuentran e interactúan.

Sin embargo, esto no ha sido fácil para las instituciones educativas dado que una modalidad presencial ha prevalecido en los últimos años, y donde modalidades no-presenciales eran consideradas como una opción lejana por sus costos o por las dudas en torno a su calidad académica.

Escasa formación del profesorado en competencias digitales

A esto se suma una falta de una formación del profesorado en competencias digitales y una integración poco efectiva de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) en el aula de clase.

Una primera respuesta equívoca que se ha generado en estos tiempos de transformación a una educación remota a través de la educación virtual es el trasladar la lógica de una clase presencial a una videoconferencia o clase en línea.

Las jornadas de clase presencial donde se generaban relaciones entre los actores educativos a través de la convivencia e interacción humana se tradujeron en largas horas de los estudiantes sentados frente al computador de su casa y escuchando la voz unidireccional del profesor o de los profesores.

Este cambio espacial del aula de clase por un computador no es garantía de asegurar un aprendizaje efectivo en los estudiantes, por lo que este cambio de espacio educativo devino a un cambio de estrategia donde irrumpe el tiempo educativo.

La temporalidad como estrategia educativa permite que los aprendizajes no solamente sean sincrónicos o en tiempo real, sino también asincrónicos o en tiempo diferido; donde el tiempo de aprendizaje con la presencia del profesor sea combinado con el aprendizaje autónomo o estudio personal, o con aprendizajes prácticos.

Escenarios híbridos

Los nuevos escenarios familiares donde prima la hibridez entre el estudio, el trabajo y la tarea doméstica han generado un nuevo acercamiento entre sus miembros al acompañar el ritmo de aprendizaje de los hijos, de conocer lo que hacen los padres en el trabajo, o de fomentar cómo nos responsabilizamos de que nuestro espacio familiar se convierta en un espacio de convivencia armónica, reduciendo cierta sensación de encierro sin razón, o superando la sensación de abandono del hogar por pasar tanto tiempo fuera por el trabajo o las actividades cotidianas antes del confinamiento o la paralización absoluta por la emergencia.

Me atrevería a dilucidar una nueva comunidad educativa doméstica, donde el estudiante y los padres de familia interactúan con el docente y con la institución educativa en el seno de su hogar mediado con la tecnología y el acceso al Internet.

Hoy el modelo educativo vigente está en crisis con el surgimiento del contexto de emergencia sanitaria. Como consecuencia, se presenta la oportunidad de repensar y diseñar otro tipo de educación posible no solamente a través de pedagogías emergentes, sino de realizar una reflexión sobre los objetivos, los contenidos y el perfil de egreso que plantean los currículos vigentes en función de educar a un sujeto para una sociedad de alto rendimiento y productividad.

Un nuevo orden planetario

Esta emergencia sanitaria invita a pensar en un nuevo orden planetario donde se privilegie la vida misma en su relación armónica con la naturaleza, y nos interpele el porqué de una pobreza insultante y marginalidad radicalizada en una de las épocas de mayor productividad, opulencia y consumo de la humanidad.

¿Cómo podemos prepararnos para un nuevo futuro en la educación? ¿Cómo repensar que otra educación es posible? Estas preguntas nos invitan a pensar en un nuevo punto de partida para la educación y las nuevas relaciones e interacciones, como relacionalidades emergentes, entre los diferentes actores de la comunidad educativa mediada por la tecnología y las estrategias a la distancia, donde la educación se hibrida con el seno del hogar y cuando es tiempo para innovar y transformar la enseñanza y el aprendizaje.

Otra educación es posible cuando una educación remota empieza a articular varias estrategias desde la educación en línea, la educación a distancia, la educación en casa, la educación innovadora, la educación mediada con tecnología, entre otros.

Hay algunos educadores que auguran que la modalidad semipresencial o los estudios mixtos entre lo presencial y lo virtual (b-learning o blended learning en inglés), será el camino inmediato para que la educación retome estrategias de la modalidad presencial a largo plazo; o será la estrategia emergente para retornar a una educación presencial, aunque sea de manera parcial o temporal.


La versión original de este artículo aparece en el número 114 de la Revista Telos, de Fundación Telefónica.The Conversation


Jorge Balladares, Coordinador académico de la Unidad de Gestión de la Educación Virtual, Universidad Andina Simón Bolívar

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

El autor se pregunta: ¿Son los botellones multitudinarios, sin distancias ni mascarillas, actos inconscientemente temerarios propios de la juventud? ¿O, por el contrario, son comportamientos mezquinos fruto de saberse relativamente inmunes a la enfermedad?
En el texto, además, se muestra optimista: la utilidad evolutiva de la solidaridad es una de las mejores bazas jugadas por el Homo sapiens para luchar por su supervivencia.


