«En Holanda existe un confinamiento inteligente, es decir la gente misma decide si sale a la calle. ¿Nunca han pensado en si este modelo podría funcionar aquí en España?». Esta es la pregunta que formuló Rop Zoutberg, corresponsal de la radio holandesa NOS al ministro de Sanidad en la rueda de prensa del pasado 3 de mayo. Y tanto su planteamiento como la respuesta de Salvador Illa asegurando que nadie «podía dar lecciones de ejemplaridad a los españoles» han dado lugar a un gran revuelo, polémica y reacciones encendidas.
Algunos sostienen que la pregunta fue arrogante y pretendía dejar en evidencia el comportamiento y la falta de responsabilidad de la sociedad española en comparación con la de los países del Norte de Europa. Pero en el debate suscitado también se apunta que la pregunta era perfectamente pertinente y buscaba profundizar en el problema de la desconfianza hacia los ciudadanos. Y asimismo hay voces que apuntan que Zoutberg ha podido también ser víctima de cierta «irritación» hacia todo lo holandés, por el enfrentamiento planteado en el seno de la UE entre el norte y el sur del continente sobre la respuesta conjunta a la crisis y la falta de solidaridad.
Algunos, como el periodista de RNE, Dani Baldo que la ha retuiteado, sostienen que la pregunta fue arrogante y pretendía en si misma dar una lección y dejar en evidencia el comportamiento y la falta de responsabilidad de la sociedad española en comparación con la de los países del Norte de Europa. Otros han señalado las palabras de Zoutberg como «prepotentes» o «supremacistas». Y en este sentido la reacción de Salvador Illa ha sido ampliamente resaltada o alabada por medios de comunicación, políticos, periodistas y ciudadanos que han celebrado que el ministro «defendiera» a los españoles, rechazara esas supuestas lecciones o muestras de superioridad y respondiera con tanta «claridad».
Pero también ha habido reacciones que han defendido la pregunta y la derivada sobre la que intenta poner el foco: ¿son las estrictas medidas decretadas con el estado de alarma en el fondo una muestra de desconfianza hacia los ciudadanos? Y otros corresponsales extranjeros en España han defendido, asimismo, la pregunta de Zoutberg.
Rop Zoutberg es un periodista holandés que lleva varias décadas residiendo en España, pero en dos etapas. En la primera fue corresponsal de la radio-televisión NOS durante 16 años, marchándose en 2012 a Italia. Entonces, en una entrevista en radiocable.com definió su estancia como «emocionante» destacando «nunca me he encontrado con la sensación de no ser bien recibido o rechazado».
Pero curiosamente ya entonces, en plena crisis económica, apuntaba: «En Holanda y en general el norte de Europa hay un cierta actitud de mirar hacia España como `el país en el que se están gastando el dinero de nuestros impuestos´. La división europea ya es un hecho. Y todas las historias que confirmen esta tesis de que aquí se malgasta el dinero o siempre se está de fiesta, se venden muy bien. Pero las de jóvenes que montan y sacan adelante su propia empresa, es imposible colocarlas porque rompen con esa idea de que en España solo se despilfarra.»
Ahora de vuelta en España, Zoutberg se ha visto envuelto en esta polémica por su pregunta a Illa y la respuesta encendida de éste. Aunque el propio corresponsal y algunos medios holandeses que se han hecho eco del incidente tienen la sensación que las cosas se han magnificado por una suerte de irritación exsitente en la actualidad en España hacia todo lo que tiene que ver con los Países Bajos y que tendría su origen en la posición de su gobierno en la UE negándose a los coronabonos para ayudar a los países del Sur más afectados por la pandemia y de «condicionar» cualquier muestra de solidaridad europea a implantar medidas de control del gasto.
En AD, una revista neerlandesa, se afirmaba incluso que Rop Zoutberg es el tercer holandés, después del ministro de finanzas Wopke Hoekstra y el primer ministro Mark Rutte que es «fuertemente atacado por los españoles» durante la crisis del coronavirus. El propio corresponsal ha asegurado: «Creo que la pregunta era extremadamente correcta, pero cuando el ministro la escuchó, debió pensar: esta es mi oportunidad, otro holandés que nos culpa de algo».