La Cafetera de radiocable.com conversó con la Directora Regional de ONU Mujeres para América Latina y Caribe, María Noel Vaeza, que recordó que «sin multilateralismo no hay respeto a los derechos humanos» y defendió que la cooperación «va a salir fortalecida después tras el covid» (entrevista a partir del minuto 27:23).

-Uno de los efectos que estamos viendo más perversos del covid es que se ha puesto en entredicho la multilateralidad. Y hemos visto, incluso, a Donald Trump poniendo en cuestión organizaciones como la Organización Mundial de la Salud. ¿La multilateralidad está en riesgo? ¿Está en riesgo Naciones Unidas tal y como la conocemos?

Yo creo que no. Al contrario. Lo que se ha visto es que un ataque de un presidente lleva a la unión de varios otros. La contribución que se decidió parar por parte de los Estados Unidos ha sido compensada por muchos otros Estados, incluso por individuos.

Estamos viendo que el mundo está considerando a la multilateralidad como fundamental. Creemos firmemente que sin multilateralismo no hay normas internacionales estándares, ni respeto a los derechos humanos, hay un monitoreo de los derechos humanos.

La pandemia puede llevar también a autoritarismos. Por ende, con más razón necesitamos un sistema protector de Derechos Humanos. Y eso es Naciones Unidas, el mejor mecanismo que el mundo se ha dado para preservar la paz y monitorear los derechos humanos.

Creo firmemente que el multilateralismo va a estar más fortalecido después de la salida del covid, a pesar de voces individuales que pretenden que no sea así.

-Estamos observando la manera en la que la crisis afecta a los ciudadanos pero sospechamos que afecta de manera especial a la situación de la mujer. ¿No es así?

En las mujeres siempre impacta desproporcionadamente cualquier tipo de crisis, lamentablemente. En varios países se ha dado un aumento de la violencia contra la mujer en el confinamiento. La mujer está viviendo con su propio perpetuador y el perpetuador se siente más poderoso, porque hay mayor impunidad y los servicios esenciales, en algunos casos, no están disponibles. Y va a haber peor violencia todavía, porque hay incertidumbre económica.

Los gobiernos deben asegurar los servicios de atención y respuesta a la violencia contra la mujer. Y que se consideren servicios esenciales, como por ejemplo el servicio de salud, el centro de justicia, albergues, servicios de asesoría legal y servicios de salud sexual y psicosocial.

Otro de los elementos clave es el trabajo no remunerado. Ahora tenemos una oportunidad importante de que la mujer no se vea sobrecargada y que se pueda entender y valorar su trabajo no remunerado. Y, trabajar muy estrechamente con organizaciones feministas, organizaciones de mujeres de base y defensoras derechos humanos de las mujeres que están trabajando mucho en la prevención.

-Las condiciones del personal sanitario están en el debate público y político. Desde Naciones recordaban que las mujeres forman parte del 70% del personal sanitario a nivel mundial, y sólo ocupan el 30% de los cargos de liderazgo. ¿Qué lecciones debemos aprender de esta situación?

La brecha salarial de las mujeres en el sector sanitario es del de 28 %, mayor que la media, que es del 25%. Pero tenemos que traer este tema a colación y traer también este tema a un aumento salarial de esta población. Porque son las mujeres las que están aguantando la crisis y son las que van a tener el elemento transformador y la energía transformadora para salir de la crisis.

Considerando a la mujer que trabaja en el sector sanitario, sumado a las mujeres que cuidan. Porque el cuidado es un trabajo. Estamos llegando a un 90% de mujeres que están en la primera línea cuidando al paciente en el hogar, y cuidando también en los centros hospitalarios. Tenemos que revalorizar el cuidado y tenemos que revalorizar a las mujeres que trabajan en el sector sanitario. Es fundamental que la sociedad reconozca el aporte que están haciendo para atender la pandemia y para resolver la pandemia.

-Usted decía “no queremos una pandemia dentro de la otra”, refiriéndose a los retrocesos que pueden verse en los derechos de las mujeres. ¿Cuáles son las acciones urgentes que deben llevar a cabo los gobiernos?

Primero que nada, asegurar los servicios de atención y respuesta de inmediato a la violencia contra las mujeres. Y, obviamente, el matrimonio infantil, la mutilación genital, y el hecho de no tener acceso a planificación familiar. Debemos continuar insistiendo a los gobiernos que estos son servicios esenciales y, por lo tanto, deben ser financiados y deben ser atendidos en este emergencia.

Cuando volvamos a la nueva normalidad nos vamos a enfrentar con problemas que pensábamos que estábamos superando, como la mortalidad materna o la mortalidad infantil.

-Habla de los retrocesos a los que podemos llegar en esa nueva normalidad. ¿Cómo pronostica Naciones Unidas esa nueva normalidad para la mujer?

Se cumplen 25 años de la Conferencia de Beijing, y los avances no han sido tales. Solamente diez países en el mundo tienen una mujer presidenta o primera ministra, y son los países que mejor han llevado adelante las medidas para prevenir y responder al covid. El mundo tiene que mirar ese liderazgo femenino, ese liderazgo distinto. Se está demostrando que la mujer es distinta al hombre cuando llega el momento de liderar.

Además, no se puede salir de una crisis y una recesión como vamos a tener sin la participación económica de la mujer. Queremos que la mujer entre en la economía, y, para entrar en la economía, los Estados deben de invertir de manera esencial en sistemas de cuidado. Si la mujer no tiene un sistema de cuidado de calidad, para dejar a sus niños o adulto mayor no va a salir a trabajar, y va a continuar haciendo un trabajo no remunerado.

Y no nos olvidemos también de las mujeres migrantes, que son una fuerza laboral importante que debe de ser incluida para la recuperación económica.

-¿Cuál es el mensaje que mandaría a las mujeres y cuál es el papel que deben adoptar para después de esta pandemia?

Primero que nada, no están solas. Estamos tratando de generar esas inversiones y servicios de atención, particularmente, cuando están en peligro de violencia. No se olviden que la violencia empieza de manera psicológica y sigue hasta llegar a los feminicidios. Por ende, tienen que denunciar y buscar ayuda.

El segundo mensaje: nosotras, las mujeres, somos agentes de transformación. Somos agentes transformadores y tenemos la capacidad y energía para influir en los cambios. Así que, adelante con esos cambios y con esa energía transformadora que tenemos para que los gobiernos entiendan que no se puede salir ni de la pandemia sanitaria ni de la recesión económica sin nosotras. El mundo tiene que entender que son las mujeres las que pueden apoyar a que salgamos de esta situación.

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