Shutterstock / KeyStock 

A. Victoria de Andrés Fernández, Universidad de Málaga y Paul Palmqvist Barrena, Universidad de Málaga

Los drásticos cambios a los que asistimos durante el desarrollo de la pandemia de covid-19 están alterando de forma sustancial nuestras rutinas vitales. Se modifican nuestros comportamientos en todas sus manifestaciones, desde las más frívolas y prescindibles a las más trascendentes y relevantes, aquellas que más nos definen como seres humanos. Salvaguardar nuestra salud está teniendo un precio caro: nos están saturando de restricciones que, si bien son necesarias, perjudican gravemente a la afectividad y a todo lo relacionado con el mundo emocional.

La covid-19 nos emociona continuamente. Con frecuencia nos sobrevienen las lágrimas al contemplar el comportamiento de nuestros congéneres. Eso sí, de forma muy distinta, porque asistimos a dos tipos de actitudes completamente antagónicas.

Por una parte, están los comportamientos altruistas manifestados masiva y constantemente por profesionales sanitarios, profesores, militares o policías. Por otro, los abiertamente insolidarios y que rayan, en más de una ocasión, en la estupidez.
Como ante los primeros hay unanimidad a la hora de quitarse el sombrero y expresar sincero agradecimiento, analicemos despacio los segundos.

Botellones multitudinarios y otras transgresiones insolidarias

¿Son los botellones multitudinarios, sin distancias ni mascarillas, actos inconscientemente temerarios propios de la juventud? ¿O, por el contrario, son comportamientos mezquinos fruto de saberse relativamente inmunes a la enfermedad?

Si se trata de lo primero, tendremos que asumirlo como si fuera un acné de la conducta (algo un tanto repulsivo pero que se pasa con la edad). Si es lo segundo, estamos ante un comportamiento voluntariamente insolidario. No obstante, a la hora de reprobarlo habría que hacer un ejercicio comparativo y asumir que, de alguna manera y a su modo, los jóvenes ignoran a las poblaciones más vulnerables de forma dolorosamente paralela a cómo lo han hecho nuestras administraciones públicas.

El abandono sufrido por nuestros ancianos enfermos en las residencias, a quienes se les negó su derecho a traslados y cuidados hospitalarios, es un acto claramente insolidario, independientemente de colores políticos y otras patéticas excusas.

Además, y por si fuera poco, tras esta condena a su muerte física, se ha tenido la sangre fría de rematarlos con una muerte estadística. Quizás convenga mirar a nuestro entorno biológico y reflexionar acerca de cómo actúan otras especies sociales. En el yacimiento paleontológico de Orce (Granada) se encontró el cráneo de un perro salvaje en el que nunca germinaron ciertos dientes, entre ellos un canino superior. La jauría no permitió que la incapacidad de este animal fuese letal sino que, solidariamente, los capacitados le permitieron alimentarse de su botín de caza.

La solidaridad y la evolución humana

Somos muchos los que nos hemos escandalizado ante la despiadada marginación sufrida por nuestros mayores infectados por SARS-CoV-2. Pero no se trata aquí de manifestar nuestra opinión (que lo acabamos de hacer y de forma rotunda) sino de apostar por la utilidad evolutiva de la solidaridad, una de las mejores bazas jugadas por el Homo sapiens para luchar por su supervivencia.

En épocas más remotas de la humanidad, los ancianos eran considerados como población VIP (en muchas culturas orientales sigue siendo así). La fuente de sabiduría y cohesión social que suponen, los hacían merecedores de esfuerzos y cuidados especiales. Ello, muy posiblemente, fue la razón por la que hoy estamos en el mundo (tanto los solidarios como los egoístas).

La evidencia paleoantropológica más antigua de altruismo humano procede del yacimiento georgiano de Dmanisi y está datada hace 1,8 millones de años. Aquí se conservó el cráneo de un individuo que había perdido todos sus dientes bastantes años antes de morir. Dado que hablamos de mucho antes de que el descubrimiento del fuego permitiese la cocción de los alimentos, necesariamente otros miembros solidarios de su clan tuvieron que masticarle la comida para que la pudiese tragar.



Cráneo de un individuo de Homo erectus sin dientes exhumado en el yacimiento georgiano de Dmanisi, próximo a Tiflis. Representa la evidencia más antigua conocida en el registro fósil sobre un comportamiento altruista en el seno del linaje humano, ya que la pérdida de los dientes en este individuo, de edad avanzada y probablemente de sexo femenino, le imposibilitaría masticar alimentos duros como la carne o ciertos vegetales. Por ello, sus congéneres (quizás sus hijas) debieron procesarle oralmente el alimento, como se muestra en la reconstrucción realizada por el paleoilustrador Mauricio Antón.
Mauricio Antón, Author provided

¿Tienen los comportamientos solidarios una base genética?

Por otra parte, y teniendo en cuenta que altruismo y egoísmo son caras de una misma moneda, vale la pena recordar los experimentos genéticos que Belyaev inició en Novosibirsk (Siberia) en 1959. Intuyendo que la docilidad era un carácter heredable, reconstruyó en el laboratorio el largo proceso de domesticación animal realizado por los humanos del Neolítico. Efectuó entrecruzamientos selectivos con zorros grises, visones, nutrias y ratas, eligiendo como reproductores en la siguiente generación a los ejemplares menos agresivos de cada camada. Con las ratas fue aún más lejos, seleccionando en paralelo otra línea a partir de los ejemplares más agresivos.

Los resultados fueron espectaculares. Tras sesenta generaciones, las ratas mansas se comportaban como mascotas buscadoras de las caricias de sus cuidadores, mientras que las agresivas parecían enloquecer con solo verlos, lanzándose chillando con furia contra los barrotes de las jaulas. Este experimento mostró que los comportamientos solidarios y amigables versus los agresivos y violentos tenían, pues, una explicación genética.

¿Y qué pasa con los humanos? ¿La selección natural también ha suprimido nuestros comportamientos agresivos frente a los extraños? En Inglaterra se ha documentado una reducción gradual en la tasa de homicidios para los varones desde el 0,3 por mil a inicios del siglo XIII al 0,01 por mil a comienzos del XIX. Estos datos, incluso los de la Baja Edad Media, son muy inferiores al nivel de violencia personal observado en las sociedades modernas de cazadores-recolectores nómadas.

Sin ir más lejos, en el pueblo Aché de Paraguay se producen 15 asesinatos por cada mil hombres. Según Nicholas Wade, esto sugiere que la sedentarización de las poblaciones ha contribuido a transformar grupos sociales violentos e indisciplinados en núcleos solidarios y productivos, lo que necesariamente ha traído consigo la represión de los comportamientos agresivos.

La labor de la educación sobre los genes violentos

Identificar los genes implicados en los comportamientos solidarios/egoístas es complejo. Un posible candidato a “gen de la violencia” es el MAOA, localizado en el cromosoma sexual X. Codifica la enzima monoamina oxidasa A, que interviene en el metabolismo de ciertos neurotransmisores. El gen tiene dos variantes principales (alelos), la de baja y la de alta actividad. Hay autores que han asociado el alelo de baja actividad, que da como resultado una deficiencia de esta enzima, con las conductas antisociales en la adolescencia.

Ahora bien, una cosa es saber que hay genes implicados en determinar el comportamiento de los individuos y otra, muy distinta, es establecer qué interacciones muestran con otros genes y cuál es el papel que juega el ambiente modulando, en mayor o menor medida, su expresión. Afortunadamente para la humanidad, el ser o no violento no depende sólo de poseer uno u otro alelo.

Otro estudio mostró cómo este presunto “estigma de Caín” era ambientalmente modulable. Para ello se introdujo en el análisis un nueva variable: haber sufrido o no maltrato infantil.

Los resultados indicaron que, entre los varones que habían sido maltratados de niños, los portadores del alelo malo, eran más propensos a mostrar comportamientos antisociales que los que llevaban el alelo bueno. En cambio, entre los sujetos que tuvieron una infancia feliz no se encontraron diferencias significativas, lo que indica que la expresión del gen tiene un fuerte componente ambiental.

Podemos, pues, ser optimistas: la genética de los individuos supone una predisposición conductual que, aunque innegable, se puede “domesticar” ambientalmente. La respuesta ciudadana a la pandemia de la covid-19, mayoritariamente solidaria, invita a la esperanza. Y con los insolidarios, mucha educación y buenos ejemplos (especialmente por parte de nuestros políticos).The Conversation

A. Victoria de Andrés Fernández, Profesora Titular en el Departamento de Biología Animal, Universidad de Málaga y Paul Palmqvist Barrena, Catedrático de Paleontología, Universidad de Málaga

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.